(InfoCatólica) En el marco del XV Congreso Internacional de la Asociación Internacional de Exorcistas (AIE), celebrado recientemente, algunos de sus miembros concedieron entrevistas a la agencia Rome Reports. Uno de ellos fue el padre Robert Cruz, quien explicó que el exorcismo no es una práctica simbólica, sino una acción mediante la cual la Iglesia pide ayuda a Dios para liberar a las personas oprimidas por el mal.
El sacerdote, que comenzó su ministerio en el ámbito de la sanación, fue invitado por su obispo a integrarse en la AIE ante el incremento de lo que describió como «actividad demoníaca» en distintas partes del mundo. Según relató, en las últimas dos décadas los demonios «ya no se esconden» y se muestran más activos en la tentación y el desorden.
El padre Cruz sostuvo que esta situación se da en el contexto de una sociedad que calificó como «neopagana», en la que se cree en todo menos en Dios. A su juicio, resulta relevante que las películas sobre exorcismos reflejen con precisión la realidad espiritual que representa esta práctica, para que el público comprenda su significado y la esperanza que ofrece la fe.
Durante la entrevista, el sacerdote destacó que el poder para vencer al mal reside en los medios espirituales que la Iglesia propone: el rezo del rosario, la participación en los sacramentos y la vida de oración y ayuno. Subrayó especialmente la importancia de la confesión y la Eucaristía, que, según afirmó, son los sacramentos que «los demonios quieren destruir y hacer que parezcan aburridos».
En relación con el estreno en Estados Unidos de la película El triunfo sobre el mal, el padre Cruz explicó que esta producción cuenta con entrevistas a exorcistas reales y que, a su entender, mantiene fidelidad a las enseñanzas de la fe católica.
Por último, recordó la devoción a la Virgen María como protección frente al mal, asegurando que en los exorcismos los demonios «no pueden pronunciar su nombre». Con la llegada de octubre, mes del rosario, y en vísperas de Halloween, el sacerdote se unió al papa León XIV en su invitación a los fieles para rezar esta oración como guía y defensa espiritual.
