(Divine Box/InfoCatólica) En Provenza, a unos veinte kilómetros de Aix-en-Provence, se encuentra la abadía de Jouques, a la que pertenecen unas cuarenta monjas benedictinas de la congregación de Solesmes desde 1969. Viven dedicadas a la oración y el trabajo, este último con un fuerte componente agrícola en huertos, campos de cereales, árboles frutales o viñas.
Los accidentados orígenes de la comunidad
Aunque la abadía actual data de 1969, para comprender el origen de estas monjas debemos remontarnos a 1816, después de la Revolución Francesa y la época napoleónica. En aquella época, Luisa Adelaida de Borbón-Condé anhelaba fundar una comunidad benedictina. Gracias a su primo, el rey Luis XVIII, las monjas pudieron establecerse en el «Temple», la antigua prisión en la que fue encerrado Luis XVI, llamada así porque antiguamente había sido un castillo de los caballeros templarios. Tras un comienzo alentador para las hermanas, sin embargo, la donación del Priorato de San Luis del Temple fue cancelada a causa de la revolución de 1848 y las hermanas se vieron obligadas a abandonarlo.
La comunidad finalmente logró establecerse en la calle Monsieur de París, donde fundaron un internado. Desafortunadamente, las leyes anticlericales de 1904 amenazaron la tranquilidad de las hermanas, que, finalmente fueron expulsadas en 1938, de manera que su convento fue puesto en venta. Esta vez, se trasladaron a Meudon. Si bien estaba planeado que el traslado fuera solo temporal y breve, las monjas permanecieron allí durante más de doce años.
Llegada a Jouques y nuevas fundaciones

Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, la comunidad finalmente se estableció en en Limon (en la región de Essone, cercana a París). Allí, las hermanas construyeron una abadía completamente nueva, donde ahora están bien establecidas. La comunidad creció rápidamente y las vocaciones abundaron, tanto que, en 1967, un pequeño grupo de benedictinas fue enviado a Jouques, en Provenza, para fundar un monasterio. ¡Y esa es la historia!
Bueno, casi, porque al principio el término «monasterio» era un poco presuntuoso: en realidad, las hermanas vivían inicialmente en una granja. Sin embargo, muy pronto, Jouques fue floreciendo y la comunidad prosperó, llena de vida. En dos años, se completaron las obras de construcción, las vocaciones fueron abundantes y el nuevo priorato se independizó rápidamente de la abadía madre de Limon. Como resultado, en 1981, Jouques se convirtió oficialmente en una abadía.
A principios de la década de 1990, ya había más de cincuenta hermanas en Jouques y empezaba a faltar espacio. Un pequeño grupo de monjas se dirigió entonces a la región de los Altos Alpes, fronteriza también con Italia. Allí fundaron la abadía de Nuestra Señora de la Misericordi, en la localidad de Rosans, instalándose en una antigua granja. Eso no fue todo: en 2005, cinco hermanas de Jouques volaron a Benín, con el fin de establecer la vida contemplativa en el país africano y establecer el monasterio de Nuestra Señora de la Escucha.
¿Qué hacen las monjas de Jouques hoy?

Hoy, en la abadía de Jouques, cuarenta y cinco hermanas benedictinas siguen la regla de San Benito: ora et labora, oración y trabajo. Las monjas rezan siete veces al día en comunidad, empezando a las cinco de la mañana. Esa intensa vida de oración y alabanza a Dios ha hecho que sean conocidas por sus hermosos cantos gregorianos. Una aplicación móvil, Neumz, los ha dado a conocer tras una labor de múltiples grabaciones a lo largo de los años y han despertado un gran interés en Francia.
En cuanto al trabajo manual, las hermanas se dedican principalmente a tareas agrícolas. El paisaje provenzal que rodea la abadía les permite cultivar olivos (dos hectáreas), vides (más de ocho hectáreas), lavanda y abundantes árboles frutales, entre muchas otras cosas.
Productos de la abadía
Gracias a todo esto, las hermanas de Jouques pueden elaborar estupendos productos monásticos, que venden para su sustento: dos vinos tintos (Fidelis y Louange) y un rosado (Exsulta), una afamada olivada de aceitunas negras, infinidad de mermeladas, elaboradas con frutas del huerto y también galletas y otros merengues de café elaborados en la cocina del monasterio.
Los productos se pueden comprar en la tienda de la propia abadía de Jouques, en Pey de Durance, 13490 Jouques (Francia). Para aquellos que no tienen la oportunidad de desplazarse hasta allí, es posible comprar productos de la abadía de Jouques en línea, pulsando en este enlace. El monasterio necesita fondos para arreglar los tejados y la fontanería.
Además, las hermanas regentan una pequeña hospedería bajo el sol provenzal, muy recomendable para los amantes de la paz y la tranquilidad que deseen pasar allí unos días.







