22.12.09

No todo error es herejía

Lejos de los estereotipos, la Iglesia Católica es una institución bastante “garantista” – salvo, quizá, en los últimos tiempos, en algunos temas, debido a una especie “estado de excepción”, desencadenado por escándalos tristemente conocidos - .

Es tradicional el esfuerzo de precisar las diferentes “notas teológicas” o “censuras”. Las proposiciones relativas a la fe cristiana pueden ser más o menos ciertas, más o menos concordantes con la revelación. La revelación es la revelación. Las opiniones de lo teólogos son opiniones, por más ilustres que sean quienes las sustenten.

“Ninguna persona privada tiene derecho a declarar una nota teológica y a extender la censura más allá de los límites del grado de autoridad que le haya confiado la misma Iglesia, sin cometer un acto ilegítimo”, escribe Gf. Coffele. Es decir, ningún “entusiasta” puede llamar, sin más, pongamos por caso, “hereje” a quien defiende una proposición arriesgada. Podrá decir, sí, que esa proposición parece herética, pero no puede, sin otro expediente, decretar o declarar el delito canónico de herejía si carece de autoridad para ello.

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20.12.09

La misericordia

Hay libros que uno lee muy deprisa, con ansia, con voracidad. Otros se leen por obligación, con mayor o menor, o incluso escaso o nulo, deleite. Algunos libros se compran y no se leen. Otros se leen y no se compran, sino que se piden prestados. Y las combinaciones posibles, en el binomio lector-libro, son casi infinitas.

Yo tengo cerca algunos libros que apenas leo. De vez en cuando, sí. Acudo a una página o a dos. Y no suelen defraudarme. Uno de ellos es “El Espíritu Santo en la vida cristiana”, del eminente teólogo dominico Ambroise Gardeil (1859-1931), maestro de R. Garrigou-Lagrange.

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19.12.09

La Virgen Madre

IV Domingo de Adviento

Miqueas 5,1-4ª; Sal 79; Hebreos 10,5-10; Lc 1, 39-45

El cuarto domingo de Adviento la Liturgia nos presenta la figura de María, la Virgen. Ella esperó el nacimiento de Jesús “con inefable amor de Madre”. Y en cada mujer que aguarda con ilusión el alumbramiento de su hijo, encontramos una imagen viva de esta espera del Adviento que, en la Virgen, llega a su plenitud.

El misterio del Adviento y de la Navidad es el “misterio de la Virgen Madre”, en cuyo seno virginal ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. Es un misterio de vida: “Los cristianos celebramos la Navidad de Jesús como el nacimiento de la Vida. Dios mismo pronuncia sobre cada niño esta entrañable declaración: Tú eres mi hijo, envolviendo su fragilidad con el manto protector de una sublime dignidad; Navidad es el asombro permanente ante el misterio de la vida que nace, y el fortalecimiento de la repulsa del aborto que mata silenciosamente miles de vidas humanas en el seno materno” (Mons. Ricardo Blázquez).

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18.12.09

¿Acoso y derribo?

Lo que está pasando con el obispo electo de San Sebastián, D. José Ignacio Munilla, parece una maniobra de acoso y derribo, una persecución sin tregua, un intento de demolición.

Ya no es sólo un manifiesto, inoportuno en el fondo y en la forma, sino también el recurso a lo que tiene todos los visos de difamación o, peor aún, de calumnia. Difamar es desacreditar, de palabra o por escrito, atacando la buena fama de alguien. Y todos tenemos derecho a la buena fama. Y todo hombre de bien tiene la obligación de no hacer público lo que no lo es, cuando el asunto en cuestión puede comprometer el honor de un tercero; eso sí, siempre con límites, ya que no cabe encubrir delitos.

La calumnia es todavía peor. Calumniar, atribuir falsa y maliciosamente a alguien palabras, actos o intenciones deshonrosas es un pecado gravísimo, amén de un retrato del calumniador: el que calumnia se define a sí mismo como mala persona, como un ser propenso al juego sucio. Y es juego sucio el consabido “calumnia, que algo queda”.

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17.12.09

Una tarea necesaria e insustituible

El jueves es un buen día para meditar sobre realidades importantes de la fe: la institución de la Eucaristía, el mandamiento nuevo, el sacerdocio ministerial. Esta tarde, como las demás tardes de los jueves, nos reuniremos, en mi parroquia, después de la celebración de la Santa Misa, para - como prolongando la Eucaristía - , adorar al Santísimo Sacramento, en la Exposición, y unirnos a toda la Iglesia en el rezo de las Vísperas. Y uno de los temas frecuentes en torno a los que gira ese momento de diálogo con el Señor es el sacerdocio. Especialmente en este Año Sacerdotal.

Me ha gustado el “Mensaje a los sacerdotes con motivo del Año Sacerdotal” de los Obispos de España. Son palabras de fe y de aliento, en medio de una situación casi general de increencia y de “apostasía silenciosa” – o no tan silenciosa - . Uno de los objetivos del Año Sacerdotal es, como expresaba el Papa, “hacer que se perciba cada vez más la importancia del papel y de la misión del sacerdote en la Iglesia y en la sociedad contemporánea”.

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