María G.: “Al dejar los sacramentos te enfrías pronto y el enemigo viene a por ti al verte desprotegido”

María G., madre de familia argentina y profesional del sector turístico, relata su testimonio de conversión en Ibiza, ciudad en la que se había alejado de la fe. Un día en el que sentía que todo iba mal, recordó cómo se sentía feliz cuando tenía mucho menos pero iba a Misa y rezaba. Entonces buscó un rosario que le habían regalado y lo tenía guardado y empezó a rezarlo. A partir de ese momento nuestra queridísima madre María, le fue llevando poco a poco a Jesús, a reconocer sus pecados y a una profunda conversión.
¿Cómo se fue enfriando en la fe al llegar a Ibiza?
Yo vengo de una familia católica. En aquel entonces me vine a España para trabajar para un Tour Operador muy importante como guía de receptivo y me encontré al principio mucho trabajo y poco espacio para mi vida personal y también un entorno de fiesta alejado de la fe cristiana. Me introduje completamente en ese mundo y poco a poco fuí olvidando mis valores cristianos.
¿Por qué empezó a dejar de ir a Misa los domingos?
Debido al trabajo, el domingo era el día en que teníamos más salidas y llegadas y me pasaba el día entre el aeropuerto y los hoteles, con lo cual dejé de ir a Misa.
¿Por qué su trabajo como guía turística no le ayudaba?
El trabajo de guía era un chollo, teníamos un sueldo que no tocábamos y prácticamente casi todo pagado. Eso sí, se trabajaba mucho, pero los ratos libres siempre estábamos de fiesta, invitados a una cena, un espectáculo o con entrada libre a las discotecas. Organizaban fiestas para los guías, nos tenían contentos porque llevábamos mucha gente. Todo parecía ir rodando pero lo que no se ve es el vacío que te produce vivir en un mundo falso, de sola diversión, de amigos solo para ir de fiesta, donde la parte espiritual está abandonada o donde puedes caer fácilmente en la new age.
¿Cómo el ambiente mundano que frecuentaba le fue secando por completo?
Cuando te alejas de los sacramentos, de la misa y de la oración, te enfrías pronto y prepárate, que el enemigo del alma, no espera otra cosa e irá a por ti. Y para él será fácil embaucarte porque vas desprotegido, sin Padre ni Madre. Primero se te insinúa con sutileza y poco a poco te lleva al error y la desesperación.
¿Cómo experimentó el profundo vacío de las cosas del mundo?
Yo cambié de trabajo y ya tenía una vida más normal, mientras mi marido seguía trabajando de guía. Ese fué el momento de inflexión porque desde que nos conocimos, nunca nos habíamos separado y en cambio, empezamos a alejarnos el uno del otro y supe que si seguíamos así acabaríamos mal. Fue un momento de mucho dolor y desesperación.
¿Cómo el rezo del Rosario le ayudó a salir de ese estado?
Un día en el que sentía que todo iba mal, recordé cómo me sentía feliz cuando tenía mucho menos pero iba a Misa y rezaba. Entonces busqué un rosario que me habían regalado y lo tenía guardado y empecé a rezarlo. A partir de ese momento nuestra queridísima madre María, me fue llevando poco a poco a Jesús, a reconocer mis pecados y a una profunda conversión.
Y es curioso que si antes iba a Misa los domingos, empezó a ir todos los días.
Si, descubrí nuevamente el valor de la Santa Misa. Los católicos muchas veces no nos damos cuenta del regalo tan grande que es tener a Jesús Sacramentado realmente presente en la Eucaristía. Es un Dios vivo. Si nos diéramos cuenta, no dejaríamos de ir a Misa ni un solo día y de agradecerle fervientemente por su ofrecimiento.
¿Cómo le ayudó leer vidas de santos?
A raíz de mi conversión, comencé a buscar cualquier cosa que me hablara de Dios, y por eso empecé a leer libros de santos. Me pareció muy loco descubrir que estas personas, que son como cualquiera de nosotros, tuvieron experiencias similares del Amor de Dios a lo largo de los siglos y esa fe ardiente que es don del Espíritu Santo.
Jesús es el mismo que nos llama a todos por igual y a cada uno según su condición a lo largo de la historia. Leer la vida de santos me ha ayudado mucho para conocer más a Dios y como Él actúa. Ellos existieron realmente, no es ningún cuento chino. Además si ellos pudieron, nosotros también podemos santificarnos y cumplir con el primer mandamiento y con todos los demás.
Y, ¿Cómo le ayudaron las personas que puso Dios en su camino?
Tuve suerte de ir encontrando personas que me ayudaron a regresar a los sacramentos y a tener una vida de oración. Estas personas me ayudaron a mejorar como cristiana. Fue muy importante participar en retiros pero sobre todo la formación, porque me di cuenta que los católicos somos muy ignorantes en cosas de la fe. Tenemos muchas armas para llegar al Cielo, pero no las utilizamos. Los protestantes y las otras religiones no tienen todas las gracias que Dios nos ofrece a través del bautismo, la Misa, la comunión, la confesión y la intercesión de Nuestra Madre, los Santos, los ángeles, las almas del purgatorio y las oraciones de intercesión que cada día se ofrecen en el mundo.
¿Por qué vuelve a ser feliz al regresar a la vida de piedad?
Porque no hay otro camino posible para ser feliz. La felicidad consiste en tener esperanza, y no hay esperanza sin fe. Jesús dijo que quien beba del agua viva que Él da, no tendrá sed jamás. Los católicos no podemos estar tristes, a pesar de las dificultades de la vida. Es más, los sufrimientos y dificultades las tenemos que utilizar a nuestro favor. Son nuestras tarjetas de presentación para el Cielo.
¿Qué medios pone para no volver a enfriarse en la vida espiritual?
La conversión nunca es definitiva, sino continua, un camino que se hace al andar. Mis pilares para no volver atrás son la oración diaria, el rezo del rosario diario sobre todo en familia, la confesión, la Misa diaria y la adoración eucarística. También leo escritos de místicos y sobre todo los evangelios. Parece mucho pero no lo es, porque cuando amas a alguien, no puedes dejar de pensar en Él.
Por Javier Navascués
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