¿Sinodalidad y democratización de la Iglesia?

Democracia

Por lo que se puede leer en el “Instrumentum laboris” para la etapa 2023 del Sínodo sobre la Sinodalidad, hay el riesgo muy grande de que todo apunte a una democratización de la Iglesia.

Me reconozco en deuda para este tema con el excelente trabajo de José Antonio Ureta y Julio Loredo de Izcue.

Veamos algunos ejemplos de lo dicho tomados del “Instrumentum laboris” del Sínodo, que iremos comentando:

————————————————–

Sobre la relación de los fieles con la Jerarquía.

B.2.5

“4) ¿En  qué  casos  podría  un  obispo  sentirse  obligado  a  tomar  una  decisión  que  difiera del ponderado consejo ofrecido por los órganos consultivos? ¿Sobre qué base se fundamentaría tal obligación?”

Según esta pregunta, la carga de la prueba cae sobre el Obispo que intenta disentir de lo acordado por los órganos “consultivos”. Se entiende entonces que lo normal es que el Obispo acate lo que digan tales órganos, que por tanto son bastante más que “consultivos”.

————————————————–

B.2.5

“5)  ¿Cuál  es  la  naturaleza  de  la  relación  entre  el  «sentido  sobrenatural  de  la  fe»  (LG  12)  y  el  servicio  magisterial  del  obispo?  ¿Cómo podemos comprender y articular mejor la relación entre la Iglesia sinodal y el ministerio del obispo? ¿Deben los obispos discernir juntos o separadamente de los demás miembros del Pueblo de Dios? ¿Tienen cabida ambas opciones (juntos y separadamente) en una Iglesia sinodal?”

Nuevamente, la forma de preguntar pone en cuestión el derecho del Obispo de discernir “separadamente”, es decir, por su cuenta, como sucesor de los Apóstoles que es.

¡¡Tanto bregar por la “colegialidad episcopal” en el Concilio para terminar en esto!!

————————————————–

B.3.2

“¿Cómo se  pueden  tratar  constructivamente  los  casos  en  los  que  la  autoridad considere  que  no  puede  confirmar  las  conclusiones  a  las  que  se  ha  llegado  en  un  proceso de discernimiento comunitario y tome una decisión en otro sentido? ¿Qué tipo de restitución debería ofrecer esa autoridad a quienes participaron en el proceso?”

Notable, ahora la autoridad eclesial deberá una “restitución” (¿en metálico, tal vez?) a las “bases” cuando tenga la “arrogancia” de decidir otra cosa distinta de lo que tales “bases” quieren.

————————————————–

“B.3.3

Además, parece   oportuno   intervenir   también   en   el   Derecho   canónico, reequilibrando la relación entre el principio de autoridad, fuertemente afirmado en la actual legislación, y el principio de participación; reforzando la orientación sinodal de los organismos ya existentes; creando nuevos organismos  donde  parezca  necesario  para las necesidades de la vida de la comunidad; supervisando la aplicación efectiva de la legislación.”

Es decir, cómo hacer que la Iglesia sea jerárquica y democrática al mismo tiempo. Para ello parece que va a hacer falta una buena dosis de burocracia y control administrativo.

————————————————–

Sobre la relación entre las Iglesias locales y la Iglesia universal.

El espíritu “democrático” lleva obviamente a replantear la relación entre las Iglesias locales y la Iglesia universal.

“B.1.3

6)  ¿Cómo  pueden  tenerse  en  cuenta  y  poner  en  valor  las  aportaciones  y  experiencias de las Iglesias locales en la elaboración del Magisterio y de las normas eclesiásticas a nivel universal?

B.3.4

a) ¿Qué grado de autoridad doctrinal puede atribuirse al discernimiento de las Conferencias  episcopales?  ¿Cómo  regulan  las  Iglesias  orientales  católicas  sus  organismos episcopales?

b) ¿Qué grado de autoridad doctrinal puede atribuirse al discernimiento de una Asamblea  continental?  ¿O  de  los  organismos  que  reúnen  a  las  Conferencias episcopales a escala continental o internacional?

a) ¿Qué valor pueden tener para otras Iglesias las deliberaciones de un Concilio plenario, un Concilio particular o un Sínodo diocesano?

————————————————–

Autoridad doctrinal de los pronunciamientos locales, particulares, dentro de la Iglesia. ¿Para toda la Iglesia, o sólo para esa parte de la Iglesia? En el primer caso, vemos el fantasma del “sínodo alemán” proyectarse amenazador sobre la Iglesia entera. En el segundo caso, vamos hacia la fe alemana, la fe inglesa, la fe francesa, etc.

————————————————–

Todo ello lleva a replantear, claro está, el ser y la función del Papado:

“B.1.4

6) ¿Cómo puede contribuir el proceso sinodal en curso a «encontrar una forma de ejercicio del primado que, sin renunciar en absoluto a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva»?

B.2.5

7) ¿Cómo deben evolucionar, en una Iglesia sinodal, el papel del obispo de Roma y el ejercicio del primado?

B.3.4

c) ¿Qué papel debe desempeñar el Obispo de Roma respecto a estos procesos que implican agrupaciones de Iglesias? ¿De qué manera lo puede ejercer?

c)  ¿En  qué  medida  la  convergencia  de  varias  agrupaciones  de  Iglesias  locales  (Concilios particulares, Conferencias episcopales, etc.) sobre una misma cuestión exige al Obispo de Roma que la asuma para la Iglesia universal?

d) ¿Cómo ejercer el servicio de la unidad confiado al Obispo de Roma cuando las  autoridades  locales  adoptan  orientaciones  diferentes?  ¿Qué  espacio  hay  para la variedad de orientaciones entre las distintas regiones?”

————————————————–

Por un lado, entonces, la “convergencia de varias agrupaciones de Iglesias locales “exigiría” al Obispo de Roma que la asumiese para la Iglesia universal, por otro lado, cuando dos bloques eclesiales, es de presumir, igualmente poderosos, discrepen ¿que podrá hacer el Obispo de Roma, garante de la unidad? ¿Tal vez dejar que cada uno crea y haga lo que le parezca en su ámbito propio?

De nuevo la alternativa entre la “fe alemana” impuesta a toda la Iglesia, o la coexistencia de la fe alemana con la fe inglesa, la fe francesa, la fe española, etc.

————————————————–

Sobre la liturgia.

Resulta irónica, sobre el trasfondo de lo que sucede actualmente en la Iglesia en el ámbito litúrgico, donde se apunta a no permitir la celebración según la “forma extraordinaria” que dijese Benedicto XVI, la “apertura” que se plantea aquí para formas litúrgicas “inculturadas” en la realidad de cada Iglesia local.

“B.1.5

3) Varias diócesis, Conferencias episcopales, Asambleas continentales han expresado el deseo de poder rearticular la vida comunitaria y especialmente la liturgia de acuerdo con las  culturas  locales,  en  un  proceso  de  inculturación  permanente.  ¿Qué dinámica sinodal podemos poner en marcha para responder a este deseo?

B.2.1

a)  Un  llamamiento  urgente  a  la  renovación  de  la  vida  litúrgica  de  la  Iglesia  local como lugar de anuncio mediante la Palabra y los Sacramentos, haciendo hincapié en la calidad de la predicación y en el lenguaje de la liturgia. Esto último requiere un adecuado equilibrio  entre  la  unidad  de  la  Iglesia,  expresada  también  en  la  unidad  del  rito,  y  las  legítimas variedades que una adecuada inculturación tiene debidamente en cuenta.”

————————————————–

Sobre la participación de las mujeres en la Iglesia.

“B.2.3

3)  Todas las  Asambleas  continentales  piden  que  se  aborde  la  cuestión  de  la  participación  de  las  mujeres  en  el  gobierno,  la  toma  de  decisiones,  la  misión  y  los  ministerios a todos los niveles de la Iglesia, con el apoyo de las estructuras adecuadas para que esto no se quede en una mera aspiración general.”

————————————————–

Suena democráticamente bello, pero si el gobierno de la Iglesia va unido a la potestad jerárquica que viene del Sacramento del Orden, y éste está restringido a los varones, vemos como estas propuestas de “empoderar” a las mujeres en la Iglesia hasta los más altos niveles va contra la estructura misma de la fe católica según lo arriba dicho.

Dice el Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica:

“178.   ¿Cómo está formado el Pueblo de Dios?      

En la Iglesia, por institución divina, hay ministros sagrados, que han recibido el sacramento del Orden y forman la jerarquía de la Iglesia. A los demás fieles se les llama laicos. De unos y otros provienen fieles que se consagran de modo especial a Dios por la profesión de los consejos evangélicos: castidad en el celibato, pobreza y obediencia.”

————————————————–

“B.2.3

La  mayor  parte  de  las  Asambleas  continentales  y  las  síntesis  de  numerosas  Conferencias episcopales piden que se considere de nuevo la cuestión del acceso de las mujeres al diaconado. ¿Es posible plantearlo y en qué modo?”

El diaconado es el grado inferior del Sacramento del Orden, que en forma ascendente cuenta además con el Presbiterado y el Episcopado.

Participar en el Diaconado, entonces, abre la puerta al Presbiterado y el Episcopado, e incluye a las mujeres en la Jerarquía eclesial, de modo que puedan participar en el gobierno de la Iglesia “al más alto nivel posible”. 

La excusa es, obviamente, que en “Ordinatio Sacerdotalis” Juan Pablo II dijo que era definitiva su declaración de la imposibilidad de conferir el sacerdocio a las mujeres, mientras que aquí se habla solamente del diaconado.

“Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia.”

Pero una vez que se puede conferir el Sacramento del Orden a las mujeres en el grado del Diaconado ¿por qué no se podría hacerlo en el grado del Presbiterado y del Episcopado?

De hecho, el Catecismo de la Iglesia Católica cita a “Ordinatio Sacerdotalis” (que además habla de la “ordenación sacerdotal”) para decir que sólo los varones pueden recibir el Sacramento del Orden en general, no solamente el presbiterado o el episcopado, por tanto, también el diaconado

“1577 ”Sólo el varón (vir) bautizado recibe válidamente la sagrada ordenación” (CIC can 1024). El Señor Jesús eligió a hombres (viri) para formar el colegio de los doce Apóstoles (cf Mc 3,14-19; Lc 6,12-16), y los Apóstoles hicieron lo mismo cuando eligieron a sus colaboradores (1 Tm 3,1-13; 2 Tm 1,6; Tt 1,5-9) que les sucederían en su tarea (San Clemente Romano, Epistula ad Corinthios 42,4; 44,3). El colegio de los obispos, con quienes los presbíteros están unidos en el sacerdocio, hace presente y actualiza hasta el retorno de Cristo el colegio de los Doce. La Iglesia se reconoce vinculada por esta decisión del Señor. Esta es la razón por la que las mujeres no reciben la ordenación (cf Juan Pablo II, Mulieris Dignitatem, 26-27; Id., Carta ap. Ordinatio sacerdotalis; Congregación para la Doctrina de la Fe decl. Inter insigniores; Id., Respuesta a una duda presentada acerca de la doctrina de la Carta Apost. “Ordinatio Sacerdotalis”).”

————————————————–

En ese sentido, la “sinodalidad” no sería un mero ejercicio de autorreferencialidad ni de falta de lógica (convocar un sínodo para ver qué son los sínodos) sino que podría muy bien ser una estrategia con la cual querer cambiar radicalmente la estructura de la Iglesia, lo cual no puede hacerse sin cambiar radicalmente la estructura de la fe católica, como diremos.

Sinodalidad” viene de “sínodo”, que a su vez quiere decir “reunión” o “asamblea”, la cual a su vez se entiende como generadora de “consensos” que entonces son lo que toda la Iglesia debería obedecer.

Más precisamente, quiere decir que el Espíritu Santo habla a la Iglesia por medio del sentido de la fe del pueblo fiel, al cual por tanto hay que “escuchar”, para luego acatar, obviamente, eso que supuestamente viene dicho por el Espíritu Santo.

Muy en particular, el sujeto de esa “escucha” y de ese posterior “acatamiento” debería ser la Jerarquía eclesial. 

Aclaramos que la palabra “democrático”, tal como la usamos aquí, no quiere decir necesariamente “votaciones”. Para el sentido que le damos nosotros, alcanza con que lo que “sale del pueblotenga como tal un carácter vinculante, del modo que sea que se produzca esa emanación.

La “Iglesia sinodal” corre el riesgo de ser algo donde todo procede “desde abajo”, desde las proféticas intuiciones del pueblo de Dios, donde la autoridad, por tanto, también la autoridad doctrinal, sólo podría ejercerse con el consenso de las “bases”.

Al límite, eso llevaría a poner las verdades de fe a disposición de la “voluntad popular”.

Por supuesto, ya sabemos lo manipulable que es la “voluntad popular” y cómo los métodos “democráticos” pueden muy bien ser utilizados para hacer prevalecer la tesis del organizador y convocante de la reunión

Como estrategia de destrucción eclesial, la “sinodalidad” tendría la particularidad de no basarse en contenidos heréticos directamente propuestos, sino en ser de tipo “procedimental”, instaurando un modo de funcionamiento eclesial que contradice radicalmente la estructura de la fe católica.

Para decirlo en forma más coloquial, el día en que la fe se ponga a votación todas las herejías tendrán carta de ciudadanía en la Iglesia.

————————————————–

El problema principal que se le plantea al “Sínodo de la Sinodalidad”, entonces, es que la Iglesia es Jerárquica, y por tanto, no es democrática. Pero eso, como diremos enseguida, es así porque ante todo la fe cristiana es jerárquica y no democrática.  

En la Iglesia todo lo esencial viene de Dios, por medio de Jesucristo, el cual trasmite la Revelación divina a los Apóstoles, los cuales la trasmiten a la Iglesia por medio de la Escritura y la Tradición, interpretadas por el Magisterio de la Iglesia.

La estructura “piramidal”, entonces, del catolicismo, es inevitable. En el vértice de la pirámide católica está la Santísima Trinidad:  el Padre, el Hijo hecho hombre, Nuestro Señor Jesucristo, y el Espíritu Santo. Debajo de Cristo están los Apóstoles, a los que Él entregó la Revelación divina y que a su vez la trasmiten a la Iglesia, no de cualquier manera, tampoco, sino mediante los Obispos, sucesores de los Apóstoles, en comunión con el Obispo de Roma, sucesor de Pedro, que son el grado siguiente en esa cadena descendente.

Los fieles en general, además, deben ser, cada uno según su carisma y estado, mediadores de la Revelación divina para todos los que aún no la han recibido en la fe, y deben hacerlo en comunión, obviamente, con la Jerarquía eclesial.

Esa pirámide católica no se puede invertir, porque no se puede poner nada por encima de Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo. Ni siquiera la “voluntad popular”…

Por eso la Iglesia no puede ser una democracia. Contra lo que dice el prócer uruguayo Artigas hablando de su propia autoridad, la autoridad de Dios no emana del pueblo, ni cesa ante su presencia soberana (por eso la de Artigas tampoco, ya que estamos, toda autoridad viene de Dios, como enseña la doctrina católica).

La estructura jerárquica de la Iglesia, entonces, es esencial al catolicismo como religión fundada en una Revelación divina sobrenatural, que no se comunica directamente a todos los hombres, sino a unos para que la hagan llegar a otros, y esto, no de manera anárquica y desorganizada, sino dando a los portadores de la Palabra divina el sello de autoridad venida del mismo Dios que necesitan para cumplir su misión, que por lo mismo debe ser un sello también institucional y visible, establecido como tal en las fuentes mismas de la fe.

————————————————–

Se trata ante todo, no del Orden ni de la Justicia ni del Amor, sino de la Verdad de la Revelación entregada por Dios mismo al hombre. Dios quiso dirigir al hombre su Palabra, que como tal se dirige esencialmente a la inteligencia y reclama entonces necesariamente el título de verdadera.  

La certeza respecto de esa verdad, supuesto que Dios no ha querido revelarse inmediatamente a cada individuo, exige una institución de origen divino que proclame esa verdad con autoridad venida de Dios. La Revelación de Dios no puede ser dejada a las discusiones de los hombres sin que se vuelva inútil, pasando a depender de la mera autoridad humana de las argumentaciones y los talentos, lo cual es exactamente lo mismo que si no hubiese habido Revelación divina.

Porque en la Iglesia todo viene de la fe. Es cierto que lo más alto es la caridad, no la fe, pero la base de la caridad y de todo lo demás es la fe.

Sin la fe en la Revelación divina, todo lo que el Nuevo Testamento dice de la caridad no es más que la opinión de un grupo de judíos del siglo I de nuestra era.

————————————————–

Y además, esa Revelación divina ha terminado con la muerte del último Apóstol, de forma que, como dice la Constitución “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II, no hay que esperar otra revelación pública hasta la segunda venida de Nuestro Señor Jesucristo.

Por lo que jamás podrá ser un auténtico “sentido de la fe del pueblo de Dios” algo que vaya en contra de lo que la Iglesia ha creído siempre, ni cabe esperar de ese “sensus fideinuevas revelaciones que vengan a “completar” lo que Dios ha revelado en Jesucristo.

El sentido del cristianismo no está en hacer progresar la doctrina católica, sino en que la doctrina católica, dada en forma inmutable de una vez para siempre, nos haga progresar a nosotros en santidad, apartándonos de la condenación eterna y ayudándonos a llegar a la eterna bienaventuranza.

————————————————–

Por eso la democratización de la Iglesia es la destrucción del dogma de la Revelación divina, y por tanto, de la fe cristiana en su conjunto. El sentido necesariamente ascendente de los planteos democráticos es frontalmente contrario al sentido esencialmente descendente de una Revelación divina sobrenatural, que necesariamente va de Dios al hombre, es decir, de arriba a abajo.

La estructura jerárquica de la Iglesia no es más que la consecuencia necesaria de la estructura jerárquica de la fe misma, supuesto que Dios ha querido además salvar a los hombres formando un pueblo histórico, una sociedad visible. En la aceptación creyente de la Revelación divina el ser humano acata lo que Dios ha tenido a bien revelar e instituir, no porque al ser humano le parezca que esas disposiciones divinas son correctas, cosa que muchas veces sobrepasa la capacidad natural de la razón, sino simplemente porque a la luz de la fe ve que son disposiciones divinas, que como tales, sencillamente, deben ser acatadas.

La democratización de la Iglesia es necesariamente la democratización de la fe cristiana y católica, porque ésta es el fundamento último de la estructura eclesial que se quiere reformar, y por tanto, deberá también ser reformada. Eso significa, por lo que ya dijimos, la eliminación pura y simple de esa fe.

————————————————–

El Sacramento del Orden, por eso, es la expresión sacramental de la Revelación divina sobrenatural como fundamento de la fe cristiana. Por el Sacramento del Orden se pasa a formar parte de esa cadena de trasmisión de la Revelación divina que partiendo de la Santísima Trinidad y siguiendo por los Apóstoles, llega a los fieles por la mediación de los Obispos y sus colaboradores, los Sacerdotes y los Diáconos.

Por eso el Sacramento del Orden integra al que lo recibe a la Jerarquía eclesial, cuya razón de ser, como ya dijimos, es ante todo la custodia y transmisión de la Verdad revelada por Dios.

Por eso, porque la estructura eclesial depende de la fe, que a su vez depende de la Revelación divina, es que la Jerarquía eclesiástica, basada en el Sacramento del Orden y encargada de custodiar y trasmitir el depósito de la fe, es también la encargada del gobierno de la Iglesia.

Porque la Iglesia no es una institución cualquiera, es la Institución de la Verdad revelada sobrenaturalmente por Dios. Todo lo que se hace en la Iglesia gira en torno a esa Verdad revelada, y por eso los que gobiernan la Iglesia tienen que ser los mismos que tienen de Dios mismo, por el Sacramento del Orden, la misión de custodiar y trasmitir esa Verdad divina, como dijimos.

————————————————–

Por otra parte, el hecho de que en el vértice de la pirámide católica esté la Santísima Trinidad, hace que la fe católica sea realmente “católica”, es decir, universal. Porque hay un solo Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y por tanto, como dice el Nuevo Testamento, un solo Señor, una sola fe y un solo Bautismo.

Desde este punto de vista hasta puede parecer superflua la polémica que en su momento tuvo lugar entre Joseph Ratzinger y Walter Kasper sobre si las Iglesias locales derivan de la Iglesia universal (Ratzinger) o si la Iglesia universal deriva de las Iglesias locales (Kasper).

Porque las Iglesias locales se derivan del único Dios Padre, Hijo, y Espíritu Santo, que tiene una única Verdad y una única Salvación que ofrecer a todos los hombres, y que por tanto no puede pensar ni querer a esas Iglesias locales sino como integradas en la unidad doctrinal y disciplinar de la Católica, de modo que no puede haber una fe o una doctrina alemana, o inglesa, o francesa, o española, etc.

El Card. Kasper puede muy bien escandalizarse hoy con los resultados del “sínodo alemán”, pero debería ser capaz de ver en ellos también los frutos de su campaña a favor de la prioridad de la Iglesia local.  

————————————————–

Sobre la homosexualidad y la moral sexual en general.

Ese componente más bien “formal” de la democratización de la Iglesia a la que parece apuntar el proceso del Sínodo sobre la Sinodalidad lleva obviamente a un contenido, al que podemos calificar como “material”, y que tiene que ver en general con la eliminación de la moral sexual natural y católica.

Es decir, da la impresión de que la “democratización” de la Iglesia, que aparenta ser el objetivo de este proceso, es el medio buscado para poder ajustar la moral sexual católica a la mentalidad de nuestro tiempo, es decir, para eliminar, en realidad, la moral sexual católica.

El proyecto de un Nuevo Orden Mundial actualmente en curso, lleva consigo la idea de reducir fuertemente la población mundial, lo cual a su vez pone a toda esta maquinaria en oposición frontal con el matrimonio y la familia tal como los entienden la razón natural y la fe católica.

El Sínodo de la Sinodalidad no podría estar mejor alineado con ese Nuevo Orden Mundial si tuviese como objetivo destruir la moral sexual católica.

Eso no excluye, obviamente, que si por imposible (porque “las puertas del Infierno no prevalecerán contra ella”) se lograse “democratizar” de ese modo la Iglesia y la fe (ya vimos que ambas cosas van juntas) luego se procediese a “reformar” otras partes, obviamente, de la doctrina católica.

En ese sentido, leemos en el “Instrumentum Laboris”:

“B.1.2

Bajo esta diversidad de imágenes podemos rastrear una unidad de propósito: en todas partes  la  Iglesia  está  buscando  cómo  renovar  la  propia  misión  para  ser  una  comunidad  acogedora y hospitalaria, para encontrar a Cristo en aquellos a quienes acoge y ser signo de su presencia y anuncio creíble de la verdad del Evangelio en la vida de todos. Se trata de la profunda necesidad de imitar al Maestro y Señor también en la capacidad de vivir una aparente paradoja: «proclamar con audacia la propia enseñanza auténtica y, al mismo tiempo, ofrecer un testimonio de inclusión y aceptación radicales» (DEC 30).”

No se ve qué tendría de “paradójico” aborrecer el pecado y amar al pecador, como se ha dicho siempre en la Iglesia.  Lo “paradójico” podría aparecer solamente si la “inclusión” y la “aceptación” son tan “radicales” que ahora se dejase de aborrecer al pecado, y más aún, se dejase de considerarlo pecado.

En cuyo caso, más que “paradójico”, sería imposible, en adelante, “proclamar con audacia la propia enseñanza auténtica”.

————————————————–

“B.1.2

La  preocupación  por  ser  capaz  de  una  auténtica  aceptación  se  expresa  en  una  pluralidad de direcciones, muy diferentes entre sí y no convergentes:

a) Los Documentos finales de las Asambleas continentales mencionan a menudo a quienes no se sienten aceptados en la Iglesia, como los divorciados vueltos a casar, las personas en matrimonios polígamos o las personas LGBTQ+. (…)”

6) ¿Cómo podemos crear espacios en los que aquellos que se sienten heridos por la Iglesia y rechazados por la comunidad puedan sentirse reconocidos, acogidos, no juzgados y libres para hacer preguntas? A la luz de la Exhortación apostólica postsinodal Amoris laetitia, ¿qué medidas concretas son necesarias para llegar a las personas que se sienten excluidas de la Iglesia a causa de su afectividad y sexualidad (por ejemplo, divorciados vueltos a casar, personas en matrimonios polígamos, personas LGBTQ+, etc.)?

————————————————–

Es claro que si se acepta la homosexualidad, mucho más hay que aceptar la poligamia, que es menos antinatural.

Libertad para hacer preguntas ya hay en la Iglesia, lo que pasa es que también hay la libertad para responderlas de acuerdo con la doctrina católica: ¿algún problema con eso?

La exclusión de la Iglesia de algunas personas puede muy bien ser un hecho real e innegable, pero porque ellas se excluyen, al rechazar la moral natural y católica.

La aceptación de las personas es algo muy bueno, pero vayamos a lo concreto: una comunidad parroquial en la que se integra una persona homosexual que no tiene por el momento la menor intención de dejar de realizar actos homosexuales. Mucha aceptación, por supuesto, y entonces, llega la hora de ir a Misa. Por supuesto que no se la va a excluir, ¿verdad? A Misa pues. Y llega el momento de la comunión. No la vamos a excluir tampoco, ¿no?

————————————————–

Por eso la referencia a Amoris Laetitia, de la cual simplemente hay que decir que no puede ser Magisterio de la Iglesia lo que contradice al Magisterio de la Iglesia expresado por ejemplo en estos pasajes del Catecismo de la Iglesia Católica y del Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica:

“1385 Para responder a esta invitación, debemos prepararnos para este momento tan grande y santo. San Pablo exhorta a un examen de conciencia: “Quien coma el pan o beba el cáliz del Señor indignamente, será reo del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Examínese, pues, cada cual, y coma entonces del pan y beba del cáliz. Pues quien come y bebe sin discernir el Cuerpo, come y bebe su propio castigo” ( 1 Co 11,27-29). Quien tiene conciencia de estar en pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar.”

“291.   ¿Qué se requiere para recibir la sagrada Comunión?

Para recibir la sagrada Comunión se debe estar plenamente incorporado a la Iglesia Católica y hallarse en gracia de Dios, es decir sin conciencia de pecado mortal. Quien es consciente de haber cometido un pecado grave debe recibir el sacramento de la Reconciliación antes de acercarse a comulgar. Son también importantes el espíritu de recogimiento y de oración, la observancia del ayuno prescrito por la Iglesia y la actitud corporal (gestos, vestimenta), en señal de respeto a Cristo.

349.     ¿Cuál es la actitud de la Iglesia hacia los divorciados vueltos a casar?

Fiel al Señor, la Iglesia no puede reconocer como matrimonio la unión de divorciados vueltos a casar civilmente. «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio» (Mc 10, 11-12). Hacia ellos la Iglesia muestra una atenta solicitud, invitándoles a una vida de fe, a la oración, a las obras de caridad y a la educación cristiana de los hijos; pero no pueden recibir la absolución sacramental, acercarse a la comunión eucarística ni ejercer ciertas responsabilidades eclesiales, mientras dure tal situación, que contrasta objetivamente con la ley de Dios.”

Sin olvidar el canon 315 del Código de Derecho Canónico:

“915 No deben ser admitidos a la sagrada comunión los excomulgados y los que están en entredicho después de la imposición o declaración de la pena, y los que obstinadamente persistan en un manifiesto pecado grave.”

————————————————–

Sobre el celibato sacerdotal.

Como es sabido, es otro de los “caballitos de batalla” de la agenda progre, ya infructuosamente intentado en el “sínodo sobre la Amazonia”:

“B.2.4

9) ¿Es posible, como  proponen  algunos  continentes,  abrir  una  reflexión  sobre  la  posibilidad  de  revisar,  al  menos  en  algunas  áreas,  la  disciplina  sobre  el  acceso  al  presbiterado por parte de hombres casados?

10) ¿Cómo puede una concepción del ministerio ordenado y una formación de los candidatos  más  enraizada  en  la  visión  de  la  Iglesia  sinodal  misionera  contribuir  a  los  esfuerzos para prevenir la repetición de abusos sexuales y de otro tipo?”

————————————————–

La inmediata contigüidad entre ambas preguntas sugiere que el celibato sacerdotal tiene la culpa de los abusos sexuales en la Iglesia.

Se deja de lado una vez más el dato según el cual los abusos sexuales tienen en su mayor parte como protagonistas en general a personas no célibes.

Dado el carácter evidentemente homosexual ("del mismo sexo") de la gran mayoría de los casos de abusos sexuales denunciados en la Iglesia, la culpa no habría que echársela entonces al celibato sacerdotal, sino a la permisividad con que se ha practicado la “aceptación” de las personas homosexuales hasta el punto de dejar que accedan al sacerdocio.

————————————————–

“B.3.3

7) ¿Hasta qué punto es posible distinguir entre los miembros de una institución y la propia institución? ¿Las responsabilidades en el tratamiento de los casos de abuso son individuales o del sistema? ¿Cómo puede contribuir la perspectiva sinodal a crear una cultura de prevención de todo tipo de abusos?”

Es decir, sería la misma institución eclesial, no solamente sus miembros, la culpable de los abusos sexuales y/o de su encubrimiento posterior. Frase claramente blasfema, si tenemos presente que la institución eclesial es institución divina, pero que sin embargo sería coherente con el propósito de cambiar “democráticamente” la estructura misma de la Iglesia, y por tanto, de la fe católica.

————————————————–

“8) ¿Qué podemos  aprender  de  la  forma  en  que  las  instituciones  públicas  y  el derecho público y civil intentan responder a la necesidad de transparencia y rendición  de cuentas procedente de la sociedad (separación de poderes, órganos de supervisión  independientes, obligación de hacer públicos determinados procedimientos, límites en  la duración de los mandatos, etc.)?”

En esto, que sigue inmediatamente a lo anterior, el tema de los abusos sexuales llega a la plenitud en su función de pretexto para “democratizar” la Iglesia, en la que habría que establecer la “separación de poderes” (Montesquieu dixit) y otros artefactos de las sociedades democráticas modernas.

————————————————–

El Sinodo de los Obispos ha sido reformado por el Papa Francisco. Tal como lo ideó Pablo VI, era un órgano meramente consultivo que entregaba al Papa sugerencias que éste luego adoptaba o no, o modificaba, para publicarlas en una Exhortación Apostólica posterior.

En su nueva figura, el Sínodo de los Obispos posee en ciertas circunstancias potestad deliberativa y no solamente consultiva.

Dice la Constitución “Episcopalis Communio” de 2018:

“Art. 18

Entrega del Documento final al Romano Pontífice

§ 1. Recibida la aprobación de los Miembros, el Documento final de la Asamblea es presentado al Romano Pontífice, que decide su publicación.

Si es aprobado expresamente por el Romano Pontífice, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro.

§ 2. Si el Romano Pontífice concede a la Asamblea del Sínodo potestad deliberativa, según norma del can. 343 del Código de derecho canónico, el Documento final participa del Magisterio ordinario del Sucesor de Pedro una vez ratificado y promulgado por él.

En este caso el Documento final es publicado con la firma del Romano Pontífice junto a la de los Miembros.

————————————————–

Esto se apoya en el canon 343 del Código de Derecho Canónico:

“343 Corresponde al sínodo de los Obispos debatir las cuestiones que han de ser tratadas, y manifestar su parecer, pero no dirimir esas cuestiones ni dar decretos acerca de ellas, a no ser que en casos determinados le haya sido otorgada potestad deliberativa por el Romano Pontífice, a quien compete en este caso ratificar las decisiones del sínodo.”

————————————————–

El principio general, que todos debemos aceptar, es que ninguna disposición que contradiga la doctrina católica puede constituir Magisterio de la Iglesia, aunque, por un suponer, venga del Papa o de quien sea en la Iglesia.

El Papa Francisco ha cambiado la constitución del Sínodo de los Obispos en el sentido de que antes tenía una función meramente consultiva, y eran utilizadas por el Papa para elaborar un documento, por ejemplo, una Exhortación Apostólica, que era lo que tenía valor de Magisterio. Ahora las conclusiones pasan a ser Magisterio de la Iglesia, si el Papa las aprueba.

También puede ahora el Papa otorgar potestad deliberativa al Sínodo, de modo que sus conclusiones pasen a ser Magisterio de la Iglesia si el Papa las ratifica y promulga.

Como se ve, parece que toda la diferencia entre esas dos nuevas disposiciones es la que hay entre “aprobar”, por un lado, y “ratificar y promulgar”, por otro.

En definitiva, y sin negar posibles matices, la decisión final sigue estando en manos del Papa.

Eso, salvo que haya un cambio durante el proceso mismo del Sínodo respecto de las atribuciones del Sínodo. Ahora bien, este cambio no puede venir del Sínodo mismo, porque en todo caso se trataría de dar al Sínodo una nueva potestad que actualmente no tiene, y no se da lo que no se tiene. Un cambio así tiene que venir necesariamente de fuera del Sínodo, por ejemplo, del Papa, o, eventualmente, de un Concilio Ecuménico, en definitiva, de la Jerarquía eclesiástica.

De todos modos, si no se puede aceptar algo contrario a la doctrina católica, aunque venga del Papa, con mucha más razón si sólo viene de un Sínodo que no es de derecho divino ni forma parte de la estructura jerárquica de la Iglesia.

 

12 comentarios

  
África Marteache
Acabo de hacerme, hoy mismo, con ese libro y lo leeré con mucha atención porque, al primer vistazo, he visto que es muy preciso.

---------------------------------

Cierto, es un trabajo concienzudo y muy completo.

Saludos cordiales.
31/08/23 7:55 PM
  
Mn. Jaime Mercant Simó
Excelente, Néstor! Muchas gracias.
Siempre tan exacto, claro, exhaustivo y sistemático.
In Christo.

------------------------

Muchas gracias, Padre !!

Saludos cordiales.
31/08/23 8:10 PM
  
Marcelo Bs As
Modelo Ingles tipo Conferencia de Lambeth en Marcha! Chau modelo Católico Tradicional, se viene pesada la mano.

--------------------------------

Esos son en todo caso los sueños locos de estas muchachas pobres. El plan de Dios es bien otro.

Saludos cordiales.
01/09/23 2:25 AM
  
luis
El modelo es parlamentario. El Papa una suerte de Jefe de Estado que tendrá la misma facultad para ¨promulgar¨ las conclusiones del Sínodo como el rey de España para hacerlo con las leyes del Congreso. Estamos ante el más serio intento de demolición de la Iglesia, promovido desde su vértice visible. Non praevalebunt.

-------------------------------------

Incluso con la última reforma del Sínodo no es así, porque todo sigue dependiendo al final de la aprobación o ratificación del Papa. Como digo en el "post", el Sínodo mismo no puede cambiar eso, sería como la serpiente queriendo morderse la cola: "declaramos que no necesitamos aprobación del Papa, y esto va a entrar en vigencia cuando lo apruebe el Papa."

Otra cosa es si el Papa mismo lo cambia, pero el caso ahí es que el Papa no tiene poder para cambiar una estructura esencial de la Iglesia de Cristo, que está definida en el dogma del Primado inmediato y de jurisdicción del Papa sobre toda la Iglesia.

Saludos cordiales.
01/09/23 3:20 AM
  
Urbel
En el apartado "Cómo utilizar las fichas de trabajo" (en fin, "cortar y colorear" como en las modernas catequesis para niños) del "Instrumentum Laboris" hay una frase muy reveladora donde se afirma que, ante propuestas o sugerencias contrarias a lo que la Iglesia tiene establecido, cabe que las mismas sean "signo de un cambio en la realidad o de la necesidad de un «desbordamiento» de la Gracia, lo que exige volver a cuestionar el Depósito de la Fe y la Tradición viva de la Iglesia."

Para empezar, se mencionan el Depósito de la Fe y la Tradición (viva, por supuesto, que no falte nunca este adjetivo perturbador) como si la segunda no perteneciera al primero.

Cuando, en realidad, el Depósito de la Fe (que es la Revelación confiada a la Iglesia) "se contiene en los libros escritos y las tradiciones no escritas que, transmitidas como de mano en mano, han llegado a nosotros desde los Apóstoles, quienes las recibieron o bien de labios del mismo Cristo, o bien por inspiración del Espíritu Santo" (Concilio de Trento, 1546, Denz 783).

Muy significativo: para los modernistas las aguas cambiantes de la Tradición viva fluyen como las de un río (el camino o río sinodal). Esta Tradición no es la Revelación no escrita que nos llega desde los Apóstoles y forma parte del Depósito de la Fe, sino la cambiante experiencia religiosa de la Iglesia.

Por eso, siembre cabe que las aguas sigan fluyendo, lo cual llaman «desbordamiento» de la Gracia: "volver a cuestionar el Depósito de la Fe y la Tradición viva de la Iglesia."

Los católicos, en cambio, sabemos que no cabe poner en cuestión el Depósito de la Fe, tampoco la Tradición que es parte de éste.

---------------------------------------

Efectivamente, la separación que plantea el I.L. entre el depósito de la fe y la tradición viva de la Iglesia es errónea. Dice Dei Verbum n. 10: "La Sagrada Tradición, pues, y la Sagrada Escritura constituyen un solo depósito sagrado de la palabra de Dios..."

El Compendio del Catecismo n. 14 dice: "La Tradición y la Sagrada Escritura están íntimamente unidas y compenetradas entre sí. En efecto, ambas hacen presente y fecundo en la Iglesia el Misterio de Cristo, y surgen de la misma fuente divina: constituyen un solo sagrado depósito de la fe, del cual la Iglesia saca su propia certeza sobre todas las cosas reveladas".

La Tradición viva de la Iglesia es parte del depósito de la fe y no algo agregado a ella.

Es "viva" porque es la conciencia no escrita de la Revelación divina que acompaña a la Iglesia desde el comienzo de su existencia.

Los escritos de los Padres de la Iglesia "testifican la presencia de esa Tradición", como dice "Dei Verbum" n. 8.

Y esa Tradición "progresa" en la Iglesia, dice ahí mismo, pero sólo porque "va creciendo en la comprensión de las cosas y las palabras trasmitidas".

Saludos cordiales.
01/09/23 1:13 PM
  
Urbel
Cierto que es ortodoxo afirmar que la Tradición es viva en el sentido activo o subjetivo de transmisión del depósito de la fe a lo largo de los siglos.

Pero el abuso reciente de la expresión tiene que ver con el aspecto pasivo u objetivo del depósito transmitido. En ese sentido se sugiere que la Tradición es viva y como la vida cambiante.

No sólo porque cabe un desarrollo orgánico, homogéneo y accidental en el conocimiento y explicación de la Revelación. Sino porque cabe una evolución sustancial.

Esta es la esencia del modernismo: la Revelación no terminó con la muerte del último de los Apóstoles, sino que Dios no deja de revelarse en la experiencia religiosa de los hombres.

--------------------------------

En el aspecto objetivo, el desarrollo es un tipo de cambio, pero no cambio de una cosa a otra, sino de lo implícito a lo explícito. El pasaje de potencia a acto es justamente la noción aristotélica del cambio.

Obviamente que en un sentido algo cambia cada vez que se define un dogma: antes no estaba definido, ahora sí. Pero eso no quiere decir que cambie la doctrina, que es otra cosa diferente.

Saludos cordiales.
01/09/23 4:55 PM
  
Urbel
De acuerdo con usted, Néstor.

Lo propio del desarrollo homogéneo de la doctrina católica es su carácter accidental: de lo implícito a lo explícito, de la potencia al acto, siempre en el sentido de mayor claridad y precisión.

Lo propio de la subversión modernista es la evolución sustancial: innovación radical, tornar oscuro lo que ya se aclaró e impreciso lo que ya se precisó. Los modernistas tienen predilección por la confusión y la vaguedad.

A esto segundo llaman la Tradición viva. Pero no discutamos por las palabras si estamos de acuerdo en las nociones.
01/09/23 8:32 PM
  
P. Thomas Hennigan
A mi parecer, todo eso de la "sinodalidad" es una chorrada, y no existe "la Iglesia sinodal". Un sínodo o concilio es una reunión DE OBISPOS y se han dado a lo largo de los siglos, algunos útiles y otros no. La reunión que se va a realizar en octubre NO ES UN SÍNODO porque incluye a laicos con voto. Como bien ha explicado el artículo, la Iglesia es Jerárquica, por lo cual laicos que no tienen el Sacramento del Orden, no pueden decidir en el gobierno de la Iglesia.
(...)
Considero que urge una reforma del papado, abandonando el modelo de Monarca Absoluta que se ha desarrollado desde la Edad Media y de manera especial con el ultramontanismo del siglo XIX (que tiende a seguir hoy en día). Creo que habría que recuperar el modo de ejercer el ministerio petrino en el siglo V, siendo el Papa León Magno un buen ejemplo. Creo que esto debería de ser una prioridad e incluir estudios históricos y teológicos de los primeros siglos antes de que se produjeran los cismas de Oriente. Si tales estudios dieran fruto y los Ortodoxos participaran, se podría pensar con ellos en la convocación de un Concilio Ecuménico que Dios quiera pudiera progresar hacia la plena unidad de las Iglesias.
Para terminar agrego lo siguiente que se encuentra en Joseph Ratzinger, Principles of Catholic Theology , Ignatius Press, San Francisco 1987, citado por Louis Bouyer en sus Memorias, Ignatius Press 251, Cita a San Gregorio Nacianceno, y traduzco del inglés: "A decir la verdad, estoy convencido de que cada asamblea de obispos ha de ser evitado, porque jamás he experimentado una feliz conclusión de ningún concilio, ni siquiera para la eliminación de abusos... sino ambición, peleas sobre lo que sucedía" . Ratzinger obviamente incluye la cita por estar de acuerdo con ella. Hay que decir que en el siglo IV se dieron una gran cantidad de concilios o sínodos y seguramente San Gregorio participó en no pocos de ellos. El siglo IV con el Arrianismo y demás líos no era un período muy feliz en la vida de la Iglesia.

-----------------------------------

En realidad, en este Sínodo los laicos tampoco van a decidir nada, porque de suyo no tiene potestad deliberativa, y si el Papa se la quisiese conceder, que puede, de todos modos todo queda al final a la ratificación o aprobación del Papa.

El Primado de jurisdicción e inmediato del Papa sobre toda la Iglesia es dogma de fe por el Concilio Vaticano I. Categorías políticas como "monarquía" no ayudan a entender el misterio de la Iglesia en general y el ministerio petrino en particular.

Cuando se habla de "ultramontanismo", hay que precisar de qué se habla, porque así llamaban a los católicos los galicanos y los jansenistas, que no son buena compañía.

Los Concilios tienen algo de intervención quirúrgica, porque se convocan cuando surge algún problema, sobre todo doctrinal, es decir, una herejía, y entonces, es lógico que tengan cierta naturaleza traumática, pero es que hay ocasiones en que es necesario cortar, como dicen los cirujanos, y así vistos, son un gran bien, y el mal sería no celebrarlos y dejar que la enfermedad continúe. Pensemos en las grandes definiciones trinitarias, cristológicas, soteriológicas que han sido resultado de los grandes Concilios del pasado.

Por otra parte, no es de esperar que en la historia de la Iglesia no haya eventualmente problemas que necesiten de un Concilio Ecuménico.

San Gregorio Nacianceno al parecer era más un teólogo, y muy grande, que un luchador eclesiástico como San Atanasio o San Cirilo de Alejandría. Éstos también son necesarios en este valle de lágrimas.

Saludos cordiales.
03/09/23 12:46 PM
  
Federico Ma.
Muy buen post, Néstor, como de costumbre: muchas gracias.

Se acostumbra a rezar por las intenciones del Santo Padre, sobre todo al final del Santo Rosario. Claro que se da por presupuesto que son sus buenas intenciones. Si es así, bien. Pero así y todo, quizá convendría mejor rezar por su conversión.

------------------------------------

Gracias. También, hay que rezar por la conversión de todos nosotros.

Saludos cordiales.
03/09/23 10:15 PM
  
LJ
«Porque en la Iglesia todo viene de la fe. Es cierto que lo más alto es la caridad, no la fe, pero la base de la caridad y de todo lo demás es la fe.

Sin la fe en la Revelación divina, todo lo que el Nuevo Testamento dice de la caridad no es más que la opinión de un grupo de judíos del siglo I de nuestra era.»

Para destacar estos párrafos, sobre todo el primero, que son excelente respuesta a los modernistas/progresistas, los cuales priorizan el amor al prójimo, y las obras materiales. Como si fuese la Fe de menor importancia, o su precisión. Indicando que lo importante es que la persona sea buena (?).

-----------------------------------

Muchas gracias. El modernismo-progresismo consiste básicamente en no pensar. La fe hace pensar.

Saludos cordiales.
04/09/23 2:33 PM
  
Argia
Lo que no me parece normal es que un Papa pueda contradecir a otro Papa en doctrina. De esa manera parece que el anterior Papa estaba equivocado, o que la Iglesia va cambiando según los tiempos.
Cualquiera de las dos explicaciones es contraria a que la iglesia es una, y es la de Jesucristo.
No se que primado de jurisdicción puede primar si se contradicen un Papa con otro, ni tampoco que eso pueda ser un dogma a no ser que hable solo de la infabilidad del Papa cuando este declare algo ex cathedra.
Son muchos temas dificiles de aclarar, pero yo confio en que Dios sabe manejarse a pesar de los errores de los hombres, y ni este sínodo ni ningúna otra cosa pueden derrotar a su Iglesia.

-------------------------------

En efecto, la única infalibilidad papal que está definida es para cuando el Papa habla "ex - cathedra", lo cual tiene una serie de requisitos muy precisos y de hecho la última vez que tuvo lugar fue en 1950 con la definición de la Asunción de María en cuerpo y alma al Cielo.

Así que en teoría nada se opone a que un Papa contradiga a otro, excepto en el caso de que ambos hablen "ex - cathedra".

Por supuesto, no es lo normalmente esperable y de hecho habría que ver si se ha dado alguna vez o en qué ocasiones se ha dado, pero en caso de verificarse, no va contra la fe de la Iglesia.

Saludos cordiales.
05/09/23 7:47 PM
  
Juan Argento
Que el caso factico es que las Iglesias locales derivan de la Iglesia universal, como sostenia Ratzinger, es claro a partir de la narración de lo ocurrido en Pentecostés de 30 AD en los Hechos de los Apóstoles: Primero la venida del Espíritu Santo sobre el colegio apostólico hace nacer a la Iglesia Universal. Luego la Iglesia Universal, por la predicación de Pedro y la conversión y bautismo de 3.000 oyentes de esa predicación, da lugar al nacimiento de la primera iglesia local, la de Jerusalén.

--------------------------------

Es que en ese momento la Iglesia universal y la Iglesia local coincidían materialmente, no formalmente.

Dejaron de coincidir materialmente con la primera Iglesia que se fundó fuera de Jerusalén.

Saludos cordiales.
20/09/23 11:15 PM

Esta publicación tiene 8 comentarios esperando moderación...

Dejar un comentario



No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.