InfoCatólica / Sapientia christiana / Archivos para: Mayo 2020, 15

15.05.20

LXXXII. El misterio de laTrinidad y el misterio de Jesús

946. –¿Por qué el Aquinate, en el siguiente capítulo, continua con la reflexión sobre el Hijo de Dios?

–En los primeros capítulos de su exposición del misterio de la Santísima Trinidad, Santo Tomás lo hace desde el misterio de Jesucristo, porque considera que están directamente conexionados. Como ha subrayado Francisco Canals: «El problema esencial de nuestra fe es quién nuestro Salvador. La fe cristiana consiste en profesar que Jesús es el Ungido, el Cristo, el Salvador, porque es el Hijo de Dios, la Palabra eterna del Padre enviada al mundo para salvarnos. La predicación de Cristo Salvador es, por tanto, la predicación de que Jesús es el Hijo de Dios»[1].

Se quiere decir con ello que: «Jesús, nuestro Salvador, es el Hijo de Dios, esto es, que Dios mismo ha venido a salvarnos. El Padre ha enviado a su Hijo para salvarnos, y para restaurar en nosotros la vida divina a la que había sido destinada la humanidad», y que quedó truncada por el pecado de nuestros primeros padres.

De manera que, por una parte: «reconocer que Jesús es Dios es reconocer que la salvación que nos trae Jesús es la restauración de la imagen y semejanza de Dios en nosotros, es la divinización del hombre». Por otra que: «Es preciso reconocer que sólo de Dios puede venir nuestra divinización, pues el hombre no puede autodivinizarse y el hombre en pecado no tiene fuerzas para autorredimirse, y si somos verdaderamente hijos de Dios por la gracia de adopción, es porque Dios ha enviado a su Hijo para que tengamos vida»[2].

Leer más... »