Este es nuestro sistema para que no nos roben la custodia con el Santísimo
Ya pueden imaginarse que la principal preocupación a la hora de abrir la capilla de adoración perpetua de la parroquia fue la de garantizar que no se produjese una profanación de la Eucaristía.
La primera idea fue la de preparar una urna súper blindada y colocar dentro de ella la custodia con el Santísimo Sacramento. Pero esta idea nos la desaconsejó el P. Justo Lofeudo, promotor de cientos de capillas de adoración perpetua por todo el mundo. Su idea es que el Santísimo no debe estar “secuestrado” en una urna, sino lo más cercano posible a los fieles.
Visto esto, he de decir que lo que más nos preocupa no son los ladrones profesionales, porque si a la capilla llega alguien con herramientas, una radial y dos pistolas no es que se lleve al Santísimo, se lleva la custodia, el Santísimo, a los adoradores y hasta al señor cura párroco. Más nos quitan el sueño los descuideros, esa gente que te llega a la capilla, agarra la custodia y sale corriendo por las buenas.

Demasiado silencio, dice los fieles. O al menos eso me hacen llegar. Cada día nos desayunamos, comemos, merendamos y cenamos, amén de algún aperitivo, con nuevas noticias de ofensas a los católicos y faltas de respeto por lo más santo. Lo malo, como en tantas otras cosas, es que nos acostumbramos a que esto sea lo normal.
Uno nunca sabe si está ante un texto consensuado y con un implícito visto bueno, un globo sonda, una imprudencia o un gol por toda la escuadra, porque las cosas en esta Santa Iglesia Católica parece que cuesta trabajo se sepan con claridad.
Dios es Padre. Mejor, padre – madre, fecundidad, amor enternecido, misericordia, cercanía y compasión. Año jubilar para empaparnos de una nueva sensación en la gratuidad del abrazo definitivo que nos llega de lo alto.
Hace años imprescindibles, después más cuestionadas, el caso es que parece que vuelven a tomar auge las procesiones. El hecho es que constituyen y han constituido una forma de expresar una devoción y un sentimiento muy arraigada en el pueblo cristiano. En cada sitio con su peculiaridad, en cada lugar a su modo, lo cierto es que es un medio muy especial de mover al pueblo de Dios, de manera especial en la semana santa.