El Jesús histórico

En el árbol de las ciencias, cada una tiene su papel. No es lo mismo la historia que la Teología, como no es asimilable, sin más, la ciencia y la filosofía. Lo real es de una amplitud y de una hondura tales que no se deja aprehender completamente por ninguna aproximación disciplinar. A través de los diversos saberes, vamos haciendo calas en lo real, tratando de descrifrar, en lo posible, su enigma y su misterio.

La expresión “Jesús histórico” es ya una expresión técnica. No significa “Jesús real”, pues la realidad es mayor que la “historia”; es decir, que la ciencia que, conforme a su propio método, aspira a acotar una parcela de lo real. No significa tampoco “Cristo”, pues este término alude al Señor, reconocido en la fe como Mesías de Dios y Salvador del mundo. Pero eso no quiere decir que exista un hiato, un salto injustificado, una ruptura, entre el “Jesús histórico” y el “Cristo”. El único Jesús de Nazaret es objeto de la ciencia histórica, porque habitó entre nosotros, haciéndose semejante a los hombres, y de la ciencia de la fe, pues Él es el Cristo, el Revelador y la Revelación de Dios.

La fe tiene un fundamento histórico. Pero la fe no es, sin más, conocimiento histórico. La fe se basa en la autoridad de la palabra de Dios, en la auctoritas de Dios mismo que se revela. La historia es sólo cosa humana, reconstruible a partir de una metodología propia que ha de ser respetada.

A comienzos del siglo XX, en medio de los vaivenes provocados por la crisis modernista, que sacudió profundamente los saberes teológicos, un filósofo como Maurice Blondel trató de reflexionar sobre la relación existente entre la fe y la historia. Lo hizo en su libro “Historia y Dogma”. Para Blondel, el sistema dogmático no puede superponerse a la verdad concreta de la historia. Ni tampoco se puede reducir la verdad del cristianismo a los fenómenos que pueden ser reconstruidos por medio de la crítica histórica.

Historia y dogma no son, sin más, homologables. Se precisa un vínculo capaz de unirlos, capaz de aunar las ideas y los hechos concretos. Según Blondel, este vínculo es la tradición, “que resume en sí los datos de la historia, el esfuerzo de la razón, y las experiencias acumuladas de la acción fiel”.

Quien se acerca a Jesús de Nazaret, desde esta perspectiva sintética, sabe que la historia sola no puede decirlo todo y que el dogma solo tampoco puede decirlo todo. Hay que considerar una cosa y la otra, pasando de lo “implícito” a lo “explícito”, de lo que la historia proporciona en su desnudez a lo que la fe, sin traicionar la historia, ayuda a descubrir más allá de ella, sin prescindir de ella.

Yo no creo que para reconstruir la historia de Jesús haya que prescindir de la fe. Porque la fe supone la razón y no es enemiga de ella. Pero tampoco la historia sin más – la ciencia de la historia – nos puede proporcionar una cristología acabada. La Tradición constituye el criterio hermenéutico que permite abrir los significados profundos de los hechos y que posibilita mostrar cómo las fórmulas dogmáticas no traicionan la verdad de esos hechos, sino que proporcionan, en última instancia, su explicación última y su razón de ser.

La crisis modernista no se ha resuelto del todo. Hay que seguir pensando sobre los grandes temas: revelación y razón, autoridad y ciencia, trascendencia e inmanencia, confesión del Verbo “de la misma naturaleza del Padre” y reconocimiento de su encarnación, por la cual se hizo semejante a nosotros en todo, menos en el pecado.

Jesús, el Cristo, es Jesucristo, Dios y hombre verdadero. Su huella en la historia puede ser rastreada por todos, pero el diseño completo de esa huella sólo puede ser comprendido a la luz más amplia de la fe. La fe “ve más”, e ilumina incluso los paradójicos caminos de la historia.

Guillermo Juan Morado.

15 comentarios

  
Pipo Sánchez
Sobre el papel y alcance de la "crítica hitórica" en el acceso a Jesús, recomiendo el blog "Conocer bien a Jesucristo": apartado Cristología Fundamental, post 4, concludsiones". Canela fina y rresumida. Pipo
06/07/08 6:48 PM
  
Guillermo Juan Morado
Merece la pena también leer, en esta clave, el prólogo del libro de J. Ratzinger/Benedicto XVI sobre "Jesús de Nazaret".
06/07/08 7:43 PM
  
Roberto
¿Y merece la pena leer, en este sentido, el libro de Pagola?
07/07/08 10:11 PM
  
Guillermo Juan Morado
Bueno, sobre ese libro hay una "Nota" de la CEE, que puede clarificar un poco las cosas.
08/07/08 9:55 AM
  
Roberto
Preguntaba SU opinión
08/07/08 12:17 PM
  
Guillermo Juan Morado
Mi opinión sobre las bases epistemológicas de un libro del género está expuesta en el post. Sobre ese libro en concreto, remito a la nota de la CEE.
08/07/08 3:46 PM
  
Roberto
¿Fué entonces la nota la que le hizo cambiar de opinión?
08/07/08 9:16 PM
  
Guillermo Juan Morado
Roberto, ¿es un proceso? Porque si lo es o pretende serlo, avíseme, para contar con un abogado. Mis opiniones suelen ser coherentes, sin que me desdiga fácilmente de algo dicho con anterioridad. Pero si veo motivos para hacerlo, si se introducen valoraciones nuevas, no tengo inconveniente en evolucionar.
08/07/08 9:51 PM
  
Guillermo Juan Morado
Como usted ha preguntado sobre el libro de Pagola, no tengo ningún inconveniente en resumir mi impresión sobre el mismo:

1. Lo he leído, con cierta prisa, pero lo he leído con atención. Si pensamos en el tipo de literatura que pulula por ahí (tipo "Código da Vinci", etc.), el libro de Pagola es serio. A quienes no sepan nada de Jesucristo o del Cristianismo puede ayudarles a tomar en serio la figura de Jesús.

2. El libro de Pagola no es una cristología. Es una "aproximación histórica". Con las ventajas e inconvenientes de ese género - todavía indefinido dentro de la literatura católica - . Esto quiere decir que es sólo una "aproximación"; que no dice ni quiere decir todo sobre Jesús. Y que lo que dice pretende estar amparado por la ciencia histórica. Si lo ha logrado o no, es otro tema.

3. Que el libro necesita, y quizá en una segunda edición se haga, un esclarecimiento epistemológico; es decir, un poner las cartas sobre la mesa acerca de los supuestos de los que se parte, del método que se sigue, etc.

4. Como el libro ha tenido una gran difusión, y como puede - objetivamente - dar pie a lecturas parciales o incompletas, es normal que la Comisión Episcopal de la Doctrina de la Fe alerte sobre este peligro, y sobre deficiencias que se aprecian, también objetivamente, en el texto.

5. En todo caso, en cualquier tema que de lejos o de cerca afecte a cuestiones doctrinales, estoy, he estado y estaré siempre - por convicción, no por estrategia - con lo que diga la Iglesia jerárquica.

6. Creo que si se lee el libro de Pagola - que a personas con formación teológica no les va a escandalizar - , se deben leer también otros libros, para que la perspectiva sea más amplia. Entre ellos, el excelente de Benedicto XVI. O incluso, a un nivel distinto - por objetivos, por método, etc - el de A. Puig. También se debe leer y sopesar la "Nota" de la Comisión Episcopal de la la Doctrina de la Fe.

7. Libros mucho más dudosos desde el punto de vista doctrinal que el de Pagola - que no es perfecto, y cuyas opiniones no comparto en buena medida - se han publicado, se leen, se reeditan, sin que a sus autores se les haya desautorizado. Eso es un hecho.

8. Como digo en el post, la fe no es enemiga de la historia. La fe ayuda a valorar en su justa medida los hechos de la historia, aun cuando haya que respetar la autonomía relativa del saber histórico.

9. Es necesario que se atienda al testimonio de la Tradición para que la mediación entre fe e historia sea posible.


Y en conclusión, si usted pretende - supongo que no, porque debo suponer que es una persona honesta - enfrentarme con la Comisión Episcopal, batalla en vano. Aunque sé que la "Nota" no es, técnicamente hablando, un ejercicio del magisterio de la Iglesia, porque obviamente no lo es, me merece el máximo de los respetos y de las consideraciones.

¿Satisfecho?

08/07/08 10:04 PM
  
Roberto
Satisfecho
08/07/08 11:46 PM
  
Luis Fernando
7. Libros mucho más dudosos desde el punto de vista doctrinal que el de Pagola - que no es perfecto, y cuyas opiniones no comparto en buena medida - se han publicado, se leen, se reeditan, sin que a sus autores se les haya desautorizado. Eso es un hecho.



AHÍ ESTÁ LA CLAVE DE TODO ESTE ASUNTO. PRECISAMENTE AHÍ.

Por eso creo que Pagola no puede ser el único que reciba nota.
09/07/08 11:32 PM
  
Roberto
AHÍ ESTÁ LA CLAVE DE TODO ESTE ASUNTO. PRECISAMENTE AHÍ.
Dice el coordinador.

Es decir: Pagola es el chivo expiatorio y campo de pruebas para futuros ataques. Es evidente que el libro de Pagola es suavecito, bastante ortodoxo, muy cuidado y cuidadoso, y encima ha rectificado humildemente lo que le han pedido que rectificara. Y aun así, como la persecución-piloto ya estaba inexorablemebnte determinada, Pagola ha servido de barbas de vecino., para que otros vayan poniendo las suyas a remojar. Habéis empezado por alguien bueno, bondadoso, humilde, obediente, discreto, bien dispuesto para rectificaciones, deseoso de no crear polémica, profundamente sabio y modesto. UNA PRESA FÁCIL PARA EMPEZAR.
10/07/08 2:04 PM
  
Roberto
Hay que ir buscando cosas más gordas. para empezar, a modo de aperitivo, estará bien tomarla con Pagola que es presa fácil por su honestidad, humildad, buena disposición y capacidad de sufrimiento. Visto el éxito, ya se puede ir a por los peces gordos. AL fin y al cabo, el libro de Pagola es simplemente una "aproximación" a modo de RESUMEN O RECOPILACIÓN de investigaciones de OTROS. ¡A por ellos!
11/07/08 2:43 PM
  
Tron
El Jesús real es histórico porque lo fue en tiempos de Poncio Pilatos y lo es hoy en la Eucaristía. Nuestros tiempos son un tiempo de suerte, de sobreabundancia de gracia, porque la fe percibe hoy a Cristo «mejor» que en los tiempos de Pilatos. Ese milagro cotidiano, esa puerta siempre abierta hoy a lo escondido ayer, es la Eucaristía, ahí está presente el Santísimo.

La fe es por supuesto no sólo necesaria sino imprescindible para aprehender al Jesús real, para experimentar su existencia, tocarle. La sola razón no va más allá de una de las nebulosas imágenes, sólo imagen, de un Jesús posible y más o menos probable, es decir, el Jesús histórico o el Jesús metafísico. La reflexión simplemente histórica y metafísica no alcanza a «traspasar» la puerta llamada «La Hermosa o Dorada», sólo traspasando esta puerta de Jerusalem es posible alcanzar el Templo. Es precisamente ahí, en el Templo de Jerusalem, donde «siempre» quien, en su noche de la fe, le encuentra resplandeciente «con certeza». ¿No?, preguntadle a María si no.
14/07/08 1:02 PM
  
Tron
«Es necesario que se atienda al testimonio de la Tradición para que la mediación entre fe e historia sea posible.» (http://religionenlibertad.com/blog/index.php?blog=8&title=el_jesus_historico&more=1&c=1&tb=1&pb=1#c9216)

Me da la impresión de que el término «Tradición» se está utilizando en su sentido restringido, como «sólo textos» de los Padres de la Iglesia. En ese sentido tanto la Tradición como el resto de materiales sometidos al método histórico-crítico no permiten sino una reconstrucción aproximada del Jesús real.

En sentido lato el término Tradición incluye la fe actual celebrada de quienes componen la Iglesia Penitente, esta Iglesia o es Eucaristía o sólo son gente honesta que busca el contacto con el Jesús real. El Jesús histórico fuera de la Eucaristía no es más que un eufemismo del Jesús mitológico, una imagen construida bajo el paradigma de la Razón griega, no bajo el paradigma de la Fe judaica. Los paradigmas no son intercambiables, los resultados del primero admitiendo la Fe no son los resultados del segundo admitiendo la Razón, el orden de los factores altera el producto.

14/07/08 2:07 PM

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