"Con qué facilidad condenamos"
Son palabras calentitas, recién horneadas en el Vaticano, y oreadas a continuación públicamente. No tienen pérdida.
A las que se añaden, en la misma jugada, estás otras: “Jesús no nos señala con el dedo”.
Pues, si esto va así, los señores Obispos de este País -que se deshace-, y de esta Iglesia católica en España -que desaparece a marchas forzadas-, deberían leerlas con la devoción que profesan a su autor o autores; e, inmediatamente, rectificar lo que están haciendo con La Sacristía más prestigiosa que la Iglesia tenía por estos lares. Si, la de La Vendée.