Retuerce... que algo quedará retorcido.
Me refiero, como habrán adivinado, a la última “ocurrencia” -recurrente de suyo- que ha salido de Roma sobre “las bendiciones de parejas en situación irregular".
Los motivos de su “irregulatidad” les debe dar ya lo mismo a los grandes jerarcas de turno y sueldo, incluido el escándalo mayúsculo que ha suscitado en tantas almas buenas y fieles a la Iglesia Católica, y a su Cristo.
Tal parece que por allí, por el Vaticano, sabían de buena tinta y de fiables contabilidades, las colas inmensas de las tales parejitas que suplicaban: “¡una bendición, porfa, padrecito!".