La Iglesia de la propaganda
P. Julio Meinville

La Iglesia de la propaganda

Quienes molestan son quienes adhieren, por razones históricas y teológicas, sobrenaturales, a la Gran Tradición católica, y se resisten a adoptar los «nuevos paradigmas» propuestos y sostenidos oficialmente.

Si no recuerdo mal fue a mi querido maestro el Padre Julio Meinvielle a quién escuche por primera vez la expresión que encabeza como título esta nota. Se refería a la situación en que la Iglesia, mundanizada, se atiene ante todo a lo que es cultural o políticamente «correcto», con la intención de no disgustar al mundo. En el diccionario de la Real Academia Española encontramos esta acepción del término propaganda, en referencia a la antigua Congregación romana De propaganda Fide (que actualmente se llama «Para la Evangelización de los Pueblos»); por extensión se dice de una «asociación que tiene por fin propagar doctrinas, opiniones, etc., y de dar a conocer algo para atraer adeptos». Cabe entonces el sentido y se lo damos en este trabajo.

El Concilio Vaticano II (1962-1965) ha promovido decididamente la renovación de la Iglesia. Como repetidas veces lo señaló Benedicto XVI, los documentos aprobados en esa importantísima Asamblea eclesial, deben ser leídos a la luz de la gran Tradición católica. La consigna ha sido la adaptación de las realidades de la Iglesia a la situación del mundo entonces contemporáneo, lo que más temprano o más tarde se ha hecho en otros momentos de la historia. Este es un aspecto de la cuestión, el histórico, de lo más interesante, pero no me es posible detenerme ahora en su consideración. Lo que pudo llamar la atención en el Concilio de los papas Juan XXIII y Pablo VI es la insistencia en ese propósito; que en algún caso llegó a los límites de la obsesión. Como ejemplo, me limito al Decreto Perfectae caritatis, sobre la vida religiosa, si no he contado mal ese designio se reitera 21 veces. Anoto: «según lo aconsejan nuestros tiempos», «en las circunstancias del tiempo actual», «adecuada renovación», «para la adecuada renovación de los monasterios de monjas», «su manera de vivir ha de revisarse» (se refieren a los monasterios puramente contemplativos), «adaptación a las cambiadas condiciones de los tiempos», «a la luz de las circunstancias del mundo presente», «las mejores acomodaciones a las circunstancias de nuestro tiempo», «suprimiendo las ordenaciones que resulten anticuadas», «dar leyes sobre una adecuada renovación», «la adaptación de la vida religiosa a las exigencias de nuestro tiempo», «acomódense a las necesidades de tiempos y lugares» (las obras propias de los institutos religiosos), «adáptense a las condiciones actuales», «estas normas de adecuada renovación», «renuévense las antiguas tradiciones y adáptense a las actuales necesidades», «que ajusten su vida a las exigencias actuales», «acomodado a las circunstancias de tiempos y lugares» (el hábito), «acomódese a las circunstancias de tiempos y lugares» (la clausura de las monjas). El Decreto contiene, obviamente, muchos elementos propios de la Gran Tradición de la Iglesia acerca de las diversas formas de vida religiosa -no podría ser de otra manera- pero llama la atención esa apelación tan repetida al aggiornamento, como se lo llamaba entonces, «la puesta al día». Además, en ningún momento, se menciona cuáles eran esas «necesidades de los tiempos». Lo cierto es que aún admitiendo que era necesaria y oportuna una renovación, en el posconcilio la identidad de la vida religiosa, la identidad -digo- no solamente ciertas circunstancias, ha sido gravemente dañada. Se desencadenó una crisis inédita de la cual nadie se ha hecho responsable, congregaciones beneméritas han quedado al borde de la extinción, y las vocaciones a la vida contemplativa claustral disminuyeron ostensiblemente. Esto ha llevado al cierre de no pocos monasterios de monjas, o su caída en un estado de anemia; lo mismo se puede lamentar de los monasterios masculinos. El Espíritu Santo que provee a la vida del Iglesia, ha suscitado reacciones y reemplazos. Pero en estos últimos años otras intervenciones desafortunadas han vuelto a suscitar el peligro. Me refiero a la Constitución Apostólica Vultum Dei quaerere y la Instrucción aplicativa Cor orans. De estos dos documentos me he ocupado recientemente. Aquella crisis sucedió para beneplácito del mundo, que se regocija -aún de manera silente- cuando la Iglesia decae.

Pareciera que los pastores no advierten, en su afán de ayudar al mundo, esa inclinación a lo cultural y políticamente «correcto». Lo que la propaganda difunde constituye un peligro de identificación con él; es el peor servicio que le podrían brindar. Se insiste en elogiar medidas absurdas, y en copiar las orientaciones seculares que se universalizan prescindiendo de Dios. Se omite la función profética de denunciar y reprobar lo que lleva a la perdición de muchas almas. Los fieles bien formados y fervorosos no pueden menos que escandalizarse de tal defección.

Lo que he advertido acerca de la vida religiosa, se ha convertido en una manía del cambio en todos los órdenes, lo que ha llevado a la devastación de la liturgia y a la incertidumbre acerca de la verdad doctrinal. Todo se mueve, debe moverse, la estabilidad del idéntico es arrollado por el ímpetu del río, que según se dice constituye hoy en día la realidad de la Iglesia.

Otra cuestión que yo adscribo a la Iglesia de la Propaganda es la «jubilación» de los obispos a los 75 años; tema que en mi opinión puede relacionarse con la moderna adoración de la juventud, que en la Iglesia se asume con ánimo oportunista. Vale este juicio aun cuando no puede considerarse joven a quien ha entrado ya en la octava década de su vida. Digamos de paso que se incurre en una curiosa contradicción cuando se eligen papas, o sea, Obispos de Roma y de la Iglesia universal de 76 ó 77 años. El Concilio planteaba correctamente la cuestión en el Decreto Christus Dominus, 21: «Si por el peso de la edad o por otra causa grave, se hicieren los obispos diocesanos menos aptos (no incapaces, inútiles) para desempeñar su oficio, con encarecimiento se les ruega (enixe rogantur) que espontáneamente o invitados (entonces, no obligados) por la autoridad competente, presenten la renuncia a su cargo». Pero Pablo VI estableció, en 1969, la obligatoriedad de renunciar a los 75 años. La conclusión de ese número 21 de Christus Dominus me parece de máxima importancia: «de aceptarla, la autoridad competente (¿Cuál es esta, la Santa Sede o la diócesis que el obispo abandona, es decir, su sucesor?) proveerá a la congrua sustentación de los renunciantes y a que se le reconozcan peculiares derechos». Conozco varios casos de obispos eméritos que fueron abandonados a su suerte. Venciendo un cierto pudor me permito referirme aquí a mi propio caso. Dos días hábiles después de cumplir 75 años, el Encargado de Negocios de la Nunciatura Apostólica (el Nuncio había sido trasladado recientemente) me comunicó que había sido «misericordiado»: mi renuncia había sido aceptada. Mi sucesor debía asumir inmediatamente y yo debía dejar el palacio arzobispal. Mi sucesor no estuvo de acuerdo con que yo residiera en el lugar que había elegido, el Seminario Mayor; al cual durante veinte años había concurrido todos los sábados. Además mis vacaciones, durante ese tiempo, eran con los seminaristas; durante su período de descanso, en Tandil. Era lógico: quien me sucedió traía el designio de cambiar radicalmente la orientación del seminario; yo no podía estar allí. Tuve que retirarme entonces a una Casa Sacerdotal, que yo había erigido en una parroquia de la periferia, donde el antiguo Seminario Menor había sido reemplazado por un colegio. Durante los dos años y ocho meses que siguieron no recibí ninguna información ni invitación de la arquidiócesis. Fue un tiempo de «inexistencia eclesial», de «exilium in patria», hasta que decidí mudarme a Buenos Aires, donde resido actualmente.

Los avatares que he recordado son cosa secundaria. En mi opinión, la obligación de renunciar a los 75 años es contraria a toda la historia de la Iglesia, es algo insólito en ella, contradice asimismo a una elemental teología del Episcopado. Basta recordar que, según San Ignacio de Antioquía, el Obispo representa en su Iglesia a Dios Padre, nada menos. El obispo contrae con su diócesis un vínculo misterioso, sobrenatural, el cual implica que debe vivir en ella; y vivir en ella siendo su pastor; se trata de una realidad teológica, no meramente canónica. Este mismo criterio invita a repensar el hecho -tan común actualmente- que un obispo pase por dos, tres y hasta cuatro diócesis sucesivas. Además, se trata de un arbitrio desactualizado, ya que un hombre de 75 años suele estar hoy en día en condiciones de salud, y en capacidad personal para la actividad mucho mejor que medio siglo atrás. Pero la «jubilación» de los obispos brinda la oportunidad de designar otros con la orientación que en el momento se prefiere, y queda bien para el mundo; es otro rasgo de la Iglesia de la Propaganda. A propósito de este asunto, me parece oportuno mencionar lo que ocurre en la Argentina. Son designados numerosos Obispos Auxiliares, que en poco tiempo se convierten en coadjutores, diocesanos o arzobispos. Llama también la atención cuántos de estos nombramientos proceden de las misma diócesis del Gran Buenos Aires.

En estos días nuestros, muchos temen la división de la Iglesia. Desde una perspectiva relativista se apunta como responsables a los grupos de conservadores y progresistas, como si fueran igualmente ideologizados; ambos deberían sumergirse en el gran río que es la Iglesia, donde caben todos (no nos engañemos: en realidad, para el relativismo unos más que otros), o considerarse cada uno cara de gran poliedro, que es la figura eclesial. En esa visión quienes molestan son quienes adhieren, por razones históricas y teológicas, sobrenaturales, a la Gran Tradición católica, y se resisten a adoptar los «nuevos paradigmas» propuestos y sostenidos oficialmente. Conservadores y progresistas (quizás estos nombres no sean los adecuados), si no endurecen e ideologizan su posición, podrían ser matices respetuosos de la ortodoxia doctrinal, y compartir pacíficamente la tarea pastoral. La división de la Iglesia ya está en curso de realización con las posturas de la Iglesia de Alemania y sus Sínodos que «huelen» a cisma y a herejía; y cuyos errores son proclamados públicamente. Exagerando un poco, pero no demasiado, diré que Martín Lutero, allí donde se encuentre, estará disgutado y pensará «¿por qué a mí me tuvo que tocar un León X?». Recordemos que fue ese pontífice quien, en 1520, condenó las tesis luteranas en la Bula Exsurge Domine, que el heresiarca quemó públicamente. Al año siguiente el Papa Medicis ratificó la reprobación mediante la Bula Decet Romanum Pontificem. Ahora Lutero es «comprendido». Son muchos los fieles católicos que esperan una orientación de la Santa Sede, para saber a qué atenerse acerca de lo que se trama en tierra germánica. Es preciso orar mucho, pidiendo al Esposo de la Iglesia que la libre del cisma y de la herejía; invocando la intercesión de María, Madre de la Iglesia, y de San José, su Patrono, en este año que le está dedicado. El relativismo se inquieta por escaramuzas menores, e ignora la gran batalla que el demonio libra contra la Catholica, difundiendo en ella la indiferencia ante la Verdad y una preocupación horizontalista por los problemas del mundo; que necesita de ella, ante todo, sin disimulos y tapujos, la predicación del Nombre Salvador de Jesucristo.

En este mismo contexto se ubica el hallazgo o redescubrimiento de la antiquísima institución de los sínodos. Se habla entonces de sinodalidad como modelo de organización y gobierno eclesial: hacer juntos (syn) el camino (hodós). Es así como se ha promovido la realización de sínodos en las diócesis. Más aún, algunos proponen un sínodo general de toda la Iglesia, un parlamentarismo general, que dejaría desubicadas o «aplanadas» a las autoridades de cada unidad eclesial. ¿A dónde llevaría el camino de una «Iglesia en salida»? ¿Qué es lo que juntos (syn) deberíamos dejar? La consecuencia sería el desorden, la confusión, el abandono de la tradición eclesial en pos de los «nuevos paradigmas». Estas fantasías (mitos los llamaba el Apóstol) intentan cubrir el fracaso de la pastoral concreta en todos los niveles; y los problemas gravísimos en el clero de muchos países. La respuesta verdadera a la situación de un mundo alejado de Dios está en el trabajo pastoral intenso y correctamente orientado; y en el cultivo de la vida de oración, que nos sitúe en manos del Señor. La solución no es reformista de las dimensiones organizativa y económica. Pobreza a la fuerza: los prelados no podrán recibir obsequios que cuesten más de 40 euros. Confieso que durante mi episcopado recibí varios muy importantes, que me pemitieron edificar varias capillas en las zonas periféricas; actualmente son parroquias. No he guardado ni un centavo para mí; puedo decir con sencillez que soy pobre, y que me basta con la asignación mensual que todos los obispos tienen en el país. No tengo casa propia, ni auto, ni bienes, vivo en un Hogar para sacerdotes de la arquidiócesis de Buenos Aires. Es más que suficiente.

La unidad de la Iglesia ha sido puesta a prueba duramente por la difusión del comunismo. No sólo ha sido perseguida directamente, si no que ahí donde se imponía procuraba la creación de una Iglesia Nacional, separada de Roma, que es el centro de la unidad. El caso emblemático de este propósito es China. Los obispos fieles resistieron martirialmente a la constitución de la «Iglesia Patriótica», para la que se consagraron obispos sin el nombramiento de la Santa Sede. En las últimas décadas China se ha convertido en un verdadero gigante económico, y esta condición, tan apreciada por el mundo, oculta el drama de la negación de una plena libertad religiosa.

La iglesia de la propaganda ha adherido con entusiasmo a esa importancia que China ha adquirido en el mundo, y dando la espalda a los obispos que mantuvieron la fidelidad a la unidad católica, los ha desplazado para legitimar a los patrióticos. Es un movimiento típico de acomodo político y cultural. La Iglesia se debe todavía plantear seriamente la misión para la conversión de China; y tendría que aprovechar para ello los cambios registrados en el orden económico y social, a partir de la fe vigorosa de los católicos chinos. Y procurar el crecimiento de las comunidades eclesiales, y su expansión en el vasto territorio. El éxito de la combinación del capitalismo con el totalitarismo estatal no puede ocultar el menoscabo, y la falta de libertad. Cabe señalar aquí las declaraciones de un arzobispo, Académico de las Ciencias Sociales de la Santa Sede, de cuya amistad guardo lejanos y bellos recuerdos, que ha dicho que el régimen chino es un modelo de aplicación de la Doctrina Social de la Iglesia. Si tales dichos expresaron su convicción personal, o si se los han inspirado oficialmente, constituye un ejemplo precioso de lo que es capaz la Iglesia de la Propaganda. En los últimos años han abundado tales modelos, para tristeza de muchísimos católicos e indignación de no pocos.

Sin embargo de lo expresado, hay un tema en el cual China es un modelo a comprender e imitar. Después de imponer durante muchos años la política del hijo único, se advirtieron las consecuencias: disminución de la población y envejecimiento de la misma, por eso se intentó sin mucho éxito promover que en la familia tuvieran dos. Ahora se reconoce la importancia de una población numerosa para sostener el crecimiento del país, y su intención de destacarse como gran potencia mundial. Noticias recientes dan cuenta de que ahora en China se permitirá tener un tercer hijo para lograr una mejor «estructura poblacional», superando los actuales 1400 millones de habitantes. No se trata solamente de una permisión o consejo, sino de un estímulo eficaz. Los especialistas hacen hincapié en propuestas políticas concretas, cómo «reducir el gasto de las familias en educación», «mejorar las bajas por natalidad», «mejorar los servicios en atención prenatal y posnatal», «desarrollar un sistema universal de servicios de cuidado infantil». Se trata entonces de «abordar algunos de los obstáculos que impiden a las familias tener más hijos». La alarma saltó porque la cifra de nacimientos descendió por cuarto año consecutivo, y se tomó cuenta que la tasa de fertilidad, quedó en 1,3 hijos por mujer, cuando las Naciones Unidas estima que ha de ser 2,1 para mantener una población estable.

La Argentina es un territorio muy extenso, apenas semipoblado. La consigna de Juan Bautista Alberti «gobernar es poblar» debería ser asumida según una interpretación original, y de acuerdo con las circunstancias actuales. Desdichadamente, en la historia Argentina del siglo XX se han registrado desprecios y atentados contra el don de la vida, que han marcado a la sociedad. Nos amenaza, como a las viejas naciones de Europa, la triste perspectiva del invierno demográfico. La Iglesia de la propaganda boicoteó siempre, con designios burgueses, la aplicación concreta de la Encíclica Humanae vitae, documento profético de Pablo VI. Aun la pastoral popular que tiene como objeto a los pobres, no ha sabido instrumentar correctamente el tema de la natalidad; y exigir a los gobiernos que renuncien a sus planes clientelistas, y pongan el dinero allí donde corresponde para promover y asegurar la grandeza del país. No se puede negar que la corrupción de la Teología Moral en los años posconciliares apuntó siempre contra la Humanae vitae; y varias generaciones sacerdotales se deformaron, y difundieron esos errores entre los fieles. La reacción de San Juan Pablo II Y Benedicto XVI atenuó un tanto ese proceso; pero es tarea de los obispos y formadores de Seminario aplicar la Doctrina del Iglesia con serenidad y sin fisuras.

El Vaticano posee un servicio diplomático de alta calidad técnica, y extendido a muchas naciones del mundo. Se supone que sin alterar su identidad propia debe servir a la obra evangelizadora de Iglesia. Sus características lo exponen a mundanizarse y olvidar esa referencia. Lo ideal sería que quienes se preparan para ofrecer ese servicio se santifiquen, y lo ejerzan con una conciencia verdaderamente eclesial. Lamentablemente, por acción u omisión, pueden servir a los designios de la Iglesia de la Propaganda: «todo bien, no hay problema». Me parece que esto es lo que ha ocurrido en ocasión de la visita del presidente argentino a la Santa Sede. El doctor Alberto Fernández es el principal responsable de la reciente legalización del aborto. Los medios de comunicación han señalado que el sumo Pontífice le otorgó una entrevista de sólo 25 minutos, y le puso mala cara ya que las fotos no registran sonrisa alguna. Pero, a continuación, el Presidente se reunió con el Secretario de Estado, Cardenal Parolín y Monseñor Gallagher, encargado de las relaciones diplomáticas. La Oficina de Prensa (Sala Stampa) publicó una nota sobre esta segunda reunión, que es un elogio desmedido de las relaciones entre la Argentina y la Santa Sede, como si estas pasarán por su mejor momento. Una mano de cal y otra de arena. De la tragedia que el Doctor Fernández ha desencadenado en el país, ni media palabra. Esta actitud de la Santa Sede confirma las reticencias del Episcopado Argentino en la lucha a favor del niño por nacer. Ya no vivimos en los tiempos de San Juan Pablo II. La Conferencia Episcopal ve con malos ojos a las asociaciones y movimientos provida. El 28 de Diciembre pasado, cuando el Senado de la Nación se reunía para tratar el proyecto de ley abortista, que tenía ya media sanción de la Cámara de Diputados, se agolpó una multitud ante el Palacio del Congreso, en vigilia expectante y para reafirmar la oposición al proyecto que finalmente sería aprobado. Asistí yo, que no soy, en cuanto emérito, miembro de la Conferencia Episcopal Argentina. Fui recibido con alborozo, que expresaba la gratitud de los presentes por mi continuo trabajo sobre el tema. En esa ocasión pude departir con una delegación de pastores evangélicos, que se han destacado en la defensa de la vida inocente. Les agradecí su trabajo y los felicité por las declaraciones de la Asociación Cristiana de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (ACIERA), que han sido más claras y contundentes que las oficiales católicas.

No sé si habida cuenta de la degradación política del país hubiera sido posible evitar la sanción de esa ley inicua, pero ese claro testimonio de resistencia era lo que muchísimos fieles, y aun no católicos esperaban; y que lamentan la lastimosa ausencia que se ha dado. La Iglesia de la Propaganda puede estar satisfecha. Por ahora, concluyo aquí: los lectores, según su conocimiento e interés, pueden completar el panorama que aquí les ofrezco.

+ Héctor Aguer, Arzobispo emérito de La Plata

Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas.

Académico de Número de la Academia de Ciencias y Artes de San Isidro.

Académico Honorario de la Pontificia Academia de Santo Tomás de Aquino (Roma).

Buenos Aires, lunes 21 de junio de 2021.

Memoria de San Luis Gonzaga.

 

34 comentarios

jandro
¿ Y quien nos dice que esto que hoy dia se puede decir más o menos abiertamente y sin que te tomen por cismatico no es exactamente lo que pensaba monseñor Lefebvre ?
22/06/21 7:52 AM
PEDRO
La batalla la libra satanas,diablo o maligno ( que es el mismo ) contra la Iglesia que permanece agazapada a la espera de una solución ante aridez en las almas, cuando es la misma la que debe presentar batalla contra el padre de la mentira. Es la lucha de Bien contra el mal, no del mal contra Bien . La Iglesia ( laicos y sacerdotes ) tienen preiminencia contra los ángeles caídos que odian a DIOS y a su Palabra.

Quienes son la curia alemana - parte - para enfrentarse a la Iglesia Universal. No hay ni habra jamás una Iglesia alemana, a la que además se le permite cobrar a cada fiel por ser católico, a la que se permite plantear el pecado como solución, ni los curas no pueden casarse,ni las mujeres no pueden ser sacerdotisas y la curia alemana deben ser pobre a Imagen de Cristo. La culpa de la pedofolia en la iglesia aleman es culpa de la deformación de los seminarios que no han sabido enseñar que el sacerdote no deja de ser hombre por el hecho de ser ordenado, sino que es un alma entregada a DIOS en toda su dimensión humana y espiritual.

No hacéis evangelización ni orais,nunca los fieles han estado tan poco formados en la Palabra de Dios, van a las Misa como una inercia, y no aprovechais ese momento para formarlos en el significado de cada uno de los Sacramentos. La Iglesia orienta al pecador y lo sana para DIOS, pero no le puede aceptar en su pecado. El buenismo es del diablo.

Oración y evangelización, ese el duo gran ausente de la Iglesia actual. DIOS es el que
22/06/21 9:25 AM
Alvar
Si Jesucristo molestaba al poder y lo mataron ¿Cómo no va a molestar su iglesia fiel?
Todos sus apóstoles fueron condenados a muerte, solo Juan se salvó.
Hemos de asumir que si entregamos el poder temporal al príncipe de este mundo (cosa que hemos hecho desde la Revolución francesa por lo menos) nos espera la persecución y el martirio.
Los que se apartan de la tradición se apartan de Jesús y sirven a otro señor, no hay discusión posible.
22/06/21 10:05 AM
AJ
"El querer conciliar la fe con el espíritu moderno produce unos frutos peores de lo que se piensa: no solo al debilitamiento sino a la perdida total de la fe".

San Pío X
22/06/21 10:15 AM
Luis López
Gracias Monseñor por citar a Julio Meinvielle, un verdadero profeta, como bien ha destacado en su artículo. Observen lo que dice al final de su tremendo -y difícil- ensayo "De la Cábala al progresismo", publicado en 1970, hace hoy 50 años. Don Julio lo clavó:

"Puede haber, dos Iglesias, la una la de la publicidad, Iglesia magnificada en la propaganda, con obispos, sacerdotes y teólogos publicitados, y aun con un Pontífice de actitudes ambiguas; y otra, Iglesia del silencio, con un Papa fiel a Jesucristo en su enseñanza y con
algunos sacerdotes, obispos y fieles que le sean adictos, esparcidos
como "pusillus grex" por toda la tierra. Esta segunda sería la
Iglesia de las promesas, y no aquella primera, que pudiera defeccionar.
Un mismo Papa presidiría ambas Iglesias, que aparente
y exteriormente no sería sino una. El Papa. con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una
parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia
de las Promesas. Por otra parte, produciendo hechos equívocos
y aun reprobables, aparecería como alentando la subversión y
manteniendo la Iglesia gnóstica de la Publicidad"
22/06/21 10:17 AM
G Flavius
Estoy totalmente de acuerdo con lo que dice Aguer sobre lo insensato que es prescindir de la sabiduría de quien, siendo capaz de seguir al frente de su diócesis, debe presentar su renuncia por haber cumplido 75 añosa. Y también lo estoy con la también insensatez / contradicción que supone que esa renuncia se le exija a todos los obispos, menos al de Roma, que quizá sea el que lo tiene más difícil para salir airoso del trance (pese a los auxilios especiales que reciba del Espíritu Santo, a condición de que los siga con docilidad).

Solo lamento que esa "valentía" que ahora muestra en su denuncia no la haya demostrado cuando estaba en activo. ¡Les pasa a tantos! ¿Por qué será? Ah, sí...
22/06/21 11:34 AM
millan
Aguer lamentablemente a último momento saca su carta de Meinvielle , hace décadas debia haberlo hecho , el modernismo ya tiene toda la estructura Jerarquica por lo menos en Argentina ...es hora de MEA CULPA me parece ... y ayudar a los sacerdotes que quieren dar la Misa Tradicional para restaurar lo que se pueda esperando al SEÑOR y no libere de tanto veneno. AMDG
22/06/21 1:55 PM
madre
G. Flavius, hasta donde yo he leido de Monseñor Héctor Aguer, siempre ha defendido claramente la sana doctrina, de todas formas novale de nada enfrentarnos unos contra otros, lo que debemos hacer es orar todos por la unidad de los cristianos y la conversión de los que no conocen el amor de Dios.
22/06/21 2:26 PM
maru
Mons. Aguer, el panorama no es muy diferente en España ni en el resto del mundo. Una verdadera desgracia.
22/06/21 2:49 PM
Ricardo
Luis Lopez, gracias por la cita del Padre Meinvielle (del libro "De la Cábala al progresismo"), tal vez el padre se quedó corto en la parte que dice ....."El Papa, con sus actitudes ambiguas, daría pie para mantener el equívoco. Porque, por una parte, profesando una doctrina intachable sería cabeza de la Iglesia de las Promesas...." , lo de "profesando una doctrina intachable...." me parece que el actual papa no llega a ese nivel de profesar una doctrina intachable.
22/06/21 3:25 PM
G Flavius
madre: yo no he hablado de la sana doctrina, ni he dicho que Aguer no la defienda. Es más: he expresado que estaba de acuerdo con él "totalmente". Por tanto...

Lo que he indicado -y reitero- es que, cuando ya no se disfruta de la "poltrona" -o sea, no se tiene nada que perder- todo el mundo se envalentona, y se atreve a denunciar lo que viene de lejos, de muy lejos, y ha podido denunciar desde hace muchísimo tiempo, pero no lo hizo. ¿Por qué? Ah, sí: por la poltrona.

Por desgracia, son demasiados los "buenos" que cuando están en el cargo -con su poltrona- callan, no vaya a ser que los "misericordien". Solo "largan" después...
22/06/21 3:37 PM
Albert L
Es importantísimo volver a la gran Tradición de la Iglesia, que ha sido despreciada durante décadas. Es una pérdida trágica cuyas consecuencias devastadoras estamos viendo ahora en forma de apostasía masiva.
22/06/21 3:47 PM
Eugenio C. Gallegos del Santo
Una lectura sin prisas de las diferentes opiniones de los lectores, aportan la idea de que algunas de ellas tienen el propósito de "pasar factura" al Arzobispo Emérito de La Plata por los silencios que pudo haber tenido durante su episcopado respecto de las múltiples situaciones de desmadre de la Iglesia en Argentina o de cualquier otra parte del mundo.-
Verdad que ya nada sorprende y hasta resulta que los desvaríos clericales (tanto de curas como de obispos), que hasta años atrás causaban nuestra propia vergüenza, hoy resultan ser cosa de todos los días.-
(Ya se sabe por dónde y por quién comenzamos)
Es que que cualquier expresión que revele un apartamiento de la conducta y decisiones de los ordenados, sea en lo personal, en lo litúrgico o en lo doctrinal, pasará sin que nadie se sorprenda o censure.-
Monseñor Aguer, (quien no necesita ser defendido de nada, ni mucho menos), siempre ha sido claro, directo y preciso y ha aprovechado cualquier medio disponible para hacer verdadera catequesis.-
Nadie puede decir sin faltar a la verdad que cuando ocupaba la silla episcopal calló o tuvo manga ancha.-
Es bien sabido que apenas llegó la oportunidad "canónicamente prevista" el Papa Bergoglio apuró el expediente cuanto mas pudo hacerlo para que Monseñor Aguer abandonara ipso facto la arquidiócesis y, por otro lado, es también conocido el destrato que le hiciera y le hace su sucesor es muy propio de su persona, de quien basta afirmar que la arquidiócesis platense le queda muy gr
22/06/21 6:56 PM
Raúl de Argentina
Mons Aguer, mi familia y yo estábamos en esa plaza aplaudiéndolo a rabiar.
Reconozco que en ese aplauso había también un implícito abucheo a la actitud del resto del Episcopado argentino (con minúsculas excepciones)
Y también, con dolor, incluía en mi abucheo implícito al Papa Francisco.
Cuando fue nombrado, el impresentable poli-funcionario kirchnerista Aníbal Fernández (abortista 100% él) dijo que la ley era imposible con un Papa argentino.
Pues no sólo fué posible. Salió casi sin resistencia de la Iglesia.
Otro punto. La corresponsal en Roma del diario La Nación, Elisabetta Piqué, una ultra-obsecuente francisquista, comentaba del "enojo" papal ante el hecho de que el presidente Alberto Fernández hubiera convencido a senadores dudosos, diciéndoles que el Papa había bajado los brazos y hasta prefería que el aborto saliera pronto para terminar de una vez con el tema.
Lo que no vio la periodista es que esa información no dejaba bien parado a su admirado Francisco.
Porque aunque fuese falso lo que Fernández decía, lo cierto es que era CREÍBLE para dichos senadores.
Si el Papa no había bajado los brazos y quería que la ley saliera, al menos daba la sensación de que así era.
Una VERGÜENZA más, y de las mayores, del peor Papado en los tiempos modernos.
22/06/21 10:00 PM
Irma
Oremos por el Santo padre, es fácil criticar y recriminar, más en estos tiempos convulsos no es fácil dirigir la Iglesia. Como católicos debemos orar por nuestros consagrados, porque el maligno tiene permiso para zarandearlos
No olvidemos que ellos han sido elegidos y llamados a este ministerio desde siempre y son atacados tenazmente por el demonio, por eso nuestro deber moral es orar constantemente por su santidad e iluminación del Espíritu Santo, para poder cumplir la misión a la que fueron llamsdos
23/06/21 4:48 AM
Mariana M
Los que comentan con nostalgia reprochativa están haciendo un pataleo zonzo. Hay que cuidar al remanente fiel y rezar por él, de todos los ataques y persecuciones del Maligno y sus servidores.
Los malos se sacaron la careta este último tiempo. Por eso no pasa ya por la prudencia, virtud cristiana, sino otras virtudes están.
Sino parece que juegan para el enemigo por críticas pueriles y sin base doctrinal. Se olvidan de la Gracia.

Aparte, muchos estamos cansados de encontrar tantos consagrados, sacerdotes y monjas, con la cabeza modernista y contemporizando con claros enemigos de la fe y de Cristo.
23/06/21 12:25 PM
Alberto Solanet
Bien como siempre Monseñor Aguer, lamentablemente hoy "emérito" . Su defensa y servicio a la verdad católica , a tiempo y a destiempo, incomoda a la Iglesia "de la propaganda". Agradecidos, rezamos por él para que pueda por muchos años continuar iluminando a los argentinos.
23/06/21 5:44 PM
Raúl de Argentina
Voy a contar una anécdota personal que ilustra lo que dice Mons. Aguer.
En 2018, a días de la marcha en Buenos Aires contra el primer intento de ley, conseguimos con amigos provida una audiencia en el Obispado de San Isidro con un estrecho colaborador de Mons. Ojea, presidente de la CEA.
Fuimos con la idea de tratar de conseguir mayor apoyo de los Obispos a la movilización provida, porque el mismo ya nos parecía casi inexistente.
Habíamos llevado los conocidos "bebitos" que muestran el desarrollo de los bebés en el vientre.
Luego de una charla vacía y vaga, en la que para mí era cada vez más claro que no lograríamos nada, intenté presionar más para lograr algo.
Puesto a buscar algo que lo excusara por lo que no estaba dispuesto a conceder, el sacerdote apeló a la grosera mentira de decir que, si bien en las marchas feministas había violencia, también la había en las marchas provida y eso impedía un apoyo explícito.
¿Me puede decir Padre en cuál hubo algún tipo de violencia? le dije. Porque voy a TODAS desde el principio e incluso llevo a ellas a mis hijos pequeños. Y, si hubiese violencia, sería un padre irresponsable.
Por supuesto, no pudo ser específico porque mentía groseramente, las marchas son una verdadera fiesta familiar, pero él pretendió insistir en una acusación vaga:"sí, sí, la hubo"
Asqueado de la falsedad y sabiendo que no se llegaría a nada, me levanté, y señalando a los bebés que cité antes le dije: "A estas ovejitas, Ud. NO TIENE OLOR PADRE" Me dí vuel
23/06/21 9:34 PM
Jaime
Gracias por sus palabras Monseñor Aguer. Dios lo bendiga y escuche su plegaria
23/06/21 11:15 PM
Anibal Barza
Gracias por todo, Monseñor. Sepa que no está sólo, lo acompañamos con el afecto y la oración en ese retiro por el que pasron tantos santos sacerdotes
Ratifico su relato sobre la marcha del día de los Santos Inocentes en vísperas de la votación del aborto en el Congreso. Estuve allí y guardo el vídeo de sus palabras. Vi a los jóvenes escuchandolo en un silencio respetuoso y lleno de afecto. Vi el abrazo que le pidió un pastor Evangélico. Nunca olvidaré que en la marcha masiva de un mes antes estaba el Cardenal rodeado de varios sacerdotes entusiastas. Un mes despues, misteriosamente, todo habia cambiado. La marcha comenzó frente a la Catedral cerrada y nadie salió de allí a acompañarla. El único obispo presente fue Usted. Es doloroso, pero su ejemplo nos sigue alentando.
24/06/21 1:10 AM
Anibal
G Flavius, la valentía sin comillas de Mons Aguer estuvo siempre.
24/06/21 1:16 AM
Carsten Peter Thiede
En Argentina se viene reduciendo el índice de fecundidad desde 1978, y en 15 años (quizás menos) estaremos en el 2,1%.
Hay 2 razones por las que los obispos no apoyaron las marchas provida (que, por otra parte, no sirven para nada, porque al gobierno le importa un comino la democracia): porque temen que les retiren el subsidio del Estado y porque temen que el Papa los misericordee.
Ahora: lo de los 40 euros no lo sabía.
24/06/21 1:36 PM
Livia
Monseñor Aguer, diga toda la verdad. A usted le ofrecieron quedarse a vivir en sus aposentos del Arzobispado de La Plata y no quiso. Y es el Arzobispado de La Plata el que paga la mensualidad del Hogar sacerdotal de Buenos Aires. Podrá tener razón en sus lamentos pero no hace falta ocultar una parte de la realidad.
25/06/21 2:29 AM
Mariana M
Muy significativa la anécdota de Raúl. Esto es así, hipocresía mundana y falta de evangelización y servicio. Grave omisión de esos ministerios. Los obispos tienen que ser dueños de su persona, con pensamiento personal y capacidad de discernimiento. Todos son sucesores de los apóstoles. Todos tienen exactamente la misma dignidad y la misma fuerza en su voz. Sólo se debe adorar a Dios.
La verdad de lo que se sabe que lo que hay ahora por eso pagos no es ni la sombra. El James Martín argentino.
Todo bien viene de Dios y por Providencia divina y se lo tenemos que agradecer a Dios. Que nadie se quiera vanagloriar.
25/06/21 12:03 PM
Gregory
Ser emérito tiene ventajas no te involucras y puedes criticar todo lo que tus hermanos en el episcopado hacen.
25/06/21 4:59 PM
Chico
Por favor, señor Obispo, ayúdenos y escriba algo acerca de lo de los indultos y de la postura de la CEE. Gracias. Lo espero. ,
27/06/21 5:38 PM
Esteban Vienri

Repasemos: 🤔 Juan Pablo ll : Su tierra natal, Polonia, considerada recatólica 😌 decrece su población, es decir anticonceptivos y abortos a discreción..
Italia, otra supuesta recatólica 😌 envejece su población (ídem).
España 😊 ... igual.
Irlanda, súper recontra recatólica: 😌referendum: gana el aborto.
Francia "la Católica" 😧 cuna del liberalismo y su frutos: revolución sexual del '68. (ídem).
EUA: Presidente y varios funcionarios centrales Católicos (sí ?) 😧 "bendición" de Matrimonio homosexual, anticoncepción, aborto y su aplicación en el área científica.

Argentina: Macri, El Congreso Nacional, Larreta, el Congreso de la Ciudad. Todos anticoncepctivistas, abortistas, homosexualistas.

Los gorilas no son muy inteligentes, y en el devenir de los tiempos, dicen, evolucionaron hacia la inteligencia humana.

Ahora sí lo podemos incluir:
El presidente Fernández también aprueba la misma Agenda.
28/06/21 6:57 AM
Federico
Irma, ese que llama Vd. "Santo Padre" es precisamente el que, con sus errores y torpezas está contribuyendo a esos tiempos "convulsos" para la Iglesia.
28/06/21 10:31 AM
carlos saez Argentina
Es mas que interesante leer a quien consagro su vida al culto de nuestro Señor Jesucristo, sino porque quizá en la habitual serenidad, nos enriquece en nuestra Fe párrafo a párrafo. El amor a Cristo, no el bullicioso, provocativo é intemperante, sino el que, por ser más ardiente y sincero, y debiéramos ser más recatado en nuestras efusiones, en el trato diario. Vivo en la localidad de Moreno, 60 km. De Buenos Aires en un punto comercial con cuatro cultos donde los narrador res parecen entoldarse alguna vez con las nieblas de una pasión tan enérgica como velada, que no llamaré política en el vulgar sentido de la palabra, porque transciende de la esfera en que la política comunmente se mueve. Esta localidad esta en un miserable estado social, en una Argentina, formal, marginal y real. El consagrado, debe dar muestras de fecunda inventiva, ante tal complejo escenario de ingenioso artificio, y á veces de clarísimo juicio histórico disimulado con apariencias de amenidad. Me pregunto ¿ el Obispo lo asistirá? Resemos mucho mas en pandemia para que es espíritu Santo asista en nuestra Santa I glesia
30/06/21 12:12 AM
Luis I. Amorós
Los obispos son como los militares: cuando se retiran dicen lo que piensan, hablan fuerte y con frecuencia de forma luminosa (algunas veces desbarran, pero somos humanos). En cualquier caso, es llegar el retiro, y no tener mando efectivo, y la sinceridad se convierte en su bandera.

Mientras están en el cargo, y dependen de ascensos, promociones, pagas o castigos, no se mueve una hoja y todos, en mayor o menor medida, marcan el paso de lo que dicta la autoridad, sea esta buena o mala.
1/07/21 12:29 PM
roly
jajajajja tanto artículo para decir que está triste xq no tiene poder...
1/07/21 1:33 PM
Jorge Cantu
roly:

Tu pequeña mentecilla no da para más y tus pretensiones de troll barato salen sobrando aquí. Ya sabemos que los que te sirven tus croquetas no están contentos con Mons. Aguer. ¡Desaparece!
4/07/21 1:04 AM
Mariana M
Luis A., te equivocas. Monseñor Aguer siempre habló de las cosas que incomodaban y por eso lo misericordiaron el mismo día de su cumpleaños.
Hay temas que se sabe molestan, y más lo saben los que están en un puesto, y Monseñor Aguer los trataba desde la Doctrina Cristiana.
Como la defensa de la Vida, un deber insoslayable de todo religioso.
La autoridad o las autoridades, son pecadores como todas las criaturas humanas. Un consagrado debe obedecer a Dios.
5/07/21 11:36 AM
Pilar
Livia; usted debe ser admiradora del obispo Fernández. Y el Hogar sacerdotal lo debe pagar el nuevo obispo al emérito.
5/07/21 8:06 PM

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