‘Artesanos’ de la fraternidad y la solidaridad

“Hoy, y todos los días, me gustaría pediros, a cada uno de vosotros, según su capacidad, que os cuidéis los unos a los otros, que permanezcáis cerca unos de otros, que os respetéis mutuamente”, dijo el Santo Padre desde el balcón del Palacio Senatorio, a los ciudadanos romanos presentes en la plaza del Capitolio.

Estas palabras, como suele hacer el Papa Francisco, no se dirigen exclusivamente a los ciudadanos romanos presentes, sino que como bien señaló: “Roma tiene una vocación universal, portadora de una misión y un ideal que puede cruzar montañas y mares, y que puede narrarse a todos, sean cercanos o lejanos, cualquiera sea su pueblo de pertenencia, su idioma o el color de su piel. Como Sede del Sucesor de San Pedro, es un punto de referencia espiritual para todo el mundo católico”.

Y es por ello, que, reflexionando en ellas, me viene a la mente la necesidad apremiante de profundizar durante estos días de preparación a la Semana Santa, no solo en la mortificación y oración, sino en la limosna, palabra que proviene de «eleemosyne», «éleos», que quiere decir compasión y misericordia. “Y como la misericordia tiene mil caminos, mil modalidades, así la limosna se expresa en tantos modos, para aliviar la dificultad de cuantos se encuentran en necesidad…No debemos identificar, pues, la limosna con la simple moneda ofrecida a prisa, sin mirar a la persona y sin detenerse a hablar para comprender de qué cosa tiene verdaderamente necesidad… la limosna es un gesto de amor que se dirige a cuantos encontramos; es un gesto de atención sincera a quien se acerca a nosotros y pide nuestra ayuda, hecho en el secreto donde solo Dios ve y comprende el valor del acto realizado”. (Catequesis del Papa Francisco en la Audiencia Jubilar sobre la limosna. 09/04/2016)

No solo como los tres ejes que nos ayuden a vivir mejor la cuaresma, a nuestra transformación interior, sino como expresión de la caridad. Una caridad entendida, no como sentimiento de lastima, sino de compasión con el hermano, de ímpetu para aliviar al hermano que nos necesita. Es decir, darse generosamente a los demás, con sinceridad en el corazón,cara a Dios y no cara a los hombres; no de lo que nos sobra, no por obligación ni de mala gana, como una carga, pues como dice San Agustín: “Si das el pan entristeciéndote pierdes el pan y la recompensa”

Mas bien, darnos y dar de lo que tenemos,con rectitud interior y discreción, con autenticidad, imitando a Dios mismo que “da con largueza” para solucionar problemas reales en favor de los más necesitados. No hay nada más digno ni filigrana mejor presentada al señor que esta. Dios “ama al que da con alegría”, al que se da con generosidad cuando “tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; peregriné, y me acogisteis; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; preso, y vinisteis a verme. Y le responderán los justos: Señor, ¿cuándo te vimos hambriento y te alimentamos, sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos peregrino y te acogimos, desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el Rey les dirá: En verdad os digo que cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mí me lo hicisteis”. (Mt 25,35-40).

Los primeros beneficiarios de este darse y dar, de esta labor de artesanía realizando piezas hechas con nuestras propias manos y todas distintas entre sí, somos nosotros mismos, pues ” quien siembra escasamente, escasamente cosechará; y quien siembra copiosamente, copiosamente cosechará. Que cada uno dé según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni forzado, pues Dios ama al que da con alegría. Y poderoso es Dios para colmaros de toda gracia. Para que, teniendo, siempre y en todo, todo lo necesario, tengáis abundancia en toda obra buena, según esta escrito:

Repartió con largueza,

Dio a los pobres;

Su justicia permanece para siempre.

Aquel que provee de simiente al sembrador y de pan para su alimento, proveerá y multiplicará vuestra sementera y aumentará los frutos de vuestra justicia. Así seréis enriquecidos en todo para toda obra generosa, que mediante nosotros fructifica en acciones de gracias a Dios."  (2Co 9, 6-11)

 

 

 

1 comentario

  
Daniel
Me gusto mucho el articulo.
Yo tambien creo en una "limosna" que no sea algo al paso y para sacarse de arriba el problema. Creo que hay que generar nuevas formas de ayudar al projimo para que tenga la posibilidad de desarrollarse dignamente.
Dios te bendiga.
22/05/19 3:30 PM

Los comentarios están cerrados para esta publicación.