No me da la gana de asumir los consensos científicos
Yo no sé si somos memos, snobs, bobos o simplemente gilipichis, aunque en el pueblo lo dicen de forma más rotunda. Pero es que de verdad hay que ser algo de eso o todo a la vez para sacarse de la manga unos pomposamente llamados mandamientos ecológicos dentro de una cosa denominada “Decálogo verde”, que es una campaña promovida por asociaciones católicas como Cáritas, CEDIS, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES (Red de Entidades para el Desarrollo Solidario).
No voy a entrar en la oportunidad o inoportunidad del asunto, o en si Cáritas tiene como uno de sus objetivos prioritarios dedicarse al Decálogo Verde. Pero al menos, y en caso de que eso del decálogo sandía –verde por fuera, rojo por dentro- fuera imprescindible, que sea algo al menos medio creíble.

Acaba de llegarme, como cada día, el
Es la palabra de moda. Periferias. Al lado podemos colocar otras: iglesia en salida, iglesia samaritana, iglesia hospital de campaña. Y volvemos a lo de las periferias: salir a, trabajar en, opción por, vivir en. Periferias.
Me sorprende con qué facilidad los curas y la gente de iglesia en general soltamos supuestas verdades económicas. No es extraño llegar a una reunión de sacerdotes, de Cáritas, de voluntariado y empezar a escuchar cosas como que el capitalismo es perverso, a la vez que se silencia lo evidente del comunismo, la maldad de los bancos, la burbuja inmobiliaria, reivindicación de la dación en pago, no a los desahucios, viva el 0,7 y apoyamos la condonación de la deuda externa. Por supuesto, a nada que te animes, que se suban los impuestos a los ricos mientras se añaden y añaden ventajas sociales a los débiles. Ah, perdón, y que se derriben las fronteras, que se me olvidaba.
Números cantan y además con una tenacidad insultante. Aporto dos datos. En el año 2015 se produjeron en España 420.290 nacimientos. Los bautizos fueron 231.254. Es decir, que, en España, hoy por hoy, los niños que se bautizan son poquito más de la mitad de los nacidos. Si hablamos de bodas, y ya hay pocas, las bodas por la iglesia apenas llegan a un 22 % del total, con el triste record de haber caído prácticamente 50 puntos desde el año 2000.





