Feijoo, el aborto, la nada
Confieso que he sentido escalofríos. No piensen que soy muy impresionable y, además, uno ya lleva bastante recorrido a sus espaldas, pero ver la nada, la fría y despiadada nada, cara a cara, sin tapujos, aún me produce escalofríos.
Lo habitual es que la maquillen, la disimulen, traten de engañarnos con rebuscadas justificaciones. Ya saben, es aquello de que la hipocresía es el homenaje que el vicio rinde a la virtud. Pero las declaraciones de Feijoo sobre el aborto son diáfanas. Glaciales y diáfanas.