Profesar, conocer, adorar
Homilía para la Solemnidad de la Santísima Trinidad (Ciclo C)
En la oración colecta de la Misa de la solemnidad de la Santísima Trinidad pedimos a Dios “profesar la fe verdadera, conocer la gloria de la eterna Trinidad y adorar su Unidad todopoderosa”.
Profesar la fe verdadera es confesarla, dejando que la palabra externa signifique lo que concibe la mente. En el Bautismo, se invita al que va a ser bautizado, o a sus padres y padrinos, a confesar la fe de la Iglesia. En el centro de esta confesión está el misterio de Dios: “La fe de todos los cristianos se cimenta en la Santísima Trinidad”, decía San Cesáreo de Arles. Y San Gregorio Nacianceno, al instruir a los catecúmenos de Constantinopla, afirmaba, sobre la profesión de fe en el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo: “Os la doy [esta profesión] como compañera y patrona de toda vuestra vida”.

La escena de Caná de Galilea es, ciertamente, sorprendente. Norberto, en esta aportación, construye una especie de novela histórica. La perspectiva se desplaza hacia quien menos podríamos sospechar: el maestresala. Pero, enseguida, irrumpe la figura de María y, con Ella, la de Jesús. Me he tomado la libertad de escoger el título.
La editorial CPL, de Barcelona, acaba de sacar, en versión castellana y
Ángel me ha hecho llegar una nueva aportación para esta serie. De carácter testimonial. Evoca, con sencillez y con afecto, la estancia en un colegio religioso. Y recuerda una sabia recomendación de un sacerdote: Rezar, todos los días, el “Ave María". No es un mal consejo, aunque, a veces, el sueño impida terminar la oración.












