Ordinariatos militares
La noticia del nombramiento de Mons. Juan del Río como Arzobispo-Ordinario Militar para España pone ante nuestra consideración la existencia de los Ordinariatos Militares, presentes en muchos países de Europa y del mundo, con la finalidad de prestar asistencia religiosa a las Fuerzas Armadas.
La presencia de los sacerdotes en medio de las tropas, como asistentes espirituales, es tan antigua como la existencia de los ejércitos en los países de tradición cristiana. En 1532 se organizaron los Tercios españoles. El sacerdote vivía en su Tercio y lo acompañaba a todas partes.
En la actualidad, no sólo en España existe un Ordinariato Militar, llamado “Arzobispado Castrense”. También en otros países europeos –por centrarnos sólo en nuestro continente - . En Francia encontramos la “Aumônerie Catholique des Armées”, cuyo Obispo es Mons. Patrick Le Gal. En la República Francesa, además de la capellanía católica, la ley contempla la existencia de otras tres capellanías: israelita, protestante y musulmana.
Si acudimos a Italia, encontramos el “Ordinariato Militare in Italia”, legislado también por la ley del Estado. El Ordinario es el “Vescovo di Campo”, y actualmente es Mons. Vincenzo Pelvi, que tiene la dignidad de Arzobispo.

El Cardenal alemán Walter Kasper, destacado teólogo, es el Presidente del Consejo Pontificio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. El Consejo Pontificio se remonta, en sus orígenes, al año 1960. En la actualidad, mantiene un diálogo teológico internacional con las Iglesias ortodoxas, con la Iglesia Copta ortodoxa, con las Iglesias malankares, con la Comunión Anglicana, con la Federación Luterana Mundial, con la Alianza Reformada Mundial, con el Consejo Metodista Mundial, con la Alianza Bautista Mundial, con la Iglesia Cristiana, y con los responsables de las Iglesias Pentecostales.
El Grupo Socialista desea que el Gobierno apoye el llamado “Proyecto Gran Simio”, una iniciativa presidida por el filósofo Peter Singer que pretende la inclusión de los grandes simios (chimpancés, gorilas, bonobos y orangutanes) en la categoría de “personas”, otorgándoles la consecuente protección moral y legal, hasta ahora reservada sólo a los humanos. 
«Yo quería responder a lo que Dios esperase de mí»    
         





