¡Queremos Cristiandad!

Carlos V

I.-

 

El mundo actual se cae a pedazos debido a la apostasía, esto es, debido a que Nuestro Señor Jesucristo fue destronado.

Como enseñaba el gran Card. Pie, el gran mal del mundo moderno es el naturalismo, esto es, el buscar la felicidad (individual o social) sin la gracia de Dios. El naturalismo aplicado al plano político se llama “laicismo” y consiste en la expulsión de Jesucristo del centro de la política (y cuando decimos política nos referimos tanto a los gobernantes como a los movimientos que aspiran a gobernar).

La realidad es que toda sociedad (nacional, municipal, educativa, gremial o familiar) debe entronizar a Cristo como su rey. Esta es la enseñanza de la Iglesia. Es lo que se llama el ideal de la Cristiandad. Que sea un ideal no significa que sea opcional o super-erogatorio, sino que es el modelo ideal que debemos buscar poner en práctica.

II.-

 

La apostasía moderna es doble ya que es una apostasía pública y privada. La apostasía pública es la expulsión de Cristo de la vida pública de los pueblos y, en particular, de la política. Esto es, el laicismo es una forma terrible de apostasía pública. La apostasía privada es la de un fiel bautizado que reniega formalmente de la fe y renuncia a ella. La apostasía es la peor forma de la infidelidad.

 

La apostasía pública y, por tanto, el laicismo, destruyó el Occidente -que otrora fue Cristiandad- y esa destrucción afectó, por perversa añadidura, a todo el resto del orbe.

 

Para algunos desprevenidos el ideal de la Cristiandad y la condena del laicismo podría tal vez parecer una cosa muy abstracta, pero no es así ya que sus consecuencias concretas son abismales. Veamos algunos de los frutos históricos de la Cristiandad: Reyes Santos, la invención de las Universidades, la educación de los niños y jóvenes en colegios católicos, el reconocimiento de la auténtica dignidad de la mujer, la proliferación de familias santas y numerosas, ordenamientos jurídicos calcados del Evangelio y el Magisterio de la Iglesia, la abolición de la esclavitud y largo etcétera.

Veamos los frutos del laicismo: filicidio prenatal (eufemísticamente llamado “aborto"), parricidio y matricidio en hospitales (eufemísticamente llamado “eutanasia"), sodomización de la sociedad y corrupción de menores (eufemísticamente llamadas “perspectiva de género"), drogadicción de las masas, sustitución del matrimonio por el amancebamiento y macabro etcétera.

 

El laicismo generó frutos tan diabólicos que desde inicios del siglo XX vemos intentos o iniciativas de cristianos que, con mejor o peor formación, buscan poner orden en la sociedad, esto es, no se contentan con quejarse, vencen la tentación de la pereza, y hacen algo para frenar, al menos un poco, la moderna catarata de males.

 

Actualmente, hay varios intentos llevados a cabo por cristianos (aliados con otros) que buscan hacer algo y que tienen muchas cosas buenas (comparativamente y en sí mismas), y hasta heroicas o admirables, pero que no superan el marco del laicismo. Son reacciones que los medios globalistas llamarán “ultra-derechistas", pero que no escapan al esquema laicista. Son semi-contra-revolucionarios. Son los famosos “conservadores” (que son quienes buscan conservar el status quo, aun cuando el status quo ya sea revolucionario en buena parte).

Y, ¿cómo distinguir una iniciativa de Cristiandad de una iniciativa semi-contra-revolucionaria? Es muy fácil: la primera pone a Cristo en el centro, esto es, pone a Dios primero; la segunda, en cambio, no menciona a Cristo o lo hace marginalmente, tal vez en cuarto o quinto lugar. Sin darse cuenta lo terminan tratando a Dios como un adorno o como algo que molesta pues temen que Dios pueda poner en peligro las posibles estrategias o alianzas que pueden darle chances humanas al proyecto.

A su vez, los “semi-contras", a corto o mediano plazo, suelen aliarse con el Judaísmo Internacional, o al menos pagarle sus respetos o su tributo (o su forzado peaje), aunque más no sea poniendo un papelito en el muro de los lamentos o posando en una fotito con una bandera israelí. 

¿Cuál debe ser entonces nuestra actitud?

La de San Remigio, el Santo que convirtió al primer Rey de Francia, Clodoveo.

Clodoveo era pagano y, por tanto idólatra. San Remigio lo convirtió.

Nosotros entonces debemos buscar elevar las iniciativas semi-contra-revolucionarias, convirtiéndolas de laicistas en sacrales, esto es, convirtiéndolas en iniciativas de Cristiandad (que no solo no significa clericalismo sino que la Cristiandad a menudo molesta a ciertos clérigos encumbrados, como se vio, v.gr. en el Imperio de Carlos V).

No debemos amargarnos con los semi-contra-revolucionarios que tienen una buena intención, hacen muchas cosas buenas e ignoran (o posponen) el ideal de la Cristiandad.

Debemos ser constructivos. Debemos tener una actitud sanamente positiva, esto es, debemos trabajar para que esas iniciativas devengan proyectos de Cristiandad, esto es, proyectos que busquen la re-entronización de Cristo.

 

Porque no alcanza con luchar contra el aborto, el feminismo, la sodomía, el globalismo, la cábala, el inmigracionismo islámico y la corrupción. Hay que luchar para restaurar la Cristiandad, de lo contrario tendremos nuevas formas de laicismo que asumirá un tinte conservador.

 

¿Cuál es la política católica, entonces? No es el derechismo ni el conservadurismo ni el capitalismo, sino la Santa Cristiandad.

La Cristiandad será catalogada con el absurdo mote mediático de “ultra-derechista” pero no se identifica a secas con todo aquello que los medios pongan en la bolsa del llamado “ultra-derechismo".

La Cristiandad será catalogada de “ultra-conservadora", pero en realidad busca conservar solo lo bueno, al mismo tiempo que busca derribar todo lo malo que la Revolución Moderna trajo, incluído el divorcio civil, el matrimonio civil para los bautizados y la educación laica.

La Cristiandad será catalogada de estar aliada con los grandes hacendados, pero no es ni capitalista ni socialista, sino que aplica la Doctrina Social de la Iglesia y combate a los más terribles capitalistas, esto es, a la usura mundialista.

 

III.-

 

Para no quedarnos en la mera teoría ni en palabras bonitas y superar la inercia que afecta a los católicos en lo que respecta a la política, proponemos desde este portal lanzar un movimiento para la restauración de la Cristiandad, que operará bajo el lema: “¡Que Jesús reine"! (¡QJR!).

 

Aquellos que esten interesados que nos escriban y nosotros cumpliremos el modesto papel de hacer de nexo para que los militantes se conozcan y lleven a cabo sus iniciativas con libertad. Nosotros, como curas, solo seremos asesores doctrinales, esto es, nos limitaremos a velar para que no haya nada contra la Fe.

Y si los lectores conocen movimientos o iniciativas concretas que promuevan abiertamente la Cristiandad (que es la única opción política del bautizado), les pedimos que nos lo informen y les daremos difusión y apoyo.

A mayor abundamiento, aprovechamos estas líneas para rogarles a los abanderados del épico Movimiento Carlista que declaren a viva voz quién es el Heredero al trono de las Dos Españas. Y decimos esto porque el mejor marco para la Cristiandad no es ni la democracia ni la dictadura, sino el Imperio.

 

Queremos que Cristo sea reconocido como el Rey de las familias, de las escuelas, de las universidades, de los gremios, de las artes, de la prensa, de las empresas, de los congresos, de los tribunales, de los gobiernos y del mundo entero.

 

Nadie tema pensando que es imposible conseguir un gobierno católico pues, como le dijo el Arcángel Gabriel a Nuestra Señora en aquella augusta jornada de la Anunciación: “no hay nada imposible para Dios” (Lc I, 37).

Para restaurar la Cristiandad, nuestra tarea consiste en poner todo lo poco que tenemos, esto es, cinco panes y dos peces y, si somos fieles y perseverantes, Dios los multiplicará en frutos de Cristiandad.

 

No importa nada que solo juntemos tres militantes, un perro y diez pesetas, pues Dios no se deja ganar en generosidad y porque cuando lo damos todo por Él y confiamos ciegamente en Su infinito poder, Él se regocija en hacer milagros épicos. Lo que a Él le molesta es nuestro pecado y, en especial, que desconfiemos de Su poder y de Su Misericordia.

Nos ponemos en Sus Manos y en las de la Virgen y nos lanzamos a la lucha gritando nuestros lemas a los cuatro vientos…

 

¡No queremos más laicismo!

¡Queremos Cristiandad!

 

Christus vincit!

Christus regnat!

Christus imperat!

 

¡Viva Cristo Rey!

 

¡Que Jesús reine!

 

Padre Dr. Federico Highton, S.E.

20-VII-MMXX

**  Si deseas formar parte de este movimiento Que Jesús Reine (QJR), favor de enviar un correo a [email protected] y con gusto nos pondremos en contacto contigo para darte más información.

 

 

29 comentarios

  
Alex
"Y decimos esto porque el mejor marco para la Cristiandad no es ni la democracia ni a dictadura, sino el Imperio"

Cuanta razón en esta frase, por Dios, salvo por la parte del carlismo; no me gustan los borbones regalistas y preferiría la restauración de la Casa de Habsburgo, con ellos tuvimos una Monarquía Católica como Dios manda.

¡Viva Cristo Rey!
¡Viva la Cristiandad Hispana!
04/07/20 11:25 PM
  
Yousef Altaji
Atinadas palabras del Padre Federico. Más que nunca el mundo de hoy necesita la autentica Contra-Revolución impulsada por Dios y que nos lleve a conseguir la Cristiandad. En excelentes palabras del Dr Plinio Correa de Oliveira: la Contra-Revolución es la restauración del Orden impuesto por Dios
04/07/20 11:30 PM
  
Vicente
Cristo Dios.
04/07/20 11:33 PM
  
Matias C
Muy bueno Padre
04/07/20 11:36 PM
  
Luis Fernando
Yo lo que quiero es que Cristo vuelva. Y lo espero.

Sólo Dios sabe, pero dudo mucho que se pueda reinstaurar la Cristiandad. De la que, eso sí, debemos ser testigos.

Ahora y siempre,
¡Viva Cristo Rey!
05/07/20 1:34 AM
  
Oriel Domínguez
Cristo ha muerto desnudo y públicamente para que los católicos le rindamos culto público. Ese laicismo promovido por grupos sectarios y selectos, promotores de la nefasta revolución francesa, hoy con sus discursos han calado en la mente de algunos católicos débiles en su fe que ven con agrado un lenguaje público y político donde no se menciona a Dios o a Jesucristo para nada. Así van mermando los valores cristianos. Cristo tiene que reinar en todas las áreas de nuestra vida y en el mundo público y político. Un mundo sin Cristo es un mundo que se pudre en su limitada insuficiencia humana, en lo caduco, en lo temporal. Edifiquemos el reinado de Cristo aquí en la Tierra para que cuando él nos llame a rendir cuenta o cuando el Señor vuelva nos encuentre haciendo lo que nos mandó. Construyamos el reinado de Cristo que nos asegura la eternidad con aquel que es la verdad, dando testimonio de su amor a través de las obras como consecuencia de una fe viva.
05/07/20 3:10 AM
  
Oscar Alejandro Campillay Paz
Estimado Luis Fernando
Adhiero totalmente a su comentario.
Maranathá!
Viva Cristo Rey!
Bendiciones
05/07/20 3:18 AM
  
María Virginia
Muy de acuerdo. Al dejar de lado la Fe en el que todo lo puede, y querer nosotros "arreglar" el mundo, poniendo al Señor como un accesorio de esta batalla, caemos en ese naturalismo.
Gracias por recordarnos esto Padre. Viva Cristo Rey!!!
05/07/20 3:36 AM
  
Octavio
¡Viva Cristo Rey!
05/07/20 5:06 PM
  
María de las Nieves
Volvamos al Misterio de nuestra Fe y Confianza las Sagradas Escrituras ;a Moisés con la nube de Dios luminosa A Cristo en el Tabor y desde lo alto veremos el descenso; hay demasiadas palabras vanas en este mundo demasiado sociológicas .
La Virgen en sus apariciones anuncia cambios que debemos tener en cuenta ej Garabandal.
Luis Fernando yo también quiero que Jesucristo vuelva a reinar en nuestros corazones para siempre y desde nosotros y con nosotros instaurará el reino de Dios en la Tierra; la Palabra de Dios es viva y eficaz transforma nuestro ser pecador.
Sacerdotes ;religiosos y fieles laicos volvamos al origen y sino llegamos a la Cristiandad hagamos comunidades pequeñas de fieles crecer en gracia y evangelizar.
Viva el Señor Resucitado! Sin Mi no podéis hacer nada.
05/07/20 5:48 PM
  
María José
Yo sé que si se lleva a Cristo como estandarte y a la Virgen María como protectora la victoria será segura, posiblemente el martirio también.
Yo también anhelo la venida de Nuestro Señor, pero también sé que si viniese a instaurar unos nuevos tiempos lo hará sobre lo que haya establecido purificándolo, como utilizo el imperio romano.
Así que si, si que hay que empezar a construir, ya dirá el Señor por donde ir, yo no tengo ningún tipo de conocimiento político, ni conozco la doctrina social de la iglesia, ni sé cómo podría ayudaros, pero contad conmigo.
¡¡¡Viva Cristo Rey!!!



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¡Viva!

PF
05/07/20 7:03 PM
  
Piotr Illitch Kamenev
Reinado Social de Cristo, ya!!!
05/07/20 10:48 PM
  
J. Pereira
Si quiere Dios servirse de ese inservible, me apunto.
06/07/20 2:37 AM
  
Javier Rosaz
Me sumo. Supongo que verá mi mail para ponerme en contacto. Soy de Ciudad de la Santísima Trinidad (y Puerto de Santa María de los Buenos).
06/07/20 3:33 AM
  
Helena Escolano
Muy de acuerdo e identificada con este artículo. Sólo matizaría una cosa: al apoyo a lis semi-contra-revolucionarios, muchos de ellos conservadores del laicismo, ecumenismo y otras desviaciones, sólo debemos darla cuando en nada se oponga a los principios que Dios nos dejó establecido. Con los preceptos ee Dios no se negocia, ni se omiten total o parcialmente, ni a cambio de votos, ni a cambio de aceptación social, ni a cambio de nada. El llamado "consenso" a base de renunciar a esos principios es también una forma de apostasía y, por tanto, de traición.

Si alguno de ellos se pusieran bajo negociación, o se relativizaran, o se establecieran posiciones tendentes a ese fin, debemos condenarlo absolutamente.

Si Dios, que es Señor de la Historia, quiere en algún momento propiciar una reorientación para cambiar esta sociedad corrupta, tendremos que estar preparados, como las vírgenes prudentes que esperaban al Esposo,y no reblandecidos e hipotónicos por la anestesia de los "consensos".

¡Viva Cristo Rey!
06/07/20 12:52 PM
  
JSP
1. La Cristiandad, por definición, es el orden temporal sujeto al reinado de Cristo.
2. La Palabra del Verbo de Dios encarnada nos dice: "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios."
3. Entonces, el Estado no puede imponer un modo de pensar la religión. Al Estado no le toca hablar de religión, es la Iglesia Católica a la que le toca evangelizar.
4. La fe no es puramente un don de Dios. La Cristiandad no se da sólo por la virtud teologal de la fe. Este es parte del defecto de la apostasía actual.
5. El país que ha sido evangelizado tiene una tradición católica que es raíz en su modo de pensar, tiene la base ética en Cristo y la moral cristiana plasmada en sus leyes. Así, el Estado es secular en cuanto a imposición de fe, pero súbdito de Cristo en sus leyes, justicia y administración.
6. El Estado debe ser secular, pues no se puede convertir la creencia de nuestra fe católica en un elemento político.
7. Para que se de la Cristiandad el Estado no puede imponer una creencia religiosa, sólo aplicar leyes según el Evangelio de Cristo. Es obligación del cristiano y del pueblo de Dios conocer cómo Dios da la fe, los argumentos de la existencia de Cristo y su enseñanza para que NS Jesucristo gobierne el orden temporal a través del Estado. Pero, la Sagrada Escritura debe cumplirse y hasta su regreso no habrá de nuevo Cristiandad.


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Estimado:

Estudie y deje de proferir barbaridades.

No tengo tiempo de refutarlo.

PF
06/07/20 1:21 PM
  
CRISTIANO VERDADERO
Excelente artículo del padre Federico, por fin alguien en el clero que se atreve a decir lo que todos piensan.

El laicismo es una herramienta de Satanás para luchar contra el cristianismo, y poco a poco va ganando la batalla.
Hemos de luchar con todos nuestros medios para vencer esta guerra contra el Maligno.

El catolicismo es la verdadera religión verdadera, pues entonces no es fanatismo imponerla, hemos de volver a tiempos pasados donde por el bien de las almas era la religión obligada.
Nuestros hermanos no cristianos nos lo agradecerán cuando tengan que rendir cuentas frente el Sumo Hacedor. El día que les llegue su hora verán con sus propios ojos como los no católicos no se salvan y se ven condenados al averno.

Gracias por el artículo y ¡viva Cristo, rey de reyes, señor de señores y dueño y señor de todos nosotros!
06/07/20 10:03 PM
  
Manu
Lo que dice en su post me recuerda mucho al contenido del libro: "Para que Él reine" de Jean Ousset.
Ahora bien, para que Cristo reine verdaderamente, se necesita una gran dosis de discernimiento espiritual ignaciano. Nos enfrentamos a una situación muy difícil y corremos el riesgo de confundir lo que nos dicta los deseos de nuestro yo con lo que es auténticamente voluntad divina.
07/07/20 9:44 AM
  
Alex
Para JSP:

1. La definición de Cristiandad es por lo general correcta, aunque hay que recordar que ésta no solo abarca un único orden temporal sino el conjunto de varios, de ahí que en la Edad Media se hablara de una única Cristiandad y no de varias.
2. La frase "Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios." trata sobre la distinción entre poder temporal y poder espiritual, no sobre la herética separación Iglesia-Estado.
3. Que el poder temporal no puede convertir a nadie por la fuerza es cierto, pero también hay que recordar que dicho poder tiene el deber de legislar conforme a los preceptos divinos. Sobre este tema lea Sabiduría 6:1-11.
4. Por supuesto que la Cristiandad no se da solo con la fe, se necesitan a las otras dos virtudes teologales también, la esperanza y la caridad.
5. Todas la naciones tienen el deber moral de adorar a Cristo y seguir sus preceptos, independientemente de si tengan tradición católica o no.
6. Que el Estado deba ser secular ya fue condenado en el Syllabus de Pío IX.
7. Confundes la Cristiandad con la Jerusalén celeste del Apocalipsis, y a partir de ahí sacas la errónea conclusión de que le Cristiandad no se puede dar hasta la segunda venida de Cristo.
07/07/20 10:19 AM
  
Jorge Cantu
JSP

"6. El Estado debe ser secular, pues no se puede convertir la creencia de nuestra fe católica en un elemento político."

Entiendo tu postulado, pues vivimos ('gracias' a las maniobras de los secuaces de Satanás) en naciones divididas y pulverizadas en el plano religioso, siendo hoy para la Iglesia de Cristo muy difícil casi el respirar en este ambiente hediondo de la mayoría de las naciones. Muchos niegan a Dios, otros lo rechazan y no están dispuestos a servirle.

Sin embargo, la plenitud y perfección del Estado como entidad pública de gobierno consiste en servir en todo a Dios, para Gloria de Él y para el bien del pueblo que se beneficia del orden basado en la Justicia, Bondad y Santidad de Dios.
08/07/20 2:49 AM
  
JSP
Alex
1. Nada que objetar.
Me voy al punto 4 y me detengo a la espera de su respuesta.
4. "Por supuesto que la Cristiandad no se da solo con la fe, se necesitan a las otras dos virtudes teologales también, la esperanza y la caridad." Entonces, explíqueme Ud. por qué Lutero, con todas la virtudes teologales, inició la ruptura de la Cristiandad.

Jorge Cantu, me refiero a que el Estado no puede imponer la fe. Un símil es la ideología de género impuesta. Cada uno tiene sus creencias pues Dios respeta la libertad concedida. Pero, el Estado debe proteger y administrar el bien público por la tradición cultural católica como raíz del modo de pensar cristiano del país. Así, en un país católico, Estado secular en cuanto a imposición de fe, rechazaría la ideología de género porque va en contra del bien público.
08/07/20 6:11 AM
  
Alex
JSP

"Entonces, explíqueme Ud. por qué Lutero, con todas la virtudes teologales, inició la ruptura de la Cristiandad."

La respuesta es muy simple JSP, Lutero no contaba con ninguna de las virtudes teologales.
No contaba con la fe, pues él fue un hereje y la herejía es absolutamente contraria a la virtud teologal. No hablemos ya de cuando renegó de la inspiración divina de textos bíblicos como Hebreos o Santiago.
No contaba con la esperanza, pues él realizó una errada interpretación del apocalipsis según la cual el papado era la Babilonia caída y malvada (lee el artículo de Jose Miguel Arráiz sobre el tema).
No contaba con la caridad, pues en su obra En Contra los campesinos asaltantes y asesinos (1525) incentivaba a la nobleza a que castigara rápida y sangrientamente a los campesinos que se habían sublevado por entonces. Así, había justificado una masacre de 100.000-130.000 campesinos solo por evitar perder el apoyo y protección de la nobleza alemana.

Saque ahora sus conclusiones.
08/07/20 9:22 PM
  
JSP
Alex

1. Lutero fue fraile agustino, por tanto bautizado como todo católico. Es decir, el Espíritu Santo le puso las virtudes infusas de la fe, la esperanza y la caridad. Y bautismo solo hay 1, por lo que hasta la muerte están la fe, la esperanza y la caridad.
2. Así, pues, la Cristiandad no se fundamenta sólo en el Bautismo. Aunque el Estado impusiera el Bautismo a todos los habitantes de un país no se daría la Cristiandad.
3. Cristo es muy claro: Bautismo y Fe. Lutero sólo tuvo el Bautismo. ¿Qué Fe es esa, que es la misma de Abrahám, del pueblo de Israel, el fiat de la Inmaculada Virgen María, la de los Apóstoles, ..., la del depósito de Fe de la Iglesia Católica para que se de la Cristiandad, ha roto Lutero, protestantismo, y no necesita del Estado?
08/07/20 11:12 PM
  
hornero (Argentina)
"No importa nada que solo juntemos tres militantes, un perro y diez pesetas, pues Dios no se deja ganar en generosidad y porque cuando lo damos todo por Él y confiamos ciegamente en Su infinito poder, ÉL SE REGOCIJA EN HACER MILAGROS ÉPICOS. Lo que a Él le molesta es nuestro pecado y, en especial, que desconfiemos de Su poder y de Su Misericordia. Nos ponemos en Sus Manos y en las de la Virgen y nos lanzamos a la lucha gritando nuestros lemas a los cuatro vientos…"

“toda sociedad… debe entronizar a Cristo como su rey”.

Añado: Y A MARÍA COMO SU MADRE. Y REINA. Puesto que dice Jesús en su Mensaje en San Nicolás: “QUIEN RECHAZA A MI MADRE A MÍ ME RECHAZA”.

“Para restaurar la Cristiandad, nuestra tarea consiste en poner todo lo poco que tenemos, esto es, cinco panes y dos peces y, si somos fieles y perseverantes, Dios los multiplicará en frutos de Cristiandad”.

¡Magnífico propósito! Y como dice usted, P. Federico, “Dios no se deja ganar en generosidad…Él se regocija en hacer milagros épicos”. En este sentido, creo que lo que nos va a dar, es la CRISTIANDAD EN PLENITUD.

Si hubiera más Fe en la Iglesia, ejecutarían una MARCHA FÚNEBRE por el mundo que fenece, ORANDO por las almas de los que peligran en su derrumbe. Además, ejecutarían una SINFONÍA SOLEMNE, sonora de címbalos y pífanos, trompetas y clarines, violines y flautas, contrabajos y timbales, que celebrara el ADVENIMIENTO DE UN MUNDO NUEVO, el REINO DE DIOS ENTRE NOSOTROS. ,

"Para no quedarnos en la mera teoría ni en palabras bonitas y superar la inercia que afecta a los católicos en lo que respecta a la política, proponemos desde este portal lanzar un movimiento para la restauración de la Cristiandad, que operará bajo el lema: “¡Que Jesús reine"! (¡QJR!).

Me sumo a la Cruzada.
09/07/20 1:48 AM
  
hornero (Argentina)
La propuesta de restaurar la Cristiandad, esto es, la instauración del Reino de Dios en la tierra, exige la supresión de todo lo obrado por nuestro enemigo, el demonio, al usurpar los dominios que corresponden a la Soberanía de Cristo. Es evidente se trata de una empresa cuya trascendencia se proyecta más allá de nuestros límites mentales o intelectuales actuales, porque el Reino penetra en el Abismo de Dios, Principio y Fin del mismo. De aquí, la imperiosa necesidad de restablecer en el pensamiento cristiano la dimensión del MISTERIO, erradicado por el racionalismo y sus derivados. Hemos achicado torpemente nuestro horizonte, que deslumbró a los Apóstoles, a los primeros cristianos y a la Edad Media; signo de aquellos tiempos son las obras colosales testimonio de la potencia creadora y evangelizadora de la cristiandad. Hoy debemos recuperar aquellos grandes horizontes donde la inteligencia y el brazo cristiano desplegaban su sabiduría, amor y poder espirituales. Ya Pío XII proclamaba “se puede y se debe restaurar la armonía primitiva” en “un mundo que debe ser reedificado desde sus fundamentos”. S. Pablo VI entrevió, profético, “la Civilización del Amor”. Y S. J.P. II nos legó “Cruzando el Umbral de la Esperanza”.

Usted, P. Federico, señala: "Para no quedarnos en la mera teoría ni en palabras bonitas y superar la inercia que afecta a los católicos”. Bien, con pertrechos adecuados podemos disponernos a la empresa inmensa que nos propone. Porque, el pensamiento católico no puede permanecer limitado por los conocimientos empíricos-naturales de varios siglos atrás. Sabemos que la tierra es un lugar en el universo, que es el lugar por excelencia donde ha transcurrido el Antiguo Testamento, y donde Cristo ha llevado a cabo la obra de la Redención. Y a donde ha de volver en su Parusía. En torno a la tierra gravita el espacio sideral, y las cosas que nos rodean y utilizamos, se prolongan hacia su abismo sub-atómico, en una interioridad del núcleo en la que no valen nuestros conceptos espacio-temporales. No podemos ignorar las dimensiones de la realidad en la que estamos inmersos, nos constituye, y debemos gobernar conforme a nuestra condición de sacerdotes, profetas y reyes. Tales condiciones del mundo real que hoy conocemos, exige que asumamos el concepto de CRISTIANDAD conforme a lo que hoy es en verdad el mundo en que vivimos y en el cual debemos trabajar por la instauración plena del Reino. No se trata de adquirir conocimientos científicos, para ello están los que Dios llama, sino de que nuestra mente y corazón, nuestro instinto, olfato y sentido cristiano rompan el capullo en que permanecemos encerrados, ahuyentados por el enemigo usurpador de los dominios de Cristo. El concepto de CRISTIANDAD es inseparable del concepto de CREACIÓN o COSMOS; y es ésta la realidad que debemos tener presente en nuestra mente y vocación cristianas, como verdaderos herederos de Cristo y co-responsables con Él de conducir “todas las cosas a participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8). Tales son los términos de nuestra vocación y responsabilidad cristianas. No quisiera cerrar mi comentario sin decir algo fundamental respecto a la DIMENSIÓN ÚLTIMA del Universo en que hemos sido creados, que nos constituye y proyecta nuestra HUMANIDAD más allá de nuestra realidad física inmediata y personal. No es lo mismo navegar por un océano que creemos de quinientos metros de profundidad a saber que sus profundidades alcanzan diez mil metros en las fosas abisales. Algo semejante ocurre con el universo. De su comprensión, de la certeza que tengamos de su magnitud, deriva necesariamente la comprensión de NUESTRA PROPIA DIMENSIÓN y de la de nuestra empresa.

“Nosotros entonces debemos buscar elevar las iniciativas semi-contra-revolucionarias, convirtiéndolas de laicistas en sacrales, esto es, convirtiéndolas en iniciativas de Cristiandad”. En efecto, la SACRALIDAD es la médula de la realidad que nos permite trabajar por el crecimiento del Reino entre nosotros, a lo que debemos agregar otro concepto que no podemos ignorar: la Creación es de dimensión INCONMENSURABLE, esto es, PARTICIPA COMO IMAGEN DEL INFINITO DE DIOS.
09/07/20 7:15 AM
  
Miriam
QJR!!!
Gracias Padre Federico, necesitamos volver a entronizar al Rey de Reyes y a nuestra Reina, nuestra Madre, en nuestros hogares, trabajos, escuelas. Pero primero en nuestros corazones.
Cuente con lo poco que tengo, Dios sabrá que hacer con mis cinco panes y dos peces...
Saludos! desde Argentina.
09/07/20 3:56 PM
  
Federico María
Muy bueno, Padre Federico.
Permítame, por favor, transcribir una interesante consideración al respecto, de un compatriota nuestro. Gracias.

“León XIII, en Immortale Dei, después de describir los bienes que la filosofía del Evangelio aportó a la Europa cristiana del medioevo, añade: «Habrían permanecido, ciertamente, aún ahora, estos mismos bienes, si la concordia entre ambas potestades perseverase también; y mayores se habrían debido esperar si la autoridad, el magisterio y los consejos de la Iglesia los acogiese el poder civil con mayor fidelidad, generosa atención y obsequio constante. Las palabras siguientes que escribió Ivo de Chartres al Romano Pontífice Pascual II merecen escucharse como la fórmula de una ley perpetua: «Cuando el imperio y el sacerdocio viven en buena armonía, el mundo está bien gobernado y la Iglesia florece y fructifica; cuando están en discordia, no sólo no crece lo pequeño, sino que las mismas cosas grandes decaen miserablemente y perecen».

«Ley perpetua» llama León XIII lo que para el filósofo Maritain es un ente de razón. Y en verdad, el orden medieval en lo que tiene de esencial, esto es, en la subordinación de la vida y del poder público a la Santa Iglesia, es el único orden cristiano posible y único que, ayer como hoy, puede salvar a los pueblos. Si este orden no es posible, en condiciones accidentales nuevas, pero que no modifican su esencia, será porque los pueblos han crecido tanto en malicia que ya no tienen remedio; pero, sin embargo, lo que no es posible para el hombre, lo es para Dios, de manera que nunca sería lícito pesimismo tan radical. Pero hay que advertir que el orden medieval, en lo que tiene de esencial, es sencillamente el orden social cristiano y afirmar que ese orden es utópico comporta afirmar que la Quas Primas de Pío XI también es utópica.

Para terminar con la cuestión presente creo que es oportuno recordar que, cualesquiera sean las circunstancias históricas de los tiempos, la enseñanza de la Iglesia en la Bula dogmática Unam Sanctam de Bonifacio VIII: «Es necesario que la autoridad temporal se someta a la autoridad espiritual», es tan cierta y verdadera hoy, como en los días de los Apóstoles, cuando un puñado de hombres se presentaban a la hostilidad de un mundo de judíos e infieles, como en los días de San Agustín y del Santo Imperio Romano Germánico, y como será mañana en los días de la apostasía universal del Anticristo; tan cierta y verdadera hoy en España y la Argentina como en Inglaterra, Estados Unidos y Rusia; tan cierta y verdadera en el mundo de la idea como en el de la acción ―aunque por la impiedad de los hombres no en el de la conducta vivida― y entonces como ahora esta verdad ha de servir como norma de conducta que impulse la acción de los individuos, de las familias y de los Estados, porque «ayer, hoy y siempre», Jesucristo es Rey de las Naciones. Que esa norma de acción frente a circunstancias concretas de un lugar y de un momento histórico, haya de limitarse a una realización imperfecta, o casi inexistente en razón de una imposibilidad de hecho que por la malicia de los hombres ofrecen esas circunstancias, es admisible; pero aún entonces, será obligación de individuos, de familias y de los Estados emplear todas sus energías, bajo el imperio de la prudencia, en cada caso particular, para que esas resistencias, derivadas de circunstancias de hecho, desaparezcan y se logre la más perfecta concordia del Imperio y del Sacerdocio, en reconocimiento del vasallaje universal, debido a la Realeza de Jesucristo.”

Meinvielle, Julio, De Lamennais a Maritain, Buenos Aires, 1967 (2da. ed.), II, pp. 91-93.
09/07/20 8:36 PM
  
Alex
JSP

Que el Espíritu Santo le infundió a Lutero las virtudes teologales en el bautismo es tan cierto como el hecho de que cuando él mismo cayó en herejía las perdió automáticamente:

Papa Pío XII, Mystici corporis Christi, # 23, 29 de junio de 1943: “Puesto que no todos los pecados, aunque graves, separan por su misma naturaleza al hombre del cuerpo de la Iglesia, como lo hacen el cisma, la herejía o la apostasía”.

Papa León XIII, Satis cognitum, # 9: “De que alguno diga que no cree en esos errores [esto es, las herejías que acaba de enumerar], no se sigue que deba creerse y decirse cristiano católico. Pues puede haber y pueden surgir otras herejías que no están mencionadas en esta obra, y cualquiera que abrazase una sola de ellas cesaría de ser cristiano católico”.

Respecto a su frase "Cristo es muy claro: Bautismo y Fe" recuerde que también se necesitan a las obras pues la fe sin obras está muerta(Santiago 2:26).
09/07/20 9:10 PM
  
Jordi
Cuando pueda, Padre Federico, háblenos del Bardo Thodol, el Libro Tibetano de los Muertos, que es una fuente de la Nueva Era, el libro de base de Jung. Gracias.

También vuelva a hablar del budismo tibetano, que afirmó que no era budismo. Gracias.
11/07/20 2:39 AM

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