La firma de Cristóbal Colón

Luis Pose Regueiro, historiador y sacerdote de la diócesis de Tui-Vigo, ha publicado hace poco un interesante libro titulado “Cristóbal Colón: primer evangelizador de América (Estudio histórico)”. Se trata de un texto que corresponde sustancialmente al elaborado para su tesis de licenciatura defendida en la Facultad de Historia de la Iglesia de la prestigiosa Universidad Gregoriana de Roma. Un buen trabajo.

Un libro novedoso y actual. Actual, porque siempre se habla de Colón – últimamente, al menos en EEUU, para mal, sin real base histórica – y novedoso, porque apenas se había profundizado, hasta ahora, sobre su responsabilidad como evangelizador. Para Pose, “Cristóbal Colón era un hombre profundamente cristiano” cuya fe “fue central en la planificación y ejecución de su expedición”.

Las raíces tudenses de los sacerdotes de esta diócesis son profundas. Inolvidable es el arzobispo Manuel Lago González. Si uno sube hasta la catedral de Tui se encuentra, en la calle Ordóñez, la serena escultura del arzobispo Lago. Sedente, a la sombra de un cruceiro, vestido de obispo y portando un libro en sus manos.

Manuel Lago González (Tui, 1865- Santiago de Compostela, 1925) fue un erudito, un galleguista y un poeta. Periodista y cultivador de la Historia, organizó en Tui los primeros Juegos Florales íntegramente en gallego. Fue canónigo de la catedral de Lugo y uno de los primeros numerarios de la Real Academia Gallega. Obispo de Osma, obispo de Tui y, finalmente, arzobispo de Santiago de Compostela.

Curiosamente, como miembro de la Real Academia de la Historia, Lago González, siendo obispo de Tui, escribió en 1923 una contribución titulada “La firma de Cristóbal Colón”: “Paréceme haber descubierto la verdadera lectura de las siglas que Colón usaba en su firma, y quiero ofrecer las primicias de mi descubrimiento a la Real Academia de la Historia, que hace ya no pocos años se dignó honrarme con el título de Académico Correspondiente”.

Lago González argumenta su posición y concluye que las siglas de la firma del descubridor del Nuevo Mundo deben leerse: “Cristo, hijo de María”, “dando por resuelta la cuestión que ha preocupado hasta ahora a los investigadores de asuntos históricos”.

Valga esta breve evocación para indicar el nexo colombino que une a un arzobispo de ayer y a un sacerdote de hoy. Tui da para mucho. Algún día escribiré, eso espero, sobre Tui y los obispos poetas. Uno de ellos, el gran arzobispo Lago, autor de la letra al “Himno al Sagrado Corazón de Jesús” que cada año se canta en el Seminario Menor. Pero hay también otro poeta muy ligado a Tui, D. Gilberto Gómez González, obispo de Abancay, en Perú, y ganador del Premio Mundial de Poesía Mística “Fernando Rielo” en 2005.

La antología “400 poemas para explicar la fe. Selección de poesía religiosa para la catequesis”, editada por Yolanda Obregón, ha tenido un gran éxito. Si se hace una segunda edición de ese libro sería de agradecer que incluyese algún poema de D. Manuel Lago González y de D. Gilberto Gómez.

 

Guillermo Juan Morado.

Publicado en “Atlántico Diario".

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