La sotana olvidada
Comparto, con el permiso de su autor, un texto escrito por don Joaquim Meseguer García.
LA SOTANA OLVIDADA
Don Agustín era un sacerdote de 78 años, con el cabello blanco como la nieve y la espalda algo encorvada por el peso de los años. Había nacido en una época en la que la sotana era el distintivo de todo sacerdote, un signo visible de su vocación y entrega. Durante sus años de seminario y los primeros años de sacerdocio, la vestía con orgullo, como un joven soldado que portaba su uniforme. Pero llegaron los años 70 del siglo XX, tiempos de cambio y revolución, incluso dentro de la Iglesia.
«Es un símbolo de separación, de un clero distante», le decían algunos compañeros refiriéndose a la sotana. Agustín, joven y entusiasta, abrazó esa idea con fervor. Decidió quitársela y vestirse como “uno más". Con pantalones de mezclilla y camisas de cuadros, se mezclaba con la gente. Predicaba que la Iglesia debía “modernizarse” y dejar atrás tradiciones que, según él, la hacían parecer anacrónica. Durante décadas, la sotana quedó relegada al fondo de un viejo armario.