El último testamento de Jesús

El evangelio del Domingo de Ramos nos dice: “Era media mañana cuando lo crucificaron” (Mc. 15, 25) al Señor. Desde entonces dictó su último testamento: “En la cruz hallamos el ejemplo de todas las virtudes” (Sto. Tomás, Sobre el Credo).

Por eso, San Roberto Belarmino no dudó en escribir al final de su vida y en preparación a la muerte: “Sobre las siete palabras pronunciadas por Cristo en la cruz”, meditando “la Muerte de Nuestro Señor, junto con el último sermón que el Redentor del mundo predicó desde la Cruz, como desde un elevado púlpito, a la raza humana. Este sermón consiste de siete cortas pero profundas sentencias”.

¿Conoce bien las 7 palabras de Cristo sobre la Cruz, su último testamento? ¿Cómo ejemplifica ese sermón del Calvario el famoso Sermón de la Montaña, donde ya se vislumbran los deseos de Cristo por nuestro bien?


I. Las Palabras de Cristo sobre la Cruz


Usando las narraciones de la Pasión en los evangelios de S. Mateo 27, S. Lucas 23, S. Juan 19, ponga las siguientes citas de Jesús en orden:

A) “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”
B) “Tengo Sed.”
C) “Mujer, ahí tienes a tu hijo; hijo, ahí tienes a tu madre.”
D) “Amén, yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso”
E) “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen”
F) “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu.”
G) “Todo está cumplido.”


II. Las Bienaventuranzas (Mt. 5, 3-12)
¿Con cuáles de las 8 Bienaventuranzas se puede asociar mejor cada palabra de Jesús sobre la Cruz?

“Bienaventurados…
1) …los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.”
2) …los mansos, porque ellos poseerán la tierra.”
3) …los que lloran, porque ellos serán consolados.”
4) …los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos.”
5) …los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.”
6) …los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.”
7) …los pacíficos, porque ellos serán llamados hijos de Dios.”
8) …los que padecen persecución por la justicia, porque suyo es el reino de los cielos.”

[Solución con citas de Parte I y Parte II]

En su Sermón de la Montaña Jesús prometió esas bienaventuranzas
y dijo: “Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan y con mentira digan contra vosotros todo género de mal por mí. Alegraos y regocijaos, porque grande será en los cielos vuestra recompensa, pues así persiguieron a los profetas que hubo antes de vosotros.” Sobre la Cruz, como Rey sobre su trono, confirma las promesas que dictó sobre el monte de las Bienaventuranzas.

Citando el Salmo 22 al preguntarle al Padre el por qué de su abandono, reclama la gloria que le corresponde como el Mesías sufriente que al final del salmo recibe el reinado del universo. Con su sed muestra su ardiente deseo por la salvación de todos, su deseo de que todos seamos sus herederos. Concede Su Madre, su perdón, el Paraíso y finalmente se ofrece al Padre para firmar su último testamento con Su Sangre y abrirnos Su Reino por Su Muerte y Resurrección. Alabado seáis por siempre, Señor.

————————————————————————————————————————————————————————

Estación XI del Vía Crucis – Jesús es crucificado
[Vía Crucis en el Coliseo (2007)– Mons. Gianfranco Ravasi, Prefecto de la Biblioteca-Pinacoteca Ambrosiana de Milán]

V. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

Del Evangelio según san Lucas 23, 33-38
Llegados al lugar llamado Calvario, le crucificaron allí a él y a los dos malhechores, uno a la derecha y otro a la izquierda. Jesús decía: «Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen». Se repartieron sus vestidos, echando a suertes. Estaba el pueblo mirando; los magistrados hacían muecas diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido». También los soldados se burlaban de él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: «Si tú eres el rey de los judíos, ¡sálvate!». Había encima de él una inscripción: «Este es el rey de los judíos».

Meditación
Era sólo un promontorio rocoso denominado en arameo Gólgota, en latín Calvario, es decir, «Cráneo», tal vez por su configuración física. En aquel pico se alzan tres cruces de condenados a muerte, dos «malhechores», probablemente revolucionarios antirromanos, y Jesús. Comienzan a transcurrir las últimas horas de la vida terrena de Cristo, horas marcadas por el desgarramiento de su carne, por el descoyuntamiento de sus huesos, por la asfixia progresiva, por la desolación interior. Son las horas que atestiguan la plena fraternidad del Hijo de Dios con el hombre que sufre, agoniza y muere. Un poeta cantaba:

«El ladrón de la izquierda y el ladrón de la derecha / sólo sentían los clavos en el cuenco de la mano. / Cristo, en cambio, sentía el dolor dado por la salvación / el costado atravesado, el corazón traspasado. / Era su corazón que ardía. / El corazón devorado por el amor».

Sí, porque en torno a ese patíbulo parece resonar la voz de Isaías: «Él ha sido herido por nuestras rebeldías, molido por nuestras culpas. Él soportó el castigo que nos trae la paz, y con sus llagas hemos sido curados. Él se da a sí mismo en expiación». Los brazos abiertos de aquel cuerpo martirizado quieren abarcar todo el horizonte, abrazando a la humanidad, casi «como una gallina que recoge a su nidada bajo las alas».[35] En efecto, esta era su misión: «Yo, cuando sea levantado de la tierra, atraeré a todos hacia mí».

* * *

Bajo aquel cuerpo agonizante desfila la multitud que quiere «ver» un espectáculo macabro. Es el retrato de la superficialidad, de la curiosidad trivial, de la búsqueda de emociones fuertes. Un retrato en el que se puede identificar también a una sociedad como la nuestra, que escoge la provocación y el exceso casi como una droga para excitar a un alma ya entorpecida, a un corazón insensible, a una mente ofuscada.

Bajo aquella cruz está también la crueldad pura y dura, la de los jefes y de los soldados que no saben lo que es compasión y logran profanar incluso el sufrimiento y la muerte con el escarnio: «Si tú eres el rey de los judíos, ¡sálvate!». No saben que precisamente sus palabras sarcásticas y la inscripción oficial puesta sobre la cruz –«Este es el rey de los judíos»– encierran una verdad. Ciertamente, Jesús no baja de la cruz con una acción espectacular: no quiere adhesiones serviles y fundadas en lo prodigioso, sino una fe libre y un amor auténtico. Con todo, precisamente a través de la derrota de su humillación y la impotencia de la muerte, él abre la puerta de la gloria y de la vida, revelándose como el verdadero Señor y rey de la historia y del mundo.

Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Qué virtudes cree que necesitamos más imitar de Cristo en la Cruz? ¿Por qué? ¿Hay algún escrito sobre Cristo crucificado o la muerte del Señor que le guste en particular?

Mañana – Vía Crucis, Estación XII – La muerte de Jesús - “Jesús, dando un fuerte grito, expiró” (Mc. 15, 37)

7 comentarios

  
Tomás de la Torre Lendínez
María Lourdes, igualmente te deseo una santa Semana Santa con toda tu familia. Que el Señor Resucitado te conceda la paz y la alegría para seguir dándonos tu excelente pluma desde tu blog.
09/04/09 3:34 PM
  
María Lourdes
P. Tomás, le agradezco tanto sus oraciones como el buen ejemplo que me da como sacerdote y como blogger. Un saludo.
09/04/09 10:34 PM
  
María Lourdes
Un Pastorcico solo está penado
por S. Juan de la Cruz


1. Un pastorcico solo está penado,
ajeno de placer y de contento,
y en su pastora puesto el pensamiento,
y el pecho del amor muy lastimado.

2. No llora por haberle amor llagado,
que no le pena verse así afligido,
aunque en el corazón está herido;
mas llora por pensar que está olvidado.

3. Que sólo de pensar que está olvidado
de su bella pastora, con gran pena
se deja maltratar en tierra ajena,
el pecho del amor muy lastimado.

4. Y dice el pastorcito: ¡Ay, desdichado
de aquel que de mi amor ha hecho ausencia
y no quiere gozar la mi presencia,
y el pecho por su amor muy lastimado!

5. Y a cabo de un gran rato se ha encumbrado
sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,
y muerto se ha quedado asido dellos,
el pecho del amor muy lastimado
10/04/09 12:01 AM
  
María Lourdes
Ignacio mandó este poema suyo a "sarmientosdelavid(arroba)gmail(punto)com":

Al Cristo, Rey de Dolores en la Cruz

¿Tanto, Señor, olvidas mi abandono
que así, por olvidarlo, estás clavado?
¿O es que en pago contrario a mi pecado
con paciencia pagar quieres mi encono?
¿A quien humilla tu divino tono
no puedes recibir sino abrazado?
¿O es que buscas que, fiel enamorado,
te aclame por mi rey en ese trono?
Pues si está coronada tu cabeza
en espinas las perlas convertidas
y si hay clavos por cetros de grandeza
y por trono dos leños deicidas,
¿cómo no he de creer en tu realeza
si aún la púrpura añaden tus heridas?
10/04/09 12:10 AM
  
María Lourdes
Ignacio, muchísimas gracias por compartir un poema muy conmovedor que da mucho para reflexionar. Un saludo.
10/04/09 12:13 AM
Estimada amiga:

Me permito sugerirle, en relación a su artículo sobre la adoración eucarística perpetua, el enlace siguiente:

http://www.adoracionperpetuatoledo.org/

con información de la adoración eucarística que se eleva a Dios en Toledo en la capilla arzobispal de la Inmaculada Concepción.

Un saludo en Cristo.
10/04/09 11:08 AM
  
María Lourdes
Manuel Pérez Peña, muchísimas gracias por ese enlace, que añadí al correspondiente artículo. También me impresionó su blog y me gustó "Jesús muere en la cruz, árbol de vida", el himno de Laudes del Viernes Santo que incluyó. Un saludo.
10/04/09 2:22 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.