Noticias del 23 de Octubre de 2011
Un perturbado quema una Biblia en el Vaticano durante la canonización de este domingo
A media mañana, mientras Benedicto XVI celebraba la ceremonia de canonización de tres nuevos santos ante varias decenas de miles de personas, un hombre alcanzó una cornisa de la Columnata de Bernini, donde prendió fuego a un libro, al parecer una Biblia. El sujeto, que tiene antecedentes en otros países, desistió finalmente de su actitud y se entregó a la Gendarmería Vaticana.
El Papa canoniza a la Madre Bonifacia
El Papa Benedicto XVI ha canonizado hoy a la Madre Bonifacia Rodríguez de Castro, fundadora de las Siervas de San José. Muy vinculada a las ciudades de Salamanca y Zamora, fue beatificada por Juan Pablo II en 2003. En la misma ceremonia han sido canonizados los religiosos italianos Guido María Conforti, arzobispo de Parma, fundador los Misioneros Javerianos y Luigi Guanella, fundador de la Congregación de los Siervos de la Caridad y del Instituto de las Hijas de Santa María de la Providencia.
Duran i Lleida arremente contra la Conferencia Episcopal por desautorizar moralmente el separatismo
El cabeza de lista de CiU al Congreso, Josep Antoni Duran i Lleida, ha afirmado que no se siente representado por la Conferencia Episcopal Española porque desautoriza el independentismo. En declaraciones a la prensa en Tarragona, Duran ha salido al paso de la nota de la Permanente de la CEE, que pide «tutelar el bien común de la nación española en su conjunto, evitando los riesgos de manipulación histórica y de la opinión pública por causa de pretensiones separatistas».
Mons. Munilla da gracias a Dios por poder ver más cercana «la ineludible y urgente disolución de ETA»
Mons. José Ignacio Munilla ha redactado una nota para su lectura hoy en todas las parroquias de su diócesis con motivo del último comunicado de la banda terrorista etarra. El prelado guipuzcoano da gracias a Dios por poder ver más cercana «la ineludible y urgente disolución de ETA», recuerda a cada una de las víctimas del terrorismo cuyo dolor no puede ser acallado, agradece a quienes han trabajado por la paz, ofrece a la Iglesia como instrumento de reconciliación y señala que ésta debe comenzar por la conversión personal, acogiendo a Cristo, que es quien derriba los muros que nos separan.