Fernández Riquelme analiza Pandemia posmoderna, tema que aborda a través de la ciencia histórica

Sergio Fernández Riquelme, profesor de Universidad, es historiador y doctor en sociología es autor de más de treinta libros y más de cien artículos científicos y divulgativos. Colaborador en diferentes medios de comunicación nacionales e internacionales, también es director de La Razón histórica. Revista hispanoaméricana de Historia de las Ideas.En esta entrevista analiza su libro analiza su libro Pandemia posmoderna.

¿Por qué decidió escribir un libro titulado Pandemia posmoderna?

Porque es la crisis de la generación educada en la Posmodernidad. Cómo se vive y cómo se afronta esta Pandemia responde al conjunto de valores de la sociedad en la que vivimos actualmente. Mientras otras crisis anteriores, mucho más duras cualitativa y cuantitativamente, fueron en su mayoría una oportunidad para mejorar como comunidad, aprendiendo la lección, ésta creo que está siendo la oportunidad para una plutocracia que aumenta su poder a costa de ciertos derechos ciudadanos, controlando la lección. Así se explican los miedos, depresiones y sumisiones de buena parte de la que se llama como “generación de cristal” posmoderna. Educada en el bienestar supuestamente sin límites y la libertad consumista sin frenos, de repente se ha dado cuenta de lo dura que siempre puede ser la vida, pero no se ha dado cuenta de todo lo que está perdiendo por el camino.

¿Llamarla Plan demia es algo más profundo que un simple juego de palabras?

Cada vez más autores hablan de “Plan-demia”. Y pueden tener razón. “Por sus hechos los conoceréis” nos enseña el evangelio. Porque más allá del discurso oficial sobre la “salud pública”, estamos viendo que, ante gobiernos desbordados ante la enfermedad, improvisando y restringiendo a diestro y siniestro, grandes empresas se llenan los bolsillos, grandes instituciones imponen su agenda, y grandes poderes dictan lo que pensar. Los ciudadanos aún no saben las causas ciertas y las consecuencias a medio y largo plazo de la Pandemia, pero curiosamente la plutocracia internacional se adapta perfectamente al escenario antes que nadie.

Mucho se ha escrito sobre la crisis del coronavirus en España, ¿Qué matices específicos aporta su libro de nuevo?

Aporta una visión “histórica”. Frente a fotos fijas, necesarias pero parciales, desde el periodismo o la opinión, en este libro realizo un recorrido diacrónico sobre dos años de la Pandemia con sus hechos, datos y polémicas, a modo de crónica de esa “sociedad posmoderna” donde impacta. Y se hace usando a los clásicos de la “ciencia histórica”, como guía para entender lo que ocurrió en otras crisis, lo que sucede en esta, y lo que siempre pasará cuando el hombre no atiende a las “primeras verdades” de la Tradición.

Además de las pérdidas humanas y económicas, ¿Cuál ha sido el mayor perjuicio que ha ocasionado la pandemia?

En mi opinión, la pérdida de valores comunitarios. Las cifras nos hablan de infectados y fallecidos, de desempleados y de descartados. Y son datos muy duros. Pero creo que la consecuencia más grave es el desprecio creciente a los valores sociales que nos hacen más humanos y más solidarios. Decían que saldríamos más fuertes y más juntos, pero observo mayor individualismo, consumismo y egoísmo, azuzado parece por esos poderes que ya no nos gobiernan en la sombra. Las familias se rompen más o se hacen más pequeñas, sindicatos y gremios son irrelevantes, vemos cada día “colas del hambre” de personas anónimas y abandonas, las naciones pierden soberanía, el mundo rural se despuebla, las ciudades se dividen cada vez más… y solo crecen comunidades virtuales de moda. Grupos posmodernos que uno puede abandonar a golpe de click, donde la gente generalmente no se conoce en persona, y que solo responden a tendencias comerciales perfectamente creadas. Y que apuntan, dicen, a generar más gente sola y depresiva.

Usted relaciona la vacunación con el fin oficial de la crisis, pero es un incógnita si van a imponer una vacunación cada año…

Oficialmente nos vendieron que con la vacunación nos salvaríamos todos y la Pandemia llegaría a su fin. Pero esto no ha ocurrido, como es obvio. Este era el relato necesario de nuestros gobernantes y sus medios afines (la inmensa mayoría), no la realidad científica ni ciudadana. Esta historia oficial acababa, pero comenzaba otra crónica de como la crisis no era una simple enfermedad, sino posiblemente algo más que afectaba a todo el hombre y a todos los hombres, que iba a durar más tiempo de lo creído y pensado, y que transformaría decisivamente nuestras vidas para bien o para mal.

Además no se saben los efectos secundarios que pueden generar las vacunas…

No se sabe mucho de las vacunas llamadas genéticas, pese al discurso oficial. Como todo producto farmacéutico diseñado en tiempo récord y con patrones no habituales para este tipo de soluciones, veremos tarde o temprano si tienen consecuencias negativas o efectos adversos, o como nos han prometido, son inocuas para nuestra salud en el futuro más cercano. Tiempo al tiempo.

Lo que está claro es que como experimento de control social ha salido perfecto.

Obviamente. En tiempos de crisis, siempre ha habido movilización social, control público y restricción legal. Pero hablábamos de guerras, insurrecciones, golpes de estado, desastres naturales. Desde hace cien años no se hablaba de Pandemias de tal impacto, y ahora en sociedades supuestamente democráticas se han impuesto controles y censuras (en nombre de la ciencia, de la salud pública, de la verdad) que superan ciertos limites del Estado de derecho o del sentido común (como han reconocido diferentes Tribunales) y de los que se están aprovechando los citados poderes plutocráticos del denominado “capitalismo inclusivo”, con el beneplácito o colaboración de una Nueva Izquierda (llamada “caviar” en muchos aspectos) y una Nueva Derecha (que asume buena parte del discurso socialdemócrata). El gran ejemplo lo tenemos en la omnipresente Agenda 2030, aceptada por los unos y los otros sin la más mínima crítica.

¿En qué sentidos principales se está produciendo un cambio de paradigma?

Hay cambio de paradigma en dos sentidos: el que se impone desde la plutocracia y el que resiste desde la duda, el debate, la crítica y la libertad (esa libertad tan imprescindible, que incluso nos permite decir tonterías o equivocarnos). Es decir, el globalismo impone su “verdad” ante la Pandemia y las transformaciones sociales, políticas y culturales que acelera desde ella. Y lo hace desde la tribuna del Parlamento o desde las plataformas digitales tan de moda. Pero, por sorpresa en esta sociedad posmoderna (especialmente “uniforme” en Occidente), surgen diferentes personas, grupos, medios e iniciativas que cuestionan dicha “verdad”, con mayor o menor éxito, con mayor o menor difusión, planteando en público los miedos, hartazgos, opiniones, cabreos, preguntas o reivindicaciones de mucha gente que se da cuenta de que la Pandemia puede ser algo más que nos cuentan, que rechaza el consenso de “lo políticamente correcto”, y que defiende su visión de la vida contra viento y marea. Dos paradigmas y dos posiciones, muy diversas y a veces contradictorias, que recorren el mundo entero.

Por Javier Navascués

7 comentarios

  
Miguel desde Roma
Muy buena entrevista. cada vez màs gente que abre los ojos ante tanta manipulaciòn.
28/01/22 12:19 PM
  
Ignacio
Llamar a la pandemia Plan-demia es una falta de
respeto y empatía a las víctimas de monumento
histórico nacional.
La Tradición de la Iglesia la siguen todos los católicos que lo sean de verdad,otra cosa es la Misa
Tradicional que es bella,no hay que confundir
Las vacunas han parado las muertes,que les parece
poco,bueno es una opinión,ningún científico ha dicho que la vacuna acabe con e virus,otra cosa son
periodistas y políticos.
Las vacunas ARNm son un gran avance científico
ningún científico lo pone en duda,va salir una vacuna
para el VIH y más que va a venir,hasta ahora efectos
secundarios científicamente probados compatibles
con la medicina actual,los católicos buscamos la verdad no la manipulamos a eso se dedica el
marxismo cultural
100.000abortos/año antes de la pandemia
100.000abortos/año en pandemia
100.000abortos/ año o más después pan..
Lo mismo para tema llgtbi,ecologismo,para mí
cómo católico los problemas siguen igual o parecido
Que un católico sea antivacunas poca catequesis
hace alejándose de la realidad científica y dejando
al pueblo abandonado,por favor digan que rezan por los vacunados,digo yo que serán hijos de Dios,el ridículo que ha hecho es inmenso parecen una secta
new age,es posible que el diablo les halla tendido
una trampa,digo yo,si no no me lo explicó,ustedes se han puesto todo tipo de medicamentos sin rechistar
cuántos han llevado a sus hijas a poner la vacuna
del virus del papiloma humano con 13años para que
puedan tener relaciones seguras,señores hoy
Santo Tomás Sabiduría y Prudencia,el enemigo
es astuto y cinico,pido la intervención del P.Iraburu
en este tema, Jesús dijo dad al cesar lo que del
cesar,de quién son las vacunas del cesar del anticristo,ya y si son de Dios que,hay que discernir
es pronto para opinar esperemos acontecimientos
Perdón si he ofendido a alguien ,a día de hoy es lo
que pienso.
28/01/22 4:20 PM
  
África Marteache
Ya estábamos todos mansos antes de la pandemia pero con ella nos han obligado a beber hasta las heces y ya no hay más remedio que plantarse y preguntar ¿qué es esto?. Es que al tonto del pueblo no se le puede ir con un pasito adelante, María, un pasito p´atrás todo el tiempo sin que el tonto se canse. Y ya los tontos nos hemos cansado.
Nos vacunamos por si acaso y con "cosita" por si sabían lo que hacían, aunque sospechábamos que no, y resulta que nos quedamos cortos.
Ahora la OMS dice que para marzo ya no habrá pandemia y no habrá pandemia porque le habrán cambiado el nombre como al maníaco depresivo se lo cambiaron por bipolar. Y, de repente, después de dos años, ves dónde está el truco: en las palabras.
Todo es un juego de palabras: ponte la mascarilla, ahora en todos los lugares, ahora dentro, ahora fuera, ahora quítate la mascarilla porque esto se llama de otro modo (no me acuerdo del nombre pero ya lo repetirán). Ahora acabamos con el bicho, ahora no acabamos con el bicho pero el bicho se amansa solito, ahora esto va a ser una gripe estacional, ahora se queda, ahora se va, ahora se encoge, ahora se expande, ahora...
Y la familia: que no vayas a misa que la iglesia es un lugar cerrado, la responsabilidad es tuya, mira que en los restaurantes están pidiendo el pasaporte de vacunación, pero en este restaurante no lo piden y en el de al lado sí.
Y los medios: Que da igual lo que hagas porque el ómicron se propaga sin saber cómo.
Y mi sobrina: que no te beso tía, que no me acerco más que a metro y medio de distancia y que no voy a comer a tu casa no vaya a ser que te contagie, que nunca se sabe.
Y todos con la cabeza dando vueltas como la niña del exorcista.
Mal la "ciencia", mal la Iglesia, mal la prensa, requetemal el gobierno y tonto el último.
28/01/22 5:09 PM
  
África Marteache
Aquí apareció el último, es que los hay que no tienen remedio. Pues claro que ha habido pandemia, lo que no ha habido es forma de combatirla y nos han dicho que sí. Para eso mejor lo que hicieron en la gripe del 1918, se murieron los que se murieron y los demás siguieron viviendo ahorrándose la histeria que a ningún lado conduce.
Se han salvado muchas vidas con las vacunas ¿quién lo dice? el mismo que dentro de dos meses va a dar por terminada la pandemia aunque se sigan muriendo.
28/01/22 5:14 PM
  
Miriam de Argentina
Porque "la mentira tiene patas cortas"
Porque "el diablo hace la olla pero no la tapa"
Porque "no hay nada oculto que no deba salir a luz"
Porque "cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía"
Cuando los que estaban locamente "preocupados por cuidarnos" del bicho eran (y son) las farmaceuticas, gobiernos y élites globales (económicas y financieras) que descaradamente promocionan y lucran con el asesinato de niños y ancianos, con la destrucción de la familia y la propiedad, manipulando las masas a través de los medios de propaganda. A los que no le confiaríamos ni nuestra billetera...era de sospechar...
Pero el miedo embota el raciocinio...y así nos va...
28/01/22 6:46 PM
  
África Marteache
Esto, que debería ser un problema sanitario, es un problema político como lo fue la gripe de 1918. Aquella gripe comenzó en un campamento militar de EE.UU antes de terminar la Gran Guerra, y con la mortalidad que ésta provocó ni los gobiernos implicados en la guerra ni la prensa de esos países se iban a poner a hablar de que había una pandemia. Héteme aquí que España, que no había participado en la guerra y, por lo tanto, no estaba afectada por la mortandad bélica se pone a hablar de la gripe hasta que los demás países se dan por enterados. ¿Y cómo la llaman? Gripe Española ¡olé!.
En 2019 aparece este virus en Wuhan (China) y de allí se expande con gran alharaca de los medios. ¿Y cómo le llaman? ¿La Gripe China? ¿El Virus Chino? No, porque los chinos se van a enfadar y vamos a globalizar el término para no cabrear a nadie, lo llamaremos COVID, que es neutro.
A la Gripe de 1918, vírica también, y algún nombre tendría el virus que la provocó, no se le dio cancha y pasó sin pena ni gloria y sin asustar porque entonces no convenían los sustos. Por lo visto ahora si convienen, hasta marzo de 2022 en el que parece que la OMS le va a otorgar otro estatus más light, que ya no incluye la terrible palabra pandemia, no sabemos por qué. Seguramente porque ya se ha conseguido lo que se quería y ahora hay que variar de táctica. En cuanto pase eso los muertos descenderán como por arte de magia y solo se enterarán sus deudos como pasó en la otra de 1918.
¿Que hemos avanzado mucho? ¡Y un cuerno!
28/01/22 10:22 PM
  
Santiago
"Pero, por sorpresa en esta sociedad posmoderna (especialmente “uniforme” en Occidente), surgen diferentes personas, grupos, medios e iniciativas que cuestionan dicha “verdad”, con mayor o menor éxito, con mayor o menor difusión, planteando en público los miedos, hartazgos, opiniones, cabreos, preguntas o reivindicaciones de mucha gente que se da cuenta de que la Pandemia puede ser algo más que nos cuentan, que rechaza el consenso de “lo políticamente correcto”"...

Sí pero para eso cuentan con la policia del pensamiento que ejecuta la identificación, persecución, desacreditación, censura y castigo (desprecio social, multas económicas o encarcelamiento) a los disidentes
28/01/22 10:48 PM

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