10 datos y reflexiones sobre los abusos en Francia

Presentación del Informe CIASE en Francia, 5 de octubre de 2021. Jean-Marc Sauvé | © VaticanNews

La publicación en Francia del «Informe Sauvé» merece nuestra atención. Se trata de un voluminoso informe sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos sobre menores y adultos vulnerables desde la década de 1950 elaborado, a petición de la Conferencia Episcopal francesa, por una «Comisión Independiente sobre Abuso Sexual en la Iglesia». Quien quiera conocer los elementos básicos del asunto puede encontrarlos en esta documentada noticia aparecida en InfoCatólica.

Creo que se deben destacar una serie de datos y reflexiones. En primer lugar, el horror, el terrible dolor con que recibimos las noticias de abusos sexuales cometidos por sacerdotes y religiosos. Un horror especialmente intenso cuando uno es padre de familia y piensa que las víctimas eran como sus hijos. Un dolor que nos lleva a rezar por esos hermanos que han sufrido tanto y que claman justicia al cielo.

Sobre el «Informe Sauvé» en concreto, creo que merece la pena destacar:

  1. Método de cálculo impreciso: El informe habla de 216.000 víctimas de sacerdotes y religiosos, que ascienden a 330.000 cuando se consideran los abusos cometidos por laicos. Para llegar a estas cifras se han interrogado a 243 personas y se han recibido 2.819 e-mails. Luego, en base a una encuesta realizada por el Instituto IFOP a 21.000 personas se hace una extrapolación que da esas cifras. En la presentación del informe, Jean-Marc Sauvé habló de un margen de error de 50.000 abusos arriba o abajo y, en cualquier caso no estamos hablado de hechos documentados sino de estimaciones. No es que cambie la gravedad de los hechos, y soy consciente de la dificultad de contabilizar hechos sucedidos hace medio siglo, pero yo hubiera preferido algo más preciso.
  2. Un porcentaje pequeño del total de abusos: de los 5,5 millones de víctimas en Francia, el 96% fueron abusadas en entornos que no tienen nada que ver con la Iglesia y el 4% lo fueron en entornos relacionados con la Iglesia. Del drama y de las responsabilidades por ese 96% de abusos nadie habla.
  3. Homosexualidad: es la palabra tabú, pero resulta evidente. El 75% de los abusos realizados en la sociedad civil en Francia se cometieron sobre niñas. En cambio, el 80% de los abusos cometidos por sacerdotes y religiosos lo fueron de chicos, con una concentración muy alta entre los 10 y los 13 años.
  4. Menos abusos en zonas más católicas: algo que a algunos, empezando por el propio Sauvé, ha sorprendido (le parece paradójico, ha comentado): los abusos son proporcionalmente menos numerosos en las regiones donde la práctica religiosa era más fuerte, donde la fe se vivía con más intensidad. En entornos donde la Iglesia ha perdido vitalidad, es más fácil que se produzcan abusos. Yo no lo veo sorprendente ni paradójico, sino muy lógico.
  5. Intervalos temporales para ocultar la verdad: curiosamente los 75 años que analiza el informe se divide en los siguientes intervalos: 50-70, 70-90, 90-2020. Agrupar los datos de la década de los 50 con los de la década de los 60 es, sencillamente, deshonesto. Al agrupar los datos así se intenta disimular lo ocurrido en la década de los 60, el post-Concilio y mayo del 68 (con aquello del «prohibido prohibir» y el «con mi cuerpo hago lo que quiero»). Entre 1962 y 1972 Pablo VI redujo al estado laical a 20.000 sacerdotes, y la cifra real se calcula que es más del triple pues la mayoría de quienes colgaban los hábitos en aquellos turbulentos años no pedían permiso a Roma. Se estima que, solo en Francia, 70.000 sacerdotes se secularizaron. Poner en el mismo saco lo que ocurrió en los años 50 y en los años 60, con situaciones tan dispares, es un disparate que solo se entiende si se quiere camuflar la realidad. El informe dice que el 56% del total de los abusos se cometieron en esas dos décadas, pero lo interesante sería saber cuáles se produjeron en cada una de ellas.
  6. Pocos/demasiados sacerdotes abusadores: el informe calcula en algo más del 2,5% el número de sacerdotes y religiosos que cometieron abusos en Francia. Con todas las precauciones con las que hay que tomar estas cifras, son menos que en otros países donde se han realizado análisis de este tipo (4,4% en Alemania, 4,8% en Estados Unidos). Eso sí, son demasiados.
  7. Curiosos criterios para ser merecedor de la confianza de la Conferencia Episcopal Francesa: la Conferencia Episcopal ha elegido a las personas que han dirigido esta investigación con unos criterios muy curiosos. El presidente, Jean-Marc Sauvé, antiguo novicio jesuita en Lyon, fue vicepresidente del Consejo de Estado que dictaminó dejar morir de hambre y sed a Vincent Lambert. Entre sus múltiples actividades encontramos la presidencia de cenas organizadas por la Gran Logia de Francia. Y las estimaciones estadísticas han sido encargadas a Nathalie Bajos, especialista en estudios de género.
  8. Aporten datos y no sus prejuicios: si algunos de los datos aportados, que es lo que se le pedía a la Comisión, resultan imprecisos, en cambio precisa mucho en las recomendaciones que da a la Iglesia. Por ejemplo, cuestionando el celibato (¿pero no era un problema básicamente de varones abusando de niños?) o pidiendo el levantamiento del secreto de confesión en caso de abusos. ¿Es maldad o estupidez? ¿Es que no se dan cuenta de que eso significaría que nadie se confesaría de ese pecado? ¿Es que no saben que la absolución puede ser condicionada?
  9. Discernimiento vocacional, una asignatura pendiente: la Comisión invita a la Iglesia a «adaptar su formación y vigilar con especial atención al discernimiento vocacional». Es obvio. Aunque cuando concreta pasa por alto, por ejemplo, el hecho de que el 80% de las víctimas son varones y habla, entre otras cosas, de «abrir el perfil de los docentes», que no se sabe ni en qué consiste ni en qué afecta a este grave problema. No obstante, hay aquí algo en lo que sí se debe mejorar: la reciente confesión del arzobispo de Milwaukee, Jerome Listecki, de que se les habían colado transexuales en el seminario y no se habían dado cuenta demuestran que algo, muy importante, está fallando en el acompañamiento vocacional en algunas diócesis.
  10. ¿Y si escuchamos a Benedicto XVI?: si algo muestra este informe es que queda mucho por hacer. Pero más que en las confusas o incluso en algún caso desorientadoras recomendaciones de la Comisión (aunque algunas sí sean aprovechables), creo que arroja mucha más luz sobre las causas profundas de esta crisis y sobre los caminos para combatirla el texto que Benedicto XVI publicó al respecto en abril de 2019 titulado La Iglesia y el escándalo del abuso sexual. Por cierto, allí descubrirán la importancia del Derecho canónico, ese Derecho despreciado y ninguneado hoy en día de manera general en la Iglesia, para combatir esta plaga de los abusos.

Mientras tanto, recemos por la Iglesia, especialmente por la santidad de los sacerdotes y religiosos, para que este doloroso escándalo cese, y sobre todo por las víctimas que llevarán de por vida esta herida.

 

8 comentarios

  
Ramón montaud
Gracias por sus matizaciones que quitan hierro al informe que de todas formas sigue habiendo mucho hierro en el informe.
Hay un dato que no sé si tiene un mínimo de relevancia y es que en las parroquias había monaguillos que en muchas décadas del informe eran niños y adolescentes masculinos.
07/10/21 7:48 PM
  
Curro
Muy certeras y ponderadas todas sus observaciones. Gracias, Soley.

Y fundamental el documento al que remite del Papa Benedicto. Ya emérito y tan lúcido. Por desgracia, la traducción de Aciprensa es muy mala. Le sugiero cambiar el enlace por la que publicó esta casa, hecha por mons. Sánchez de Toca. (En esta web, URL de noticia y cod=34677).
07/10/21 11:15 PM
  
Kinxo
Gracias por sus matizaciones, que son datos olvidados por los periodistas, comentaristas y hasta el mismo clero.
08/10/21 1:53 AM
  
c
Excelentísima análisis. Muchas gracias
08/10/21 12:23 PM
  
Pedro 1
Muy oportunos sus datos y reflexiones. ¿Ha leído usted todo el informe? En qué se basan los datos del informe. Gracias.
A mí me gusta que a las personas se las acuse mediante la denuncia oportuna, incluso a los sacerdotes y si me apuran a todos los blogueros de infocatolica. No me gustan los datos y extrapolaciones de políticos y allegados. Siempre espero que se respeten los derechos del acusado, que haya un denunciante, presunción de inocencia, pruebas, un abogado defensor, un juicio justo, un juez imparcial y una sentencia de culpabilidad o de inocencia. No caza de brujas o de curas. En Francia no hace tanto las hubo y a miles de personas. El presidente de la comisión, que preside cenas de masones y quiere dejar morir de hambre y sed a una persona no me parece fiable para realizar un informe y la Conferencia Episcopal de Francia sabe quién es este sujeto y lo que ha hecho.
Hace unos seis años Antena 3 Televisión se hartó de dar noticias un día tras otro sobre el doctor Vela y una monja que le quitaba los niños a las madres pobres para dárselos a unas señoras ricas. Todavía se puede leer en la web de esta cadena que “las asociaciones estiman que se robaron 300.000 niños, aunque solo hay 20.000 denuncias presentadas.”
Eduardo Vela se sentó en el banquillo de la Audiencia Provincial de Madrid en 2018 acusado por la Fiscalía de robar una recién nacida en la clínica San Ramón de la capital en 1969 y entregársela a otra familia de forma irregular. La sentencia le absolvió por prescripción de los delitos, pero también declaró probados los hechos y convirtió a Inés Madrigal en la primera bebé robada declarada judicialmente.
El caso del doctor Eduardo Vela dio un giro una vez dictada esta sentencia, cuando Madrigal anunció que había encontrado a su familia biológica a través de una base de datos genéticos estadounidense: una familia biológica que negó que su adopción fuese un robo pero reconociendo que se hizo de forma irregular.
En junio de 2020 el Supremo concluye que Inés Madrigal no fue un bebé robado y descarta el delito de detención ilegal porque su madre biológica «prestó su consentimiento» para entregarla en adopción”.
De los 300.000 niños que las asociaciones estiman que fueron robados, ni una sola sentencia condenatoria.
08/10/21 6:31 PM
  
Daniel Argentina
Aclaro q me parece muy buen artículo y lo suscribo casi de cabo a rabo.
Unicamente me parece despistado el tema de la "homosexualidad"
Manuales de moral católica anteriores al CVII ya sabían y analizaban los fenómenos de homosexualidad circunstancial en cárceles y barcos.
Sin negar q mucho de homosexualidad puede haber, no debe dejar de incluirse este punto en el análisis también.
Y creo q a ello suma q los curas para no verse víctimas de maledicencias optan por relacionarse mas con varones q con mujeres en lo que no sea eclesial. (amistades y cosas asi)
09/10/21 8:49 PM
  
Guillermo PF
Excelente análisis, D. Jorge. Me gustaría poner de relieve el punto 3, concretamente las negritas. Para reflexionar muy en serio, aunque en realidad hay poco que descubrir al respecto. Y una apreciación sobre el punto 8:
"en cambio precisa mucho en las recomendaciones que da a la Iglesia. Por ejemplo, cuestionando el celibato (¿pero no era un problema básicamente de varones abusando de niños?)"
No es ninguna ocurrencia reciente la idea de que, precisamente a causa del celibato, gran cantidad de varones heterosexuales ni se plantean la cuestión de la vocación. Está tan ancestralmente clara la independencia (oficial y moral) entre el sacerdocio y los placeres femeninos, que miles y miles de futuribles grandes y santos sacerdotes han quedado siempre desperdiciados para el seminario. Derivada lógica de esto: los homosexuales no veían obstáculo sentimental alguno si un día aparecía el runrún de la vocación.
10/10/21 12:43 AM
  
javier
Si es malo hablar en términos estadísticos, hacerlo en base a denuncias tampoco ofrece ninguna garantía. De hecho, lo único que debería tenerse en cuenta son las condenas. ¿Donde está la presunción de inocencia? Si ya hay muchas denuncias falsas entro los laicos (para conseguir custodias y demás) cuanto más habra con el clero, por el escándalo que suponen y por el manifiesto odio que muchos profesan a la Iglesia?
Desde mi punto de vista una víctima que despierta de su letargo 30 o 40 años después del abuso, no se la puede llamar tal. No es solo por garantías legales, la capacidad del ser humano de deformar su memoria, y confundir sus fantasías y deseos con recuerdos es enorme. Estamos en una sociedad enferma sexualmente, y el pecado genera sufrimiento. La psicología intenta culpabilizar a la sociedad del propio sufrimiento. Ahí tenemos la obsesión social por culpar a los demás de nuestras propias miserias.
Estamos en medio de una campaña de demonización y de persecución.
11/10/21 10:41 AM

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