El amor desbordado
Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús (Ciclo C).
La solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús nos invita a reconocer la magnitud del amor de Dios a los hombres; un amor manifestado en Cristo. De todas las “definiciones” que nos proporciona la Escritura sobre Dios, la más profunda es, seguramente, la del apóstol San Juan: “Dios es amor” (1 Jn 4,8.16). Dios es, a la vez, plena autoposesión y plena donación; su perfección se identifica con su amor.
Dios es el amor, la donación, la entrega recíproca del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. En Dios, el amor une y distingue. La esencia divina es el amor, pero ese amor, siendo único, es amor paternal en el Padre, amor filial en el Hijo, amor de comunión en el Espíritu Santo.
El amor de Dios no ha permanecido oculto ni ha querido contenerse en la esfera intra-divina, sino que se ha desbordado en la creación y en la historia. Dios, movido por su celo, nos busca a cada uno como el pastor sigue el rastro de sus ovejas. Nos busca para librarnos de la dispersión y de la oscuridad, para apacentarnos como es debido (cf Ez 34, 11-16).