La conexión masónica en la caída del Imperio Austro-Húngaro

La conexión masónica en la caída del Imperio Austro-Húngaro

Hace 100 años, en octubre de 1918, se disolvía el Imperio Austro-Húngaro con el final de la Primera Guerra Mundial. Como hace 200 años con la práctica desaparición del Imperio español, la masonería, tanto la de raíz anglosajona como la afrancesada, tuvo un papel relevante en los acontecimientos.

Hace 100 años, en octubre de 1918, se disolvía el Imperio Austro-Húngaro con el final de la Primera Guerra Mundial. Como hace 200 años con la práctica desaparición del Imperio español, la masonería, tanto la de raíz anglosajona como la afrancesada, tuvo un papel relevante en los acontecimientos.

El 3 de octubre de 2004 era beatificado por Juan Pablo II, Carlos de Habsburgo, último emperador de Austria-Hungría. Carlos I de Austria y IV de Hungría (1887-1921) fue un personaje trágico. Reinó entre noviembre de 1916 y noviembre de 1918, cuando se produjo el hundimiento de su imperio en medio del caos que se produjo en Europa al terminar la I Guerra Mundial.

Heredó de su antecesor, su tío abuelo el emperador Francisco José, una guerra que no quería e intentó cuanto pudo por ponerla fin mediante prolongados intentos de negociación que al final no prosperaron por la mala fe de los gobiernos aliados, empeñados en una victoria total (tema que dará para otro artículo) y por la actitud de su aliado, el II Reich alemán, deseoso de satelizar y, a ser posible anexionar, a Austria –Hungría.

El complejo y multinacional imperio Austro Húngaro, heredero del antiguo Sacro Imperio Romano Germánico era uno de los estados más antiguos de Europa. Situado en el centro de Europa, se extendía a lo largo de lo que hoy son Austria, Hungría, Chequia, Eslovaquia, parte de Polonia, parte de Rumanía, zonas alpinas del noreste de Italia además de Eslovenia, Croacia y Bosnia.

El Imperio era una compleja confederación entre la Austria culturalmente germánica y el reino de Hungría, que después de numerosas rebeliones contra Viena durante siglos, había recibido finalmente una autonomía muy amplia en 1867. El resto de territorios poseía distintos grados de autonomía administrativa pero no política y estaban subordinados a Austria o a Hungría, lo que producía un grado considerable de tensiones centrífugas y problemas étnicos y territoriales.

Pese a todo, el Imperio, con su hermosa capital de Viena y sus bellas ciudades danubianas, era uno de las principales potencias de Europa y había vivido una época de progreso industrial y económico notable durante el siglo XIX. Era un imperio multirreligioso pero el catolicismo tenía un papel muy destacado, siendo la dinastía Habsburgo profundamente católica.

El beatificado emperador Carlos fue, obviamente, un católico muy sincero que nunca prescindía de su Misa diaria, procuraba siempre vivir en gracia, devoto del rezo del Santo Rosario, intachable en su vida personal y siempre preocupado por lograr la paz y el bienestar para su pueblo. Se negó a aprobar la ley del matrimonio civil a cambio de la cual, personajes vinculados a la masonería le habían prometido la ayuda de su protección e influencia.

En sus tareas de gobierno le ayudaba su esposa, la bella e inteligente emperatriz Zita de Borbón- Parma, que, como su marido no escatimaba la asistencia a los más necesitados. La Primera Guerra Mundial había supuesto la entrada en un abismo político que hacía imprevisible y problemática la supervivencia del Imperio.

Pronto iba aparecer en la escena pública un personaje que acabaría por convertirse en un enemigo letal del Imperio Austro Húngaro: Thomas G Masaryk, el líder de los nacionalistas checos, figura poco conocida por el gran público europeo hoy en día más allá de su país, al margen de historiadores y eruditos pero que tuvo una extraordinaria influencia en el destino (trágico) de Europa durante el siglo XX. Masaryk, que llegó a ser un masón de altísimo nivel había ejercido como abogado en Viena y entró en política como diputado partidario de una solución federalista para su minoría étnica, los checos, pero, iniciada la guerra se exilió y “evolucionó” hacia un nacionalismo e independentismo checo obsesivo así como un odio feroz hacia los Habsburgo.

Logró un puesto de catedrático en Oxford, fundó un gobierno checoslovaco en el exilio e incluso organizó un pequeño ejército checo dentro del francés con prisioneros checos del ejército austro húngaro. Pero lo más importante es que merced a sus contactos masónicos llegó a ejercer una extraordinaria influencia entre los gobiernos aliados, tanto el británico como el francés y más tarde el norteamericano a quienes fue convenciendo de la necesidad ineludible de desmembrar totalmente el Imperio Austro Húngaro para completar la derrota de Alemania y la desaparición de la influencia católica en Europa. Masaryk fue un genio de la organización y un político y conspirador extraordinariamente hábil, tanto que incluso consiguió atraer hacia la austrofobia a figuras católicas incluyendo a algunas del prestigio de Chesterton. Desgraciadamente para Europa, Masaryk alcanzó todos sus objetivos y tras la guerra fue el primer presidente de la república de Checoslovaquia, surgida de las ruinas del Imperio Austro Húngaro. Sus andanzas están bien trazadas en el excelente libro: «Réquiem por un imperio difunto» de Francois Fejto, una obra esencial sobre la caída del Imperio.

Y es que la influencia de la masonería internacional fue muy intensa en los gobiernos aliados. Ya los contemporáneos en los países neutrales como España tuvieron la sensación de que la masonería apostaba muy fuerte por la victoria Aliada. Y así fue. La influencia masónica era muy fuerte, desde luego en el gobierno francés. Al menos 13 ministros franceses y un primer ministro fueron masones durante los años de la guerra. En palabras de Fejto: «Era la Francia republicana, de izquierdas, misionera del libre pensamiento y el laicismo». El congreso internacional masónico de los países aliados y neutrales reunidos en París los días 28, 29 y 30 de junio de 1917 incluyó la desmembración total del Imperio Austro Húngaro como objetivo político irrenunciable para la Europa de posguerra.

También la influencia masónica era fuerte en Reino Unido, a través sobretodo de los círculos académicos y universitarios. Y desde luego, era muy intensa en Estados Unidos cuyo presidente Woodrow Wilson era un masón de alto grado. Sus famosos «14 puntos» de enero de 1918 que venían a ser el programa político Aliado tenían una fuerte sabor masónico con su insistencia en la democracia liberal como único sistema político posible, el principio de autodeterminación de los pueblos y la formación de una Sociedad de Naciones como embrión de un gobierno mundial.

Cuando en el verano y el otoño de 1918, el ejército alemán cedió por fin al empuje de las superiores fuerzas Aliadas en el frente francés y se derrumbaron también las posiciones alemanas en los Balcanes, se inició la desintegración del Imperio Austro Húngaro junto al hundimiento de su ejército en el frente italiano alpino. Era el fin. El emperador Carlos vivió el terrible proceso ante el que poco pudo hacer con una resignación cristiana realmente heroica. La traición que más le dolió en aquellas dramáticas horas fue la del partido socialcristiano. Los «demócrata cristianos» del Imperio, que habían prometido «lealtad eterna» a la Corona, a la hora de la verdad no perdieron el tiempo en ponerse de acuerdo con los socialdemócratas para proclamar la República en Austria.

Mientras, en Praga se proclamaba la independencia de Checoslovaquia (4 de noviembre) iniciada con una macabra ceremonia. Los jóvenes nacionalistas checos militantes de los llamados Sókols, desfilaron ante la gran estatua de la Virgen que presidía el centro de Praga desde 1650. Armados con cuerdas rodearon la estatua y la derribaron con estrépito celebrando el hecho con cantos e himnos. Fue un acto profundamente simbólico (los regimientos del Imperio Austro Húngaro siempre llevaban la imagen de la Virgen en sus banderas). No contentos con tamaña blasfemia, el pedestal donde la Virgen había sido derribada fue decorado con banderas checas y norteamericanas. No es casualidad que la bandera checa tenga triángulo lateral, símbolo reconocidamente masónico que tienen también, por ejemplo, la bandera cubana (y su copia, la «estelada» separatista catalana).

El imperio quedó totalmente desmembrado. De sus cenizas surgieron numerosos estados entre ellos Checoslovaquia, Polonia, Yugoslavia, etc. El emperador Carlos y Zita que durante la guerra habían sobrellevado con cristiana resignación y sin rencor malévolos rumores y calumnias que acusaban a Carlos de bebedor, mujeriego o idiota dominado por una emperatriz astuta y tiránica, dieron también muestra de su fidelidad a Dios incluso en aquellas terribles circunstancias y luego durante su exilio en España y finalmente en la isla portuguesa de Madeira donde Carlos murió como un santo en 1922 tal y como se refleja en la interesante biografía de Michel Dugast sobre Carlos de Habsburgo «El último emperador», aceptando la enfermedad que ofreció como un sacrificio por la paz y la unidad de los pueblos, y con su última mirada dirigida al Santísimo Sacramento.

Fue sintomático y hermoso que fuese beatificado por el Papa Juan Pablo II, hijo de un antiguo oficial del ejército austrohúngaro que más tarde pasó al polaco, después de la Guerra, que lo propuso como modelo de ejercicio de actividad política:

Desde el principio, el emperador Carlos concibió su cargo de soberano como un servicio santo a su pueblo. Su principal aspiración fue seguir la vocación del cristiano a la santidad también en su actividad política. Por eso, para él era importante la asistencia social. Que sea un modelo para todos nosotros, particularmente para aquellos que hoy tienen la responsabilidad política en Europa.

 

Javier Navascués

 

41 comentarios

Blosio
Interesantísimo, aleccionador y estimulante. Gracias.
20/04/18 4:26 PM
Ricardo de Argentina
Carlos fue un gran santo, que tuvo una santa compañera en Zita.
La ex emperatriz guardó riguroso luto durante toda su viudez de más de 6 décadas, en homenaje al inmenso amor que los había unido para siempre.
Una historia tan bella como ejemplar.
20/04/18 5:02 PM
Sergio Raúl Castaño
Excelente rememoración de una realidad política y de unos monarcas que el Occidente Cristiano no debe olvidar jamás.
No comparto, con todo, la equiparación de la desaparición del Imperio Romano Católico por obra de los enemigos con la disolución del Imperio español en América.
20/04/18 6:39 PM
Jackino
El Sacro Imperio Romano Germánico y el Imperio Austrohungaro son entidades completamente distintas. El primero fue disuelto en 1806 por Napoleón y el segundo fue disuelto en 1918 por los aliados. Territorialmente hablando, el Sacro Imperio fue substituido en tiempos de Napoleón por la Confederación del Rhin. No será hasta tiempos de Bismarck cuando resucite el imperio alemán. Por eso, el Primer Reich es el Sacro Imperio, el Segundo Reich es el imperio bismarckiano y el Tercer Reich es el imperio hitleriano.
20/04/18 8:18 PM
Jackino
El único parentesco político entre el Sacro Imperio y Austria es que los Habsburgo austriacos fueron también emperadores alemanes durante la Edad Moderna. Austria, Bohemia y Moravia formaban parte del Sacro Imperio.
20/04/18 8:23 PM
Jackino
Pero los territorios orientales del Imperio Austrohúngaros nunca formaron parte del Sacro Imperio aunque fuesen también patrimonio de los Habsburgos. Y es que los monarcas podían reinar en varios estados a la vez. Es parecido al caso del Reino Unido.
20/04/18 8:39 PM
Javier
No he dicho que sea el mismo imperio sino su heredero. A partir de 1648 la autoridad de los Habsburgo sobre el territorio alemán quedó drásticamente limitada. Por eso los historiadores hablan del imperio austriaco a partir del siglo XVIII aunque formalmente todavía se llamará Sacro Imperio hasta 1806. Por tanto, los Habsburgo eran los herederos del antiguo imperio, que ellos mismos habían gobernado, aunque a partir de 1870 surgiera un nuevo Reich en Alemania.
20/04/18 8:40 PM
Mikel
Maravilloso artículo, es una bendición que InfoCatólica cuente entre sus colaboradores con Javier Navascués. Para la consecución del Gobierno Mundial (cuyo embrión es la actual ONU) se necesita el desmembramiento, fragmentación, división, balcanización de los Estados-Nación, principalmente aquellos que históricamente han liderado el avance y la consolidación del cristianismo, enemigo número 1 de la masonería, de manera que puedan ser diluidos y sus restos ensamblados en estructuras supranacionales al servicio de una gobernanza mundial. La construcción política de la disolución de los Estados-Nación se apoya en conceptos diseñados a tal efecto, como derecho de autodeterminación de los pueblos o solución federalista (como lo de "federalismo asimétrico" del PSOE en España), citados en el artículo.
Se puede observar cierto paralelismo entre la situación en España con el Golpe de Estado en Cataluña y la que desencadenó la masonería en Austria-Hungría. Hay documentos relacionados con Puigdemont y hasta un vídeo de Forcadell en los que se valora y agradece la labor de la masonería en favor del desafío independentista catalán. En el pasado reciente, durante los años previos a la Guerra Civil española, está demostrado el protagonismo de la masonería en los actos de subversión que condujeron al conflicto armado. Más lejos en el tiempo, en los procesos de independencia de Hispanoamérica, la masonería estuvo detrás de esta separación artificial de la Hispanidad que sufrimos hasta hoy, f
20/04/18 8:48 PM
Mikel
Más lejos en el tiempo, en los procesos de independencia de Hispanoamérica, la masonería estuvo detrás de esta separación artificial de la Hispanidad que sufrimos hasta hoy, fragmentándola e incluso enfrentando a naciones hermanas entre sí para desactivar el potencial de una hispanidad unida que hoy cuenta con más de 700 millones de almas, haciéndola de este modo más fácilmente alineable y digerible para el Gobierno Mundial. DIVIDE Y VENCERÁS, siempre es así.
La masonería conforma una red de control global confeccionada lo largo de siglos al servicio de una Élite de Satanás, un puñado de dinastías que han acumulado el poder económico mundial y lo utilizan para hacer emerger de entre las naciones su Gobierno Mundial (primera Bestia en Apocalipsis 13), para cuyo advenimiento parasitan, explotan y dividen a las naciones de la Tierra. LA FAMILIA HUMANA, tesoro custodiado como ninguno por el cristianismo, es el objetivo primordial para la Sinagoga de Satanás en estos días únicos que nos toca vivir, tal como nuestra Señora en Fátima nos hace saber.
20/04/18 9:02 PM
Jackino
Desde un punto de vista territorial no puedo estar de acuerdo con que el Imperio Austríaco es el heredero. Por dos razones. Porque los territorios que conformaban el Sacro Imperio coinciden con los territorios de las actuales Alemania, Austria y República Checas. Porque las anexiones de territorios polacos, eslovacos, húngaros, rumanos, croatas y bosnios se integran en el Imperio Austriaco en lugar de integrarse en el Sacro Imperio. El Imperio Austriaco puede heredar algunas características del Sacro Imperio como la catolicidad del imperio (de hecho es incluso más católico que el Sacro Imperio en la Edad Moderna). Pero el Reich bismarckiano y el Reich hitleriano (que consigue la reunificación total de los territorios alemanes llamada Gross Deutschland) heredan su dimensión territorial que es lo que me parece más importante a la hora de establecer que estado es heredero de otro. Saludos cordiales.
20/04/18 9:25 PM
Jackino, tienes y no tienes razón, porque existe una cierta continuidad histórica entre el Sacro Imperio y el Imperio Austriaco. De hecho quien decreta la extinción del Sacro Imperio es el Emperador Francisco II que pasa a ser entonces el Emperador Francisco I de Austria, y lo hace para evitar que Napoleón se convierta en emperador germánico. Existe una continuidad dinástica directa de los emperadores de Austria y los emperadores germánicos, de hecho Francisco fue ambas cosas. En cuanto al aspecto territorial e Imperio Austríaco abarcaba prácticamente un 30% del antiguo Imperio Germánico lo cual tampoco es despreciable.
21/04/18 8:19 AM
Antonio
Gracias por el artículo, muy aleccionador.

Si se me permite la sugerencia, sería muy interesante que hubiera artículos sobre Historia desde la óptica de la FÉ.
Por favor, que se publiquen más.

Gracias por publicar mi primer comentario.
21/04/18 9:09 AM
Agustín
Es significativo que no desintegran igualmente a Alemania cuya unificación fue en 1870. Hubieran podido separar el reino de Baviera, por ejemplo. El gobierno alemán fue responsable de que Lenin hiciera la revolución. Otto de Habsburgo fue uno de los pocos que desconfió de Hitler antes de que este llegase al poder. No sabemos lo que hubiese podido ocurrir pero probablemente un estado austro-húngaro fuerte habría contenido la expansión nazi.
22/04/18 10:48 AM
Jackino
@ Agustín, Alemania perdió tras la Primera Guerra Mundial los territorios habitados mayoritariamente por polacos situados en sus fronteras orientales y que habían pertenecido históricamente al estado polaco. Los tratados de paz significaron el fin de los imperios existentes y el nacimiento de varios estados nacionales como Polonia, Checoslovaquia, Hungria o Yugoslavia. Dentro de las antiguas fronteras del Imperio Otomano ya habían nacido varios estados nacionales como Grecia, Búlgaros o Rumania durante el siglo XIX. Los árabes también se independizaron de los turcos y los polacos recuperaron los territorios ocupados anteriormente ocupados por prusianos, austriacos y rusos desde hacia poco mas de un siglo. Francia recuperaba Alsacia y Lorena mientras que Gran Bretaña no adquiria territorios europeos. Las colonias alemanas de ultramar se las repartieron los aliados. En los tratados de paz se impuso el principio de las nacionalidades como nuevo criterio a la hora de diseñar un nuevo mapa político europeo y, según tengo entendido, fue idea del presidente norteamericano Wilson.
22/04/18 11:15 PM
Razumikin
No estoy al tanto de la historia de Europa pero me gustaría saber que tiene de malo el principio de autodeterminación de los pueblos y de la formación de una Sociedad de Naciones...Si esa sociedad velara por todos los medios del bien común entonces también es mala ?
23/04/18 1:30 AM
Joaquín
¿Que qué tiene de malo el principio de autodeterminación de los pueblos?

Échale un vistazo a lo que pasó en los Balcanes en los años 90 y al caos que siguió a la desintegración de la Unión Soviética (que se hizo en nombre de ese malhadado principio) y tendrás cumplida respuesta. Ese principio no ha traído más que violencia y destrucción. El primero que lo formuló (el masón Woodrow Wilson) merece la antigua condena romana a la "damnatio memoriae".
23/04/18 11:38 AM
José Saúl Torres Quezada
Excelente articulo, con mucha información que amplia mis conocimientos sobre la masonería.
23/04/18 3:00 PM
Roniel Aledo
Muy acertado. Siempre lo he dicho y escrito, La Primera Guerra Mundial fue una tragedia para la Cristiandad y un triunfo para la Masoneria Secularista Progre enemiga de la Iglesia. Se que Sobresimplifico, pero en realidad la Primera Guerra Mundial fue la ultima guerra Contrarevolucionaria del siglo XIX. Fue la ultima batalla Revolucion contra Tradicion de la Europa del siglo XIX. Los masones salieron con la suya y destruyeron los 3 grandes imperios Cristianos de Europa: Austria, Alemania y Rusia. Genial en su estrategia lograron engañar a Rusia Cristiana para que esta se matara contra Alemania y Austria y después la masonería los mato a los 3. Brillante pero diabólica estrategia de los masones de Londres, Nueva York y Paris. Una tragedia y triunfo de las fuerzas del Mal
23/04/18 4:19 PM
Javier Augusto Velásquez Vásquez
Sinceramente no sabía de la existencia de este beato. Agradezco que me ilustren. Agredeceré publiquen acerca del estado de la causa de su canonización. Santo Tomás Moro y el Beato Carlos de Habsburgo deben ser el modelo de los políticos en general, no sólo de los políticos católicos.
Nos toca a los laicos llevar a cabo esta tarea. Ayúdennos.
23/04/18 11:16 PM
Gracias a Dios!
Información muy importante! Nos queda orar. También me gustaría Historia desde el ángulo de la Fe que propone alguien. Gracias!
24/04/18 12:12 AM
Por supuesto que fue idea de Wilson, un descerebrado total que no tenía ni idea de la historia de Europa y un masón de libro. Ya Keynes se echó las manos a la cabeza al conocer las condiciones del Tratado de Versalles. No sé si Keynes era masón o no, pero al menos conocía las consecuencias de tal despropósito.
24/04/18 1:09 PM
Juan Pablo B.
Sobre el Beato Carlos de Habsburgo .

Dos biografias del historiador Jean Sevillia , sobre el Beato Carlos , y sobre su esposa , Zita de Borbón Parma .
24/04/18 1:14 PM
Piedad
Muchas gracias por contribuir con la formación de los Católicos que accedemos a este medio. Este trabajo nos anima al estudio constante para aprender a discernir entre los argumentos de los políticos que se camuflan como cristianos, y los de aquellos que honestamente ejercen como tales. Es un aporte muy valioso el que se nos hace, puesto que, si personajes notables por su Fe y conocimientos pueden ser confundidos y engañados, tales como Chesterton, ¿qué podrá esperarse de la mayoría de los que ignoramos los asuntos fundamentales por los que se ha exterminado la civilización cristiana?
24/04/18 7:46 PM
Jackino
El presidente norteamericano Wilson no quería negociar la paz con ningún régimen que no fuese democrático. Por esta razón, el káiser tuvo que exiliarse a Holanda. Francia y Gran Bretaña no abandonaron al régimen zarista porque participaron en la contrarrevolución haciendo honor a la alianza que tenían. Esa opinión de que la Primera Guerra Mundial se reduce a la lucha entre la Revolución y la Tradición es demasiado simple. La causa principal de la guerra es la existencia de intereses imperialistas opuestos que condujeron a la creación de dos sistemas de alianzas antagónicos. Alemania había llegado tarde al reparto colonial, Francia quería recuperar Alsacia y Morena, Gran Bretaña temía el desarrollo de la marina alemana, Rusia y Austria se disputaban la hegemonía balcánica y los EEUU sufrieron la guerra submarina de los alemanes entrando en la guerra más tarde.
24/04/18 10:08 PM
Juan Pablo B.
Gracias a Dios!

Cristo es Rey de la Historia , por eso hay que mirar SIEMPRE la historia con la trascendencia debida , con los ojos de la fe y con la universalidad de la Redención . Y todo se aclara , todo se entiende .
24/04/18 10:12 PM
Palas Atenea
Jackino: Todo eso no es óbice ni cortapisa para la nula comprensión de los problemas europeos de Wilson y la chapuza que hizo en el Tratado de Versalles. La metedura de pata que tuvo al humillar y endeudar Alemania hasta extremos increíbles fue una barbaridad, así como provocar el surgimiento de naciones con un criterio totalmente arbitrario. A mi siempre me ha parecido el perfecto imbécil metido en un asunto más grande que él a cuenta de la poca y tardía participación de su ejército en la Gran Guerra.
24/04/18 11:27 PM
Hermenegildo
Creo que Austria debería haber mantenido el régimen monárquico, pero hoy día sería inconcebible que naciones como Polonia, Serbia o Chequia no fueran independientes. Una nación tan antigua como Polonia no podía estar sometida a imperios extranjeros. Y, por cierto, en el caso polaco, no puede decirse que su independencia fuese en detrimento del catolicismo.
25/04/18 12:21 AM
hornero (Argentina)
Coincido con Juan Pablo B. Muy pormenorizada la historia de esta catástrofe europea. Casi caemos en la decepción al comprobar las hábiles maniobras del enemigo. Pero, el cristiano debe mantenerse firme en la fe, en la victoria del bien sobre el mal, que no otra es la Victoria de Cristo en la Cruz y en su Resurrección gloriosa. Hoy, más que ayer, padecemos el desafío de fuerzas inmensamente superiores en medida humana, no obstante, la decisión pertenece siempre a la Providencia. No dejemos de combatir, bajo la conducción y el poder de Cristo y de Su Madre.
25/04/18 12:40 AM
Rafael
¿Quién preparó la trampa para que el Imperio Austro Húngaro declarara la guerra por el asesinato del archiduque en Sarajevo?
27/04/18 2:29 AM
Horacio
Es sabido... un ejemplo el veto del cardenal Rampolla. Pero cuando la historia la cuentan quienes “vencieron a la larga” se acomoda las cosas como se quiere .... así pasa von todo ....😡😡😡😡🤯🤯🤯
27/04/18 5:53 AM
SERGIO RAÚL CASTAÑO
NB: Hice el comentario hace días y luego estuve de viaje. No había podido leer los comentarios. JACKINO, no tiene sentido ponerle la lupa a la dimensión territorial para privilegiar al Reich de Bismarck o al de Hitler como herederos del Sacro Imperio, en detrimento del Imperio regido por la dinastía que sin solución de continuidad venía gobernándolo desde el s. XV (tras haberlo encabezado ya en el s. XIII), en la misma capital imperial y con el mismo carácter de emperadores católicos. Esa dinastía y ese Imperio califican mejor para herederos que Hitler, se me antoja. Un imperio que había debido renunciar a su título formal de resultas de la embestida de ese gran enemigo del orden tradicional que fue Napoleón.
28/04/18 5:11 AM
SERGIO RAÚL CASTAÑO
Se trataba de una dinastía y de un cetro que además eran la continuidad simbólica del Imperio de siempre. No sólo simbólica: el Imperio posterior a 1806, en el interior, se fundaría en los grandes precedentes político-constitucionales anteriores a esa fecha. Así, el Ausgleich de 1867 -que conforma la monarquía dual, paradigma de esta última etapa del Imperio romano occidental- supondrá la Pragmática Sanción de 1723.
28/04/18 5:17 AM
SERGIO RAÚL CASTAÑO
Por último, desde el punto de vista territorial, gran parte del Imperio posterior a 1806 había pertenecido al Imperio formalmente denominado Romano-Germánico. Es decir, el Imperio austríaco y luego austrohúngaro no ocupaba todo el territorio del Imperio anterior a 1806. Pero gran parte de su territorio sí había formado parte del Imperio anterior. Luego en ese sentido (el territorial) también era la continuidad, aunque maltrecha y disminuida, del Sacro Imperio. Y así llego, increíblemente, al s. XX. Hace menos de un siglo todavía existía.
28/04/18 5:23 AM
Jackino
@ Sergio Raúl Castaño, pongo la lupa sobre la dimensión territorial de Alemania porque el Sacro Imperio siempre fue germánico. Fue substituido por la Confederación del Rhin primero y por la Confederación Germánica después. Hasta la restauración imperial de 1870. Aunque más que restauración habría que hablar de refundación porque ya no se llama Sacro Imperio sino Kaiserreich donde los Hohenzollern substituyen a los Habsburgos como dinastía imperial. El Imperio Austro-Hungaro es un nuevo estado donde sus estados occidentales habían formado parte del Sacro Imperio mientras que los estados orientales nunca formaron parte del imperio. Este nuevo imperio continuaba la tradición dinástica del Sacro Imperio pero habían perdido el título imperial germánico desde 1806.
29/04/18 9:51 PM
SERGIO RAÚL CASTAÑO
Jackino: no niego sus observaciones puntuales sobre la no identidad formal y acabada de ambas instituciones políticas. Reitero, sí, que el Imperio austríaco (y austrohúngaro después) es la continuidad territorial -aunque sea como resto supérstite- de la antigua entidad política. Pero sobre todo es la continuidad político-espiritual y religiosa del Sacro Imperio: sigue siendo el imperio católico en Occidente, regido por príncipes alemanes desde la misma ciudad alemana (nos entendemos: uso aquí "alemán" como nación alemana, la cual se hallaba involucrada justamente en el propio título del Imperio original: Das Heilige Römische Reich deutscher Nation). Y con un basamento clave para el orden monárquico: la plena continuidad dinástica. Hay aquí permanencia de elementos muy significativos, la cual hace que la continuidad no resulte sólo simbólica. Aunque ya lo simbólico solo, estimo, bastaría para ser tenido en cuenta en el caso de una realidad política de la naturaleza de ésta.
30/04/18 7:10 PM
Jackino
@ Sergio Raúl Castaño, tampoco yo niego la existencia de elementos de continuidad entre el Sacro Imperio y el Imperio Austrohúngaro. Antes he dicho que ambos son parientes cercanos por lo que usted también tiene su parte de razón. La dinastía de los Habsburgos pasa de ser alemana a ser austríaca y conserva dentro de su imperio a territorios tradicionalmente alemanes como Austria, Bohemia y Moravia.
2/05/18 10:39 PM
José Vidal Floriach
Interesantísimo artículo. Además de la Democracia Cristiana, la segunda gran traición al Emperador fue la del Almirante Horty, Regente de Hungría, que dijo al acabar la Guerra, tras el Tratado de Saint-Germain, que le guardaba el Trono de San Esteban para cuando considerase oportuno trasladarse a Hungría. Curiosamente cuando llegó ese momento, el Almirante no sabía ni recordaba nada. Influyeron en ello países circundantes como las flamantes Yugoslavia, Checoslovaquia, nacidas de las ruinas del Imperio, y Rumanía. Y en el trasfondo estaba la masonería.
2/04/22 11:36 AM
José Vidal Floriach
A Joaquín me gustaría matizarle que el principio de autodeterminación de los pueblos, está recogido en el derecho internacional, pero, su origen es marxista y masónico, originado a principios del Siglo XX, en los cenáculos que decidieron acabar con la Monarquía Danubiana, plasmada en el Imperio Austrohúngaro. Todo ello se encuentra muy bien documentado en la Historia Universal de Pirenne.
Lenin creó artificialmente varias repúblicas en el imperio ruso, que llamó la URSS. El marxismo es internacionalista y los Revolucionarios de Petrogrado, quisieron experimentar anualmente la sensación de que su diabólico invento era aplaudido por varias naciones, cuyos líderes locales les rendían pleitesía. Ciertamente fue Wilson quien desde Estados Unidos, dio el espaldarazo al sistema soviético, al dar la orden durante la guerra civil que siguió a la Revolución, de que ninguna nación occidental apoyase con dinero, alimento u otro material, al Ejército Blanco, cuando tenía ya la victoria al alcance de la mano, posibilitando el inicio de los setenta años de tiranía comunista.
3/04/22 6:01 AM
Daniel Sosa
Buenas a todos, Dios los bendiga, tengo una duda. se puede orar al Beato Carlos I de Austria estando en otro país?
---

LF:
Sí, se puede rezar a los siervos de Dios y los beatos en cualquier país.
21/10/22 6:02 AM
Nova
¡Interesantísimo artículo, sí...!

Masaryk... de nada le sirve al hombre ganar el mundo, si pierde su alma... No sé qué sabrá sido de él, Dios le perdone el inmenso daño causado.

En mi opinión, es una verdadera tragedia que la Jerarquía de la Iglesia ya no quiera que haya Estados confesionales católicos, con todas las consecuencias derivadas de ello, que ya conocemos...

Por cierto, el nombre de pila de Juan Pablo II, Karol, le fue impuesto en honor y recuerdo de este admirable Beato.
21/10/22 6:20 PM
Esteban
No hay ninguna prueba que indique que Wilson era masón. Y el cerebro del la creación de Chacoslovaquia fue Benes no Masaryk. En cuanto a la paz por separado del imprio Austro-Húngaro, Carlos tenía un ministro de relaciones exteriores que le jugaba en contra, Ottokar von Czernin y -más allá de la masonería- nunca se animó a patear el tablero de la alianza con Alemania. Por supuesto esto no tiene nada que ver con su santidad.
22/10/23 2:00 AM

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