La república que nunca existió
Las previsiones son nefastas. Lo que sabemos de la ultima ocurrencia del desgobierno que aguantamos es un proyecto de ley de memoria democrática que tiene como objeto “el reconocimiento de los que padecieron persecución o violencia, por razones políticas, ideológicas, de conciencia o creencia religiosa, de orientación e identidad sexual, durante el período comprendido entre el golpe de Estado de 1936, la Guerra Civil y la Dictadura franquista hasta la promulgación de la Constitución Española de 1978”. Me juego unas yemas de santa Teresa y un benedictine a que entre los que padecieron persecución religiosa no estarán los católicos.

Estoy en la víspera de la fiesta de la Virgen del Buen Suceso, patrona de Braojos de la Sierra. Este año sin fiestas patronales e incluso sin poder venerar a la madre de Dios con esas formas y esos modos tradicionales heredados de nuestros mayores.
No es la primera vez que escribo de esto, pero es que es como la canción del verano: vuelve y vuelve y vuelve. No hace mucho, preguntado un eclesiástico por una iniciativa pastoral que se estaba presentando, respondió con un “es que algo hay que hacer”. Malo.