InfoCatólica / Sapientia christiana / Archivos para: Marzo 2024

15.03.24

LII. Liberación del pecado

El amor y el perdón[1]

Estudiada la causalidad de la pasión de Cristo, en la cuestión siguiente, Santo Tomás se ocupa de sus efectos en nosotros. En esta segunda cuestión, estrechamente relacionada con la anterior, estudia seis efectos. Cinco en nosotros: liberación del pecado, liberación del poder del diablo, liberación de la pena del pecado, reconciliación con Dios, apertura de las puertas del cielo. Y uno del mismo Cristo: exaltación por su pasión.

Respecto al primer efecto, la liberación del pecado, recuerda Santo Tomás que: «se lee en el Apocalipsis: «Nos amó y nos lavo de nuestros pecados con su sangre» (Ap 1, 5)»[2].A continuación afirma que: «La pasión de Cristo es causa de la remisión de nuestros pecados de tres modos».

El primero, porque nos mueve a la caridad para con Dios. El conocer el amor de Cristo hacia nosotros actúa «a manera de excitante a la caridad, porque, como dice San Pablo: «Dió pruebas de su amor hacia nosotros porque, siendo aún enemigos suyos, Cristo murió por nosotros». (Rm 5, 8-9). Y por la caridad conseguimos el perdón de los pecados, según lo que se lee en San Lucas: «Le son perdonados sus muchos pecados, porque amó mucho» (Lc 7, 47)»[3].

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1.03.24

LI. La actuación de la pasión de Cristo

La vía de mérito[1]

A los efectos en nosotros de la pasión de Cristo, le dedica Santo Tomás las dos cuestiones siguientes. En la primera de ellas, se ocupa de la causalidad de la pasión de Cristo y más concretamente las modalidades de causalidad o vías por las que consiguió nuestra salvación. Considera que son estas cinco vías: de merecimiento, de satisfacción, de sacrificio, de redención y de eficiencia.

La justificación que da de estos modos por los que la pasión de Cristo alcanzó su finalidad la expone al final de la cuestión de la manera siguiente: «La pasión de Cristo, en cuanto vinculada con su divinidad, obra por vía de eficiencia; pero, en cuanto referida a la voluntad del alma de Cristo, obra por vía de mérito; vista en la carne de Cristo, actúa a modo de satisfacción, en cuanto que por ella se nos libra del reato de la pena; a modo de redención, en cuanto que mediante la misma quedamos libres de la esclavitud de la culpa; y a modo de sacrificio, en cuanto que por medio de ella somos reconciliados con Dios»[2].

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