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16.03.22

La historiadora María Lara Martínez reflexiona sobre su libro Historia de las Guerras de Religión

María Lara Martínez es historiadora y escritora. Doctora Europea por la Universidad de Castilla-La Mancha, y licenciada en Historia por la Universidad de Alcalá, está en posesión del Primer Premio Nacional del Fin de Carrera (Gobierno de España), del Premio Extraordinario y del Premio Uno de la UAH. Es profesora universitaria de Historia Moderna y Antropología. Jurado del Premio Nacional de las Letras Españolas (2012) del MECD, ha desarrollado estancias como Associate y Fellow en Harvard University, así como ha sido Profesora Erasmus Plus y Visitante en Bulgaria, Francia, Georgia, etc., faceta en la que sigue sumando viajes docentes como hispanista en otros territorios, es el caso de Cerdeña y Suecia. Con su hermana, la Profesora Laura Lara, en 2015 recibió el Premio Algaba por su libro Ignacio y la Compañía.

Del castillo a la misión (Ámbito Cultural de El Corte Inglés) y, en 2018, ambas publicaron el best seller Breviario de Historia de España, al que han seguido obras como Princesas en Jeans y Los caballos amarillos. Enfermedades que nadie vio venir. Es experta en el estudio de la brujería ante la Inquisición y voz autorizada en el análisis de la Historia de las religiones. En 2011 María Lara ganó el Premio de Novela Histórica «Ciudad de Valeria» con El velo de la promesa y, en 2014, la saga romana continuó con Memorias de Helena. Su tercera novela es Sin el estigma de Eva, protagonizada por Christine de Pizan. Académica de la Televisión, tiene secciones propias en radio. Realiza el espacio “Vamos a contar verdades” en Todo es Mentira en Cuatro. Es Embajadora de la Marca Ejército, por nombramiento del Ejército de Tierra, y miembro del Servicio Histórico y Cultural del Ejército del Aire.

En redes se le puede localizar en: @dramarialara en twitter, @historiahermanaslara en instagram, en facebook María Lara Martínez. 

En esta ocasión analiza su libro Historia de las Guerras de Religión.

¿Por qué decidió escribir un libro sobre las guerras de religión?

Al inicio el objetivo de mi pesquisa era investigar la incredulidad como causa inquisitorial. Trabajé con los legajos del Archivo Diocesano de Cuenca, del Archivo Histórico Nacional, etc., con volúmenes de la Biblioteca Nacional de España, de la Bibliothèque Nationale de France, y de la Bibliothèque Fondation Maison des Sciences de l’Homme, de París. El propósito era explorar causas de ateísmo en los expedientes del Santo Oficio. Pero, como si el ámbito de investigación tuviera apéndices que le permitieran desplazarse por el plano, desde la Historia los personajes fueron caminando hacia la Filosofía.

Cogí las maletas y me fui a Harvard, en Estados Unidos, donde realicé las estancias como Associate y Fellow del Real Colegio. Investigué en la Widener Library de Harvard University y recuperé testimonios primarios de personas incomprendidas del siglo XVII que vivieron en Reino Unido, Francia, Italia, Holanda, América, etc. De hecho, la universidad de Harvard fue fundada en 1636.

¿Por qué empieza con la Guerra de los 30 años? ¿Se puede decir que es la guerra de religión por antonomasia?

Como especialista en Historia Moderna, después del surgimiento de la Reforma con Lutero en 1517, la Guerra de los Treinta Años (1618-1648) es esencial para conocer las mentalidades de la época de Rembrandt y Rubens, de Cervantes y Velázquez.

En el Renacimiento el Viejo Continente había sufrido numerosos enfrentamientos religiosos que, en el Barroco, estaban lejos de haber encontrado una solución. El tener que hablar de católicos y de protestantes para diferenciar los bandos evidencia cuál era el sustrato del problema. La túnica de la fe estaba rota.

En 1555 la Paz de Augsburgo había acuñado la máxima “cuius regio, eius religio”, de acuerdo al cual según fuera la religión del rey, sería la religión de los súbditos, aunque se los autorizaba a emigrar si no estaban conformes. Ocho años después de la victoria de Carlos V en la batalla de Mühlberg (1547), inmortalizada por Tiziano, Augsburgo fijaría el modelo confesional en una Europa atomizada en Iglesias nacionales desde la aparición del luteranismo y del calvinismo.

En la Guerra de los Treinta Años las matanzas se produjeron en nombre de la religión más que en defensa de las fronteras. Al ver los campos llenos de cadáveres y arrasados para las cosechas, entre el hambre y la enfermedad, muchos paisanos de Centroeuropa se preguntaban por qué invocando a Dios se cometían tantas aberraciones.

Los daños causados por esta contienda fueron horribles. En la Primera Guerra Mundial se estima que perecieron 60 millones de personas y en la Segunda, 70 millones. En la de los Treinta Años se calcula que pudieron morir 8 millones de personas; se trata de una cifra inferior a los dos conflictos del siglo XX pero, sin embargo, es un número escalofriante, teniendo en cuenta que no hubo escenarios extraeuropeos. A este factor hay que añadir las limitaciones de las comunicaciones y el escaso desarrollo de la industria militar.

Durante 3 décadas, la población del Sacro Imperio se vio reducida en un 30% a causa de la guerra, del hambre y de la enfermedad. Por citar una muestra de la barbarie, en la actual Alemania los ejércitos suecos destruyeron 2.000 castillos, 18.000 villas y 1.500 pueblos.

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Éxito de la VIII Jornada COVID-19+BOTELLOT de la FCMB para promover modelos alternativos de ocio

Un año más la Obra Social de la Fundació Casa de Misericòrdia de Barcelona, entidad benéfica que ofrece apoyo a los más vulnerables de los jóvenes de la Ciudad Condal, organizó su tradicional Jornada de estudio que contó, como cada año, con ponentes de altísimo nivel. Se reunieron una docena de especialistas de la sanidad y la educación para debatir e intercambiar experiencias que puedan traducirse luego en propuestas positivas e inspiradoras para un estilo de vida más sano de niños y jóvenes.

El evento, que acaba de concluir hoy miércoles al mediodía, ha tenido lugar en el salón de actos de Foment del Treball, situado en la Vía Layetana de Barcelona. 

La Fundación siempre ha mostrado una gran sensibilidad hacia los problemas de la infancia y la adolescencia en un mundo cada vez más complejo y en una sociedad hedonista e individualista, indiferente o impotente, ante los problemas de las personas excluidas socialmente. En nuestras sociedades posmodernas los niños y los jóvenes, y más especialmente en sectores marginales, están muy indefensos y muy expuestos a todo tipo de peligros, explotaciones, adicciones…

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