¿Cuál es su personalidad espiritual? (Jn. 1, 36)

Santa Inés (290-304) imitó en su vida y martirio de virginidad a su Amado Jesucristo, a quien S. Juan Bautista llama en el Evangelio del 2o. domingo de Tiempo Ordinario: “el Cordero de Dios”(Jn. 1, 36). Según Fray Luis de León:

“Cordero, pasándolo a Cristo, dice tres cosas: mansedumbre de condición, y pureza e inocencia de vida, y satisfacción de sacrificio y ofrenda, como S. Pedro juntó casi en este propósito hablando de Cristo: ‘El que, dice, no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca; que, siendo maldecido, no maldecía, y, padeciendo, no amenazaba; antes se entregaba al que juzgaba injustamente; el que llevó a la cruz sobre sí nuestros pecados.’”(De los nombres de Cristo, libro 3)

Se suele representar a Sta. Inés con un cordero porque su nombre en latín se parece a “agnus” ("cordero"), aunque deriva del griego “hagnē"(ἁγνή)"pura". Por eso, el Papa bendice en su fiesta a los corderos con cuya lana se tejen los palios arzobispales. Nos dice S. Ambrosio de la santa: “Sabemos por tradición que murió mártir a los trece años de edad. Destaca en su martirio, por una parte, la crueldad que no se detuvo ni ante una edad tierna; por otra, la fortaleza que infunde la fe, capaz de dar testimonio en la persona de una jovencita.” (Tratado sobre las vírgenes) El testimonio de una vida cristiana es algo que se requiere de todos los fieles, no sólo de los arzobispos.

Para conocer nuestra vocación, nos recomienda el P. Benedict J. Groeschel en su libro “Pasajes espirituales: la psicología del crecimiento espiritual”[Fuente de las citas del resto del artículo]: “El primer paso para el conocimiento de tu propia vida espiritual es ver con claridad qué es lo que nos atrae [de Dios]: el uno, el verdadero, el bueno o el hermoso.” Dice también: “Si tú te examinas a ti mismo o a aquellas personas que bien conoces con relación a la vida espiritual, te darás cuenta de que la mayoría de la gente encaja bastante bien en una o tal vez en dos categorías.”

Prueba de personalidad espiritual

¿Qué le atrae más del Cordero de Dios: que asumió todos los pecados (lo uno), su inocencia divina sin engaño (lo verdadero), su mansedumbre y sacrificio (lo bueno) o su pureza (lo bello)?
Para cada respuesta, el P. Groeschel describe la personalidad espiritual, un santo como ejemplo, algunas dificultades que enfrentan esas personas y un consejo espiritual. ¿Cuál es su personalidad espiritual según lo que busca en Dios?

1) Dios como Uno
Su vida es “un empeño de integración intelectual y emocional”, como la de Sta. Catalina de Génova, una gran mística seglar y “una persona de inclinaciones tan fuertes y contradictorias, que no tenía alternativa: o rendirse al llamamiento de Dios o caerse en pedazos.” Cuando sientes esas inclinaciones,“debes aceptar este aspecto de tu vida espiritual en lugar de luchar contra él. Una de las anomalías de la naturaleza humana herida es que no aceptamos la respuesta que buscamos cuando nos es dada, por estar tan acostumbrados al dolor y a la confusión”.

2) Dios como Verdadero
Son “más sosegados, metódicos y minuciosos que otros”. “No son tan diferentes de los que buscan a Dios uno, […] pero tienen tendencia a ser más apacibles y menos en conflicto.” Su modelo es Sto. Tomás de Aquino que investigó y llegó a conocer la Verdad en esta vida. “El gran peligro espiritual para los que son atraídos hacia Dios como la verdad no es el que puedan desviarse. El peligro es que se detengan en el camino enredados en una u otra de las calles laterales. […]La sencilla oración de S. Francisco, ‘deseo conocerte de manera que pueda llegar a amarte’ es un buen antídoto contra las constantes tentaciones que acechan a los que buscan la verdad.”

3) Dios como Bueno
Son “por lo general alegres, compasivos y sociables. […]Son a veces manipulados, engañados e incluso traicionados”, como le pasó a S. Francisco de Asís. “Un peligro para estos buscadores del bien es una especie de atolondrada desilusión. Incluso pueden sentir la tentación, como el Cura de Ars, de huir de todo. O puede que adopten una postura cómoda de dedicación a objetivos que no son el Absoluto o huir de todo lo que es repulsivo y horroroso. Con razón fijaba San Francisco sus ojos en el espanto de la crucifixión. Eso le enseñó que en este mundo la bondad es rechazada y vilipendiada; por eso uno debe gloriarse sólo en la cruz.”

4) Dios como Bello

“Son un grupo complicado, por cierto, ya que la belleza puede ser engañosa. […] existe siempre la tentación de contentarse con lo menos quedándose a mitad de camino.” Tienen como ejemplo a S. Agustín. “El que ama la divina belleza tiene que estar en vela constante. También tiene que estar preparado para caer y levantarse de nuevo. Por ello, a la vez que busca a Dios, tiene que ser consciente de la necesidad de la penitencia y la certeza del perdón de Dios.

Nuestro Salvador nos asegura que ‘aquel que busca encuentra y al que llama se le abrirá’ (Mt. 7,7)”. Pidamos al Señor que, como Sta. Inés, seamos testigos del Amor de Dios en nuestras vidas y lleguemos a conocerle.

Pregunta del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]: ¿En qué categoría(s) cree que caen los santos que más admira?

Mañana: Beata Laura Vicuña - “Y lo llevó a Jesús” (Jn 1, 42)

4 comentarios

  
Manuel
Aquellos que ven en Dios al que Ama, al que es real (no sólo verdadero).
21/01/09 10:49 PM
  
fan

Interesante clasificación.
¿Estaría San Ignacio de Loyola en la 1ª categoría?
22/01/09 12:03 AM
  
María Lourdes
Manuel, me parece muy perceptivo de su parte que distinga entre la realidad de Dios y lo verdadero y creo que puso el dedo en lo que todos los santos a lo largo de los siglos han experimentado en sus vidas: una profunda experiencia de la existencia del Amor divino, su Amado.

Aun así, me parece que se puede decir también que cada persona ama algo diferente en particular de Dios. Después de todo, nos creó el Señor como individuos únicos de tal forma que en este mundo, aunque muchas personas amen a la misma persona, la amarán por motivos diferentes, gustándoles ciertos atributos de esa persona más que otros. Ese amor se expresa entonces de forma diferente también, como se puede ver en la cantidad de órdenes y asociaciones religiosas en el mundo, todos respondiendo al Amor de Dios con Amor, pero con carismas diferentes.
22/01/09 5:52 AM
  
María Lourdes
Fan, a mí me parece que sí cuando pienso en su conversión de ser soldado del mundo a soldado de Cristo, que ofrecía todo "por la mayor gloria de Dios". No extraña, entonces, que sufrió y luchó tanto para discernir su vocación y que encontraba paz leyendo sobre Cristo y los santos y no sobre la caballería. No podía servir a dos señores. Le veo entonces como alguien que sirve a un Rey, unificando toda su vida (y la de otros por sus ejercicios espirituales), su ser, su órden en Dios, el Ser Supremo. Claro que no creo que nadie se pueda clasificar siempre bajo sólo una categoría, pero diría que ese predomina en la vida de S. Ignacio.
22/01/09 6:03 AM

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