(InfoCatólica) Monseñor Reinhold Nann, obispo emérito de la Prelatura Territorial de Caravelí en Perú, ha revelado recientemente que su renuncia al cargo episcopal, aceptada por el Papa Francisco en julio de 2024, no se debió principalmente a problemas de salud como se anunció inicialmente, sino a su decisión de contraer matrimonio civil con una mujer peruana de su edad, tras haberse enamorado durante el período de la pandemia de COVID-19.
Nacido el 25 de agosto de 1960 en Friburgo, Alemania, y ordenado sacerdote en 1987, Nann desarrolló la mayor parte de su ministerio en Perú desde 1992, donde adquirió la nacionalidad peruana. Fue nombrado obispo de Caravelí en 2017 y presidió Cáritas Perú entre 2022 y 2025. En su dimisión oficial, había mencionado agotamiento pastoral, depresión y la necesidad de un tiempo sabático en Alemania para recuperación. Sin embargo, en declaraciones de estos últimos dáis, Nann ha aclarado el verdadero motivo: «Me enamoré de una mujer de mi edad y me casé civilmente con ella».
Obispo enamoradizo
El prelado ha asegurado que experimentó sentimientos de enamoramiento en ocasiones previas, pero en cada caso renovó conscientemente su compromiso con el celibato hasta que la pandemia de COVID-19 marcó un punto de inflexión definitivo.
«Me enamoré varias veces, pero renové mi compromiso... hasta la pandemia».
Esplicó que el aislamiento y las circunstancias excepcionales de la crisis sanitaria facilitaron el desarrollo de una relación profunda con la mujer que ahora es su esposa civil, llevándolo a priorizar esta unión sobre su ministerio ordenado.
El prelado reconoció que esta unión lo sitúa en una situación de pecado grave según el Derecho Canónico, ya que no ha obtenido aún la dispensa papal para reducirse al estado laical, un proceso que puede prolongarse durante años. «No he solicitado todavía la laicización formal», admitió, explicando que continúa viviendo en Perú junto a su esposa y que ha perdido el estatus clerical, los ingresos asociados y la pensión eclesiástica.
Fue precisamente durante la pandemia cuando Reinhold Nann tuvo que retirar por orden de Roma, concretamente de la Penitenciaría Apostólica, el permiso para confesar por teléfono.
De defensor a crítico del celibato
Nann, quien en el pasado defendió públicamente el celibato sacerdotal, ahora lo critica con dureza: «El celibato obligatorio hace más daño que bien a la Iglesia». Argumentó que genera frustración, soledad y crisis vocacionales en muchos sacerdotes, y expresó su deseo de vivir la fe de manera diferente: «Quiero ejercer el sacerdocio común de los fieles en una iglesia doméstica, basada en mi matrimonio».






