Cáritas y los demás: no me da la gana de montar en bicicleta
Llevo tiempo diciendo que se nos ha ido la olla. Espero que sea solo eso. Pero es que ves y lees unas cosas que no sabes si reír, llorar, patalear o directamente cachondearte.
Hace tiempo que escribí sobre una cosa llamada “Decálogo verde” que nos ofrecen en el summum de la imaginación, una serie de organizaciones católicas como Cáritas, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y Redes para el desarrollo solidario, que a su vez abarca cincuenta organizaciones de la Iglesia. Ya saben que a un servidor, eso de que organizaciones confesionalmente católicas hablen de todo menos de Jesucristo, no le gusta. Rarezas mías.
El mundo, el cambio climático, la ecología, el cuidado del planeta… Eso es viejo con ganas. Y yo humildemente creo que una organización católica está para hablar de eso desde la Palabra de Dios y siempre considerándolo un medio más de anuncio del evangelio.

Y cada vez más. Pues si los “jefes” nos explican que Dios, que Cristo no nos hacen falta, que la doctrina de la Iglesia es del todo irrelevante, ya podemos dedicarnos a otra cosa y lo que tiene que hacer nuestra gente es olvidarse de cosas caducas como el pecado, la conversión, la oración o la gracia para apuntarnos a cualquier ONG laica y reducir el mensaje de salvación a puro altruismo y el cielo a un paraiso en la tierra ¿de qué me sonará a mí esto?
Quizá es que en la medida que uno va cumpliendo sus años las cosas se terminan haciendo cada vez más simples. O que uno se va haciendo cómodo, que también pudiera ser. Pasaron, a mí se me pasaron, los años en que todo el objetivo de la parroquia era hacer cosas, muchas cosas, mil actividades, cien grupos, movimiento, todo el día estresados, todo el día a carreras. Ya saben lo que es eso: de la catequesis a los scouts, de los jóvenes al grupo de manualidades, de la vida ascendente al grupo de liturgia, de la revista al reparto de alimentos, del teatro al ensayo, del ensayo a la misa.
Está siendo noticia estos días la persecución contra D. Claudio Ballester por una homilía de hace algunas fechas. Para nada voy a meterme en el contenido de la misma, pero sí necesito reflexionar sobre algo que tenemos ya sobre la mesa. Se trata de qué hacer cuando se produce un conflicto abierto entre la doctrina de la Iglesia y la ley civil.