El Papa en España (V). Cuando un artista mira a Dios (escrito por Ángel)
Cuando un artista mira a Dios ve Belleza
Y, claro, esa belleza la intenta plasmar en su obra. “A Dios le gusta mi música", decía Narciso Yepes. ¿Cómo no le iba a gustar, si él miraba a Dios?
Pero el Papa no es un artista, aunque tiene una sensibilidad especial para las bellas artes. Cuando el Papa mira a Dios ¿Qué ve?
Pendiente de la mirada de Benedicto XVI, durante la ceremonia de Dedicación del Templo de la Sagrada Familia, salvo momentos en que mi mirada no veía por estar absorto en intimidades con Dios, y con las limitaciones de ver lo que la pantalla me ofrecía, llamó mi atención algún aspecto de la mirada del Pontífice.
No vi en ningún momento que el Papa dirigiera su mirada hacia el techo del Templo, ni a sus columnas, ni que se extasiara ante su grandiosidad. Vi al Papa mirando fijamente el acto litúrgico que celebraba. En el momento de la unción del altar, se concentró en derramar en abundancia el Santo Óleo Crismal sobre el Sepulcro que es el Altar. Y ese Sepulcro no usado, que hace dos mil años no fue ungido, queda preparado en cada Consagración de un Altar, para recibir dignamente el cuerpo del Señor.
Las santas mujeres, que no pudieron amortajar debidamente el cuerpo de Cristo, porque ya no estaba, tienen unas descendientes espirituales en esas religiosas que, con tanto celo y con tanto amor, recogieron el aceite del Altar.
Los lienzos absorbían el Crisma como los paños de las mujeres, en la película de Mel Gibson, se impregnaban de la Sangre derramada por Cristo.
Luego, como si fuese el sudario destinado al cuerpo del Señor, cubrieron el altar con un mantel, adornando con velas y flores ese Sepulcro en el que dentro de un momento será depositado el mismo Cristo en su Sagrada Eucaristía.
Y el Papa mira absorto, sin perder detalle, sin desviar la vista, en un gesto de profunda meditación, ese maravilloso misterio.
“Señor, lo que no se pudo hacer a su debido tiempo, nosotros lo compensamos ahora, acéptalo".
Esto es lo que interpreté en su mirada.