Las cuatro mujeres doctoras de la Iglesia que marcaron la historia

Aunque el feminismo las intenta olvidar

Las cuatro mujeres doctoras de la Iglesia que marcaron la historia

Mucho antes de que existiesen las manifestaciones feministas del 8M, la Iglesia ya presentaba como modelos femeninos de verdadera grandeza a las cuatro mujeres Doctoras de la Iglesia, cuyas vidas y enseñanzas siguen inspirando a millones de personas.

(El Debate/InfoCatólica) A lo largo de la historia de la Iglesia, solo 36 santos han sido distinguidos con el título de Doctor de la Iglesia, un reconocimiento otorgado a aquellos cuyas enseñanzas teológicas y espirituales poseen un valor imperecedero. Entre ellos, cuatro mujeres han dejado una huella indeleble, demostrando que la sabiduría y el liderazgo espiritual pueden ir de la mano con la feminidad y la obediencia a Dios.

Estas cuatro figuras destacaron por su carácter único y su capacidad para asumir roles poco comunes en sus respectivos contextos históricos. Lograron influir en decisiones eclesiales de gran relevancia y establecieron vínculos con autoridades de su tiempo, algo inusual para mujeres en sus respectivas épocas. Sin embargo, a pesar de su impacto, han sido en gran medida ignoradas en los actuales discursos feministas que buscan modelos inspiradores en la historia.

Para subsanar este olvido —esperemos que sea una omisión involuntaria y no una decisión deliberada de excluir a mujeres católicas de la narrativa feminista contemporánea—, es importante recordar a estas cuatro Doctoras de la Iglesia: Santa Teresa de Jesús, Santa Catalina de Siena, Santa Teresa de Lisieux y Santa Hildegarda de Bingen.

Santa Teresa de Jesús (1515-1582): la mística y reformadora

También conocida como Santa Teresa de Ávila, fue una incansable reformadora de la orden carmelita. Su profunda enseñanza sobre la oración, plasmada en obras como El libro de la vida y Camino de perfección, ha dejado una marca imborrable en la espiritualidad cristiana. Fundó múltiples conventos en España y promovió la rama masculina del Carmelo Descalzo.

Además de su legado literario en poesía y cartas, que revelan su cercanía con personas de distintos estratos sociales, fue proclamada Doctora de la Iglesia en 1970 por el Papa San Pablo VI. En sus palabras, su enseñanza representa una combinación de «sabiduría celestial y humana, fortaleza y un ardiente amor a la Iglesia» (Multiformis sapientia Dei). En tiempos donde el mundo busca sentido y profundidad espiritual, su testimonio sigue siendo de gran relevancia.

Santa Catalina de Siena (1347-1380): la consejera de papas y reyes

En una de las épocas más turbulentas para la Iglesia, marcada por el exilio de los Papas en Aviñón, una joven laica dominica sin educación formal emergió como consejera de pontífices y monarcas. Santa Catalina de Siena se convirtió en una voz influyente que instó al Papa Gregorio XI a regresar a Roma y a enfrentar la corrupción dentro de la Iglesia. Su obra El Diálogo sigue siendo una referencia en la espiritualidad cristiana.

San Juan Pablo II resaltó que «su profunda vida mística no la aisló del mundo, sino que la hizo más atenta a las necesidades de la Iglesia y la sociedad» (Carta a las dominicas de clausura, 1980). Su historia demuestra que la valentía y la fidelidad a Cristo no tienen género y que la voz de una mujer puede transformar la historia.

Santa Teresa de Lisieux (1873-1897): la grandeza de la sencillez

En una sociedad que valora el éxito material y la autosuficiencia, el mensaje de Santa Teresa del Niño Jesús resuena con especial fuerza. Su «Pequeña Vía», un camino de sencillez y confianza en Dios, desafía la mentalidad tecnocrática y materialista. Su autobiografía Historia de un alma ha inspirado a millones de personas en todo el mundo.

A pesar de su corta vida, su enseñanza ha dejado una huella imborrable. Fue proclamada Doctora de la Iglesia en 1997 por San Juan Pablo II, quien destacó que su doctrina gira en torno a «la contemplación del rostro de Cristo y la confianza filial en el amor misericordioso de Dios» (Divini amoris scientia). Aunque fue monja de clausura, se convirtió en Patrona de las Misiones, mostrando que la entrega a Dios puede trascender cualquier límite físico o geográfico.

Santa Hildegarda de Bingen (1098-1179): la visionaria y científica

Santa Hildegarda de Bingen encarna la armonía entre la fe y la razón. Como médica, compositora, teóloga y visionaria, su legado abarca múltiples disciplinas. Sus escritos sobre teología, medicina, gemología y música revelan una inteligencia extraordinaria, adelantada a su tiempo y siempre puesta al servicio de Dios y la humanidad.

Como abadesa, tuvo un estatus de autoridad casi episcopal y su consejo fue solicitado por teólogos, obispos, sacerdotes y nobles, con el respaldo del Papa. Benedicto XVI la proclamó Doctora de la Iglesia en 2012, destacando que su sabiduría emanaba de «la contemplación de Dios» (Declaratio). Su mensaje sobre el respeto por la Creación y la paz interior sigue siendo una enseñanza relevante en la actualidad.

Un legado vigente

Mientras el feminismo moderno busca reivindicar el papel de la mujer en la historia, estas santas nos recuerdan que la verdadera grandeza femenina no radica en la confrontación, sino en la fidelidad a Dios y el servicio desinteresado a los demás.

Lejos de necesitar una reivindicación ideológica, sus vidas son un testimonio de fortaleza, inteligencia y amor. Encarnan lo que San Juan Pablo II denominó el «genio femenino», una grandeza que no requiere oposición al hombre ni a la Iglesia, sino que florece en la entrega a Dios y en el ejercicio de la virtud.

11 comentarios

maru
Sobre todo las feministas de sumar y podemos, vaya "joyitas", ateas, comunistas e ignorantes.
9/03/25 5:24 PM
Marta de Jesús
#El feminismo moderno busca reivindicar el papel de la mujer en la historia#

Eso no es exacto. Es pretender dar valor solo a unas tareas, precisamente las que menos hemos realizado, porque si hemos estado a unas cosas, no hemos estado a otras, pero no son menos valiosas que las hechas por ellos. Ni más. Simplemente diferentes. Pretenden, y es obvio, que las mujeres renieguen de lo más propiamente femenino, #no dándole valor#. Las mujeres han sido fundamentales criando hijos, cuidando personas dependientes-enfermas, apoyando y ayudando a sus maridos, recogiendo almejas, cosiendo redes, cociendo pan, plantando trigo, y lo que Dios les pusiera delante, como las misiones, movidas por Dios, de las grandes santas doctoras recordadas en este post. Entrar en el juego de considerar inferior la maternidad y los cuidados, así como tareas cercanas al hogar, es entrar en un juego muy sucio. Pretender que todas las mujeres quieran no estar (eufemísticamente "conciliar"), en vez de alentar a que queramos y podamos estar lo más posible, salvo vocaciones especiales, me parece terrible, un fracaso hacia la feminidad. Dios nos asista a través de la mujer a través de la cual más cambió la historia, la Virgen María. Ella no es doctora. Y sin embargo es #la más#.
9/03/25 5:27 PM
Nuria
También podemos recordar a mujeres como Kike Gómez Haces, creadora de la Asociación Empresa-Mujer ( ASEM), a quien tuve el gusto de conocer.
Gran persona, amable, fuerte, valiente, emprendedora, luchadora, apasionada de la vida y católica.
Ejemplo de verdadero feminismo.
9/03/25 5:34 PM
jose maria g.
Vaya figuras, que diferencia con doña tucan, o irenita.
9/03/25 6:35 PM
Gabriela Mendoza
No sé qué tienen que ver aquí las feministas y sus payasadas del 8M. Ellas ni siquiera son católicas. Lo que me gustaría saber es qué opina San Pablo sobre este asunto. ¿Acaso no dijo «No permito que ellas ENSEÑEN, ni que pretendan imponer su autoridad sobre el marido, al contrario, que permanezcan CALLADAS en las asambleas»? Y si los autores sagrados escribieron inspirados por el Espíritu Santo; ¿a qué se debió la desobediencia a dicho mandato? La Iglesia no sólo desobedeció la orden paulina al aceptar las ENSEÑANZAS de ciertas mujeres e incluso poner a alguna como "CONSEJERA de pontífices y monarcas", sino que también FOMENTA dicha desobediencia al otorgar a esas tales mujeres el título de "Doctoras". ¿Cómo se explica el cambio? ¿En qué momento el Espíritu Santo de desdijo?
9/03/25 7:23 PM
Pere Ramsa
Doctoras de la Iglesia, ciertamente, pero postconciliares, con todo cuanto ello implica.
9/03/25 8:56 PM
Esther
Mis dos nuevas candidatas por su sabiduria son:
Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein) y
Santa Madre Teresa de Calcuta...
9/03/25 10:50 PM
Esther
Tal vez otra tercera nueva candidata, que habria que estudiar mejor seria tal vez:
La Reina Isabel La Catolica de Espana... su testamento la atestigua...
9/03/25 10:53 PM
Bernardino Montejanoe
Excelente nota. En nuestro Instituto de Filosofía Práctica nos hemos ocupado de una de ellas, con el estudio de la recordada María Delia Buisel titulado: "Santa Hildegarda de Bingen y la representación de dos figuras femeninas: la Sinagoga y la Iglesia", desarrollado en cuatro partes: encuadre histórico y querella de las investiduras; obras visionarias; la Sinagoga y la Iglesia en el "Scivias"; la representación del Anticristo y su iconografía, publicado en "Ethos", n° 28, 2013, págs.75/106 y este año en el Curso de Figuras Ejemplares, nos ocuparemos de Santa Catalina de Siena y su actualidad ante los problemas de la Iglesia actual.
10/03/25 12:25 AM
Lucía Victoria
Beata Concepción Cabrera de Armida. Será doctora de la Iglesia. Al tiempo.
10/03/25 10:43 AM
Fernando XXV
"Doctoras de la Iglesia, ciertamente, pero postconciliares, con todo cuanto ello implica."

No, ellas son doctoras de la Iglesia universales. Que hayan sido nombradas en la época posterior al Vaticano II no las hace "doctoras postconciliares".
10/03/25 5:17 PM

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