La última leprosería de Europa está en España

Este sábado, 21 de febrero, se celebrará un consistorio ordinario público para la canonización del P. Damián de Veuster (1840-1889), el “Apóstol de los leprosos” que murió en la Isla de Molokai, en el Océano Pacífico, donde dedicó su vida al cuidado de los leprosos desde 1873. Lo primero que hizo al llegar a la isla fue rezar y luego limpiar la capilla. Transformó ese lugar violento y desagradable en una comunidad con iglesia, hospital, escuela, etc. y siguió trabajando tras contraer la lepra en 1885 hasta su muerte (la foto es de un año antes de su muerte).

Pedía no sólo por sí mismo sino especialmente por el bien espiritual de los otros leprosos. “La necesidad nos obliga a rogar por nosotros mismos, y la caridad fraterna a pedir por los demás. Es más aceptable a Dios la oración recomendada por la caridad que la que es impulsada por la necesidad.” (S. Juan Crisóstomo) No fue a esa isla para curar la lepra física de los leprosos sino para sacrificarse para curarles de toda mancha de pecado para que pudieran morir con almas puras.

No hay que ir tan lejos como el que pronto será Sto. Damián de Molokai para encontrar leprosos. ¿Sabía que la última leprosería de Europa está en España?

Es el Sanatorio de S. Francisco de Borges en Fontilles (“La Vall de Laguar”, Comunidad Valenciana), que está bajo el cuidado de Padres Jesuitas y hermanas Franciscanas de la Inmaculada. Acaban de celebrar su centenario en enero y una exposición sobre su historia se inauguró este mes en el Centro Cultural Bancaja en Valencia, donde estará hasta el 8 de marzo antes de pasar dos años recorriendo otras ciudades españolas.

Sólo quedan aproximádamente 50 pacientes con lepra en el sanatorio. El 67% de los nuevos casos de lepra se observan en el sur-este de Asia (principalmente en India) y la mayor parte de los demás en América (93% de éstos en Brasil) y en África. (“La OMS publica la situación global de la lepra”, Revista Fontilles, nov./dic. 2008) En 1982 se descubrió una cura a esta enfermedad de la que hay referencia desde 2400A.C. en Egipto, pero todavía no se sabe mucho sobre mecanismo de contagio. Un 5% de la población carece de resistencia a la lepra pero no se sabe por qué.

En Fontilles investigan hoy en día una técnica de detección y buscan una vacuna efectiva. Además,el sanatorio “amplía su ámbito de actuación a otras enfermedades ligadas a la pobreza: úlcera de Buruli, mal de Chagas, dengue, leishmaniasis… El objetivo de nuestros proyectos es que superen esa situación de pobreza y el desarrollo sostenible de estas poblaciones como forma de prevenir y acabar con estas enfermedades.”

¿Se combate la pobreza espiritual y la lepra del pecado con tanto ahínco? Tomemos por modelo al leproso que en el Evangelio del 6o. domingo de tiempo ordinario se acercó a Jesús: “suplicándole” (Mc. 1, 40) que le ayudara. “Si la petición es necesaria al hombre para obtener beneficios de Dios, es porque ejerce influencia sobre el mismo que pide. Porque debe detenerse a considerar su poquedad y a desear con férvor y espíritu filial lo que espera obtener con la oración. Así se hace capaz de recibirlo.” (Sto. Tomás de Aquino)

Mejor aún, imitemos a “Maria, Maestra de oración - Mira cómo pide a su Hijo, en Caná. Y cómo insiste, sin desanirmarse, con perseverancia. - Y cómo logra. –Aprende.” (S. Josemaría Escrivá) Logra ella, la siempre pura e Inmaculada más con su humildad que las investigaciones de todos los científicos del mundo y el sanatorio que busca “el desarrollo sostenible” de los lugares más pobres para “prevenir y acabar con estas enfermedades”. ¿Cómo podemos seguir el ejemplo de la Virgen María? “Con oraciones pedimos gracia a Dios; en la Santa Misa comprometemos a Dios a que nos la conceda.” (S. Felipe Neri) Con la oración y los Sacramentos podemos prevenir y acabar con el pecado en nuestras vidas por la gracia de Dios si perseveramos.

Podemos aprender algo más de esa leprosería. Se lee esto en la más reciente Revista Fontilles: “Aunque estas cifras [de la reducción de casos nuevos en el mundo] pueden inducir al optimismo no hay que olvidar que todavía hay 17 países con más de 1.000 casos nuevos anuales muchos de ellos niños menores de 14 años y que en algunos de estos países la proporción de pacientes que presentan discapacidades importantes antes de ser diagnosticados está en aumento.” Velemos el ejemplo que damos a los niños para que no presenten “discapacidades importantes” en su vida espiritual (por ejemplo la falta de Sacramentos) que les afectarán en su vida adulta.

Pidamos con confianza y fe: ¡Santa María, Madre nuestra y Salud de los enfermos, ruega por nosotros ante el Señor!

Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿Conoce o ha conocido a alguien que vivió con fe alguna enfermedad contagiosa o incurable?

Mañana: 7 Santos Fundadores Servitas – “en descampado” (Mc. 1, 45)

2 comentarios

  
Noby
ML
Los leprosos,que eran buscados por Jesús eran curados por Él,y los de hoy atendidos por la Iglesia. ¿Dónde están las ONG,dónde la actuación de la Administración Pública?.Hace falta mucho amor,AMOR,para ocuparse de estas personas.Gracias por recordar que los leprosos existen,porque el Señor los tiene muy cerca de su corazón, ¡tengamoslos también nosotros!.
17/02/09 8:42 AM
  
María Lourdes
Noby, los que sufren con fe ofreciendo todo al Señor, postrándose así ante Él están muy cerca de Su Corazón. Pero, estoy convencida de que ellos también son imagen de Cristo en el mundo y que tienen mucho que ofrecer.

A través de un programa en un hospital visitaba en su casa a una señora que se quedó en silla de ruedas cuando un camión se estrelló contra su coche sin falta suya. Me aseguraron que la medicina que le daban para el dolor no parecía ayudarle mucho, pero ella apenas se quejaba cuando le visitaba y siempre se mostraba contenta. Ella me dió mucho más de lo que yo podía ofrecerle en el poco tiempo que le veía cada semana. Me parecía que ella era la que me estaba cuidando y no al contrario. Me enseñó muchas cosas tanto en sentido práctico como espiritual. Iba conmigo a Misa diaria y rezábamos juntas el Rosario de vez en cuando.

Esa señora se sentía alejada de una hija suya que apenas le visitaba desde su accidente porque no aguantaba verle en esa condición y que no quería llevarle a su casa para ver a su familia. Poco más de un año desde que le conocí, murió de repente y me consoló mucho oír que fue rodeada de su familia mientras cenaba en casa de su hija en Nochebuena. ¡Qué bueno es el Señor!
17/02/09 12:30 PM

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