"Sacerdote: sé lo que celebras"

Así se nos había enseñado, en la Iglesia, a ser sacerdotes: “Sé lo que celebras". Por cierto: esto es válido para todo hijo de Dios en su Iglesia: todos hemos de buscar ser lo que celebramos. Otra cosa sería un desatino, una ruptura de la unidad que, en nuestra alma y en nuestra conciencia, debe presidir nuestra vocacion cristiana.

Hoy, creo que no van por ahí los tiros. Y así nos va. De entrada, Diócesis sin seminarios y con las parroquias vacías. De salida, Sacerdotes sin referencias y sin señas de identidad válidas, sin rumbo y perdidos. Y “católicos a lo Biden” a mansalva; o sea: no-católicos.

Y para rematar la faena: “suspiros” por ordenar “diáconas” y “sacerdotas". Y de la Iglesia, en tantos sitios, ya no queda ni el recuerdo.

¿De dónde venía lo de “sé lo que celebras”? Del Jueves Santo y del Viernes Santo: no tiene pérdida.

El Jueves Santo, al Instituir el Señor la Eucaristía y dejárnosla como herencia para que se cumpla aquello de Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo, Instituye a la vez el Sacerdocio y Funda, así, la Santa Iglesia.

La que luego, la Teología “premium” caracterizará como Una, Santa, Católica y Apostólica. Son tres en uno. Inseparables: Donde no hay Eucaristía, no hay Iglesia; y sólo puede haber Eucaristía si hay Sacerdocio, y Sacerdotes que lo asuman y ejerzan.

Por esto, también se nos enseñaba que “nos Ordenamos para la Eucaristía”: era éste el primer y gran referente, que justificaba toda nuestra entrega al Señor, a la Iglesia y a las almas; y cualquier sacrificio que, durante siglos, no han sido pequeños en las vidas ejemplares de tantos Sacerdotes santos. Bastaría recordar al Santo Cura de Ars, a san Juan de Ávila o a san Josemaría. 

Aprovechando: recomiendo releer o empezar a leer sus biografías y sus escritos, ejemplares para nosotros: nunca pierden frescura ni actualidad. 

Todo EN la Iglesia, claro: NUNCA fuera de Ella, donde no hay Sacerdocio que valga, ni Eucaristía. Por esto tampoco hay Iglesia, se pongan como se pongan unos y otros: que de todo hay en todas partes; especialmente abundantes los insipiens con pedigrí: auténticos profesionales del beso de Judas. Convertidos en plaga en tantísimos sitios.

En esos días Santos por antonomasia, Jesús, tomando el pan, lo bendijo, lo partió y dijo: Tomad y comed todos de él, porque esto es mi Cuerpo, que será entregado por vosotros. Y acabada la Cena, tomando el cáliz con vino y unas gotas de agua, lo bendijo también y dijo: Tomad y bebed todos de él, porque este es el cáliz de mi Sangre, que será derramada por vosotros.

Todo, para entregársenos y entregarse en nuestras manos: Haced ésto en memoria mía.

Esto, Jesucristo no lo dice “a humo de pajas”. Es decir, alocadamente o por decir. Nada más lejos de la realidad. De ahí la “necesidad” del Viernes Santo, que pone toda la realidad que anunciaba la carga de sus palabras del día anterior.

Porque el Viernes Santo, efectivamente, Jesús se entregó por todos nosotros, hasta la última gota de su Sangre; sin que le quedase, además, ni un centímetro de carne ilesa. 

Tan es así, que sus llagas son las que mostrará a los suyos para que se certifiquen de que es Él, efectivamente. Y no un fantasma o una aparición: lo que hoy llamaríamos algo así como “realidad virtual”. En absoluto.

Por eso también, Tomás se remite al pié de la letra a lo que le han contado los otros. Y exclama con absoluto aplomo y seriamente celoso de la verdad: Si no meto mi dedo en la Llaga de sus Manos, y no meto mi mano en la Llaga de su Costado, no lo creeré.

¿A Tomás no le han hablado de sus señas de identidad? Pues a ellas se remite, y las reclama. ¡Quiere certezas! No se conforma siquiera con verlas: ¡quiere tocarlas!

Él, y todos, han visto al Señor muerto y bien muerto. Bajado de la Cruz, a medias amortajado, y enterrado. Y pretende certificarse de lo contrario -de lo imposible en cualquiera que no fuese Dios-, “experimentalmente": tocándolas a conciencia. Palpando las evidencias.

No lo llegará a hacer cuando se lo ofrece Cristo delante de todos. Al contrario. Ante la invitación del Señor, que se abaja a todo lo que quiera Tomás, se rendirá: ¡Señor mío, y Dios mío! Y a Jesús le basta y le sobra. Aunque Éste no deja de ponerle -y ponernos- “los puntos sobre las íes”.

Jesucristo, tiempo atrás había dicho claramente: Yo, para esto he venido. Está hablando del Viernes Santo, sin lugar a dudas. Porque, el Triduo Sacro tiene su fiel en el Viernes.

Éste es el día -y los hechos- que dan toda la realidad a lo realizado el Jueves; y es la condición necesaria para que suceda lo que sucede el primer día de la semana, muy de mañana, con el sepulcro vacío, y todo lo que se desencadena a partir de ahí: si Cristo no ha muerto realmente, mal puede resucitar.

Tan para esto he venido que cuando Pedro, con todo su cariño, intentar apartarlo de su Camino, Jesús le recriminará seriamente: ¡Apártate de Mí, Satanás, que me escandalizas!

¿Vamos entendiendo qué significa “sé lo que celebras”? Porque ordenarnos para la Eucaristía significa ordenarnos para encarnar el Triduo Sacro en nuestra vida sacerdotal, teniendo al Viernes Santo como el fiel de la misma entrega sacerdotal

Para esto nos ordenamos. Esto es lo que significa que “nos ordenamos para la Eucaristía”: nos ordenamos para que nuestra vida de sacerdotes en su Iglesia en medio del mundo, viva y refleje el Viernes Santo: nos ordenamos, como Cristo, para la Cruz; para asumir como Ministerio sagrado y permanente -por cierto, a tiempo completo-, el Jueves Santo: dar la Vida Sacramental -la Verdadera Vida, la Vida de Cristo-, a todas las almas que lo pidan con piedad, devoción, reverencia, preparación y sinceridad de vida: o sea, convenientemente: nada de simulacros o probatinas; y para desear con ansia el Triunfo y la Dicha completa de la Resurrección futura, ya para siempre en el Cielo: la Bienaventuranza Eterna.

Cada vez que decimos la Santa Misa -que es Jueves Santo, Viernes Santo y Cristo Vivo, a la esperade su Segunda Venida-, los Sacerdotes hemos de saber no sólo lo que hacemos materialmente, sino a lo que nos comprometemos “visceralmente” -si se puede hablar así-, conscientes de lo que hemos de asumir como nuestras señas de identidad más genuinas y más sobrenaturales.

Todo lo demás, que no nazca y sirva para nuestro ser Sacerdotes, hemos de dejarlo fuera de nuestra órbita; o ponerlo, como mínimo en un muy segundo plano. Porque no nos sirve para nada bueno: más bien puede servirnos para lo contrario.

Ahí está, desgraciadamente, la trayectoria de todo un señor obispo que, después de ser reducido al estado laical, se ha casado con una señora; señora con la que ya llevaba años arrejuntado, y con la que había tenido un par de criaturas, sin haber sido desposeído de su condición. ¡Todo un triunfo, lo de este buen hombre! Y todo un escándalo, personal y corporativo, de las autoridades que han callado al respecto.

Y encima, en algunas páginas de “buena” doctrina, jalean varias cosas que son, como minimo superfluas, por no decir que inducen a confusión.

¿A qué viene señalar que se han casado “con permiso del Papa"? A un sacerdote u obispo que le han secularizado, no tiene que darle nadie permiso para casarse, pues puede hacerlo con todas las de la ley. Si estoy equivocado, espero que alguien me lo señale, y lo corregiré de inmediato.

¿A qué viene sacar a relucir que, “en caso de necesidad, podría administrar Sacramentos e incluso, ordenar sacerdotes"?

Lo primero, es común a todo sacerdote secularizado, siempre que no esté presente un sacerdote-sacerdote: está recogido  así en el Derecho Canónico. Lo segundo, lo dudo, tal como está redactado: para ordenar sacerdotes siempre ha de mediar permiso canónico: está también en el Derecho de la Iglesia. Si me equivoco, demando corrección, por favor.

Decidirse a ser Sacerdote, con total libertad para echarnos atrás hasta el mismo instante de salir a la ceremonia de Ordenación -luego, ya NO: luego, hemos de ser fieles a nuestra Vocación-, no es perder NADA, es GANAR mucho más: Todo el que haya dejado padre, madre, hijos, tierras… por amor mío, recibirá el ciento por uno ya en esta vida, y luego, la Vida Eterna.

¿Jesucristo, defrauda en algo nuestra vida? La entrega sacerdotal es ganancia verdadera, nunca menoscabo. Es siempre riqueza personal, nunca miseria… Porque, “al que Dios tiene, nada le falta: sólo Dios basta”.

Si a la vuelta de los años se echa la vista atrás es porque se ha trampeado, es porque el enamoramiento del alma se ha frustrado y ha terminado por corromperse en las medias entregas, en la falta de Vida Interior, en la dejadez de la Espiritualidad Sacerdotal, centrada en la Eucaristía, la Oración, la Cruz y las almas.

¿Hay tiempo para pinchar discos con alzacuellos? Cuando faltan curas, y a estos horas, ¿hay tiempo para añorar lo personal, lo dejado libremente y por Amor?

Por favor…!!!! Un poco de seriedad, hermanos míos muy queridos. Que nos jugamos el alma y la de nuestras ovejas…

Sí no luchas por ser conscientemente lo que celebras…, no eres nada como Sacerdote. Vale para todos: para mí también.

PS. Aprovecho para anunciaros que atenderé una tanda de Ejercicios, para Sacerdotes, del 20 a las 18,00 al 24 de Mayo después del desayuno, en la Casa Sacerdotal de Talavera de la Reina. Podéis anotaros en esta misma página; basta con el nombre y el móvil. Estos datos no saldrán publicados, lógicamente.

Los que estéis interesados, intentad contestar este mes de abril, para poder amarrar esas fechas por mi parte. Gracias de antemano. Y bienvenidos.

6 comentarios

  
Pedro de Madrid
En la sacristia de las Misioneras de la Caridad hay unas frases impactantes, Sacerdote, celebra esta misa como si fuese la primera, celébrala como si fuese la única y celébrala como si fuera la última.






Todo perfectamente ajustado, x verdadero y santo.
08/04/24 11:41 AM
  
maru
Qué maravilla de artículo, P. Aberasturi! Efectivamente, lo que dice sobre el ex obispo casado, es como si el Papa actual, fuese tan magnánimo que le haya concedido lo que con otro Papa no fuera posible; es querer descubrir el Mediterráneo , cuando ya lleva cientos de años descubierto, por decir algo.
Realmente, siempre creí que el ser sacerdote, el sentirse como tal, es como vd. lo cita, por eso , cada vez me reafirmo más, en que muchos no tienen vocación.
Por último, lamentar no estar un poco más cerca de donde va a impartir los ejercicios; nada me gustaría tanto como poder asistir.
Como siempre, le doy las gracias porque sus artículos me dan esperanza y compruebo que hay "sacerdotes" en toda la extensión de la palabra. Dios lo guarde.







Monta uno donde vives, y voy fijo. Jajajajajaja.
08/04/24 2:14 PM
  
Carpe Diem
Padre Aberasturi, magnífico artículo. Como deseo que todos los sacerdotes sean santos. Que amen a Nuestro Señor con locura, le sean fieles y nos confirmen en la Fe. Pido por usted, por su vocación y por todos los sacerdotes.






Muchísimas gracias por tus oraciones, que necesito. Que Dios te lo pague
09/04/24 10:01 AM
  
JSP
1. Hay un adagio que dice: se tiene tiempo para lo que se quiere...
2. Y dicho de otra forma: donde está tu querer está tu poder.
3. Unos, clérigos, monjes y laicos, tienen su querer en el mundo (espíritu, carne y demonio), y otros, clérigos, monjes y laicos, tienen su querer en la Semana Santa.
4. Por ello, unos serán apartados a la izquierda como cabritos y otros a la derecha como ovejas, y dirá el Rey a los de su derecha: "Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo." Y dirá: "En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis." Y, a los de su izquierda: "Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles." Y dirá: "En verdad os digo que cuanto dejásteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejásteis de hacerlo."
09/04/24 10:50 AM
  
Miguel
Gracias por recordarnos como debe ser un sacerdote.
Sigo rezando por usted.
Y estoy en su patena y en su equipo.





Estás, y bien fijo. Gracias por tus oraciones.
09/04/24 3:55 PM
  
Josep
Que la gente solo vea en nosotros, sacerdotes, ministros de Cristo y administradores de la gracia de Dios al servicio de la Iglesia y de todas las almas.
Que vivamos de tal forma nuestro sacerdocio que otros se sientan llamados a consagrarse enteramente a Dios.





Muy bien expresado. Como se decía: "fray ejemplo, el mejor predicador". Y vamos a implorar Vocaciones al Dueño de la mies"
16/04/24 11:42 PM

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