Tregua de Navidad: Carta de un soldado en las trincheras

Sta. Isabel le revela a la Ssma. Virgen María en el Evangelio del IV domingo de Advientoque: “En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.” (Lc. 1, 44) Ella exclama de gozo al recibir la visita en su casa del Príncipe de Paz en el seno de su prima, Ntra. Ssma. Madre.

Veinte siglos después, en 1914 y a comienzos de la Primera Guerra Mundial, unos saludos de buena voluntad atravesaron trincheras europeas a lo largo de una Nochebuena inolvidable en que los soldados enemigos se desearon una feliz Navidad.

En medio de combates feroces llegaron regalos de Navidad para las tropas enviadas por el estado de cada país. Los alemanes recibieron pequeños árboles de Navidad para recordar su superioridad cultural con una costumbre que origina de tierras germánicas. Como en Alemania se celebra la Nochebuena con mayor festejo familiar que la misma Navidad, las tropas alemanas comenzaron sus celebraciones en Nochebuena, como se puede ver en esta conmovedora escena de la película “Joyeaux Noel” de Christian Carion:

Según este artículo en inglés en “The Christmas Truce” (“La Tregua de Navidad”), en 1914 no se conocía todavía muy bien el villancico “Noche de Paz”. P or eso, aunque fue cantado por algunos, el villancico que más unió a los soldados en las trincheras fue “Adeste Fideles” (que también se oye en el vídeo). También cantaron otras canciones juntos que no eran villancicos, como se puede ver en esta lista.

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En el mismo sitio se pueden leer en inglés muchas cartas que los soldados escribieron a sus familias narrando los hechos de esa Navidad en las trincheras, muchos publicados en periódicos, como era la costumbre en esa época. Destaca en particular una encontrada y transcrita por Marion Robson. Es una carta del Private Frederick W. Heath que narra la tregua de principio a fin. Aquí la tienen traducida al español.

“La noche acaeció temprano – las sombras fantasmales que se aparecen en las trincheras vinieron a acompañarnos mientras nos poníamos en atención. Bajo una luna pálida, uno podía apenas ver la cuesta parecida a una tumba que marcaba las trincheras alemanas a doscientas yardas de distancia. El fuego en las líneas inglesas se había acallado, y sólo el chapoteo de las empapadas botas en el meloso barro, las órdenes susurradas de los oficiales y de los “NCO”s, y el gemido del viento rompía el silencio de la noche. La Nochebuena de los soldados había llegado por fin, y era apenas el momento o el lugar para sentirse uno agradecido por eso.

“Los recuerdos en su santuario nos mantenía en un trance de silencio entristecido. Allá en algún lugar en Inglaterra, los fuegos ardían en cuartos acogedores; en mi imaginación oí risas y las mil melodías de la reunión de Nochebuena. Con el abrigo fornido de barro mojado, las manos agrietadas y dolidas por la escarcha, me apoyé contra el lado de la trinchera, y, mirando por mi presilla, fijé ojos cansados en las trincheras alemanas. Los pensamientos surgían como locos por mi mente; pero no tenían secuencia, ni cohesión. Por la mayor parte eran del hogar como lo había conocido a lo largo de los años que me habían traído a esto. Me pregunté por qué estaba en las trincheras en miseria después de todo, cuando podría haber estado en Inglaterra caliente y próspero. Esa pregunta involuntaria fue respondida enseguida. Porque ¿no hay en Inglaterra una multitud de casas y no tiene alguien que mantenerlas intacto? Pensé en una casita de campo destrozada en –, y me alegré de estar en las trincheras. Esa casita fue una vez la casa de alguien.

“Todavía mirando y soñando, mis ojos pillaron una bengala en la oscuridad. Una luz en las trincheras enemigas era tan raro a esa hora que pasé el mensaje por la frente. Apenas había hablado cuando luz tras luz se levantó por la frente alemana. Entonces, bastante cerca de nuestros refugios, tan cerca como para hacerme saltar y agarrar mi rifle, oí una voz. No se podía confundir esa voz con su timbre gutural. Con el oído aguzado, escuché, y entonces, por toda nuestra frente de trincheras, vino a nuestros oídos un saludo único en la guerra: “¡Soldado inglés, soldado inglés, feliz Navidad, feliz Navidad!

“Después de ese saludo estalló la invitación de esas voces discordantes: “Sal, soldado inglés, ver aquí a nosotros.” Por algún período corto de tiempo fuimos cautelosos, y ni siquiera respondíamos. Los oficiales, temiendo una emboscada, mandaron a los hombres que guardaran silencio. Pero de un lado a otro de nuestra frente uno oía a hombres respondiendo ese saludo de Navidad del enemigo. ¿Cómo podíamos resistir desearnos los unos a los otros una feliz Navidad, aunque podríamos estar como perro y gato inmediatamente después? O sea que mantuvimos una conversación con los alemanes, todo el tiempo con nuestras manos prestas sobre nuestros rifles. Sangre y paz, enemistad y fraternidad – la paradoja más asombrosa de la guerra. La noche se gastó hasta el amanecer – una noche hecha más llevadera por canciones de las trincheras alemanas, por los caramillos de flautines y de nuestra amplia frente risas y villancicos. No hubo ningún disparo, excepto más abajo a nuestra derecha, donde la artillería francesa estaba trabajando.

Vino el amanecer, delineando el cielo de gris y de rosa. Bajo la temprana luz vimos a nuestros enemigos moviéndose imprudentemente sobre sus trincheras. Aquí, desde luego, estaba la valentía; no buscando la seguridad del refugio pero una invitación descarada a que les disparemos y matemos con seguridad mortal. ¿Pero disparamos? ¡Desde luego que no! Nos levantamos nosotros y gritamos bendiciones a los alemanes. Entonces vino la invitación de salir de las trincheras y de encontrarnos a mitad de camino.

Aún cautelosos, nos quedamos atrás. No los demás. Corrieron hacia delante en pequeños grupos, con las manos alzadas sobres sus cabezas, pidiéndonos que hiciéramos lo mismo. No por mucho tiempo se podía resistir tal ruego – además, ¿no estaba la valentía hasta ahora toda en un solo campo? Saltando al parapeto, unos pocos de los nuestros avanzaron para encontrarse con los alemanes que avanzaban. Salieron las manos y se estrecharon en el apretón de la amistad. La Navidad había hecho amigos de los más empedernidos enemigos.

Aquí no había deseo de matar, pero sólo el deseo de unos pocos soldados simples (y nadie es tan simple como un soldado) que el Día de la Navidad, por lo menos, la fuerza del fuego cesara. Nos dimos cigarrillos e intercambiamos toda clase de cosas. Escribimos nuestros nombres y nuestras direcciones en tarjetas del servicio militar, y las cambiamos por tarjetas alemanas. Cortamos los botones de nuestros abrigos y recibimos a cambio las Armas Imperiales de Alemania. Pero el regalo entre los regalos era el bizcocho de Navidad. La vista de él hacía que los ojos de los alemanes se agrandaran de hambriento asombro, y al primer mordisco eran nuestros amigos para siempre. Dada una suficiente cantidad de bizcocho de Naviad, todos los alemanes en las trincheras ante las nuestras se hubieran rendido.

Y así permanecimos juntos un rato y hablamos, aunque todo el tiempo hubo una sensación tensa de sospecha que arruinó algo este armisticio de Navidad. No podíamos evitar recordar que éramos enemigos, aunque nos hubiéramos dado las manos. No nos atrevíamos a avanzar demasiado cerca de sus trincheras para no ver demasiado, ni podían los alemanes venir más allá del alambre de púas que había delante de las nuestras. Después de que charlamos, volvimos a nuestras respectivas trincheras para el desayuno.

A lo largo del día no hubo ningún disparo, y lo único que hicimos fue hablarnos y confesar cosas que, quizás, eran más verdaderas en ese curioso momento que en tiempos normales de guerra. Cuán lejos se extendía por la frente esta tregua no oficial no lo sé, pero sí se que lo que he escrito aquí se aplica también a – de nuestro lado y a la Brigada Alemana 158, compuesta de personas de Westphalia.

Mientras termino esta descripción corta y superficial de un evento extrañamente humano, estamos disparando rápidamente a las trincheras alemanas y ellos están devolviendo el cumplido con la misma ferocidad. Chillando por el aire sobre nosotros están despedazándose los proyectiles de baterías rivales de artillería. O sea que hemos vuelto de nuevo a la terrible experiencia del fuego.

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Hubo treguas informales a lo largo de la frente en bastantes lugares, durando algunas hasta un par de semanas. Se hizo posible tanto por estar las trincheras enemigas tan cercas las unas de las otras como por la helada que ocurrió providencialmente en Nochebuena tras un mes de lluvia que había resultado en condiciones terribles en las trincheras compartidas por todos los hombres de ambos bandos.

La fraternización entre los soldados fue castigada severamente en algunos lugares una vez que los oficiales superiores se enteraron. Se tomaron medidas para que no se repitiera ordenando bombardeos en esa fecha los siguientes años que duró la guerra y moviendo las tropas a lo largo de las trincheras para que no permanecieran mucho tiempo en la misma zona. A pesar de eso, en algunos lugares aislados se repitió el suceso en la siguiente Nochebuena y los soldados que participaron en la Tregua de la Navidad de 1914 nunca la olvidaron.

¿Cuánto tiempo dejaremos que dure la Navidad en nuestras vidas?


Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]
: ¿Por qué cree que la Navidad evoca sentimientos tan profundos? ¿Cómo celebra la Nochebuena?

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13 comentarios

  
fan
María Lourdes
Estoy preparando la cena y hago un alto para desearle
feliz Navidad a usted y toda su familia.
Feliz Navidad también a todos los que pasan por el blog.
24/12/09 8:26 PM
  
María Lourdes
Fan, muchas gracias. En los EE.UU. todavía no es hora de cenar por la diferencia en el horario. Seguro que le sale maravillosa la cena.

Mi padre va a preparar una cena que suele ser típica de la nochevieja china o para reuniones familiares en invierno, una sopa que se pone a hervir en medio de la mesa y a la que se van añadiendo ingredientes para cocinar a lo largo de la cena. Se tarda horas en preparar y horas en comer. A mis hijos les encanta. ¡Feliz Navidad!
24/12/09 9:46 PM
  
O.A
¡Feliz Navidad Maria Lourdes!En este momento me voy a dormir feliz,totalmente feliz.Ya se han ido mis hijos y nietos despues de cenar en casa,pero antes hemos ido a celebrar la venida del Niño jesús en una Misa muy especial para niños,que en vez del gallo se llama del pollito.He hecho el Belén muy bonito,los niños han cantado,y todos estamos llenos de paz y amor.¡que más se puede pedir!y despues antes de retirarme he leido su narracion con esa historia tan humana y visto el video tan emotivo que ya de verdad no se puede pedir más
¡Que el Divino Niño,nos bendiga a todos,especialmente a Ud,su familia y a todos los amigos de este blog.
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25/12/09 3:10 AM
  
Luis R.
Maria Lourdes, os deseo de todo corazon a ti y a tu familia una Feliz Navidad.

Aqui, como imaginas, cuesta muchisimo encontrar una tarjeta de felicitacion con referencias cristianas (respecto al anterior post) y la Navidad no evoca ningun sentimiento profundo, sino superficial. (Mis estudiantes universitarios no suelen saber el motivo de la Navidad; al que quiere, yo se lo explico). Practicamente todo se reduce a una tarta (costumbre que no se si viene de EE.UU. o de donde) y, como mucho, arbol de Navidad y algun regalo de "Santa" (eso si debe venir de EE.UU.). Tanto Nochebuena como Navidad son laborables (mi hijo ha ido al colegio, despues de abrir corriendo algun regalito que le habian adelantado los Reyes). Yo hago todo lo posible por mantener la tradicion, y lo consigo; pero cuesta.

Posiblemente, la cena que preparaba tu padre tambien se hace aqui: se van echando verduras, carne, etc bien cortadas a un recipiente con sopa al fuego en el centro de la mesa y conforme esta hecho, lo va tomando cada uno con los palillos hacia su plato. Al ser asi, es bastante animado; no me extrania que les encante a tus hijos.

!El Ninio Dios ha nacido!, !Feliz Navidad a ti y a todos!.
25/12/09 3:17 AM
  
pablo
Interesante historia y videos. Y es que el cristianismo, Cristo, trae esperanza, amor y fe a los corazones de los hombres, aun a los mas endurecidos.
Que todo lo que respire alabe a Dios, porque se ha hecho pequeño para hacer grande al hombre.
Feliz Navidad a todos.
Un saludo.
25/12/09 10:33 AM
  
Camino Iriarte
Preciosa escena. Si ponemos Jesús y sus cosas en primer lugar, dijo el Papa anoche, estamos seguros de que andaremos por buen camino. Que el Niño Dios nos conceda vivir en paz, procurando la verdad y la justicia, y poniéndonos en disposición de recibir humildemente su Gracia, que nos enriquece, y su Vida, que nos vivifica.
Muchas felicidades, María Lourdes, familia y allegados, lectores y/o comentaristas de tu blog querido. La historia que narras me llegó el día antes de Nochebuena y eché unas lagrimillas. Que el Señor nos conceda luz y fuerza para "saber qué hacer" en todas las circunstancias, las normalitas y también las excepcionales, si nos toca vivirlas. Un abrazo.
25/12/09 11:10 AM
  
María Lourdes
O.A., me alegro mucho que esta Navidad comenzó tan bien para su familia. No había oído nunca sobre una Misa "del pollito" :) A mis hijos también les encantan los belenes. Se acercan a todos los que ven. Muchísimas gracias por sus oraciones.
25/12/09 3:32 PM
  
María Lourdes
Luis R., gracias por compartir sus observaciones de cómo se celebra, o mejor dicho, no se celebra la Navidad en Japón. No sabía que la Nochebuena y la Navidad fueran días laborales en ese país... tan acostumbrada estoy a celebrar esos días pasándolos con mi familia. La Nochebuena en los EE.UU. es día laboral, pero muchísimas escuelas están cerradas ese día o se cierran unas horas antes.

La cena que describo es la que menciona. Tampoco sabía que era tan típica en Japón. Se tarda mucho en comer mientras se espera a que se cocine cada poquito que se va metiendo. Mientras tanto, la familia charla. De pequeña no me gustaba que la cena durara tanto tiempo, pero de mayor lo aprecio mucho más.

Espero que su Navidad sea muy feliz para su familia, llena de Dios a pesar (y quizás porque) otros no la celebran a su alrededor.
25/12/09 3:40 PM
  
María Lourdes
Pablo, muchas gracias por su reflexión de Navidad. ¡Qué Dios más grande tenemos que ni el abajarse como hizo no quita nada de su gloria sino más bien la proclama! Una muy feliz Navidad también a usted y a su familia.
25/12/09 3:43 PM
  
María Lourdes
Camino Iriarte, ya sabe que siempre es un placer para mí verle pasar por aquí.

Aquí hay un enlace a un vídeo en inglés de John McCutcheon cantando en vivo "Christmas in the Trenches". Explica en inglés al principio que un grupo de hombres ancianos frecuentaban sus conciertos una temporada y un día decidió preguntarles por qué poco antes de que se marcharan. Eran soldados que estuvieron en esas trincheras durante la Primera Guerra Mundial e iban al concierto para recordarse que verdaderamente pasó. Se ven fotos de las trincheras de la Primera Guerra Mundial: http://www.youtube.com/watch?v=s9coPzDx6tA

Me conmueve mucho también este hecho verdadero. ¡Feliz Navidad!
25/12/09 3:49 PM
  
susi
Lo que cuenta sobre la tregua, lo refleja muy bien la película titulada Feliz Navidad. La vi hace tiempo y es muy impactante.
Pienso que la Navidad provoca sentimientos profundos en los creyentes, pero en la mayoría de la gente, es una fecha de gastos, reuiniones familiares, comidas, regalos, sin más.
Incluso hay gente que la detesta, pues no le gusta celebrar reuniones familiares o tener que estar "oficialmente" contento o con buenos sentimientos porque es lo que se supone que hay que sentir en estas fechas.
A mí me encanta la Navidad por su signifiado religioso.Además, las reuniones familiares, los cantos y la música en la calle, los regalos... me parece una fiesta muy pero que muy bonita. AUnque aún me gusta más el Domingo de Resurrección.
25/12/09 11:33 PM
  
María Lourdes
Susi, quizás por las presiones sociales de las reuniones, los regalos, etc. esta época del año es cuando hay mayor índice de depresiones, según he oído. Pero, si uno es creyente y se fija en el verdadero significado religioso que menciona, "el amor de Dios lo cubre todo", como he oído de un sacerdote.

Tanto como me gusta la Navidad, también me gusta más el Domingo de la Pascua de Resurrección, la fiesta más grande en la Iglesia Católica. ¡Feliz Navidad!
26/12/09 1:32 PM
  
Juanjo Romero
No recordaba que habías escrito esto, sorry por haberlo repetido.

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Juanjo Romero, pues me alegro de que se mencionó de nuevo este tema esta pasada Navidad 2010. Me fascina mucho. Aquí dejo un enlace al post en "De Lapsis", donde los lectores podrán encontrar más información: http://infocatolica.com/blog/delapsis.php/1012160539-feliz-navidad-la-tregua-de-1914. Un saludo y siento mucho no haber publicado este comentario antes.
24/12/10 10:07 AM

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