(InfoCatólica) Estas fueron las palabras del Santo Padre después del Ángelus
Queridos hermanos y hermanas,
lamentablemente, la guerra en Ucrania sigue sembrando muerte y destrucción. También en estos días, los bombardeos han alcanzado varias ciudades, incluida la capital, Kiev, causando numerosas víctimas. Renuevo mi cercanía al pueblo ucraniano y a todas las familias afectadas. Invito a todos a no ceder a la indiferencia, sino a acercarse con la oración y con gestos concretos de caridad. Reitero con fuerza mi urgente llamamiento a un alto el fuego inmediato y a un compromiso serio con el diálogo. Es hora de que los responsables renuncien a la lógica de las armas y emprendan el camino de la negociación y la paz, con el apoyo de la comunidad internacional. La voz de las armas debe callar, mientras que debe alzarse la voz de la fraternidad y la justicia.
Elevemos nuestras oraciones por las víctimas del trágico tiroteo ocurrido durante una misa de estudiantes en Minnesota, Estados Unidos. Oremos también, por los innumerables niños asesinados y heridos cada día en todo el mundo. Supliquemos a Dios que detenga la proliferación de las armas, largas y cortas, que infectan el mundo. Que nuestra Madre María, Reina de la Paz, nos ayude a cumplir la profecía de Isaías: «Con sus espadas forjarán arados y podaderas con sus lanzas» (Is 2, 4).
Nuestros corazones también están heridos por las más de cincuenta personas fallecidas y las aproximadamente cien que siguen desaparecidas tras el naufragio de una embarcación cargada de migrantes que intentaban recorrer los 1100 kilómetros que separan Mauritania de las Islas Canarias y que volcó cerca de la costa atlántica de Mauritania. Esta tragedia mortal se repite cada día en todo el mundo. Oremos para que el Señor nos enseñe, como individuos y como sociedad, a poner plenamente en práctica su palabra: «estaba de paso, y me alojaron» (Mt 25,35).
Encomendemos a todos los heridos, desaparecidos y fallecidos, en cualquier lugar del mundo, al amoroso abrazo de nuestro Salvador.
Mañana, 1 de septiembre, es la Jornada Mundial de Oración por el Cuidado de la Creación. Hace diez años, el Papa Francisco, en sintonía con el Patriarca Ecuménico Bartolomé I, instituyó esta Jornada para la Iglesia católica. Esta celebración es más que nunca importante y urgente, y este año, tiene como tema «Semillas de paz y esperanza». Unidos a todos los cristianos, la celebramos y la prolongamos en el “Tiempo de la Creación” hasta el 4 de octubre, fiesta de san Francisco de Asís. En el espíritu del Cántico del hermano sol, compuesto por él hace 800 años, alabamos a Dios y renovamos nuestro compromiso de no estropear su don, sino de cuidar nuestra casa común.
Dirijo mi afectuoso saludo a todos ustedes, fieles de Roma y peregrinos de Italia y de diversos países. En particular, saludo a los grupos parroquiales de Quartu Sant’Elena, Morigerati, Venegono, Rezzato, Brescello, Boretto y Gualtieri, Val di Gresta, Valmadrera, Stiatico y Casadio; y al grupo de familias de Lucca que ha venido por la Vía Francígena.
Saludo también a la Fraternidad Laical de las Hermanas Dimesse de Padua, a los jóvenes de Acción Católica y de AGESCI de Reggio Calabria, a los jóvenes de Gorla Maggiore y a los confirmandos de Castel San Pietro Terme; así como al Movimiento Shalom de San Miniato con la Filarmónica Angiolo del Bravo, a la Asociación «Note libere» de Taviano y al grupo «Genitori Orsenigo».
¡Feliz domingo a todos!