LXXII. Cristo, primer resucitado
Prueba de la Sagrada escritura[1]
En el artículo siguiente, el tercero de la cuestión de la Suma teológica dedicada a la resurrección de Cristo, Santo Tomas afirma que fue el primero en resucitar de todos los muertos. Lo confirma con estas palabras de San Pablo: «Cristo resucitó de entre los muertos, como primicias de los que mueren»[2]. Explica seguidamente que «Sobre lo cual dice la Glosa ordinaria: «Porque es el primero de los resucitados en el tiempo y en la dignidad » (IV, 58 r)»[3]. También se lee en otra de las epístolas paulinas: «Él es la cabeza del cuerpo de la Iglesia, y el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la primacía»[4].
Indica Santo Tomás, al comentar este último pasaje, que San Pablo: en él: «propone y expone la parte o papel que corresponde a Cristo en toda la Iglesia», que es el de ser «cabeza de la Iglesia».

En el siguiente artículo, el segundo de la cuestión de la Suma teológica sobre la resurrección de Cristo, Santo Tomás se ocupa de examinar la conveniencia respecto al día en que ocurrió. Según: «lo que el Señor dice en el Evangelio de San Mateo: «Le entregarán a los gentiles para escarnecerle, azotarle y crucificarle, y al tercer día resucitará» (Mt 20, 19)»
En el último artículo de la cuestión de la Suma teológica dedicada al descenso de Cristo a los infiernos, se pregunta sí con ello libró a las almas del purgatorio. Para responder, Santo Tomás recuerda que, como ya ha dicho varias veces: «la bajada de Cristo a los infiernos fue poderosa de liberar de ellos en virtud de su pasión». Precisa, además, que «el poder de su pasión no es temporal y transitorio sino sempiterno, como dice el Apóstol: «Cristo con una sola oblación perfeccionó para siempre a los santificados» (Heb 10, 14). Por este motivo: «es claro que la pasión deCristo no tuvo entonces mayor eficacia de la que tiene ahora».




