Un ataque muy deplorable: El peligro de acusaciones genéricas
Las acusaciones genéricas, indeterminadas, son muy peligrosas. El autor o los autores de un delito, o de varios delitos, no es, o no suelen ser, propiamente hablando, una clase entera de personas o quienes conforman un grupo social o un “gremio” laboral.
Puede que en un período de setenta años se hayan cometido abusos y se haya ofendido a personas concretas en el ámbito de las Fuerzas Armadas, de la Judicatura, de la Medicina, de la Enseñanza… Por no decir, más frecuentemente, en el ámbito familiar.
De cada una de esas posibles afrentas, si se prueba tras un juicio justo, habrá de rendir cuentas el que haya afrentado – o los que hayan afrentado – y, subsidiariamente, quienes, por acción o por omisión, hayan contribuido a esa afrenta, o al no castigo de la misma.
Hoy sería irresponsable que si alguien que pertenece a la colectividad X hace estallar una bomba en el espacio Y, se considere, sin más análisis, que todos los co-pertenecientes a la colectividad X sean responsables, sin más, de los daños causados por ese primer agente en la colectividad Y.
Se ha extendido en nuestros días el llamado movimiento “Mee Too” para denunciar abusos perpetrados en el ámbito de la industria cinematográfica. Y está muy bien que el mal se denuncie. Pero, presuntamente, si nos atenemos a lo que nos dice la prensa, no siempre quien denuncia está libre de sospecha. Cabe pensar que, en ocasiones, el denunciante se convierte en denunciado. Parece que hay afrentas que solo se aplacan, en el primer o en sucesivos denunciantes, con aportaciones periódicas de cientos de miles de dólares.
El mundo es una realidad muy compleja. No todos los que, supuestamente, afrentan son igual de malos. Y no todos los supuestamente afrentados están igualmente indefensos. La tarea del Derecho es verificar, informarse, calibrar, juzgar, condenar, penar. Hasta absolver. De modo proporcionado y justo.

No soy muy de refranero. Me suena, el refranero, a algo demasiado resabiado y sentencioso, pero no se puede negar que quizá tenga un punto de razón. Uno de los refranes dice: “Un médico cura, dos dudan, tres muerte segura”. Es posible.
En todo el tema, muy pesado, de abusos perpetrados por miembros del clero convendría pasar página ya. Desconozco cuál es el procedimiento que siguen los tribunales de los EEUU, pero me sorprende que se dediquen a elaborar informes, sobre una conducta penalizada, durante un arco de tiempo muy prolongado.
Ayer celebramos, en la Parroquia de San Pablo, de Vigo, el aniversario de quien fue su primer párroco, D. Daniel Bermúdez Morales. En la oración colecta de la Misa, tomada del Ritual de Exequias, se decía:






