Sobre el boom de bautismos adultos

Ha pasado algo más de un par de meses desde la última Vigilia Pascual pero la cuestión sigue siendo de interés.

Las noticias que llegaron de Francia indicaban que se estaba produciendo un aumento récord de conversiones al catolicismo, con 17.800 catecúmenos, 10.384 adultos y más de 7.400 jóvenes entre 11 y 17 años recibiendo el bautismo durante la pasada Vigilia Pascual. Unas cifras que suponen un aumento del 48% de los bautismos de adultos con respecto a 2024, alcanzándose así la cifra más alta desde que la Conferencia Episcopal Francesa empezó a registrar estos datos en 2002. El arzobispo de Lyon, Olivier de Germay, habló de una «señal del Cielo» que apunta, en su opinión, a un despertar espiritual. En 13 diócesis (más del 10% de todas las diócesis de Francia) se ha duplicado con creces el número de adultos bautizados. En diez años, los catecúmenos en Francia han pasado de 3.900 en 2015 a más de 10.000 en 2025, lo que supone un aumento de más del 160%.

La revista Famille Chrétienne escribía que se trata de un «fenómeno nunca visto… de Nantes a Niza, de París a Burdeos, las parroquias se vieron sumergidas por una nueva y masiva afluencia a la misa del Miércoles de Ceniza, que marca la entrada en la Cuaresma… Cabe destacar entre la multitud una presencia masiva de jóvenes».

Por otro lado, también ha habido un enorme aumento de adultos católicos que fueron bautizados en su infancia pero habían dejado de practicar su religión durante la adolescencia y que ahora deciden regresar a la Iglesia. En 2024, más de 9.000 adultos recibieron el sacramento de la Confirmación en Pentecostés, el doble que dos años antes.

El fenómeno no es solamente francés. En Estados Unidos se registró también un importante crecimiento en el número de catecúmenos que recibieron el bautismo la pasada Pascua. En la archidiócesis de Los Ángeles fueron 2.786 catecúmenos, a los que hay que añadir otros 2.801 que habían sido bautizados en otros grupos cristianos y que, si bien no fueron rebautizados (porque su bautismo ya es válido), sí entraron en plena comunión con la Iglesia. Para quienes gusten de porcentajes, un aumento del 66% en catecúmenos desde 2015 y un aumento del 84% en cristianos que entran en plena comunión con Roma. Cifras similares se han dado en la mayoría de las diócesis estadounidenses. Y en el Reino Unido se ha experimentado un aumento similar en el número de adultos, sobre todo jóvenes, bautizados. La diócesis de Westminster informó de que 500 adultos se unieron a la Iglesia católica esta Pascua. Este número es un 25% superior al número de adultos que fueron recibidos en la Iglesia el año pasado. La archidiócesis de Southwark informó de 450 bautismos de adultos esta Pascua, la cifra más alta en una década. Los datos que llegan de otros países occidentales van, con mayor o menor intensidad, en la misma línea.

¿Qué está sucediendo? ¿Cómo es que cuando se ha anunciado por activa y por pasiva que hemos entrado en la era de la secularización, el número de jóvenes y adultos que se hacen católicos se dispara?

La primera explicación es obvia, pero la mayoría de analistas y sociólogos suelen pasarla por alto: Dios llama, cuándo y cómo quiere, y cuando derrama su gracia, aunque podamos resistirnos a ella, el mundo cambia.

Además, como decía San Agustín, «nos hiciste, Señor, para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti». De ahí una segunda explicación: el mundo sin Dios que hemos construido es un mundo de pesadilla, que arroja a las personas a una vida sin sentido y en la que los señuelos destinados a anestesiarnos son cada vez menos eficaces. Los nuevos catecúmenos buscan un sentido para sus vidas y no lo encuentran en lo que les ofrece nuestra secularista sociedad. Una de esas nuevas católicas entrevistadas en los medios de comunicación franceses explicaba su decisión diciendo que «cada vez es más difícil dar sentido al mundo en que vivimos. Siento que hay un malestar espiritual. Cada uno debe encontrar su propio camino, yo he encontrado que el catolicismo responde a mis preguntas».

Por otro lado, las tan denostadas prácticas tradicionales de la Iglesia católica -su liturgia, sacramentos y enseñanzas morales-, que muchos clérigos consideraban cosas del pasado, están demostrando ser un potente polo de atracción para una generación criada en un mundo secularizado e incapaz de ofrecer criterios u orientaciones. En Francia, donde el laicismo es hegemónico desde hace un par de siglos, la belleza de la misa, el silencio de los espacios sagrados y la coherencia de la doctrina católica siguen resonando profundamente. Otro de los entrevistados, Hubert Boüan, coordinador de catecúmenos en Versalles, señala que muchos jóvenes conversos, a menudo de entre 20 y 30 años, están volviendo a conectar con la fe de sus abuelos, tratando de recuperar una herencia que sienten perdida en la generación de sus padres. Son quizás aquellos desheredados de los que hablaba precisamente quien fuera concejal en Versalles, François-Xavier Bellamy, que ahora reclaman aquella su herencia.

Este retorno a la tradición no es meramente nostálgico. No se consigue que 20.000 personas caminen tres días entre París y Chartres con una apelación romántica a la melancolía (y si aún quedan dudas, acompañen a esos miles de jóvenes o, si quieren algo más cerquita, déjense caer por Covadonga en julio y ya verán). Solène Tadié, una de las catecúmenas, declaraba que los jóvenes europeos se sienten atraídos por el «tríptico de trascendencia, coherencia y exigencia» del catolicismo. Y añadía que «la Iglesia ofrece una visión de lo divino que eleva la experiencia humana, un marco moral lógico que contrarresta las tendencias relativistas y una exigente llamada a la santidad que desafía la complacencia de la vida moderna». El catolicismo tradicional, con su riqueza ritual y sus verdades inmutables, es un antídoto contra la fragmentación de la cultura posmoderna.

Hasta aquí las buenas noticias, pero tampoco se trata de ocultar las malas. Este fenómeno, positivo y esperanzador, revela también la desaparición de la matriz católica que caracterizó a los países europeos hasta no hace tanto. En Francia, en concreto, se ha vivido una dramática caída de los bautismos de niños. Según las estadísticas proporcionadas por la Conferencia Episcopal Francesa, mientras que 380.093 niños fueron bautizados en 2000, esta cifra ha caído a 178.388 en 2022 (para dar contexto, señalemos que en Francia el año 2022 se registraron 726.000 nacimientos, por cierto, la cifra más baja desde el fin de la Segunda Guerra Mundial). O sea, que hace unas pocas décadas la mayoría de los niños eran bautizados y un enorme porcentaje de ellos pasaban a engrosar las cifras de los «católicos no practicantes». Ahora, cuando son ya mayoría los niños franceses que no reciben el bautismo, una parte importante de los adultos que se bautizan provienen de ese creciente número de niños franceses no bautizados.

Pero aún hay más explicaciones, como es lógico para un fenómeno complejo como del que estamos hablando. Jean-Pierre Denis escribía recientemente en las páginas de Le Figaro que «en este preciso momento, el cuerpo anémico de la Iglesia está recibiendo la mayor transfusión de sangre de la historia. El bautismo se está convirtiendo en una moda entre los adolescentes y los jóvenes adultos… El catolicismo se convierte en la nueva contracultura, la primera desde los años sesenta. Es una fuerza de cambio que, aunque muy minoritaria, sacude el orden burgués y perturba el sueño de los acomodados. Es a través de los márgenes invisibles -las «minorías creativas», en palabras de Benedicto XVI- como se renuevan las formas de una sociedad anquilosada, asfixiada bajo el cinismo de unas élites sin futuro».

Y señala un elemento sin el cual todo análisis de la situación francesa en el campo que sea queda coja:

«Reconozcámoslo: el Islam ha desempeñado un papel nada desdeñable en la actual oleada de conversiones al cristianismo. En primer lugar, por el efecto de sus desertores: uno de cada quince nuevos católicos procede de una familia musulmana. En segundo lugar, y sobre todo, por el choque mimético generado por su visibilidad militante y su proselitismo omnímodo. Actúa como una pregunta insistente, formulada de la noche a la mañana a cada joven francés: ¿quién eres? ¿Qué es sagrado para ti? ¿En qué crees? Frente a la cuestión planteada por el Islam, ¿qué se puede decir cuando uno se siente vacío ante alguien que pretende saberlo todo?». ¿Tan de extrañar es que sean cada vez más los franceses que encuentran una respuesta a esa cuestión en la fe de sus mayores?

 

12 comentarios

  
DICASTERIO
«Reconozcámoslo: el Islam ha desempeñado un papel nada desdeñable en la actual oleada de conversiones al cristianismo.

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Amigo mío, reconozcámoslo también: hay que hablar con propiedad. Eso de que “el Islam ha desempeñado un papel nada desdeñable en la actual oleada de conversiones al cristianismo” suena más a un eslogan pelagiano que a una teología seria. No es el Islam quien obra la conversión, sino Dios, que —en su infinita sabiduría— se sirve de causas segundas, entre ellas las experiencias en contextos musulmanes, las mociones interiores de la gracia, las heridas personales, y los planes de redención que Él personaliza con más detalle que un sastre de Savile Row.

Decir que el Islam “ha desempeñado un papel” es como decir que la tormenta desempeña un papel en que florezca la tierra… bueno, sí, pero porque Alguien la manda. Y a veces con más sentido del humor que nosotros mismos. Así que menos laureles para Mahoma y más gloria para quien realmente mueve los hilos…
03/07/25 10:01 AM
  
Maria Hernández
En la cifra de nacimientos en Francia, ¿cuántos son de mujeres musulmanas?. Restándolos de esa cifra, podremos ver mejor la proporción de niños que no son bautizados.
03/07/25 10:07 AM
  
Jorge Soley
María, no existe información oficial ni estudios que detallen la cantidad de niños hijos de mujeres musulmanas nacidos en Francia. Puedes hacer alguna extrapolación considerando que los musulmanes son en torno al 10% de la población y que su tasa de fertilidad estaría sobre los 2,6 hijos por mujer, en comparación con los 1,6 en la población no musulmana.
03/07/25 10:20 AM
  
Jorge Soley
Dicasterio, por aclarar las cosas, la frase que destacas es una cita textual de Jean-Pierre Denis, periodista y escritor que, me parece, se toma esa licencia literaria para llamar la atención sobre un fenómeno sociológico real.
Sobre que es Dios quien cambia las almas, valiéndose de muchas causas secundarias, creo que lo dejo bastante claro cuando escribo, antes de meterme en otro tipo de argumentaciones que: "La primera explicación es obvia, pero la mayoría de analistas y sociólogos suelen pasarla por alto: Dios llama, cuándo y cómo quiere, y cuando derrama su gracia, aunque podamos resistirnos a ella, el mundo cambia".
03/07/25 10:25 AM
  
Juan Mariner
Ante estas noticias, los infiltrados en la jerarquía, los iscariotes, deben estar que trinan. Ya deben estar pensando en cómo controlar a los neófitos y desactivar su fe.
03/07/25 10:33 AM
  
Antonio Espíldora García
Creo que en el artículo intenta usted ser ecuánime, don Jorge, señalando una cuestión fundamental: que cada vez menos personas en Francia se bautizan en los primeros meses de vida. Pero creo también que las fuentes de las que parte la noticia son excesivamente triunfalistas, salvo que dieran datos más exactos y comparables.

No he sido capaz de encontrar estadísticas de la Conferencia Episcopal Francesa que permitan realizar una comparación homogénea, porque en su página web no desagregan los datos por franjas de edad de los bautizos: sólo distinguen entre bautizos de 0 a 7 años y de más de 7 años. (https://eglise.catholique.fr/guide-eglise-catholique-france/statistiques-de-leglise-catholique-france-monde/statistiques-de-leglise-catholique-france/les-sacrements-en-france/).

Pero me resulta llamativo que la franja de bautizos con más de 7 años se haya mantenido más o menos estable desde el año 2000 —unos 25.000 (máximo) en 2019 por unos 23.000 en 2023— y que se echen las campanas al vuelo por 17.800 bautizos de entre los de más de 11 años en 2025. Aun desconociendo los que se bautizaron de entre 7 y 10 (y los adultos que pudieran bautizarse fuera de la Vigilia Pascual hasta final de año), ¿de verdad supone esa cantidad un «acontecimiento» que permita hablar de «oleada», «señal del cielo», «moda», «récord de conversiones», «fenómeno nunca visto», etc.? Sobre todo en un país como Francia, en el que año a año se vienen quedando sin bautizar 500.000 niños de los que nacen y en el que, según el informe de abril 2025 de Pew Rechearch, por cada persona que se suma a la Iglesia católica, 15 personas la abandonan.
03/07/25 2:00 PM
  
Tamayo
Es una buena noticia para la Iglesia pero ha quedado un post demasiado triunfalista.
¿Hay cifras concretas de cuántos bautizos dd adultos son en parroquias tradicionalistas? Porque parece que quieren llevarse todo el mérito.
03/07/25 3:44 PM
  
jacta est
En esta publicación Francesa traducida no dice nada de parroquias tradicionalistas:

https://www-famillechretienne-fr.translate.goog/44723/article/nouveau-bond-spectaculaire-des-baptemes-adultes-2025?_x_tr_sl=fr&_x_tr_tl=es&_x_tr_hl=es&_x_tr_pto=sc
03/07/25 6:46 PM
  
jacinto
Tamayo, comprendo que su obsesión por tocar las narices no le deje apenas tiempo, pero `podría trabajar Ud. un poquito y buscar los datos.
03/07/25 7:45 PM
  
Julieta
Interesante artículo, como Francesa doy fe del gran despertar de muchos jóvenes y no tan jóvenes franceses. Yo lo que he visto más es justo los adolescentes que sus papás no les inculcaron ninguna fe, pero el día que la abuelita o el abuelito creyente muere se encuentran con una misa de difunto que los llena y algo en ellos se mueve y dicen yo quiero esto para mí. Otros no esperan a que los abuelos mueran pero ven que ellos tienen algo que los adolescentes no tienen y deciden bautizarse. (Todo esto que digo doy fe de eso porque he acompañado a varios catecumenos durante años)
Otro tema que a mí me parece muy interesante es que los adolescentes han comenzado a romper el silencio (impuesto por la laicidad) en las escuelas y con sus amigos sobre sus creencias religiosas y ahí hay un gran efecto de llamada, los bautizados practicantes tienen algo que los demás no tenemos, y aquí doy razón al que escribe el artículo sobre el efecto "bueno" de los musulmanes ya que para ellos hablar de Dios es imperativo, así ellos han roto el dique y eso aprovecha a la iglesia porque la verdad se abre paso.
La cantidad de conversiones en Francia es excelente y si es una alegría y un triunfo, no nuestro sino de Nuestro Señor Jesucristo. Con eso Francia no se va a hacer católica en dos días pero por algo se empieza
03/07/25 10:29 PM
  
Jorge Soley
Tamayo, no hay estadísticas que desglosen por grupos o ritos. Cualquiera puede constatar que los grupos tradicionalistas crecen entre los jóvenes y se producen allí muchas conversiones, pero es obvio también que el fenómeno es más extenso y abarca un espectro más amplio,
04/07/25 10:34 AM
  
Tamayo
Gracias por las explicaciones y no es para tocar las narices como dice otro, simplemente es que el texto daba a entender (o así lo vi yo) que muchas conversiones de adultos son de parroquias tradicionalistas.
04/07/25 1:37 PM

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