Así destruye el aborto la salud mental de las mujeres

Cuando se habla de la cuestión del aborto hay mucha gente que trata de refugiarse en el hecho, a su juicio, de que un aborto es una operación como lo puede ser otra cualquiera. De esta forma, y al ver al feto no como un ser humano en sus primeras fases de vida sino como una parte más de la mujer, llegan a comparar la práctica del aborto con una operación para quitarse un quiste, entre otros ejemplos. Más allá de que comparar un aborto con cualquier otra operación (como un cáncer, un tumor, etc.) resulta de mal gusto, la realidad es que no es ni remotamente algo parecido.
De acuerdo con un reciente estudio realizado en Canadá, llamado «Aborto inducido y sus implicaciones para la salud mental a largo plazo: un estudio de cohorte de 1,2 millones de embarazos», se ha descubierto que las mujeres que llevaron a cabo abortos voluntarios tuvieron más probabilidades en el largo plazo de sufrir trastornos como ansiedad, estrés, depresión o consumo de drogas en comparación con aquellas mujeres que sí que dieron a luz.
Para este estudio se tuvieron en cuenta 28.721 abortos inducidos y 1.228.807 nacimientos en hospitales de Quebec (Canadá) entre abril de 2006 y marzo de 2022, donde hicieron un seguimiento de las pacientes hasta 17 años después del final de su embarazo para identificar hospitalizaciones relacionadas con problemas de salud mental. Se comparó el aborto inducido con aquellas madres que dieron a luz, y el resultado fue una mayor hospitalización por trastorno psiquiátrico, trastorno por consumo de sustancias e intento de suicidio a lo largo del tiempo.
En general, las tasas de hospitalización relacionada con la salud mental fueron más altas para las mujeres que abortaron que para las que dieron a luz (104.0 frente a 42.0 por cada 10.000 mujeres-año). No obstante, también las mujeres que abortaron se enfrentaron en el medio-largo plazo a otros obstáculos, a continuación, los nombramos.
El aborto se relacionó con un mayor riesgo de hospitalización (en comparación con las mujeres que no abortaron) por:
- Trastornos psiquiátricos: Con un riesgo 1,81 veces mayor (o un 81% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por uso de sustancias: Con un riesgo 2,57 veces mayor (o un 157% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Intentos de suicidio: Con un riesgo 2,16 veces mayor (o un 116% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos de la alimentación: Con un riesgo 2,25 veces mayor (o un 125% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por consumo de alucinógenos: Con un riesgo 5,15 veces mayor (o un 415% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por consumo de cocaína: Con un riesgo 3,46 veces mayor (o un 246% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por consumo de alcohol: Con un riesgo 2,49 veces mayor (o un 149% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por psicosis: Con un riesgo 2,06 veces mayor (o un 106% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por depresión: Con un riesgo 1,64 veces mayor (o un 64% mayor) para las mujeres que abortaron.
- Trastornos por ansiedad y estrés: Con un riesgo 1,81 veces mayor (o un 81% mayor) para las mujeres que abortaron.
En la siguiente tabla lo podremos ver de forma más clara:

El riesgo por hospitalización por salud mental fue mayor dentro de los primeros cinco años del aborto, particularmente para trastornos por uso de sustancias e intentos de suicidio. Después de cinco años, las pacientes con abortos tuvieron un riesgo un 74% mayor de hospitalización por problemas de salud mental en comparación con las mujeres que dieron a luz.
No obstante, este riesgo disminuyó con el tiempo, y al final del seguimiento el aborto ya no estaba asociado con la hospitalización por salud mental, siendo el riesgo sólo un 4% mayor para las mujeres que abortaron. Aunque el riesgo de trastornos por uso de sustancias permaneció elevado hasta el final del seguimiento con un riesgo un 37% mayor para las mujeres que abortaron.
Así pues, y después de ver los efectos que tiene sobre la salud mental de una mujer el hecho de provocarse un aborto, carece de sentido el comparar una vida humana con cualquier órgano o virus que se puede extraer del cuerpo humano. Si el riesgo de sufrir tantos trastornos para una mujer que aborta es tan alto en comparación con la que no lo hace es por una razón muy sencilla; y es que al abortar se está acabando con una vida humana y, para más inri, tratándose de un vínculo madre-hijo.
Todas aquellas personas que animan a las mujeres a que aborten bajo el lema de «mi cuerpo, mi decisión» o en base a una falsa idea de libertad, rara vez les cuentan a estas mujeres todo aquel sufrimiento por el que pasarán ni tampoco estarán ahí para socorrerlas cuando lo estén sufriendo. Sin embargo, los católicos debemos dar ejemplo y acoger a todas aquellas mujeres que han abortado y que están arrepentidas de lo que han hecho. Tal y como dice la frase atribuida a Oscar Wilde: «Todo santo tiene un pasado, y todo pecador tiene un futuro».
Miguel Puga
2 comentarios
Por otro lado, sería bueno hacer una investigación sobre las vidas de quienes promueven el aborto (o el asesinato de niños), porque conociendo los rigores de Dios, no deben tener una vida tranquila, tener un sueño tranquilo, y en fin, cuántos se han arrepentido y se han convertido hacía Jesús.
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