Lecturas: A. Menduiña Santomé, “El camino de la Palabra, entre escucha y rechazo. Siginificado y función de las citas de Isaías en la obra lucana”

http://www.verbodivino.es/portada/4682/el-camino-de-la-palabra,-entre-escucha-y-rechazo.jpgLa Asociación Bíblica Española ha publicado, en la colección “tesis” de la editorial Verbo Divino, la obra de Antonio Menduiña Santomé titulada “El camino de la Palabra, entre escucha y rechazo. Significado y función de las citas de Isaías en la obra lucana”, Estella (Navarra) 2017, 315 páginas, ISBN 978-84-9073-283-0.

El autor, Antonio Menduiña, es el director del Instituto Teológico de Vigo, donde enseña diversas materias bíblicas y teológicas. Es doctor en Teología – en la especialidad de Teología Bíblica – por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Este libro que reseño es, como resulta obvio por lo que he dicho hasta ahora, la publicación de su tesis doctoral.

Para mí se da la circunstancia añadida de que ha sido uno de mis alumnos en el Instituto Teológico de Vigo. Y que un alumno, o más de uno, lleguen a doctorarse, es mi mayor recompensa. No digo que se hayan doctorado, algunos que fueron alumnos, por el hecho de haber sido mis alumnos. No. Deben su doctorado a su esfuerzo. Pero, para quien ha sido su profesor, es la mayor satisfacción. No puedo pensar en nada mejor que alguno de mis alumnos llegue tan lejos como pueda llegar en el campo del saber.

El libro del Dr. Menduiña es importante porque aborda un tema que, a cualquier persona que se dedique la Teología, le preocupa: La unidad de la Sagrada Escritura; en concreto, la unidad entre el Antiguo y el Nuevo Testamento y, asimismo, porque pone de manifiesto que el “camino de la Palabra”- en definitiva, la obra de Jesucristo – no es unidimensional, sino que se mueve entre la escucha y el rechazo.

Los autores del Nuevo Testamento, en concreto San Lucas, son conscientes de la importancia del Antiguo Testamento y, en ese marco, de las profecías de Isaías. El marcionismo, la contraposición entre un supuesto Dios “bueno” – neotestamentario – y un Dios “malo” – veterotestamentario – es una herejía. No hay ruptura, sino continuidad entre Antiguo y Nuevo Testamento, y entre Isaías y Lucas.

La escucha y el rechazo marcan una especie de constantes interpretativas de la historia de la salvación: la salvación de Dios “sigue siendo enviada a todos los hombres y mujeres del mundo (cf. Hch 28,28), pero está en nuestras manos escucharla o rechazarla” (pág. 265).

En resumen, Dios tiene un proyecto unitario de salvación, del cual es testimonio la Escritura, en su unidad. Pero Dios, a la hora de crearnos y de salvarnos, cuenta con nosotros. Como decía San Agustín: “Dios, que te creo sin ti, no te salvará sin ti”.

Mi felicitación plena a D. Antonio Menduiña, que escribe bien, que razona bien, que argumenta bien.

Y, a los que estén interesados por la interpretación bíblica – que, en este caso, exige un cierto nivel de conocimientos – les recomiendo comprar y leer el libro.

 

Guillermo Juan Morado.

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