La patrona de los filósofos
Santa Catalina de Alejandría (25 de Noviembre)
El Señor, a la hora de enviar a los apóstoles, les advierte que encontrarán persecuciones y contradicciones: “Todos os odiarán por mi nombre; el que persevere hasta el final se salvará” (Mt 10,22). En realidad, esta advertencia no es válida sólo para los apóstoles, sino para todos los cristianos de todos los tiempos. La dificultad y la prueba estarán siempre presentes en la vida de los seguidores de Cristo, porque “no está el discípulo por encima del maestro” (Mt 10,24).
Por negarse a dar culto a los falsos dioses, Santa Catalina de Alejandría fue decapitada en el año 305. Su vida y su martirio constituyen un elocuente ejemplo no sólo del hecho de la persecución, sino también de cómo afrontarla: Dando testimonio de la fe con serenidad y con perseverancia.
No hace falta remontarse a la Antigüedad cristiana para verificar cómo se cumple la advertencia del Señor. Sabemos que, para muchos cristianos en el mundo, hoy es el día de la prueba, la hora del martirio. No podemos desentendernos de la suerte de tantos hermanos, sino que hemos de apoyarlos con nuestra oración y con los medios legítimos que estén a nuestro alcance.
También en los países en los que se respeta la libertad de culto y, en mayor o menor medida, la libertad religiosa, nos encontramos con dificultades. Benedicto XVI ha hecho referencia, en varias ocasiones, a una “dictadura del relativismo”: “se presentan determinadas formas de comportamiento y de pensamiento como las únicas racionales y, por tanto, como las únicas adecuadas para los hombres. El cristianismo se ve así expuesto a una presión de intolerancia que, primeramente, lo caricaturiza – como perteneciente a un pensar equivocado, erróneo -, y después, en nombre de una aparente racionalidad, quiere quitarle el espacio que necesita para respirar” (Luz del mundo, p. 66).