"Si me dijeras, creería"

Querida Familia:

Acá me pongo a escribirles finalizando el día… que como es costumbre por estos lados… a esta hora todo se aplaca mucho, hay una paz muy grande. La gente al caer el sol se va reuniendo en sus casas, y las familias se juntan junto al fuego, afuera de sus casas. Reina una tranquilidad muy grande. Es hermoso.

Yo aquí en la misión, es verdad, he estado un poco solo este tiempo, casi dos meses. El P. Johntin se fue a hacer sus Ejercicios Espirituales a Italia, y a tener unas vacaciones muy merecidas. Es muy poco lo que hablo de swahili, y eso me aísla y dificulta. Pero gracias a Dios estas no son las soledades del P. Llorente en el Polo Norte. Por un lado, estoy acompañado por el voluntario de Chile, de quien ya les he contado, es tocayo mío… y compartimos muchos gustos, y las sobremesas se extienden tanto que a veces se nos acorta la siesta considerablemente. Esto ha sido un regalo inmenso de Dios, que como sabemos es Providentísimo, y desde toda la eternidad había determinado que no me quedara sólo en estas tierras, dándome a experimentar una vez mas su cuidado paternal.

Pero además, acá se ven muchas mas personas que en la parroquia de Kotzebue del Polo Norte, hay niños por todos lados… Y la verdad que alegran, con sola su sonrisa, tan franca… cuando los saludas simplemente… y ni les cuento cuando le pasas un caramelo (¡¡UN caramelo nomás!!). Y la gente que es muy buena y devota… y que llena la iglesia los domingos, y cantan con gran devoción. Y la misa semanal, a la que asisten entre 20 y 30 personas… y el rosario con adoración… y todo eso.

Pero es verdad, que le mejor compañía está en el sagrario. No es por hacerme el místico, sino que es la verdad. En estos días, uno se da cuenta que puede ir cuando quiere, y hablar con el corazón en la mano, sabiendo que es el que más nos entiende y mejor. Y que nosotros recibimos de él los mejores consuelos y gracias.

Por otra parte, han sido semanas de mucho trabajo, por gracia de Dios. Primero, lo que me lleva mucho tiempo es el sermón. En este tiempo, tengo que celebrar las misas, y predicar los domingos. Es lo mas difícil… el no poder hablar y pronunciar mal, y tener que leer toda la homilía. Pero es así, “no hay otra”, como se dice… y la gente lo sabe, y de todos modos tratan de escuchar y atender. Y son tan buenos, que siempre te agradecen por el sermón y te felicitan. Realmente son muy buenos todos.

Tuve que comenzar a salir los domingos a las aldeas, después de la misa de aquí del centro de la misión… y eso me ha permitido ir conociendo de a poco la misión, la gente, y lo diferente que son las aldeas, la gente de campo, o de “campo adentro”, mejor dicho, porque nosotros ya estamos en el campo. No saben la alegría con la que nos reciben, y la fiesta que hacen… se ponen muy muy contentos. Agradecen un montón que vaya el padre, y ven y valoran el sacrificio que hacemos. El hecho de que yo sea “evidentemente” extranjero, los hace tener mucho respeto y agradecimiento… por ser misionero. Y creo que siempre está la alegría, porque ellos han tenido siempre misioneros blancos… al menos los mas viejitos se acuerdan, y tienen gratos recuerdos de ellos, que plantaron la fe en estos lados, que los bautizaron. Entonces, cuando voy a las aldeas, no me conocen, pero me reciben realmente muy bien… y nos invitan a regresar… nos invitan insistentemente… “karibu, karibu tena Padri!” ya he podido visitar aldeas como Nambanane, Ulowa, Kangeme, Ibambala, Mughe, Kipungi, Mabiti, Makondeko, Uyogo, Sinai, Mbika, Lughela, Nyaza, Mwendakulima… y esto es un cuarto de la parroquia… ¡¡porque tenemos 46 aldeas!!!

De paso, les cuento, para que recen y me ayuden con esto, que en estos lados hay muchísimos paganos, pero no les cuesta dejar sus “creencias” (ya que no tienen muchas, salvo los brujos y esas cosas de superstición). Cuando se les habla, se explica, se les cuenta quién es Cristo y se los invitan a la iglesia… se ponen felices. Se les abre un mundo nuevo. Es verdad que las principales dificultades vienen por el lado de aquellos que tienen más de una esposa… cosa común entre paganos. Pero hay otros muchos que tienen una sola esposa, y se agregan al rebaño inmediatamente. Sólo hay que predicarles. Y se convierten familias enteras muchas veces… que vienen luego a trasmitir la fe por tradición… y ya se los gana para Cristo. Les pido muchas oraciones por ellos, por nosotros, y para que vengan muchos misioneros, y para que nuestra misión, del IVE y las SSVM siga creciendo.

Yo recuerdo mucho dos frases del Santo Hno Rafael, de quien me hice muy devoto en nuestro memorable tiempo de diaconado. Una de las frases que repetía él como una jaculatoria era: “saber esperar”. Y la otra: “no todo es llegar y vencer”. Creo que es algo que se vive a diario aquí en la misión.

Mughe y Kipungi, martes 26 de junio

Me tocó salir para ir a dos matomolos. Fue un día espectacular. El día comenzó acá con la adoración, luego el rosario, y la misa para los fieles de aquí y las hermanas. Eso es a las 5:00 am. Luego a media mañana salí acompañado de un seminarista menor que es de este lugar y está de vacaciones (Mikael, excelente joven… y con ganas de ingresar con nosotros, les cuento). También Filipo, el catequista (otro maestro… no sé qué haría estos días sin él). Y vinieron la Hna Aylesford y la postulante Avelina. Estuvo simplemente genial. Porque si voy yo sólo con Filipo y Mikael, es poco lo que puedo hacer de apostolado “extra” (ya lo he comprobado).

Así que fuimos primero a la aldea de Mughe… donde había un matomolo (en la crónica anterior les detallé de qué se trata el “matomolo”). Tuvimos una hora de viaje en vehículo, por un camino precioso… en una parte habían bosques de arboles bien grandes (terrenos del gobierno, que dejan para que hayan partes sin cultivos). En esos lugares nos decían que suelen haber suricatas, ciervos, monos y hienas.

Luego arribamos a la casa donde estaban las familias reunidas, preparando la misa, cantando… salieron todos cantando a darnos la bienvenida. Es impresionante la fe que tienen, y lo agradecidos que vaya el padre a visitarlos y celebrarles la misa. Saben que uno hace un gran sacrificio, porque apenas si puedo hablar, pero la misa la celebro, con la mayor devoción y claridad posible. Luego “leo” una homilía muy sencilla. Después de los cantos y bailes al final de la misa, como es costumbre… nos invitan a almorzar.

Terminado el almuerzo salimos para otra aldea… ya en el camino de regreso: Kipungi. Una capillita, como diría el P. Llorente “de lo mas mona”. Muy sencilla, pero me resultaba tremendamente agradable. Yo me lo figuraba como un “pesebre”, donde nacería el Pan de los Ángeles en la misa. Y tal cual… rodeado de la gente sencilla, agricultores y pastores, la misa fue rezada con muchísima piedad. Tocaban unos tambores bien artesanales, y unos instrumentos de percusión caseros… Me emocioné en algunos momentos de la misa. Me imaginaba que Jesucristo se gozaba inmensamente de estar allí… con las personas sencillas… en medio de la sabana africana, en una capillita con techo de paja, arrullado con los cantos de los niños, que ocupaban un tercio de la pequeña iglesia completamente construida de adobe. Al terminar… de nuevo… cantos y bailes fuera de la iglesia. La postulante Avelina estuvo muy bien, como siempre… porque se le “pegan” los niños, y les enseña cantos, luego algún pasito de baile, y ya se arma la ronda y no dejan de cantar hasta que se les dice basta. Allí tuvimos nuestro segundo almuerzo… a las cuatro de la tarde. Y regresamos… no saben la felicidad que llena el alma de todos en los viajes de regreso de las aldeas… de paso que continuamos mirando los paisajes, y vamos saludando a todas las personas por el camino, que son muy atentos y siempre saludan con la mano y una sonrisa que resulta tan franca. No hay como no alegrarse, es casi imposible.

Matomolo Ibambala

Estuvimos en dos Jumuiya (Grupos de familias). El primero san Francisco… donde don dieron un gran recibimiento, con las señoras que salieron al camino con sus ramos de árboles y su “gelegeles” (gritos de alegría). Luego la hermana que me acompañó dio una catequesis antes de la misa, y el catequista traducía al Sukuma. Esto realmente me llamó la atención por ser la primera vez que lo veía… sobre todo cuando fui explicando los ornamentos del sacerdote, al revestirme, la catequesis era en español, swahili y sukuma. Luego fuimos a ver un enfermo, a media hora de viaje en la camioneta. Finalmente el segundo Jumuíya (San Bernardo). Terminando con nuestro segundo almuerzo a las 18 hs… digamos cena.

Sábado de san Pedro y san Pablo

Hicimos la primer quema del diablo por estos lados… un exitazo. En honor a San Pedro y san Pablo. Ellos no entienden mucho, pero son cosas muy catequísticas. La gente feliz… y miles de niños. De paso que estas cosas atraen a tantos… vinieron protestantes, y paganos también. Esto los va acercando a la misión… y preguntan. Se va haciendo la catequesis como en las misiones populares… y como nos evangelizaron los misioneros a nosotros en América.

Domingo 30, Kangeme y curita nuevo.

Ese día tuve la misa acá en la parroquia, y como avance, me animé a improvisar unas palabras al final de la misa, para contarles de la ordenación del P. Evans, IVE, y de que estaba destinado a nuestra misión. Por lo tanto habría tres sacerdotes en la parroquia… a lo cual la gente respondió con espontáneos aplausos y “gelegeles”. Se pusieron felices. El P. Evans es oriundo de Kenia, y no tendrá que lidiar con el idioma como nosotros… llega, ¡y se pone a trabajar nomás!

Acto seguido me fui a un centro que se llama Kangeme. Es la segunda vez que voy. La misa comenzó casi a las doce. Nos demoramos en salir (¡hay las hermanitas…!)… y yo fui regalando caramelos durante casi todo el camino, a los chicos que saludaban con el saludo a coro ¡Padriiiiiii, Padriiiii! Y llegamos y había comenzado la celebración de la palabra… pero con gran alegría, suspendieron la celebración, y tuvimos la misa. La iglesia llenísima, de bote a bote. Casi tan grande como nuestra iglesia parroquial. Y terminó todo a las 13:30… y todo estaban en ayunas, porque fueron a la iglesia a las 8:00 am, porque no sabían que yo iba a celebrar la misa… ¡Impresionante la fe de esta gente! Estaban en ayunas, porque nadie come antes de ir a misa… ni el desayuno. La gente también muy feliz por las noticias, y por la misa, que la tienen una vez al mes, nada mas.

Al llegar me puse a pintar… por si no les he contado, estoy pintando un cuadro de la anunciación, pero en dos partes, un cuadro con la Virgen y otro con el Arcángel Gabriel. Miden casi dos metros de alto. Bien grandes, para la iglesia, que no tiene casi nada. Bueno, como les decía, me puse a pintar, con la puerta abierta, y los chicos del oratorio comenzaron a mirar cómo pintaba… y estaban como si vieran una película… callados… y mirando cada movimiento.

Misa en Makondeko, Martes 2 de julio.

Hermoso camino, y hermoso lugar. En el camino pasamos por el cauce del río, que en este tiempo está seco, así que las “balsas” (si así de las puede llamar) estaban ahí tiradas, y amontonadas… son grandes cortezas de árboles, que las doblan para darles una forma parecida a una canoa. Nos sacamos algunas fotos… muy divertido todo.

En el camino pasamos por Mabiti, donde hay una capilla nuestra, el lugar donde está es precioso… al lado de unas rocas enormes, y con un hermoso árbol de mango… que tienen las mejores sombras en este tiempo.

Al llegar a Makondeko, Una comunidad muy pequeña… estaban sin catequista desde febrero, y allí se explica todo. Suplicaron que vaya a bendecir la cruz de una señora que había fallecido, católica, y que no pudieron llamarme para celebrarles misa… y como estaban sin catequista fue todo así nomás. Pero los familiares católicos querían que fuera el padre. Más de una hora en auto. Aprovechamos a darles misa en la capilla, ya que íbamos al pueblo, que no sea solo bendecir la cruz.

Llegamos, hubieron juegos para los pocos niños presentes, luego catequesis sobre la eucaristía (la hermana en swahili y el catequista traducía al sukuma… aquí en el campo la mayoría sólo habla sukuma), luego misa, matomolo, al final de la misa bailes, medallas, caramelos (un poco lo de siempre, pero con lo hermoso que eso tiene).

Luego fuimos a la casa de la gente que nos había pedido ir, a bendecir la cruz y la tumba (que está en el mismo terreno de la casa… a unos diez metros… es algo muy común).

Un hermoso apostolado con la familia: Un hermano de la difunta… pagano convertido (bautizado con el nombre de José), y que abandonó la iglesia al tiempo. Conversación: “yo no voy, va mi familia, pero ayudo a la iglesia”… El catequista, las hermanas, y yo fuimos insistiendo, hasta que la hermana me tradujo: “Jesús murió por ti en la cruz, y ¿tú qué haces por Él? Cuánto cuesta ir a la iglesia una vez a la semana… Te espera con los brazos abiertos en la cruz”. Se quedó callado… pidió que se le bendiga la casa… luego dijo: “voy a empezar a ir de nuevo”… y estaba feliz luego de la bendición de la casa. Fuimos todos los feligreses, y afuera, al terminar la bendición… todos bailamos nuevamente… el hombre estaba feliz.

Y otro, un vecino, pagano… hace un tiempo estaba preparándose para bautismo, pero dejó… Ahora, preguntó: ¿puedo volver? ¿Nada me impide? Le dijimos: Nooo, (y lo mismo que a José), Cristo tiene los brazos abiertos y clavados para esperarte. Alegre, feliz… pidió la bendición de la casa, lo mismo que José… una felicidad enorme. También bailamos afuera de su casa… y parecía que el rebaño se iba aumentando al pasar de los minutos… en la misa éramos un puñado… y ya en ese momento éramos casi el doble…

Es impresionante ese lugar. Está lleno de paganos. Muchos paganos… hay que trabajar… nos cuesta un montón… “la mies es mucha, y los obreros pocos…”, justo el evangelio del domingo. Basta que los visitemos a los paganos, les expliquemos, y están tan dispuestos a recibir la fe.

De una hermana de la misión

A propósito de los paganos, les transcribo aquí el testimonio de una de las Servidoras que trabaja en el dispensario:

- Conoces esta persona? – dijo la hermana, mostrándole la imagen de un Cristo Crucificado.

- ¿Ese?, no lo conozco.

- ¿De verdad? Míralo bien.

Lo mira un poco mas, y dice…

- ¿Será el que llaman Jesus?

- ¡Si, es El!

- Ahh, ¡mira! ¡Es éste!… ¡Verdaderamente que lo hicieron sufrir!

Hice silencio….

- ¿CREERIAS si te digo que sufrió por vos?

Se sonríe y me dice:

- SI ME DIJERAS, CREERIA.

Cuenta esta religiosa: Palabras textuales de una conversación que hoy tuve en el consultorio donde hacemos los controles a las mamas embarazadas. Esta mujer era una de ellas.

Esto pasa muchas veces, ¡no saben cuantas! Y después me veo en el apuro de encontrarme en la situación de tratar de explicar la historia de la salvación en un idioma que no conozco, con un traductor para el otro dialecto, contando con poco tiempo –el de una consulta medica- con el corazón que siente que se parte por no poder dar con mas elocuencia lo que tiene adentro.

Mi querida Familia: esta situación de hoy me movió a escribirles, el querer contarles y compartir con ustedes estas cosas cotidianas… esta señora me dejo en un momento perpleja… estaba tan convencida cuando me dijo “si me dijeras, creería”, ¿cómo yo, que soy tan pequeña puedo darte algo que es tan noble? La fe entra por el oído. Pero es Dios quien la da. Y misteriosamente muchas veces, tengo el oficio de ser esa voz, como san Juan Bautista, nuestro patrono.

Cada día encuentro varias personas que no conocen a Dios, algunos entran a la iglesia por primera vez y tengo el gusto de ser yo la que los introduce… no es fácil explicar todos los misterios de una sola vez, pero es muy lindo escuchar algunas de las reflexiones o ver los gestos que hacen cuando les hablo, hace unos días explicábamos la historia de Jesucristo -junto con Godifredo que traduce al sukuma- a tres personas que habían venido al hospital, una estaba enferma y había pasado la noche en el hospital ahora se sentía bien, y estaban por irse a la casa, dos señoras y un hombre.

Mientras llegábamos al momento del nacimiento de Jesus y les contaba que no habían encontrado lugar para que la Virgen tuviera al niño, el hombre decía… “¡Huy!!! Claro! ¡Si eran pobres! ¡Quien los iba a recibir!”, y cuando dijimos que esa noche Dios se manifestó a los pastorcitos por medio de un ángel y hice el comentario de que Dios siempre escoge a los sencillos, ¡el hombre empezó a aplaudir de la alegría! Si lo hubieran visto… era gracioso ver a un hombre grandote aplaudiendo como un niño… se ve que se sentía identificado…

Igual no todas las explicaciones son fáciles… cuando llegamos al tema del perdón de los enemigos ¡y encima amarlos! Se pone duro y empiezan las preguntas… pero explicando un poco la pasión de Cristo y su perdón a nosotros entienden. Si somos perdonados… ¿cómo no vamos a perdonar?

Así, miles de comentarios… recen: la mies es abundante y los trabajadores pocos.

Hasta aquí el testimonio de la hermana.

Termino yo… ¡al fin!

El martes pasado tuve dos matomolos, pero acá en Ibelanzwa… Jumuiya Mtakatifu Joseph (san José) y Mtakatifu Theresia (Santa Teresita). En el segundo hice 11 bautismos de niños y dos de adultos. Después de eso, pensaba tener dos días tranquilo (miércoles y jueves)… pero ayer se murió una señora católica, y hoy tenemos la misa, dentro de un rato, en su casa (con entierro, almuerzo, todo eso…). Yo ya lo asumo así, que te llaman a cada rato por un enfermo o un difunto… imagínense que la parroquia tiene unos 30 mil católicos… ¿alguien se tiene que enfermar o morir de vez en cuando, no?

Mañana tengo un matomolo en una aldea a media hora, que se llama Senai (como Sinaí, porque hay una montañita en ese lugar). El sábado hay un encuentro de todos los jóvenes de la parroquia en la aldea de Nyaza (la del domingo pasado). El domingo tengo la misa de la parroquia y luego nos vamos a Makunga, que es la aldea que hace un año que no tienen misa… me imagino que va a estar buenísimo. Después de esa misa, vamos hacia Ibambala a una misa de difunto. El lunes, reunión en la diócesis, y luego nos vamos a Tabora, porque hay dos religiosas que hacen sus primeros votos y son de Ushetu. El Martes es la ceremonia, pero el viaje es de cinco horas… todo por tierra.

Lo bueno es que después de eso ya me preparo para recibir al P. Marcelo, mi hermano, que viene de visita. Claro que vamos a estar acá en la misión, y podré dar una mano al P. Johntin, que llega una semana después… pero ciertamente que lo viviré como un tiempo muy diferente.

¿Me creen si les digo que tuve que cortar la crónica? No creo. Pero quedó en el tintero contarles de una visita a Uyogo, y lo mejor, la visita a la aldea de Nyaza… pero eso es largo, y muy detallado. Será para la próxima.

Dios los bendiga… y hasta pronto.

¡Simama imara pengo! ¡Firmes en la brecha!

P. Diego.

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