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3.07.14

47 aldeas... pero 1 solo Sagrario

Domingo 8 de Junio 2014

Domingo de Pentecostés

De esos lados les puedo contar que en éste tiempo en que estoy sólo, estoy con mucho trabajo, lo cual es una bendición realmente. Ya me han dicho mis superiores que van a mandar a algún sacerdote que me acompañe, aunque no hable swahili, es decir, aunque no me pueda ayudar mucho con el trabajo pastoral. Creo que vendrá alguno por dos meses, y otro por otros dos meses, si Dios quiere. Lo importante es poder hacer comunidad, tener otro padre para charlar, y para confesarse, y sobre todo vencer la soledad de estos lugares lejanos. La convalecencia P. Johntin se va a extender hasta fin de año en Egipto.

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30.06.14

24.06.14

Mi yugo es suave y mi carga ligera

Ushetu, 29 de mayo de 2014.

catequistasHoy he tenido un día bien movido… y en realidad desde ayer viene el movimiento, porque vinieron los catequistas de la parroquia a un seminario que preparamos para ellos, unos 26 en total. Éstos no son todos, pero es algo muy bueno que ya vayan tomando el ritmo que nosotros queremos imprimirle al asunto. Lo bueno es que son todos muy buenos y sencillos. Se súper interesan por los temas de la religión, y les encanta hablar, preguntar, y discutirlos. Pero todo esto me lleva un buen tiempo, el estar con ellos, y además tuve que preparar un punto como para abrir el encuentro y luego los dos sermones de las misas de los dos días. Y hoy estuve en una parte que había destinado para dar avisos… y duró una hora y media. Ya he aprendido a divertirme, riéndome de mí mismo… es decir, hablo, y hablo mal… pero no me hago drama y sigo… y a ellos les gusta que haga el esfuerzo. Luego les pregunto si me entendieron, y sí, me han entendido, y eso es lo importante. Sólo hay que tratar de rectificar lo que haya quedado muy confuso.

El catequista Filipo que está siempre conmigo, me capta la idea al vuelo… y siempre me traduce, se da cuenta de lo que quiero decir. Con los catequistas y la gente que se acercó, también pudimos hacer una procesión uno de esos días, y lo bueno también es eso, que ya se va haciendo costumbre, y de paso que los catequistas vean que en sus aldeas pueden hacer lo mismo.

02 Catequistas - procesion

En fin, que al terminar todos los trabajos de ayer y hoy con ellos, me esperaban los monaguillos para la reunión… y luego de eso les pedí ayuda para transportar ladrillos, cemento, arena, y agua a la cancha, ya que vamos a hacer una ermita de la Virgen, donde siempre jugamos con los chicos los domingos, en el oratorio. Se transformó en todo un espectáculo y diversión… hacer las filas para cargar los ladrillos a la camioneta, y luego hacer los 80 mts que nos separan del campito… Al escuchar los gritos, cantos, risas, bocinas, etc… ahí nomás se llenó de chicos y chicas, todos querían ayudar, y sobre todo, andar en la camioneta. Como ya el número era superior a 40… tuve que decirles que a la ida los varones y a la vuelta las mujeres. Increíble como se divierten con nada, es un espectáculo. Estaban muy contentos de hacer estas cosas. No se me ocurrió sacar fotos, porque estaba pendiente de que a ninguno le pase nada, y eran miles…

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Ushetu, 30 de mayo 2014.

Escribo entre medio de muchas actividades… todas muy lindas, y que me dan ganas de contarles en detalle. Pero en verdad que hoy es tarde, y mañana tengo que ir a una parroquia que queda a tres horas de viaje, porque se inaugura una casa parroquial, donde vivirán los sacerdotes, y el obispo quiere que vayan todos los sacerdotes. Yo voy con cinco personas de la parroquia, porque siempre hay que ir con un grupo de laicos.

aldea

Bueno, así en resumen, hoy luego de la adoración, rosario, misa (como todos los días). Desayuno y me fui a Uyogo a visitar enfermos. Pude ver a cinco, acompañado del catequista de allá, Joseph. Confesé a cuatro de ellos, y para llegar a una casa caminamos un poco por entre medio de los sembrados y pasamos por varias casas. Un paisaje hermoso… colinas, árboles de mangos, palmeras. Las casa de adobe, los techos de paja, las herramientas de trabajo, los animales sueltos dando vueltas. Las casas sencillísimas, de adobe, madera rustica, piso de barro… banquitos pequeños para sentarse. La gente agradecidísima de que vaya, y hasta se alegran más al ver que soy extranjero y ando por estos lugares, hasta llegar a sus casas. En una casa, un viejito me dice: “El trabajo del misionero es muy grande y difícil”. No me quedó más que decirle: “Sí, pero Dios nos da una alegría muy grande por poder hacerlo: mi yugo es suave y mi carga ligera”. Más contento se puso. El matrimonio se llama Andrés y María, y él trabaja de carpintero, con una mesa debajo de un árbol y todas herramientas muy caseras.

monaguillos

Por la tarde vino uno de los jóvenes mas buenos a pedirme que quería empezar a hacer dirección espiritual, y estuvimos hablando a la siesta. Luego vinieron los monaguillos a lavar su ropa de la misa, y trabajar en el patio de casa (me pongo con ellos para que no se gasten toda el agua…). Luego una reunión con los del coro, que duró dos horas. Y cuando terminábamos la reunión, vino lo mejor de todo, vinieron a pedir que fuéramos a ver un bebito que está muy enfermo y querían que lo bautice.

Uno de los monaguillos trabajando.

Allá salimos con Filipo. En medio de la noche cerrada. Fuimos caminando, y quedaba a 15 minutos. Espectaculares las estrellas, la noche fresca, sin viento. Se escuchaban los grillos, las voces que venían de las casas. Ellos viven como de campamento, porque cocinan con fuego y con eso se alumbran. Toda la familia junto al fuego, charlan, hasta que los niños se duermen. Se veían los fogones de las casas a medida que pasábamos. Llegamos a la casita… dos edificaciones de barro y techo de paja. Un fuego encendido y siete niños alrededor, con los cuadernos del colegio, leyendo a la luz del fuego, y charlando. Los grandes, tres de ellos, sentados aparte en pequeñas banquetas de madera. En una de las “casas”, había también un pequeño fuego encendido adentro, con un par de piedras, que debe hacer la función de cocina.

Hicimos todo con una paz enorme, alumbrados con la única linterna que había, la mía. El bebé tendría unos seis meses y se notaba que respiraba con dificultad. Lo bauticé, y le dí la confirmación y la unción de los enfermos. Luego charlamos un rato, le pusimos un escapulario, y les regalé un rosario para la casa. Muy agradecidos, y es impresionante la paz que se vivía.

Visita a los enfermos

Regresamos caminando con Filipo, pensando en que nos había tocado hacer una cosa tan importante, tanto que todos los males del mundo, las guerras, odios, y peleas no tienen comparación con los que fuimos a hacer a ésa casa metida en la sabana africana, en medio de la noche.

Como verán… cada día podría escribir y escribir. Pero tengo que dormir.

Un abrazo grande. ¡Firmes en la brecha!

P. Diego, IVE

Misionero del Instituto del Verbo Encarnado en Tanzania

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18.06.14

“Un recreo animado es un espectáculo hermoso…”

Ushetu, 25 de mayo de 2014.

Vengo recién de comer unas empanadas y festejar con las hermanas por el día de la patria, y vengo con unas ganas de dormir bárbaras. Hoy estuvo muy lindo todo, por gracia de Dios. Para comenzar, misa en la parroquia, luego me fui a Uyogo (uno de los centros, a 30 min en auto), donde había mucha gente. Me llevé cinco monaguillos y seis niñas de los Watoto wa Yesu. Siempre que pueda ir en auto trataré de llevarlos, porque son una buena compañía, muy alegres. De ida fueron cantando todo el tiempo, y son muy graciosos. Llegamos y estuve una hora confesando… ¡ya entiendo lo que me están diciendo! Es increíble, no saben el alivio que es eso.

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Luego la Santa Misa, con el sermón mas sueltito. Al terminar la misa fuimos a ver dos enfermos, una viejita que se quería confesar y que hablaba sukuma nomás, Elena, así que con ayuda del catequista pudimos hacer el trámite. Ya estoy viendo que será muy bueno que trate de aprender un poco mas de ésta lengua. Luego le di la comunión y nos fuimos para ver al otro enfermo. Resultó que era una chica muy joven con una gran enfermedad en la piel… debe tener 18 años. Luego de la confesión, le di la comunión, intercambiamos algunos saludos y nos regresamos a la capilla para comer. Los niños estaban felices… porque era comida de fiesta, es decir, arroz y carne.

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Llegamos a la parroquia y ya estaban llegando los chicos del oratorio. Hoy era un espectáculo digno de verse, porque vinieron muchísimos chiquitos y niñas… que son un grupo que va en aumento. Era muy gracioso, yo creo que deben haber sido unos 100, además de mis “amigos del fútbol” (unos 30), más los jóvenes, unos 20; en total calculo 150 personas. Me acordaba de las palabras de Don Bosco: “Un recreo animado es uno de los espectáculos más hermosos que se pueden ver”.

Lo que agrada y muchos no se saben explicar, es el buen espíritu que reina, y cómo se lleva adelante. El secreto está en procurar un ambiente religioso y alegre… con oración, vida sacramental y juegos. Don Bosco es un grande, cada día me admiro más. Y al fin, terminamos cerda de las 7:30 de la noche, luego la cena, y listo. Un día a lleno… y a descansar.

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22.10.13

Diario de un misionero en Tanzania

Si tuviera que hacer un recuento de los hechos que me llevan a estar este día comenzando con éste blog, me tendría que remontar muchos años atrás. Hoy estoy misionando en un desconocido lugar de Tanzania, nuestra misión se encuentra en el ignoto Ushetu. Soy misionero de la Iglesia Católica, y pertenezco al Instituto del Verbo Encarnado. Soy misionero en África como los hay por miles en este continente, por gracia de Dios. No hay ninguna novedad en todo esto, pero tal vez lo que me ha traído hasta este medio de predicación, es el hecho de que me gusta escribir, y de que siempre me agradaron las crónicas de los misioneros.

Cuando era seminarista, y nos preparábamos para algún día cumplir el sueño de dejar todo por Cristo y salir por esos mundos de Dios a predicar el Evangelio, los relatos misioneros nos encendían en deseos, nos animaban, nos hacían poner los pies en la realidad. Jamás podría olvidar, aunque hayan pasado más de quince años, aquellas crónicas de los primeros de los nuestros que llegaban a la fría Rusia, después de la caída del comunismo, a predicar en pueblitos ignorados, ante el frío incubado en los corazones después de 70 años de ateísmo forzado. Y siempre estará en mi recuerdo aquella misa celebrada por el P. Eugenio, un jueves santo, con un solo feligrés, que ni siquiera era católico. Jamás podré olvidar los relatos de los primeros misioneros nuestros, que llegaron al lejano Oriente, y los primeros pasos dados para aprender una de las lenguas más difíciles… y poder celebrar la misa en chino después de más de un año o dos de estudio. Y los diarios de los misioneros en Sudán, ante culturas tan primitivas que había que elevarlas a lo humano primero, y luego a lo divino. Y en Medio Oriente, ante los peligros de guerras, misiles y balas, en medio de una cultura musulmana, dando el testimonio de Cristo… y así podría seguir poniendo ejemplos. Entre tantas historias, historias reales, y tan reales como que las escribían los que habían vivido con nosotros años anteriores, y por eso se hacían tan cercanas. Entre esas historias, Dios fue moldeando nuestro deseo de ser misioneros. Y ese fuego se acrecentaba, y se guardaba para el momento determinado y conocido sólo por Él.

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