(InfoCatólica) El Papa León XIV comenzó la jornada dominical con una misa junto a personas sin hogar y refugiados en el Santuario de Santa María de la Rotonda, en Albano. Luego, rezó el Ángelus desde la Piazza della Libertà en Castel Gandolfo. Más tarde, compartió un almuerzo fraterno en el Borgo Laudato Si’, el centro educativo ambiental del Vaticano situado en los jardines de las Villas Pontificias de Castel Gandolfo.
El almuerzo reunió a más de cien invitados, en su mayoría personas atendidas por la Cáritas de Albano Laziale —pobres, residentes de albergues, migrantes acogidos en centros de escucha— junto a los voluntarios que les asisten diariamente. En algunas mesas, se sentó el Papa junto a cuatro de estos invitados.
El menú, elaborado por proveedores locales, incluyó entrantes típicos de los Castelli Romani, lasaña de la huerta, berenjenas a la parmesana, ternera asada con hierbas silvestres, seguida de macedonia de frutas y un postre especial, una mousse de limón rebautizada “Dolce Leone” en su honor.
Antes de sentarse a la mesa, el Papa expresó que el lugar recordaba «la belleza de la naturaleza, de la creación», y subrayó que «la criatura más bella es la creada a semejanza de Dios —es decir, todos nosotros—». Destacó la importancia de recordar que cada persona representa la imagen divina y que estar reunidos «esta tarde, en este almuerzo, es vivir juntos con Dios, en esta comunión, en esta fraternidad».
Durante su homilía, alentó a no distinguir entre quienes dan y quienes reciben, entre los que parecen pobres y los que sienten tener algo que ofrecer. «En la Iglesia, todo el mundo es pobre y valioso, y todos compartimos la misma dignidad», afirmó.
El cardenal Fabio Baggio aseguró que el Borgo Laudato Si' ejemplifica el sueño profético del papa Francisco: ser un lugar de inclusión real para los necesitados, donde la hospitalidad evangélica pasa por compartir lo esencial. Por su parte, el obispo de Albano, Vincenzo Viva, resaltó que en ese espacio no hay distinción entre benefactores y beneficiarios, sino simplemente personas que comparten el pan, sus historias, luchas y esperanzas.
Al concluir, el Papa pronunció una oración espontánea de agradecimiento por los alimentos y por quienes los habían preparado, pidiendo conservar siempre la verdadera caridad y mantener la unidad en el amor fraterno.







