InfoCatólica / Remedios Falaguera / Archivos para: Febrero 2010

28.02.10

A mis amigos

CARTA A UN AMIGO
No puedo darte soluciones para todos los problemas de tu vida, ni tengo
respuestas para tus dudas o temores; pero puedo escucharte y buscarlas
junto contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro; pero cuando me necesites estaré
junto a ti. No puedo evitar que tropieces. Solamente puedo ofrecerte mi
mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos; pero disfruto
sinceramente cuando te veo feliz. No juzgo las decisiones que tomas en la
vida. Me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar; pero sí te
ofrezco el espacio necesario para crecer. No puedo evitar tus sufrimientos
cuando alguna pena te parta el corazón; pero puedo llorar contigo y recoger
los pedazos para armarlo de nuevo. No puedo decirte quién eres, ni quién
deberías ser. Solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo. En estos
días oré por ti. En estos días me puse a recordar a mis amistades más
preciosas. Soy una persona feliz: tengo más amigos de lo que imaginaba. Eso
es lo que ellos me dicen, me lo demuestran. Es lo que siento por todos ellos.
Veo el brillo en sus ojos, la sonrisa espontánea y la alegría que sienten al
verme. Y yo también siento paz y alegría cuando los veo y cuando hablamos;
sea en la alegría o sea en la serenidad.
En estos días pensé en mis amigos y amigas y entre ellos, apareciste tú. No
estabas arriba, ni abajo, ni en medio. No encabezabas ni concluías la lista.
No eras el número uno, ni el número final. Lo que sé es que te destacabas por
alguna cualidad que transmitías y con la cual desde hace tiempo se ennoblece
mi vida. Yo tampoco tengo la pretensión de ser el primero, el segundo o el
tercero de tu lista. Basta que me quieras como amigo.
Entonces entendí que realmente somos amigos. Hice lo que todo amigo; oré, y
le agradecí a Dios que me haya dado la oportunidad de tener un amigo como
tú. Era una oración de gratitud, porque tú le has dado valor a mi vida.
JORGE LUIS BORGES

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19.02.10

¿Te llaman loco?

“Hazme eco: no es un sacrificio para los padres que Dios les pida sus hijos, ni para los que llama el Señor es un sacrificio seguirle. Es, por el contrario, un honor inmenso, un orgullo grande y santo, una muestra de predilección, un cariño particularísimo, que ha manifestado Dios en un momento concreto, pero que estaba en su mente desde toda la eternidad”. San Josemaría Escrivá de Balaguer

Querido amigo: Soy consciente de la gran inversión que has realizado para dirigir a mis hijos por el buen camino. Es más, no creas que me olvido de los largos ratos de oración y los innumerables sacrificios que has ofrecido por ellos. Y, por supuesto también, de los partidos de fútbol, de las excursiones al monte, de las noches de cine,de las largas partidas de Risk, de las esquiadas,…que os han hecho trataros, conoceros y quereros de un modo especial. Eres un excelente colaborador en su formación humana y espiritual, y te estoy muy agradecida por ello.

Me alegra saber que has entregado tu corazón por completo a Dios, y te has comprometido a vivir el don del celibato para amar a Dios, sólo a El y para siempre, como muchas otras personas, mientras gastas tu tiempo en la formación de los que se acercan a ti.

Tal vez, estoy segura de ello, esta llamada divina a vivir el celibato por El puede suscitar suspicacias e incomprensiones. Pero, ¿quién puede decir que los hombres y mujeres son libres para enamorarse y querer formar una familia, pero no lo son para ofrecer su vida entera a Dios? ¿Cómo podemos afirmar que vivir este compromiso con Dios es anti-natural, fanatismo, o peor aún, impide al hombre y a la mujer realizarse plenamente?

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12.02.10

14 de febrero: Una historia y un cuento con moraleja

Voy a escribirte una canción con mi vida
Que cantemos los dos
Que todo aquel que la escuche
Sienta envidia y diga
¡qué felices son!
¡qué felices son! (Dubör)

Se acerca el 14 de febrero, Día de los enamorados, y como viene siendo habitual, no solo se hace una interpretación interesada y viciada sobre quién y cómo debe ser el hombre y la mujer de tu vida, sino, y esto es lo grave, confunden y desfiguran el concepto de amor, del verdadero Amor -con mayúscula-, entre un hombre y una mujer. Lo que produce innumerables y desagradables equívocos en esta aventura del amor, llevándonos incluso a la insatisfacción y la soledad.

Una cosa está muy clara, ni la libertad sexual del “aquí te pillo, aquí te mato”, ni la independencia económica y familiar, ni el miedo al compromiso y a complicarse la vida con una relación estable y duradera , e incluso, ni la incapacidad de asumir las responsabilidades que este tipo de relación conlleva, hace feliz a nuestra sociedad. Puesto que la entrega y la felicidad conyugal depende de la vivencia del Eros( Te deseo) y del Ágape (Te amo).

Me refiero al amor erótico – la complacencia de nuestros sentidos que crea unos sentimientos dirigidos a buscar el bien del otro- y al amor personal – donde la inteligencia y la voluntad practican un juego maravilloso con el que llegamos a alcanzar la meta propuesta: “quiero quererte, exclusivamente a ti, hasta el fin de nuestra vida”.

Pero, aunque algunos de ustedes ya los conocen, les dejo una historia y un cuento con moraleja que seguro les hará pasar un buen fin de semana. Disfrútenlos y Feliz Día de los enamorados.

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4.02.10

La “Reserva” de la sabiduría animal

Decía San Antonio María Claret en sus Escritos autobiográficos que El Espíritu Santo le espetaba: “Perezoso, aprende de la hormiga la prudencia (Prov. 6, 6), y yo la aprenderé no sólo de la hormiga, sino también del gallo, del burrico y del perro”. Y añadía: “El burrico es un animal muy paciente; lleva las gentes y las cargas y sufre los golpes sin quejarse. Yo también debo ser muy paciente en llevar las cargas de mis obligaciones y sufrir con resignación y mansedumbre las penas, trabajos, persecuciones y calumnias”.

Es más, si nos acostumbramos a descubrir que mucho de lo que es Dios lo podemos conocer a través de la naturaleza y de la ley natural, no resulta extraño que al reflexionar sobre las palabras de Isaías, Perros mudos, que no pueden ladrar (Is. 56, 10), este gran santo hiciera hincapié en las cualidades del perro como estimulo en la practica de las virtudes necesarias para nuestra vida personal, social y espiritual.

Decía así: “1º. El perro es un animal tan fiel y tan constante compañero de su amo, que ni la miseria, ni la pobreza, ni los trabajos, ni otra cosa alguna es capaz, de hacerle separar de su dueño. l o mismo debo hacer yo; tan fiel, tan constante he de ser en el servicio y amor de Dios, que pueda decir con el Apóstol que ni la muerte, ni la vida, ni otra cosa alguna pueda separarme.

2º. El perro es más leal que un hijo, más obediente que un criado y más dócil que un niño. No sólo hace voluntariamente lo que el amo le manda, sino que además mira la cara del amo para conocer su inclinación y voluntad, a fin de cumplirlas sin esperar que se lo mande, lo que hace con la mayor prontitud y alegría, y aun se hace participante de los afectos del amo; por manera que es amigo de los amigos del amo y enemigo de sus enemigos. Yo debo practicar todas estas bellas cualidades en el servicio de Dios, mi querido Amo. Sí, gustoso haré lo que me mande, estudiaré su voluntad para cumplirla, sin esperar que me mande; ejecutaré con prontitud y alegría todo lo que disponga por sus representantes, que son mis Superiores. Seré amigo de los amigos de Dios y trataré a los enemigos de Dios como El disponga, ladrando contra sus maldades para que desistan de ellas.

3º. El perro vigila de día y por la noche redobla su vigilancia; él guarda la persona del amo y todas las cosas que al amo pertenecen; él ladra y embiste a cuantos conoce o barrunta que pueden perjudicar a su amo y a sus intereses. Yo debo procurar vigilar continuamente y declamar contra los vicios, culpas y pecados, y contra los enemigos del alma.

4º. El perro el mayor gusto que tiene es el estar y el andar a la presencia de su amo. Yo procuraré andar siempre con gusto y alegría a la presencia de Dios, mi querido Amo, y así no pecaré nunca, y seré perfecto, según aquella palabra: Ambula coram me, et esto perfectus (Gen. 17,1: Anda en mi presencia y se perfecto.)”.

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