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21.03.13

XXI Aniversario de mi Ordenación Sacerdotal

La primera palabra
que asoma a mis labios
es siempre gracias.

Cuando veo el altar,
sus cirios encendidos,
y la hermosa asamblea,
hermosa por ser tuya, Jesús,
y pienso que también es mía,
y que tu altar es el mío,
y tus palabras mías también son,
¿qué quieres que diga?
¿Qué puedo yo pensar?
Antes que cualquier pensamiento
la primera palabra
que asoma a mis labios
es siempre gracias.

Cuando tomo asiento cerca
del pecador arrepentido,
y escucho que el miedo cede
y da paso a la confianza;
y veo que los ojos brillan
con lágrimas de un gozo de pascua;
y de sus guaridas huye el diablo
incapaz de la luz con que le hieres,
¿qué quieres que diga?
¿Qué puedo yo sentir?
Antes que cualquier sentimiento
la primera palabra
que asoma a mis labios
es siempre gracias.

Cuando recibo a aquellos dos,
que tanto se han amado y se aman:
ella, hermosa como princesa,
él, galante como un rey;
y les veo esperar de mi boca una voz
que enlace su amor con el de Dios;
y sé que la Iglesia me pide
que sea testigo cualificado
de ese fuego que les une
y que les funde en el Eterno,
¿qué quieres que diga?
¿Qué puedo yo cantar?
Antes que cualquier melodía
la primera palabra
que asoma a mis labios
es siempre gracias.

Cuando tomo en mis brazos
aquella pequeña criatura,
toda vestida de Pascua,
que tan a menudo duerme,
y que sólo sabe confiar.
Y los papás y los padrinos,
felices e impacientes,
aguardan que la Iglesia
reciba su hijo como propio,
y que, del agua y del Espíritu
renazca para ya nunca morir,
¿qué quieres que diga?
¿Qué puedo yo imaginar?
Antes que cualquier maravilla
la primera palabra
que asoma a mis labios
es siempre gracias.

Cuando me acerco al lecho
de uno que ya agoniza,
y en su mirada entreabierta
me dice, sin duda alguna,
que ya no ve tanto este mundo
sino aquel otro que se le acerca;
y con solemne gesto le unjo
bendiciendo sus manos y su frente,
por despertar aún más la fe en el alma
y en su rostro, una sonrisa,
¿qué quieres que diga?
¿Qué puedo yo recordar?
Antes que cualquier recuerdo
la primera palabra
que asoma a mis labios
es siempre gracias.

Sí, mi Señor y mi Dios:
Gracias, Gracias y Gracias.

Gracias que me has dado
para ser ministro tuyo,
y gracias que yo te doy,
por ser ministro tuyo.

Sí, mi bendito Salvador:
Gracias, Gracias y Gracias.

Lo bueno sea para tu honra;
lo malo para mi conversión.

Jesús: te amo.
Jesús: misericordia.
Jesús: alabado seas, y amado y obedecido.

Amén.

- Fr. Nelson Medina, O.P.
[Recibí la ordenación como presbítero el 21 de Marzo de 1992, de manos de Mons. Leonardo Gómez Serna, O.P.]

31.12.12

¡Bienvenido seas, 2013!

2013

Te bendigo sin saber qué traen tus manos,
y sin saber si completo yo he de verte;
te bendigo, año del Señor dos mil trece,
y pronuncio sobre ti su Nombre Santo.

Hoy bendigo cada noche y cada día
de los trescientos sesenta y cinco tuyos,
y al bendecirte con amor yo escucho
que es el Señor quien sana y da la vida.

Me mueve la fe al empezar el año nuevo
y la esperanza me da fuerza y alegría;
la caridad sea la luz de cada día
mientras avanzo, paso a paso, hacia el Eterno.

- Fr. Nelson Medina, O.P.

29.12.12

Aprender de la Navidad a adorar

La adoración está unida al silencio de un modo natural: cuando algo nos colma de admiración nos quedamos sin palabras.

Adorar implica algo así como reunir todo lo que somos y arrojarlo con humilde y gozoso amor al Único que bien lo merece.

NavidadEn el mucho razonar la inteligencia conserva el control; adorar en cambio es perder el control pero sin perder la gracia.

El verbo más apropiado para el Cielo no es pensar, ni analizar, ni deducir, ni aplicar, ni explicar. Es sólo Adorar.

El que da limosnas da algo de sí; el que adora se da a sí mismo, y se vuelve ofrenda viva.

Enseñar los caminos de la contemplación y la adoración es enseñar algo útil para esta vida y para toda la eternidad.

El ejemplo de los pastores en Navidad nos hace ver que la adoración es un acto personal e íntimo–pero nunca solitario.

La adoración hace desaparecer el tiempo; debe entenderse entonces que es un asomo de eternidad.

Los Magos de Oriente recorrieron miles de kilómetros por un solo acto de adoración. ¿A qué distancia tienes tú un sagrario?

María, que adora a Cristo, porta a Cristo. Así sucede siempre: adorar y evangelizar se hermanan en un mismo amor.

24.12.12

Feliz Navidad 2012!

Cuando le llegó el tiempo a María le llegaba el tiempo de gracia al universo entero. Ella dijo sí, y Dios dijo amén.

La obediencia de José conmueve. Y su liderazgo inspira. En la Biblia no hay una protesta suya y ni una sola retractación.

No quejarse y no criticar. Estar siempre en camino con amor, sabiduría, obediencia. Acabo de describir a San José.

Navidad 2012María: un vientre que es un sagrario. ¿No lo son todos? Dios mío, detén el aborto. ¡Detenlo ya por misericordia!

En los evangelios, Cristo es descendiente de David a través de José. Luego José era rey, y nadie sino sólo Dios lo sabía.

Jesé ni siquiera contaba a David entre sus hijos. Belén casi no cuenta a Jesús entre sus pobladores. Es duro ser Dios.

Esto es la DULZURA: Sucedió cuando labios humanos, los de María, pronunciaron por primera vez aquel Nombre: “JESÚS!”

ADORACIÓN: es la actitud propia ante el pesebre en Navidad, ante la Cruz en el Calvario, ante el Sagrario en la iglesia.

Dices que quieres vivir bien la Navidad. Pues alista ternura, silencio, plegaria, alma humilde, adoración y tu sonrisa.

Aprende de los ángeles la alabanza, de los pastores la adoración, de los reyes la largueza. Ten una SANTA y FELIZ NAVIDAD!

22.11.12

Día de Acción de Gracias, en doce pasos

Acción de Gracias

  1. Tener un celular no es todavía tener a quién llamar.
  2. Tener un perfil de Facebook no es todavía tener un perfil en la vida.
  3. Tener muchos seguidores en Twitter no significa todavía que sepas adónde vas.
  4. Tener mucha música a tu alrededor no quiere decir todavía que hayas alcanzado la armonía.
  5. Tener muchos artefactos no significa todavía que te sepas mejor que ellos.
  6. ¡Tener no resuelve el ser!
  7. Lo más precioso que tienes es que eres; lo más precioso en ti es ser.
  8. Y el ser lo recibiste. No lo hiciste. No lo compraste.
  9. Empezaste a ser recibiendo.
  10. Aprender a recibir es aprender a ser.
  11. Y aprender a recibir quiere decir: no empezar por exigir o quejarse, sino por conocer, escuchar y agradecer.
  12. Digamos juntos, entonces: ¡Gracias, Padre Dios, muchas gracias!