Cómo pagar una deuda infinita en menos de una hora

Poncio Pilato le dice al Señor en el Evangelio de la Solemnidad de Cristo Rey: “‘Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?’” (Jn. 18, 34) Mayor contraste no podría haber entre nuestros pecados, que le llevaron a la cruz al Señor, y el bien que nos hace el Señor en todo momento.

En los EE.UU. hay un Día de acción de gracias que este año cae en la fiesta de S. Leonardo de Porto Mauricio (1676-1751), conocido en sus tiempos como un gran predicador de la Iglesia cuyos sermones convertían a muchos. Esto nos dice el santo franciscano en “El tesoro escondido de la Santa Misa” (.doc) sobre nuestra deuda infinita con Dios y cómo pagarla:

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“12. La tercera obligación que tenemos para con Dios [después de alabarle y pedirle perdón] es la de darle gracias por los inmensos beneficios que debemos a su amor y a su liberalidad. Repasa con tu entendimiento todos los favores que has recibido de Dios, tanto en el orden de la naturaleza como en el de la gracia: el cuerpo y sus sentidos, el alma y sus potencias, la salud y la vida, que todo lo debemos a su infinita bondad. Añade a éstos la misma vida de Jesús, su Hijo, su misma muerte sufrida por nosotros, y conocerás no tener límites nuestra deuda por sus innumerables beneficios.

“Ahora bien; ¿cómo podremos jamás corresponder debidamente a tantos beneficios? Si la ley de la gratitud es observada hasta por las fieras, cuya ferocidad natural se cambia alguna vez en un generoso obsequio a su bienhechor, ¿será esta ley menos sagrada para los seres dotados de razón y colmados por Dios de tantas gracias? Sin embargo, nuestra pobreza es tan grande, que no podemos pagar ni el menor de los beneficios que debemos a su liberalidad, porque el menor de ellos, por lo mismo que lo recibimos de una mano tan augusta, y que está acompañado de un amor infinito, adquiere un precio infinito, y nos obliga a un reconocimiento y acción de gracias igualmente infinito.

“Mas ¡ay! ¡cuan miserables somos! Si el peso de un solo beneficio nos oprime, ¿qué será, cuánto no deberá agobiarnos la incalculable multitud de los favores celestiales? —Henos, pues, condenados forzosamente a vivir y morir en la ingratitud para con nuestro soberano Bienhechor—. Pero no, consolémonos; pues el santo rey David nos indica ya el medio de satisfacer plenamente esta deuda de gratitud a los beneficios de nuestro Dios.

“Previendo en espíritu el Divino Sacrificio de nuestros altares, el Profeta Rey proclama abiertamente que nada hay en el mundo que sea capaz de dar a Dios las acciones de gracias que le son debidas, a no ser la Santa Misa. ¿Qué daré yo al Señor en recompensa de los beneficios que me ha hecho? “Quid retribuam Domino ómnibus quae retribuit mihi?". Y dándose a sí mismo la respuesta, dice: Yo elevaré hacia el cielo el cáliz del Salvador: “Calicem salutaris accipiam"; es decir: yo le ofreceré un sacrificio que le será infinitamente agradable, y con esto solo yo satisfaré la deuda que tengo contraída por tantos y tan preciosos beneficios.

“Añade que nuestro Divino Redentor ha instituido este sacrificio principalmente con este fin; quiero decir, para manifestar a Dios nuestro reconocimiento y darle gracias. Por eso se le da por antonomasia el nombre de Eucaristía: palabra que significa acción de gracias. El mismo Salvador nos ha manifestado este designio con el ejemplo que nos dio en la última Cena, cuando, antes de pronunciar las palabras de la consagración, dio gracias a su Eterno Padre: Elevatis oculis in coelum, tibi gratias agens. ¡Oh divina acción de gracias, que nos descubre el fin sublime por el que fue instituido este adorable Sacrificio!

“¡Qué invitación tan tierna a conformarnos con nuestro Divino Maestro! Todas las veces, pues, que asistimos a la Santa Misa, sepamos aprovecharnos de este inmenso tesoro, y ofrezcámoslo en testimonio de agradecimiento a nuestro Soberano Bienhechor; y tanto más cuanto que todo el Paraíso, la Santísima Virgen, los Ángeles y Santos se regocijan de vernos pagar este tributo de acción de gracias a nuestro augusto Monarca.


“13. La venerable Hermana Francisca Farnesia estaba afligida del más vivo sentimiento, viéndose colmada de pies a cabeza de los beneficios divinos, y sin hallar un medio de descargarse de su deuda de gratitud a Dios, satisfaciéndole con una justa recompensa. Un día que se entregaba a estos pensamientos, inspirados por un ardiente amor de Jesús, se le apareció la Santísima Virgen, y colocándole en sus brazos a su Divino Hijo, le dijo: “Tómale; es tuyo, y saca de El todo el provecho posible: con El y sólo con El satisfarás todas tus obligaciones". ¡Oh preciosa Misa, por la cual el Hijo de Dios es depositado, no solamente en nuestros brazos, sino también en nuestras manos y hasta en nuestro corazón, para estar enteramente a disposición nuestra: “Parvulus enim natus est nobis".

“Con Él, pues, con Él solo podemos sin duda alguna satisfacer por completo la deuda de gratitud que tenemos con Dios. Aún diré mucho más. Si fijamos bien nuestra atención, veremos que en la Santa Misa damos a Dios, en cierta manera, más de lo que Él nos ha dado, si no en realidad, a lo menos en apariencia, porque el Padre Eterno, no nos dio a su Divino Hijo más que una sola vez, en la Encarnación, mientras que nosotros se lo ofrecemos infinitas veces por medio de este Sacrificio. Parece, pues, que le ganamos en cierto modo, si no por la cualidad del don, puesto que no es posible que lo haya más excelente que el Hijo de Dios, a lo menos por las apariencias, en tanto que ofrecemos este don repetidas veces.

“¡Oh gran Dios! ¡Oh Dios de amor! ¡Quién tuviere infinitas lenguas para daros acciones de gracias infinitas por el inmenso tesoro con que nos habéis enriquecido en la Santa Misa! —¿Y cuáles son ahora ¡Oh cristiano lector! tus sentimientos? ¿Has abierto al fin los ojos y reconocido el precio de este tesoro? Si hasta aquí ha sido para ti un tesoro escondido, ahora que comienzas a apreciarlo, ¿podrás prescindir de exclamar en medio de la admiración más profunda: ¡Ah! ¡Qué inmenso tesoro! ¡Qué precioso tesoro!?” (II, 3)

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Poniendo en práctica el ofrecimiento de gratitud a Dios, según S. Leonardo de Porto Mauricio

“9. En la tercera parte [de la Misa], es decir, desde la elevación del cáliz hasta la Comunión, considera los innumerables beneficios de que has sido colmado. En cambio, ofrece al Señor una víctima de precio infinito, a saber: el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Convida también a los Ángeles y Santos a dar gracias a Dios por ti, diciendo estas o parecidas palabras:

“‘Vedme aquí, Dios de mi corazón, cargado con el enorme peso de una inmensa deuda de gratitud y reconocimiento a todos los beneficios generales y particulares de que me habéis colmado, y de los que estáis dispuesto a concederme en el tiempo y en la eternidad. Confieso que vuestras misericordias para conmigo han sido y son infinitas; sin embargo, estoy pronto a pagaros hasta el último óbolo. En satisfacción de todo lo que os debo, os presento por las manos del sacerdote la Sangre divina, el cuerpo adorable y la víctima inocente que está colocada sobre este altar. Esta ofrenda basta (seguro estoy de ello) para recompensar todos los dones que me habéis concedido; siendo como es de un precio infinito, vale ella sola por todos los que he recibido y puedo recibir de Vos.

“‘Ángeles del Señor, y vosotros, dichosos moradores del cielo, ayudadme a dar gracias a mi Dios, y ofrecedle en agradecimiento por tantos beneficios, no solamente esta Misa a que tengo la dicha de asistir, sino también todas las que en este momento se celebran en todo el mundo, a fin de que por este medio satisfaga yo a su ardiente caridad por todas las mercedes que me ha hecho, así como por las que está dispuesto a concederme ahora y por los siglos de los siglos. Amén’.

”¡Con qué dulce complacencia recibirá este Dios de bondad el testimonio de un agradecimiento tan afectuoso! ¡Cuan satisfecho quedará de esta ofrenda que, siendo de un precio infinito, vale más que todo el mundo! A fin, pues, de excitar más y más en tu corazón estos piadosos sentimientos, convida a toda la corte celestial a dar gracias a Dios en tu nombre. Invoca a todos los Santos a quienes tienes particular devoción, y con toda la efusión de tu alma dirígeles la siguiente plegaria:

“‘¡Oh gloriosos bienaventurados e intercesores míos cerca del trono de Dios! Dad gracias por mí a su infinita bondad, para que no tenga la desventura de vivir y morir siendo ingrato. Suplicadle se digne aceptar mi buena voluntad, y tener en consideración las acciones de gracias, llenas de amor, que mi adorable Jesús le tributa por mí en ese augusto Sacrificio’.

No te contentes con manifestar una sola vez estos sentimientos: repítelos a intervalos, en la firme seguridad de que por este medio satisfarán plenamente tan inmensa deuda. A este fin harás muy bien en rezar todos los días algún Acto de ofrecimiento, para ofrecer a Dios en acción de gracias, no solamente todas tus acciones, sino también las Misas que se celebran en todo el mundo.” (III, 3)


Preguntas del día [Puede dejar su respuesta en los comentarios]
: ¿Asiste a Misa a diario? Si asiste a Misa a diario, ¿por qué lo hace? ¿Hace alguna otra acción de gracias al Señor cada día?

Mañana – Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa – “‘Mi reino no es de este mundo.’” (Jn. 18, 36)

23 comentarios

  
perenolasc
Me es muy dificil asistir a Misa diariamente, en este momento, por razones laborales y familiares.
Pero hasta no hace mucho, y durante más de un año, he podido asistir diariamente a Misa. Y reconozco que lo echo mucho en falta. Creo que me ha creado, gracias a Dios, adicción, santa adicción.
Naturalmente que procuro a través de la oración diaria especialmente y a veces mediante lecturas convenientes, dar gracias al Señor cada día.
Pero echo en falta la Misa diaria, definitivamente la echo en falta.
27/11/09 6:25 PM
  
jose de maria
Maravillosas tus aportaciones.
27/11/09 7:15 PM
  
María Lourdes
Perenolasc, algo que echo en falta es poder visitar al Santísimo Sacramento con mayor frecuencia. En la diócesis donde vivía han dejado de tener adoración perpetua del Santísimo en la capilla de la catedral, reduciendo las horas allí y en un santuario del Santísimo Sacramento.

Una buena práctica es hacer comuniones espirituales, aunque no sea lo mismo que poder asistir a una Misa y comulgar. Pero, es bueno mantener vivo ese deseo de recibir al Señor en la Eucaristía que expresa en su comentario, a no hacerlo por hábito sino por deseo y amor. Un saludo, y espero que se solucione pronto cualquier problema que pueda estar enfrentando, si ese es el caso.
28/11/09 1:02 AM
  
María Lourdes
José de María, gracias por su apoyo del blog. Un saludo.
28/11/09 1:03 AM
  
perenolasc
María Lourdes: Gracias por interesarse por mis problemas. Le puedo decir que, gracias a Dios, no afectan ni al amor ni a la salud de los miembros de mi familia, o sea que no son problemas graves.
28/11/09 2:12 AM
  
María Lourdes
Perenolasc, ¡cuánto me alegro que no sean graves! Espero entonces que podrá volver a asistir a Misa a diario como solía. Acuérdese, por favor, de todos los que pasamos por aquí en sus oraciones, y que Ntra. Sra. de la Medalla Milagrosa (cuya fiesta es hoy - al menos todavía lo es en los EE.UU.) les acompañe a usted y a los suyos mientras se va solucionando todo.
28/11/09 2:40 AM
  
Maricruz
María Lourdes,

Hubo un tiempo en que asistí a misa diaria y déjame solo decirte que fue uno de los períodos de mayor crecimiento espiritual que he tenido, además de que, entre más iba a misa, más me gustaba la adoración eucarística y mayor gratitud brotaba en mi corazón.

Estoy convencida, de que quienes asisten a misa diaria, nos consiguen del cielo todo lo que necesitamos, he llegado a pensar que la oración y la Eucaristías así vividas junto con las obras de misericordia y la caridad son las que sostienen el mundo.

Y si, en cada misa doy gracias, siempre doy gracias, por mi y por los que no agradecen.



28/11/09 1:16 PM
  
María Lourdes
Maricruz, le agradezco que compartió su experiencia y por recordar a los que no agradecen. Me recuerda las oraciones que el Ángel de Portugal enseñó a los tres pastorcillos videntes de Fátima:
"¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.!"

"Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, os adoro profundamente y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de su Santísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores.»"
El ángel llevaba el Santísimo Sacramento, que quedó suspendido en el aire mientras el ángel se arrodillaba ante Él y rezaba con la frente tocando el suelo. Así lo hacían también los videntes de Fátima. Un saludo.
28/11/09 1:54 PM
  
susi
Voy a misa todos los días, si puedo, desde hace muchos años. Intento prepararme antes rezando para recibir al Señor, pero...luego tengo que pedirle perdón porque me distraje pensando en cosas como qué comida iba a hacer o que hacía frío en la iglesia. Me da rabia, pero también pienso que es bueno para la humildad comprobar cómo somos de miserables que, ante el Misterio de Amor más grande que existe, nos distraemos con el vuelo de una mosca.
Jesús sabe que somos débiles y que qué sería de nosotros si no fuésemos a la Santa Misa a pesar de nuestras miserias.
28/11/09 2:02 PM
  
perenolasc
Para los que vamos a Misa cada día, o hemos ido a Misa cada dia cuando nos ha sido posible, que raro suena oir que la Misa dominical es una obligación.
Sería como oir decir que respirar es una obligación.
¿Obligación? ¡no,necesidad sí!
¡es una bocanada de oxigeno semanal!
28/11/09 3:18 PM
  
Luis López
Desde mi conversión, la Santa Misa se ha convertido en una necesidad absoluta. Muchos días salgo del trabajo, y entro a la Misa de las 20:00 en la Parroquia que tengo junto mi oficina. Necesito alimentarme del Señor como el vivir.

Antes de mi conversión yo era un cristiano -porque estaba bautizado- al que le pesaba ir a la Santa Misa, y en consecuencia me llevé durante varios años sin ir a la Iglesia, coqueteé con diversas religiones y sólo una devoción a las ciertas imágenes sagradas fue mi único vínculo con el cristianismo. Era un católico "al que no le decía nada la Misa", es decir, un disparate de católico.

Lo que me hizo mirar la Misa con distintos ojos, llegar a fascinarme su significado, y cambiar por tanto mi vida espiritual fue comprender -hasta el humano límite donde se puede- el Milagro infinito de amor que se opera sobre el Altar cuando el sacerdote ofrece al Padre el Cuerpo y la Sangre del Señor. La perspectiva sacrificial (tan atacada por los protestantes) es algo tan impresionante que difícil es evitar a veces que las lagrimas me vengan cuando el Sacerdote pronuncia las sublimes palabras de Jesús en el Cenáculo. La Misa es en perfectas palabras de Scott Hann "El cielo en la tierra".

Siempre recomiendo su libro verdaderamente impresionante para adentrarnos en el sublime misterio del Sacrificio del Altar "La Cena del Cordero". Scott Hann es un converso. A veces pienso que sólo los conversos o los católicos que han comenzado a replantearse desde cero su fe -no los católicos que van a Misa por costumbre u obligaciín- son los que pueden verdaderamente comprender es su integridad el valor infinito de la Santa Misa.
28/11/09 7:10 PM
  
susi
Luis López: qué bonito el testimonio que nos cuentas; muchas gracias por compartirlo con nosotros.
Hace únos días, el cura llevaba una casulla de esas como sin mangas(no sé cómo se llaman, imagínate tipo chaleco, de las antiguas) y me acordé que un día había leído que eran así para recordar el carácter sacrificial de la Santa Misa, pues recordaban los mandiles de los matarifes. No sé si será verdad, algún liturgista nos lo podría aclarar, pero hace al caso con lo que comentas.
Saludos y gracias por el libro recomendado. A ver si lo leo.
29/11/09 5:27 PM
  
Ana
María Lourdes: Le agradezco mucho este post tan lleno de esperanza y que ayuda a ver la misericordia de Dios. Al mismo tiempo es u aldabonazo para intentar evitar la rutina en la Misa
29/11/09 10:27 PM
  
guillermo
Yo también asisto a diario a Misa .Cuando no he podido lo he sentido realmente , es como quedarte sin el alimento necesario .A veces consigo llegar a tiempo para rezar unos minuto delante del Sagrario , " verle allí ", estar con Él , y poder "llevarmelo" hasta el dia siguiente .La Misa es para mí una verdadera escuela, de oración y meditación, de silencio sonoro frente al ruido exterior e interior , de escucha ; es una escuela de alabanza , aprendo a dar a Nuestro Señor gracias ,a bendecirle ...¡Hay tanto que aprender¡ Sí , es para mí una escuela a la que no quiero faltar, cada dia importa.
Gracias a todos , especialmente a Mª Lourdes .
30/11/09 4:18 PM
  
María Lourdes
Susi, a veces me distraigo en Misa por mis hijos, y cuando ese no es el caso, también me distraigo, por lo que sé que se debe a mí y no a lo que pasa a mi alrededor. Lo mejor es ofrecer al Señor estas debilidades que nos humillan y recuerdan, como dice, lo miserables que somos. ¡Cuánto le debe gustar al Señor ver que nos esforzamos por estar con Él, que luchamos para no distraernos aunque no siempre tengamos éxito, que confiamos en Su ayuda! Me interesa mucho el tema y espero dedicar un post a ello.

Me parece que la casulla a la que se refiere es la llamada del estilo de S. Felipe Neri, y creo haber visto en fotos al Papa Benedicto XVI usarla. Un saludo.

01/12/09 12:24 PM
  
María Lourdes
Perenolasc, si más personas comprendieran que ese mandamiento sólo busca nuestro bien (como todos los mandamientos), más personas acudirían a nuestra santa, madre Iglesia para acercarse al Señor. Como toda madre, tengo que establecer límites para mis hijos y obligarles a hecer lo que es bueno para ellos hasta que lo comprendan.

Tenemos que confiar en Dios, tanto en lo fácil como en lo difícil... Él sabe lo que nos conviene y nos facilita hacer Su Voluntad cuando ponemos de nuestra parte todo lo que podemos. Un saludo.
01/12/09 12:31 PM
  
María Lourdes
Luis López, espero que su comentario anime a otros a asistir a Misa con mayor frecuencia y a apreciar mejor el maravilloso don de la Eucaristía.

He conocido a dos conversos que habían sido protestantes (uno que tras su conversión respondió con generosidad a una vocación sacerdotal). Ambos mencionaron que fue la Eucaristía lo que les atrajo, cómo no podían quitar de sus mentes que el Señor había indicado en la Última Cena: "Esto es mi cuerpo..." Esa fe en la verdadera Presencia del Señor en la Eucaristía les cambió toda la vida. Fue muy edificante para mí poder asistir a Misas celebradas por ese sacerdote acompañada de la otra conversa que menciono.

Muchísimas gracias por compartir su testimonio.

01/12/09 12:45 PM
  
María Lourdes
Ana, como dice Perenolasc, es tan necesario y bueno para nuestras almas como el respirar para nuestros cuerpos, pero es tan fácil dar por hecho ese gran don del Señor. A veces los cambios en el horario que nos fuerzan a buscar Misas en parroquias que quizás no conocemos nos hacen apreciar mejor el poder asistir a Misa.

Hay muchos en el mundo que por falta de sacerdotes no pueden siquiera tener una Misa dominical cada semana y se tienen que contentar con servicios de comunión mientras tanto. Mientras tanto, también hay muchos que no saben lo que se pierden y lo que arriesgan al no asistir siquiera a Misa dominical cuando pueden hacerlo sin gran inconveniencia. Un saludo.
01/12/09 12:54 PM
  
María Lourdes
Guillermo, muchas gracias por compartir su reflexión. Lo mejor de esa Escuela de Amor es que las clases son personalizadas como ninguna por el Espíritu Santo, como podemos comprobar cuando prestamos atención. No es una conferencia para cientos, sino un encuentro personal con el Señor que se acerca en la Comunión y oye y responde a cada uno de nuestros anhelos, aunque no nos demos cuenta. ¡Qué grande es el Señor al hacerse tan pequeño por nosotros!
01/12/09 1:00 PM
  
Josè Marìa .
Gracias infinitas a DIOS , por poder compartir , con amor sus pensamientos .

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José María, en efecto, alabado sea el Señor y a Él toda gloria y honor.
24/08/12 9:50 AM
  
maría
la misa es el mejor encuentro personal con Jesús y quien de el se alimenta no puede perecer él es vida y verdad que Dios bendiga esta página.

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María, sí, S. Juan María Vianney solía decir que si supiéramos el valor de una Misa nos moriríamos de alegría. ¡Qué misterio más maravilloso es la Eucaristía! Muchísimas gracias por sus oraciones y siento la tardanza en publicar su comentario.
26/02/13 4:45 PM
  
claudia alvarez
Padre de bondad yo. Te pido con el corazón me ayudez a salir de mis deudas manda me trabajo y salud para poder salir de mis deudas no w
Quiero caer en la cuenta de q mi deuda se salda con otras deuda. Quise tener un poco más cuando nada tenia y mi negocio y trabajo no me daba para mas x eso acudí a los créditos q hoy no puedo pagar yo se q tu me ayudas y te lo agradesco de corazón ayuda me x favor a parar mis deudas en vez de scresentarlas x favor
20/08/15 12:08 AM
  
malisa
Porque sera que me distraigo todas las veces en la Sana Misa y me duermo gracias por su respuesta.
07/05/17 3:20 PM

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