En dónde están los profetas
En los años setenta (y han pasado ya cuarenta y tantos años), salió al mercado un famosísimo disco entonces de Ricardo Cantalapiedra con el título de “El profeta”. En aquellos años no había reunión, encuentro, asamblea o convivencia donde no se cantaran algunas de sus canciones.
Pues ya ven, después de cuarenta años, ayer me dio por acordarme del susodicho disco y especialmente de una de sus canciones que llevaba por título “En dónde están los profetas” y que, entre otras cosas decía: “¿En dónde están los profetas, que en otros tiempos nos dieron las esperanzas y fuerzas para andar?” Eso digo yo.

Menos de dos meses para la fiesta de San José, y algunos feligreses me piden celebrarlo, especialmente este primer año, con contundencia, devoción, comunión y fraternidad.
Todo esta bien. No pasa nada. Nunca pasa nada. La sociedad que cambia, los medios que nos atacan, las televisiones que van a por nosotros. Pero todo esta bien, lo que pasa es que hay gente empeñada en sacar trapos sucios y revolver aguas tranquilas. 
No tenemos las ideas claras en absoluto. Me temo que ni los laicos, los curas, los obispos y hasta el santo padre. Al menos, la impresión que muchos tenemos es que no sabemos muy bien por dónde tirar. Por otra parte, no vamos a estarnos quietos cuando las cosas, seamos claros, no van del todo bien. El número de católicos no aumenta, y si lo hace es solo por los movimientos naturales de población, y nos encontramos con el espeluznante dato de que, en Hispanoamérica, por ejemplo, el porcentaje de católicos baja de manera escalofriante. En Panamá, por ejemplo, apenas llegamos al 60 %. Otras naciones ya bajaron el listón del 50 % hasta llegar al apenas 37 % de Honduras.